Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6. Despedida de solteros.




«Despedida de solteros»

Terminamos improvisando una tranquila cena en el oasis, ya que Alen y Nathan tampoco querían tanto bullicio antes del gran día. Noah se marchó a Sunforest para invitar a Eira y el resto de nuestra familia, mientras que Ayla y yo nos quedamos en los jardines del palacio para acomodar la gran mesa de piedra con bocadillos, vino y unas tapas de setas con parmesano que ella y yo habíamos preparado rápidamente.

Las estrellas iluminaban la mayoría del oasis, aun así formé unas llamas de fuego plateadas que flotaron en el aire para regalarnos más luz.

—¿Qué te parecen? —le pregunté a Ayla.

—Espléndidas —asintió con su cabeza para aprobar mi idea.

—Oye —la llamé inocentemente, mientras también encendía algunas velas en la mesa—. ¿Está todo bien entre tú y Esteban?

Ayla evitó mi mirada.

—¿Por qué?

—Los noté distantes en la última reunión —admití.

Una mueca me dijo todo lo que tenía que saber.

—Él y yo terminamos —confirmó.

¿Elias y Crystina? ¿Ayla y Esteban? Debía ser una maldita epidemia.

—¿Quieres hablar sobre eso?

—No en realidad. —No insistí más, yo sabía bien que había cosas que una tenía que guardarse para sí misma—. No se lo comentes a nadie, no quiero arruinar el festejo de Alen.

—Sabes que puedes confiar en mí —aseguré.

—Gracias Estrella.

—Y si cambias de opinión y necesitas a alguien que te escuche, sabes que estoy aquí.

Mis palabras fueron recibidas por una expresión tranquila.

—Claro que lo sé.

—¿Necesitan ayuda?

Ambas alzamos la vista para mirar al recién llegado, Elias sonrió tímidamente al obtener nuestra atención.

—Acomoda esas flores donde mejor se vean —ordenó Ayla, distraídamente.

Reí ante la encomienda.

—Yo te ayudo —me ofrecí, acercándome a él.

—Gracias, no me gustaría arruinar la decoración —se burló, con una sonrisilla.

—Eso es imposible, Elias —reí, ¿o le coqueteé? No estaba segura.

Desde su lugar, Ayla me observó discretamente.

—¿Están seguras de que estoy invitado? No quiero entrometerme en una reunión familiar.

—Toda nuestra corte está invitada —le recordé amablemente.

—Ajá, pero toda la corte prácticamente es tu familia.

—Tú también lo eres —dije sin pensar. Elias me miró, pasmado.

Me salvé de tener que explicar esas últimas palabras gracias a la llegada de mi cuñada, quien había ido al hogar de sus padres para recoger a Alba. Mi sobrina, quien caminaba de la mano de su mamá, se robó toda mi atención.

—Hola Alba. —Separé una de las flores más pequeñas para regalársela, junto con un beso en la mejilla. La pequeña de tres años se emocionó al recibirla.

—¿Cómo se dice, hija? —la incitó Aura.

Gashias.

—De nada, princesa. ¿Quieres que la ponga en tu cabello?

—Sí.

Acomodé la flor sobre su oreja y sonreí ante la tierna imagen que la hija de mi hermano evocó. Alba era tan bronceada como Noah y había heredado los ojos miel de él y papá, pero el delicado rostro más el cabello castaño oscuro eran todo de Aura. La cargué para tenerla a mi altura y poder hacer un montón de cariñitos que la hicieron reír.

Aura aprovechó para sentarse en una de las sillas y pasó su mano por la pequeña curva de su barriga, casi por inercia.

—¿Cómo te va? —le pregunté. En la reunión la había visto bien, pero no estaba de sobra preguntar.

—Bien —respondió con una sonrisa—. Mucho mejor que el mes pasado.

—Me da gusto, Aura.

—¡Papá! —aulló Alba inesperadamente, mirando por encima de mi hombro. Me giré para encontrarme con mi hermano y el resto de nuestra familia forestniana. Noah se acercó corriendo para cargar a Alba y alzarla en el aire, después la llenó de besos.

—Mi princesa —susurró, abrazándola con ternura. Después, miró a Aura—. Mis princesas —se corrigió, inclinándose para darle un corto beso en la boca.

Decidí regalarles algo de privacidad y me volví hacia los recién llegados, buscando a mis hijos con la mirada. Los encontré con Asher, Aleix y Zoe, cerca de Jasmine y Addison. Ambos sonrieron al verme y Cielo agitó su mano con entusiasmo, llamándome para que me acercara.

—¿Cómo se portaron? —les pregunté una vez que estuve frente a ellos.

—Muy bien —presumió Evan y como Cielo no lo acusó de nada, le creí.

—Mira lo que nos regaló el abuelo Joham —agregó mi hija.

Señaló su cuello con emoción y yo tomé el dije de un lobo tallado en madera para examinarlo entre mis dedos, Evan tenía uno a juego en su propio collar. Ni idea de si mis hijos lograrían convertirse en lobos a pesar de no ser hadas completas, pero era un lindo detalle.

—Son muy bonitos —los elogié.

—¡De grande quiero ser una loba como tú! —exclamó Cielo, tensando sus deditos como si fueran garras y emitiendo un "rawr" adorable que se asemejó más al de un gatito.

—Así no hacen los lobos, Cielo —la regañó Evan—. Hacen así.

Mi hijo soltó un rugido más potente. En seguida, Asher, Aleix y Zoe comenzaron a imitarlos, haciéndonos reír a varios de los adultos. Eira aprovechó para saludarme y mostrarme el pastel de moras que traía consigo.

—Trajimos el postre —anunció cantarina, con Aleph abrazado a su cintura.

—Y más vino —agregó el tío Jared mostrando las botellas en cada una de sus manos, más las que Flora también estaba cargando.

—Muchas gracias, si quieren pueden dejarlos en la mesa.

—Mamá, ¿podemos ir a jugar a las fuentes? —me llamó Evan.

—Pero si han jugado todo el día —terció el abuelo Joham—. ¿No están cansados?

Su tono de voz dejó claro que él sí lo estaba.

—Te advertí que no les dieras dulces —intercedió la abuela Amira.

—¡Pero si eso fue hace horas! —se defendió—. A estas alturas el azúcar ya debió salir de sus sitema.

—Con dulces o sin dulces son igual de hiperactivos —opiné y me giré hacia Evan para decirle mis siguientes palabras—: Tienen que cenar primero. Después, veremos si no es muy tarde para ir a las fuentes.

—Peeeeero mamá...

—Pero nada, Evan —lo corté—. Quiero que me obedezcas sin hacer pataletas, por favor.

Él refunfuñó algo entre dientes, pero lo dejé pasar porque tampoco era el momento de pelear.

—Ya oyeron a la tía Estrella —me apoyó Jamie, dirigiéndose a los demás y empujando a Zoe para llevarla a la mesa, junto a Dyana. Los demás niños los siguieron.

—¿Y tu novio, Addie? —le pregunté a la rubia que estaba junto a Jasmine, Aiden, Enid, Dandelion y Samara.

—Se los presentaré otro día —prometió misteriosa.

—Nos encantaría conocerlo —aseguré—. Por cierto, pueden sentarse donde gusten.

—¿Y los festejados? —preguntó Aiden, al darse cuenta de que Alen y Nathan aún no llegaban.

—No deben de tardar.

—Más les vale, porque ya abrimos el vino —gritoneó Jared desde su lugar en la mesa.

Busqué a Elias con la mirada, sin saber dónde había quedado después de tanto bullicio. Lo encontré sentado junto a Noah y Aura, platicando tranquilamente con mi hermano. Conteniendo un suspiro miré hacia el otro extremo de la mesa, donde estaban mis hijos junto a Eira y Jamie. Antes de que pudiera decidir dónde sería sensato sentarme, los faltantes aparecieron: Alen, Nathan, el abuelo Elof, los tíos Loan y Laylah.

Los saludos se extendieron y aproveché para deslizarme en un lugar junto a Evan y Cielo. Tal vez estaba sacrificando un rato con Elias, pero quería asegurarme que los mellizos cenaran bien. Ellos siempre estaban primero.

Los vinos se sirvieron, los platos se llenaron y diversas pláticas afloraron. La cena comenzó oficialmente después de un brindis por los futuros novios y a partir de ahí todo fue risas y charlas y más vino.

—¿Sin noticias de Ada? —fue Jared el que se animó a preguntar lo que todos estábamos pensando.

Negué con la cabeza, meditando seriamente si deberíamos comenzar a preocuparnos por su ausencia.

—Tal vez sí se olvidaron de mi boda —comentó Alen, en un intento de hacerse el gracioso y aligerar el ambiente.

—Nunca me subestimes, hijo. A estas alturas ya deberías saberlo.

La voz fue inesperada para todos y yo me giré sobre mi asiento en su búsqueda, justo cuando papá y mamá entraron a la zona de las pérgolas y la luz de mi fuego los iluminó. Mi corazón se llenó de alegría con solo verlos.

—¡Abuelos! —chillaron Evan y Cielo al mismo tiempo, bajándose de sus asientos a trompicones para correr hacia ellos. Mi hija casi se tropieza en el camino, pero papá alcanzó a sujetarla antes de que cayera y la cargó para darle una vuelta antes de abrazarla con fuerza. Mamá recibió a Evan con la misma energía e ímpetu.

—Nos hicieron mucha falta, diablillos —les dijo ella, agitando el cabello negro de mi hijo hasta dejarlo en todas direcciones.

Intercambiaron unas cuantas palabras más con mis hijos antes de terminar de acercarse a la mesa. Mamá estaba radiante, solo hacía falta verla para notarlo. Nunca había visto su piel así de bronceada, debió pasársela días enteros bajo el sol para que su tono crema adquiriera ese color moreno tan bonito. Traía el cabello pelirrojo sujeto en una coleta, despejando su rostro de tal manera que sus ojos azules resaltaban como nunca. Su sonrisa estaba llena de paz.

Papá transmitía la misma vibra que ella. Se encontraba más bronceado de lo que lo recordaba pero tan guapo como siempre, con el cabello cenizo peinado de lado y los ojos miel bien brillantes, como monedas de oro. Ambos vestían ropa casual y bastante mundana, así que no debían tener mucho desde que llegaron de la Tierra.

—Así que la hija pródiga se ha dignado a regresar —la molestó Jared.

—Pues yo no los noto muy tristes por mi ausencia —se defendió, examinando la reunión con ojos curiosos—. Tenemos como una hora buscándolos, así que gracias por avisarnos que todos estarían aquí.

—Fueron como diez minutos —corrigió papá tranquilamente.

Mamá bufó.

—Bueno, quién te manda desaparecer tanto tiempo. —Jared se encogió de hombros socarronamente—. No es nuestra culpa que te pierdas de las fiestas.

—Me fui una semana —se defendió, indignada.

—Fueron más de tres semanas —volvió a corregir papá.

—¿Tú de qué lado estás? —preguntó, curvando una sola ceja en su dirección.

Papá sonrió ante el reto, pero se limitó a abrazarla de la cintura y darle un rápido beso para que se relajara.

—Del tuyo, mi amor, siempre.

—Pues no parece, eh.

—Lo que ellos están tratando de decirte es que te extrañaron —le explicó papá, cambiando de tema a propósito.

Los extrañamos —corregí—. A los dos. Muchísimo.

Ambos sonrieron al escucharme.

—¿Y si tanto nos extrañaron por qué no han venido a darnos un abrazo?

Noah, Alen y yo nos pusimos de pie casi al mismo tiempo. Mis hermanos se encargaron de estrujar a mamá exageradamente y darle algunos giros que la hicieron reír. Yo aproveché para dejarme caer en los brazos extendidos de papá, quien me abrazó con tanto ímpetu que mis pies se separaron del suelo y quedé, literalmente, colgada a su cuello.

—Yo también te extrañé, hija —susurró en mi oído.

Volvió a bajarme y tomó mi cabeza para besar mi frente, tal y como lo había hecho con Cielo hace solo unos minutos. Después, fue el turno de mamá para apretarme con todas sus fuerzas.

—Te ves hermosa, mamá. El bronceado se te ve increíble.

—La próxima vez tú irás con nosotros —avisó, acariciando mi rostro con preocupación—. Estás más paliducha que cuando nos fuimos.

—Lo pensaré —respondí, besándola en la mejilla mientras Noah, Alen y papá también intercambiaban abrazos—. ¿Tienen hambre?

Ella miró el banquete de nuevo.

—¿Qué estamos celebrando?

—Es la despedida de solteros de Nathan y Alen —contestó Ayla.

—Uff, nos hubieran avisado y les traíamos un stripper de la Tierra. —Todos en la mesa rieron. Papá, por otro lado, se limitó a enarcar sus cejas y ella le sonrió malévolamente—. Para ellos, mi amor, no para mí...

—No es esa clase de despedida —aclaró Alen con una sonrisa divertida, aunque ni falta que hacía. Que los niños estuvieran presentes era suficiente evidencia de ello.

—La noche es joven...

Mamá guiñó un ojo que hizo que Alen y Nathan se sonrojaran al mismo tiempo, todos fingimos que no nos dimos cuenta.

Después de tres semanas juntos, mamá y papá por fin se separaron. Ella ocupó un lugar junto a los abuelos y Jared, para saludarlos y ponerse al día. Lo mismo hizo nuestro padre, pero con el abuelo Elof y Loan.

Nuestra familia era unida, pero hace mucho que no estábamos así de completos y reunidos en un mismo lugar, por lo que todos disfrutamos de la inesperada velada aderezada con el regreso de mis padres.

Kalon apareció un rato después y aunque seguía siendo huraño con los desconocidos, se terminó acostumbrando a la familia. Más o menos, en ocasiones los toleraba mejor que otras.

Ese día no pareció molestarle encontrar su oasis repleto de gente, así que le serví un plato de manzanas para él solito. Se echó junto a la mesa para comerlas y Asher, Alex y Evan aprovecharon su buen humor para acercarse al pegaso.

Acaricié el cabello de Cielo cuando se quedó a mi lado, su carita de sueño me dijo lo suficiente. Ya era tarde para ellos.

—¿Quieres que te lleve a la cama? —le pregunté.

Ella miró a su hermano.

—No...

Sonreí con ternura.

—Entonces, ¿quieres dormir en mis brazos?

—¿O en los míos?

A Cielo se le iluminaron los ojos cuando papá la cargó para sentarse en su lugar y acomodarla en su regazo. La emoción la revivió y contuve la risa cuando vi que mi hija luchaba en contra de su sueño para contarle a su abuelo todo lo que hizo durante su ausencia. Papá la escuchó muy atentamente, pero al final Cielo bostezó y se recargó en su hombro.

—¿Me cuentas un cuento? —pidió, entrecerrando sus ojitos.

—¿Qué cuento quieres, princesa?

—El de papá...

Todos en la mesa se congelaron y quedaron en silencio; sus miradas puestas sobre mí. La copa de vino que había tomado de la mesa se quedó suspendida frente a mis labios, la sorpresa me impidió darle el trago que quería.

—¿Tu... papá? —boqueó él, tomado con la guardia baja.

—Sí, cuando salvó a Kalon. Quiero ése.

Devolví la copa a la mesa y puse una mano sobre la espalda de Cielo, lo más cariñosamente que me fue posible para que ella no se diera cuenta de que yo estaba temblando.

—Tu abuelo no sabe ese cuento, Cielo. Yo te lo contaré más tarde —le prometí.

Mi pequeña volvió a bostezar.

—Es mi cuento favorito —murmuró, cerrando sus ojos por completo.

Los escombros de mi corazón cimbraron al escucharla, pero controlé mi rostro y serené mi respiración. Papá le hizo mimos a Cielo para que terminara de sucumbir al sueño, nadie dijo nada durante esos minutos así que yo me animé a alzar la vista, para mirarlos.

La confusión reinaba, pero todos la disimularon muy bien y trataron de seguir en lo suyo. Todos menos mamá. Al otro lado de la mesa, frente a mí, ella seguía con sus ojos azules clavados en nosotras, curiosos y expectantes. Me aseguré de que Evan siguiera entretenido con Kalon antes de hablar.

—El otro día los mellizos preguntaron por Caelum —expliqué en voz alta, para que todos me escucharan y se tranquilizaran—. No tengo noticias de él, solo les conté una vieja historia... Para que lo conozcan a través de mí.

Elias no me miró durante mi explicación, sus ojos parecían estar más interesados en observar todos los detalles de su plato. En cambio, mamá suspiró con alivio, mucho más relajada que antes.

Sentí la mano de papá posarse sobre la mía para darme un ligero pero cariñoso apretón.

—No tienes que justificar tus decisiones, no con nosotros. Nadie aquí te está juzgando, simplemente Cielo nos tomó desprevenidos.

La dulce mirada de Eira me confirmó que ella pensaba igual. El resto de mi familia asintió, apoyando las palabras de mi padre de manera silenciosa. La abuela Amira, la única que sabía todo, solo me observó con cariño y comprensión.

—Gracias. —Me puse de pie para zanjar el tema—. Iré por Evan, será mejor que los lleve a la cama antes de que se haga más tarde.

Noah y Alen me siguieron con la mirada, sin saber si preocuparse o no por mí. Les sonreí para que se relajaran, después de todo yo no me iba a romper de nuevo.

Yo ya estaba rota.

Por fin aparecieron Ada y Ezra, 😍 ¿los extrañaron?

¿Qué opinan de este capítulo? ¿Creen que el cuento que les contó Estrella a los mellizos será importante?

¿Qué tal las reacciones de todos cuando Cielo mencionó a su papá? ¿Creen que si Caelum apareciera sería bienvenido en Féryco o lo rechazarían?

¡Nos vemos el próximo domingo!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro