Jimin estaba celoso.

Jungkook estaba a su lado, pero aún así sentía como si no lo estuviese. Sus ojos permanecían fijos en la chica que movía sus caderas con parsimonia delante de él, su cabello ondeando mientras sus pasos se acercaban a la puerta de la universidad.

— ¿Sabes, Jimin? —Musitó el más joven con una sonrisa boba, mordió su labio inferior antes de perder de vista a la chica y volvió a ver a su mejor amigo—. Moon es como un Ferrari. Elegante, de alta gama, exclusivo, de un color especial y hecho a medida, difícil de conseguir. Necesito un Ferrari.

El joven de cabello rubio le miró incrédulo, se cruzó de brazos y frunció el ceño.

— Si ella es un Ferrari, ¿entonces yo qué soy?

Jungkook lo sopesó durante unos minutos, sonrió y se levantó mientras colocaba bien su mochila en su espalda.

— Eres un Seat Ibiza —puntualizó—. Pero de los nuevos. Ese es un buen coche, Mimi.

Quería matarse.

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FERRARI'S THEORY
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