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2

ARYA


Llegue a mi casa sin realmente estar consiente. Aún seguía bastante cabreada por lo que había pasado con Peter, de solo pensarlo un escalofrió recorría toda mi piel, o quizá era el frio que hacía.

Una vez en mi habitación, me desvestí y me cambié a algo más cómodo. Estaba cansada.
De momento el computador sonó. Era un mensaje de mi amigo virtual. Como siempre acertando cuando estaba en casa.

''¿Qué tal la fiesta?'' Pregunto.

Anteriormente le había contado que iría a una fiesta y que al llegar a casa le contaría a detalle cómo me fue. Y eso hice, le conté todo, bueno, casi todo. Le dije lo incomoda que estaba, lo raro que me resulto todo, y también lo de Peter, aunque emití contarle sobre el chico que me ayudo, no me atreví a mencionarlo.

''¿Hablas enserio? Eso es terrible''.

''Lo sé, me arrepiento de haber ido a esa estúpida fiesta'' Respondí.

Platicamos un buen rato hasta que me quede dormida frente a la laptop.
Hablar con él era tranquilizante de cierta manera. Me relajaba contarle mi día y los cambios que últimamente había tenido en mis rutinas. Él se ponía feliz por mí cada que algo bueno me pasaba y se entristecía si algo malo me ocurría, aunque en realidad no sabía si eso era bueno o no.


✮ ⋆ ˚。𖦹 ⋆。°✩


Me desperté con un terrible dolor de cabeza. Asumí que fue por lo de la noche anterior, o quizás porque me había desvelado casi toda la noche y para acabarla me había quedado dormida sentada. Tenía unas terribles ojeras y algo de baba en las mejillas. Temía cerrar los ojos y quedarme dormida en cualquier momento. Y como cereza del pastel, tenía clases.

A duras penas pude llegar al colegio, ni siquiera recuerdo como es que me puse el uniforme. Las primeras clases transcurrieron con normalidad, aunque no preste atención en nada de lo que el profesor estaba diciendo, no hasta que el profesor dejo el salon y todos a mi alrededor comenzaron a cuchichear. ¿Seguiré dormida?

—¿Oyeron eso? Ya están preparando el baile de bienvenida los del comité de la escuela. —dijo una chica a mi lado. —Dicen que será mejor que la del año anterior ¿No les parece emocionante?

—En ora buena, ya se estaban tardando, llevamos más de cuatro semanas aquí y apenas lo mencionaron.

¿Un baile? ¿Qué es esto? ¿Estados Unidos?

—Bueno dicen que será la semana que viene, así que chicos, ¡Tienen tiempo de invitar a las chicas!

Todos a mi alrededor comenzaron a cuchichiar a la vez. Los oídos me retumbaban solo de escucharlos, y la jaqueca que tenía no me ayudaba en nada. ¿No pueden callarse?
Me dolía la cabeza y sus voces me irritaban cada vez más.

✩✩

—¿Ya se enteraron? ¡Se aproxima el baile! —hablo Naomi con emoción. Para haberse embriagado ayer parece estar muy bien hoy. —No sé qué me pondré...tiene que ser algo fabuloso.

—Ya vasta, todo el día se la pasaron hablando de lo mismo y ahora tú también... —murmuro Dani irritada. —Solo es un estúpido baile, no sé qué le ven de bueno.

—Pero que dices, ¡Si un baile es super buenísimos! Además, aquí en el colegio solo se celebra el baile de bienvenida y la graduación...no está mal disfrutar del momento.

—No me interesa.

Yo no opine nada, pero estaba a favor de Dani. El baile me resultaba un poco estúpido. Habría muchas personas allí, además de que ya tenía una mala experiencia.

—No seas así Dani, quien quita y conoces al amor de tu vida allí.

—No digas tonterías. —la fulmino con la mirada. —El amor es una mierda Nao, ¿Qué tiene de bueno entregarle tu corazón a alguien?

Me reí por aquella absurda discusión. Ambas se me quedaron viendo sorprendidas, como si hubieran visto algo asombroso.

—Te estas riendo... ¡Dani! ¡Arya se está riendo! —grito con emoción. —¡Riendo!

Me avergoncé por el comentario. Me di cuenta de que cuando estaba con ellas siempre estaba seria, y hablaba muy poco, era la primera vez que realmente mostraba una expresión genuina, algo no tan forzado. Y más a causa de algo tan absurdo. Debo dejar de desvelarme tanto.

Quizás de verdad estaba cambiando.

Las tres estábamos disfrutando del día en el patio del colegio, donde yo siempre me la pasaba sola, ahora estaba con ellas. Me sentí feliz por un momento. Hasta que lo vi a él de nuevo.
En el mismo lugar de siempre.

Nuevamente estaba rechazando a otra chica. De una forma muy arrogante.
Esta vez no me miro. Quizás porque estaba con Naomi y con Dani.

—No sé por qué se le declaran si saben que las va a rechazar. —soltó Dani.

—Quizá tienen la esperanza de que les diga que sí. —sonrió Naomi alegremente.

—¿Saben quién es?

Ambas me miraron algo asombraras. Como si aquella pregunta no se la esperaran.

—¿Es enserio que no sabes quién es? ¡Es el príncipe de hielo del colegio! —grito como si aquella fuera la primicia del año. —Se llama Fernan siendo exacta...todas se mueren por él como veras, pero ninguna es de su agrado, quizá por eso les gusta a todas, les encanta el maltrato y el desinterés.

<< ¿Príncipe de hielo?>>
De verdad me quería reír, era un apodo terrible, pero me trague la tremenda carcajada.

—Es un gilipollas engreído que se la pasa rechazando chicas de manera grosera y desconsiderada. No vale la pena un tipo como él. —refunfuño Dani. —No se qué le ven.

—Pero esta buenísimo ¿no? —interrumpió Naomi. —No me negaras que esta guapísimo.

—Solo te fijas en las apariencias ¿no es así? por eso te dejan.

No las escuche discutir. Su nombre rezumbaba en mi cabeza como un panal de avispas.
Al menos sabia su nombre.
Sabia el nombre de la persona que me causaba tanta curiosidad y miedo a la vez.

—Es un patán. Siempre ha sido así desde la secundaria. —continúo hablando Dani. —Que sea guapo no le da el derecho de tratar así a las chicas.

—¿Qué tiene de malo que las traté así? —solté sin querer.

Era demasiado tarde, había hablado, abrí mi bocotá sin antes pensarlo primero. Naomi y Dani me miraron extrañadas. Como si no se esperaran que dijera algo así.

—Si que tiene de malo Arya. Al menos debería rechazarlas de manera más amable.

—¿Pero por qué? Ellas saben que las rechazara al fin de cuentas y aun así deciden decirle lo que sienten... ¿Él tiene la culpa realmente? quizás este cansado de que se le confiesen a diario y es por esa razón que las trata así, ¿Han pensado lo cansado que sería estar en su lugar?

—Ahora que lo mencionas, tienes un punto, debe ser agobiante pasar por una confesión todos los días... —interrumpió Naomi.

Dani no dijo nada. Se quedo callada pensando en que decir. Pero al final no dijo nada.
Termino el receso y cada una se fue a sus respectivas clases. 

✩✩

Tocaba prácticas en el laboratorio de química, una de mis materias favoritas.

—Pónganse las gafas protectoras, tomen el bisturí y comiencen a examinar al animal...al final quiero el reporte en dos planillas.

Estábamos estudiando la anatomía de una rana muerta. Me parecía interesante, pero algo asqueroso. Tomé el bisturí e hice una pequeña incisión en el estómago de la rana. Comenzó a salir un extraño liquido viscoso por el corte que le hice, inmediatamente me abrí paso entre las vísceras y revisé su corazón, era diminuto, demasiado pequeño.

Escuche el grito de una compañera al otro extremo del salón. Al parecer corto un nervio de la rana y a esta por memoria muscular movió las patas. Todos se rieron de ella. Inclusive yo.

Me quité los guantes y comencé a hacer anotaciones en mi libreta. No tarde mucho en entregársela al profesor, quien quedo sorprendido de que haya terminado tan rápido.

—Excelente. —dijo él.

No había mucho que analizar, solo los pequeños órganos del animal.
Me senté en mi lugar a esperar que todos terminaran, estaba aburrida e impaciente. Quería irme a casa ya.

Miré a mi costado y me encontré con él.
Con Fernan.
Quien cortaba la rana con el bisturí de manera cuidadosa, la examinaba como si ya supiera que se iba a encontrar, sin temor, con demasiada confianza tanto que fue raro. Estaba severamente concentrado en el pequeño cuerpo de la rana que ni siquiera se percató que yo lo estaba observando como una acosadora. De nuevo. 
Sonrió de una manera tan retorcida que me puso la piel de chinita.
Como si se hubiera acordado de algo. 

Solo teníamos que abrir la rana y anotar su anatomía de manera detallada en un papel. Pero por alguna razón él con asombro desmembraba el pobre animal ya muerto. Saco cada uno de sus órganos e incluso separo los ojos del cuerpo. Me empezó a dar asco de solo ver aquella escena, tanto que quise apartar la mirada pero por alguna razon no podia, no es como que no haya visto cosas así, pero...verlo hacer eso...era más que raro.
Rápidamente desvié mi vista cuando dirigió su mirada hacia mi dirección. ¿Se abra dado cuenta de que lo estaba mirando? espero que no. Me sentí avergonzada pues ahora era yo quien le miraba como una acosadora a él.

✩✩

Rato después las clases terminaron, lo cual me hizo alegrar. Guardé la bata del laboratorio en mi taquilla y después me dispuse a marcharme. Pero la voz de Naomi a lo lejos me detuvo.

—¡Arya! ¡Espera!

—Sucede algo? —me jire para mirarla, quien parecía cansada por haber corrido hasta a mí. Trago una bocanada de aire y prosiguió hablando. 

—¿Te gustaría ir a mi casa esta tarde? Mi mamá hizo muffins, muchos dirían yo...y me dijo que invitara a mis amigas para que los probaran... ¿Te gustaría ir?

Su petición me tomo por sorpresa pues era la primera vez que alguien me invitaba a su casa. Me emocioné un poco pero no se lo mostré demasiado, asumí al instante que Dani también iría así que acepte ir, además, estaba casi segura de que mi madre me dejaría ir sin mencionar que ella llegaría hasta tarde del trabajo.
Posiblemente ni se daría cuenta de que no estuve en casa después de la escuela.

—Genial. Entonces vámonos de una vez.

—¿Ahora?

—¡Si!

Seguí a Naomi hasta el estacionamiento del colegio, allí nos esperaba un chico muy parecido a ella, de cabello rojizo, robusto y con un bello y de licado rostro, él estaba en el auto. Naomi me lo presento. Era su hermano Axel quien muy amablemente nos llevó hasta su casa.

Quede asombrada al ver la gran estructura a la que llamaron casa. Era enorme y muy lujosa. El patio era amplio y el césped estaba bien podado, la casa era por lo mínimo de tres pisos y contaba con terraza y una cochera.
Cuando me dieron pazo dentro. Casi se me salen los ojos de la impresión. Todo allí dentro era lujoso, en las paredes y en las repisas había varias fotos de Naomi y su familia, de ella cuando era chiquita, de ella jugando voleibol, de ella con un traje de dinosaurio. Pero la que llamo mi atención fue el cuadro donde estaba ella, su hermano, madre y padre.
Descubrí que la apariencia de Naomi la había sacado a su madre, y Axel saco los ojos del color de su padre, azules.

Eran ricos...
Eso era obvio...
Naomi era una ricachona...

Malditos ricos, se bañan en dinero. 

—Vamos a la cocina. —me guio por un largo pasillo.

Un olor a muffins entro por mi nariz de manera que hostigaba. Era delicioso de solo olerlo.
Una figura dentro de la cocina nos miró a Naomi y a mí con una enorme sonrisa. Era su madre. Su atuendo era elegante pero el delantal que llevaba puesto la hacía ver casual.

—Oh, llegaron. —busco con la mirada a una tercera persona. —¿Y Dani? ¿No vino?

—Ah, ella tuvo que hacer algo primero. Vendrá más tarde.

—Bueno. Siéntense, les serviré té y los muffins.

La madre de Naomi fue muy amable conmigo. Me hablo muchas cosas de Naomi lo cual la hicieron sentir avergonzada. El ambiente era agradable.
Horas después Dani llego. La llenaron de muffins y atenciones al igual que mí, me divertía ver su cara de vergüenza, no era costumbre en ella estar así.

—Oigan, ¿Y si hacemos una pijamada? —comento Naomi.

—Por mí no ay problema. —Respondió Dani de manera indiferente.

—¿Y tú Arya? ¿Quieres...?

—No lo sé, no pedí permiso para quedarme a dormir sabes. —me cruce de brazos mientras ambas me miraban con atención.

—¿Y qué esperas? Pide permiso de una.

Me lo pensé un poco, nunca había dormido fuera de casa, y mucho menos con personas ajenas a mí. Pero no me desagradaba la idea del todo e igual, mañana era sábado, no tendría que ir a la escuela.

Marque al número de mi madre, después de dos intentos contesto. Le pedí permiso y como era de esperarse primero chillo de la emoción antes de decirme que me dejaba. Me alegre de tener el altavoz desactivado, me hubiera muerto de la vergüenza si escuchaban la emoción con la que me dio permiso.

—Me dejo.

—¡Genial! —grito alegre Naomi.

Nos la pasamos platicando de media escuela o más bien ellas, yo solo escuchaba con atención. Escuchamos música, hicimos los deberes, comimos, reímos. Fue divertido. Hasta que nos quedamos dormidas en el suelo rodeadas de almohadas y colchas.

Durante la noche un ruido extraño proveniente de afuera me despertó. Mire a Dani y a Naomi quienes estaban durmiendo tranquilamente. Naomi abrazaba una almohada mientras babeaba, en cambio Dani estaba recta con las manos en el pecho, en posición de muerto.
Me refregué los ojos y me levanté. Estaba oscuro, solo se veía la luz de la luna que entraba por la ventana de la habitación.

Nuevamente otro ruido se volvió a escuchar. Me levanté sigilosa y caminé hasta le ventana. Me asome.
A la distancia, bajo un árbol note una silueta algo extraña. Era una persona vestida de negro, gracias a su capucha no pude distinguir su rostro. Pero definitivamente miraba la casa.
¿Sera un ladrón?
Me refregué nuevamente los ojos y en ese pequeño lapso que dejé de mirar, esa persona había desaparecido de mi campo de visión. Desapareció sin dejar rastro de que estuvo allí afuera. ¿Quizás era una alucinación mía?

Prendí mi teléfono y miré la hora. Eran las tres de la madrugada. ¿Qué lógica tenía que alguien estuviese fuera de la casa a esta hora?
No quise más indagar en el tema, quizás solo era un tipo queriendo hacer una broma, o quizás había sido mi imaginación, lo cual era más probable.
Ver tantos casos paranormales me están empezando a afectar.

Me acosté al lado de Dani y me quedé dormida de nuevo.

Me desperté como a las 9:30 gracias a la alarma de Naomi que no dejaba de sonar desde las 7:00am

—Apágala. —Dani somnolienta le aventó una almohada a Naomi para que apagara el despertador.

De un movimiento débil Naomi apago la alarma. Se sentó y se estiro entre un bostezo.

—Buenos días, chicas. —sonrió alegremente con el cabello desalineado y con algo de baba en la mejilla.

—¿Qué hora es? —pregunto Dani incorporándose también.

—Son las nueve y media. —le dije mientras me levantaba.

Tome un cepillo para el pelo y me lo cepille, estaba todo enredado, aunque no me quejo, amaneció mejor que otros días.

—¿Gustan que las lleve Eduardo a sus casas? —pregunto Naomi mientras nos miraba a ambas refiriéndose a su chofer.

—Yo prefiero irme caminando. —respondió Dani.

—Yo igual. No vivo tan lejos de aquí.

Ella sonrió y asintió. Bajamos las tres y como era de esperarse nos esperaba un buen desayuno saludable. La mama de Naomi se había esforzado en atendernos bien.

Después de desayunar nos despedimos y cada una se fue a su casa.

Camine por la banqueta de las calles por unos cuantos minutos hasta llegar a mi hogar. Como de costumbre mi madre no estaba. Dejo una nota en el refrigerador la cual decía que se quedaría hasta tarde trabajando.

Me arrumbé en mi cama y me dispuse a indagar en internet. No había nada nuevo que ver, de pronto me acorde que no había hablado en todo el día con mi amigo virtual.

''Hola, disculpa que no te haya hablado'' Le dije.

Me respondió al instante con un ''No te preocupes, ¿Cómo estás?''

Le dije que estaba bien, le conté lo de la pijamada y lo de aquel tipo que vi a las tres de la mañana. Se sorprendió incluso más que yo. Pero me animo diciendo que quizás era un tipo loco rondando por las calles a esas horas. Un vagabundo tal vez.

Se sentía bien hablar con él, me reconfortaba. Me calmaba los malos pensamientos.

''Oye, hay algo que me gustaría preguntarte''.

'' ¿Qué cosa?'' Pregunte consternada, él no solía hacer preguntas.

''Tengo curiosidad en saber ¿Cómo te llamas?''

Me quede viendo alrededor de un minuto la pantalla del computador.
¿Debería responderle a eso? Creí que ya lo sabía, pues mi nombre está en mi perfil.
Quizá él había creído que era uno de esos nombres de mentiras.

''Me llamo Arya, ¿Y tú como es que te llamas?'' Termine respondiendo y preguntando a la vez.

''Lindo nombre Arya, yo me llamo Tom''.

Desde ese momento sentí que nuestra amistad fue incrementándose, el pensamiento de saber cómo era comenzó a indagar en mi cabeza. Era un misterio. Y a mí me encantaban los misterios.

—¿Ya las invitaron al baile? —pregunto Naomi mientras miraba a dos personas a lo lejos. Un chico le estaba pidiendo a una chica que fuera su pareja de baile.

—No. —respondió Dani.

—Que mal, a mí tampoco. —se abatió en el comedor.

—¿Es tan importante que alguien te invite al baile? —refunfuño Dani de brazos cruzados. —Son tonterías de niños.

—No seas amargada Dani. Es el sueño de todas asistir al baile acompañada de un guapísimo chico.

—Tonterías, puedes ir tu sola.

Llevaban casi toda la mañana discutiendo sobre lo mismo. El baile esto, el baile aquello. Ya me estaba empezando a hartar.
Ya solo faltaban dos días para el baile, y tanto como a Dani, Naomi y a mí, nadie nos había invitado. Era de esperarse, ¿Quién invitaría a tres raritas?

—Pues si nadie nos invita para este viernes, tendremos que hacernos compañía mutua. —nos apuntó con el dedo índice decidida.

—¿Por qué mejor no invitas tu a algún chico?

—No. La tradición es que el chico te invite a ti, no la chica al chico.

—Eso es algo feminista. —rodeo los ojos.

No dije nada, recé porque mandaran el tema por un tubo. Pero realmente parecía emocionarles aquella platica.

—¿A ti no te interesa que te invite ningún chico?

La silueta del príncipe de hielo llego a mi mente sin entender por qué, no era que quisiera que me invitase. Ni siquiera nos conocíamos. Pero sí que me interesaba, más bien me intrigaba, era como un libro de misterio que tengo muchas ganas de leer, pero no puedo porque es muy caro comprarlo.

—No. —respondí a secas.

—Mmm...son tan amargadas las dos. —hizo un puchero como si fuera una pequeña niña. —Por eso no las invitan.

—¿Disculpa? Te recuerdo que a ti tampoco te han invitado princesita de caramelo. —intervino Dani.

—Pero lo harán.

—¡Ja! ¿Quién es el valiente?

—Peter.

Instantáneamente el recuerdo de la fiesta llego a mi mente. No les había contado sobre lo que paso con Peter en la fiesta. Sabía que a Naomi le gustaba muchísimo, y decirle aquello que casi me hizo...me dejo entre la espada y la pared. No quería hacerla entristecer contándole que su príncipe azul es un borracho inconsciente que casi abusa de su amiga.
Pero tampoco quería que anduviera con alguien así.

—¿Peter? ¿Te sigue gustando ese idiota? —frunció el ceño mientras la miraba. —Después de lo que te hizo el año pasado...

—¿Que le hizo el año pasado? —pregunte intrigada.

—El año pasado el imbécil de Peter se puso hasta el cornete de borracho y beso a una chica cualquiera frente a Naomi, aun sabiendo que ella gustaba de él.

— ¡Pero se disculpó! —reprocho defendiéndolo. —Dijo que fue culpa del alcohol y...

—Y tú le creíste...Naomi no seas tan ingenua.

—Pero...

Dani se dio el levantón y la fulmino con la mirada, parecía que diría algo importante relacionado con el tema de Peter, pero al final solo dio la vuelta y dijo;

—Sera mejor que vallamos a clases, se hace tarde.

El rostro de Naomi se tornó enfadado. Pero al final no dijo nada.
Me quedé intrigada pero no quise preguntar que pasaba. Prefería no entrometerme en cosas del pasado de ellas.

Se fueron a sus salones al igual que yo me fui al mío. Tocaba la clase de matemáticas, una de las materias que más detestaba porque no entendía ni un poquito. Ni, aunque prestara atención.

Estábamos resolviendo formulas cuadráticas y graficas lineales. Estaba super perdida. No entendía nada. Intente pedir ayuda con una compañera, pero inclusive parecía más confundida que yo.
No sé cómo fue que pude pasar la materia si ni siquiera sabía multiplicar o dividir los números, es más, no tenía ni idea de que era una derivada.

La clase culmino después de dos largas horas de sufrimiento.
Camine por los pasillos en busca de la salida cuando de pronto un impacto en lo hombro me hizo tambalear. Un chico cualquiera había chocado conmigo.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! —empezó a decir mientras recogía sus libros del suelo.

Yo le ayude a recoger sus cosas y me le quede viendo de la manera menos juzgante que pude, tiene el aspecto de ser un chico nerd. Su cabello castaño casi rubio ligeramente revuelto y su uniforme a la perfección, definitivamente tiene que ser nerd. Sus ojos color verde agua resaltaban a través del cristal de sus enormes anteojos. Era alto y atractivo pero sus expresiones sumisas...lo hacían ver como un chico tímido y frágil. O así lo percibía yo de primer instante.

Soy mucho de juzgar un libro por su portada, aunque después me llevo un susto cuando me doy cuenta que no son lo que aparentan. 

Ambos intercambiamos miradas por un momento. Le extendí los libros que había recogido y el los tomo.

—Gracias. —hizo doble reverencia y se fue corriendo avergonzado. Me pareció verlo sonreír de una manera extraña cuando le di los libros antes de marcharse corriendo, pero no le tome mucha importancia.

Fue bastante extraño. Pero fue aún más extraño verlo a él apoyado en la pared viendo la escena con una expresión que no logre descifrar ¿Estaba enojado? Era como si alguien lo hubiera hecho enfurecer.
Era el príncipe de hielo quien me miraba desde la distancia sin acercarse. Su mirada era penetradora, cargada de emociones rabiosas. El simple hecho que me estuviera estudiando con su mirada me hacía temblar.

Di la vuelta y seguí mi camino. Sentí que su mirada me seguía mientras me marchaba.

Me fui rápidamente a mi casa. Literalmente corrí hasta llegar a mi casa. La simple idea de que él me estuviera siguiendo me asustaba sin razon.
¿Y si era él?
¿Y si era el quien estaba fuera de la casa de Naomi observando la casa?
Tiene casi la misma vibra. 

Me sacudí la cabeza para sacar ese absurdo pensamiento de mi mente.

En cuanto llegué a mi casa me encerré. Seguía teniendo esa sensación de que me seguía viendo. A pesar de que ya no estaba a su alcance.

—Eso fue super extraño. —dije para mí misma.

Para desaburrirme me puse a ver una serie nueva. Naomi me la había recomendado hace ya algunos días atrás. Debí pedirle un resumen. Resulto ser de romane...

''Aburrido...''

El mensaje de Tom invadió la pantalla exactamente a la misma hora que siempre. Le respondí cortésmente y le conté sobre la serie que estaba viendo.
La conversación se tornó un poco tensa cuando dijo algo que no me esp.

''Oye Arya, últimamente me lo eh planteado muy seguido...ya que vivimos en el mismo pueblo... ¿Te gustaría que nos conociéramos en persona?''

La idea me pareció estupenda, pero al mismo tiempo me daba desconfianza, ya han pasado varias semanas desde que Tom y yo comenzamos a hablar...sentí que era demasiado pronto para conocerlo, pero...la verdad es que yo también quería verlo, saber cómo era físicamente, conocer su voz, sus actitudes.

''La verdad yo también me lo había pensado. Seria genial que nos viéramos''. Respondí.

'' ¿Enserio? ¡Estupendo! ¿Cuándo estaría bien?''

Me puse a pensar en alguna hora y algún lugar donde podríamos encontrarnos en público, quizás eh alguna plaza, o cafetería, o algo más simple, en el parque.

'' ¿Te parece mañana a las seis de la tarde en Plaza Crystal?''

'' ¡Claro! Allí estaré''.

Por fin lo iba a conocer, sabría con quien eh estado hablando todo este tiempo. Me alegre de pensar que tendría un nuevo a migo, y que no será un simple amigo virtual. Era una emoción que no podía explicar.

Al día siguiente me desperté muy animada. Y sabia la razón.
Era fin de semana, sábado especificando. El clima estaba estupendo, nublado, fresco, olía a humedad. No podría ser mejor.
Solo quedaban siete horas para conocerlo, me empecé a poner nerviosa. Me imagine muchos escenarios en los que nos podíamos topar, y la verdad, todos eran algo ridículos de pensar.
¿Qué debería de decir?

—Arya, ¿Estas bien? —pregunto mi madre mientras me miraba del otro lado de la mesa. —Desde la mañana estas muy distraída, apuesto que ni siquiera pusiste atención a lo que acabo de decir.

—En ¿Que tu jefe te dejo más trabajo? Pues sí, claro que lo oí. —di un suspiro y la miré con una sonrisa lo suficientemente convincente para una madre preocupada. —Estoy bien.

—¿Segura?

—Segurísima. —me levante de la mesa. —Iré a mi cuarto. Tengo deberes que hacer.

Trate de matar el tiempo haciendo la tarea que me habían dejado en el colegio, aunque aun así no era mucha como para pasar un buen rato ocupada.
A medida que pasaban las horas, más nerviosa me iba poniendo. Mi estomago era testigo de ello se contraía cada que me llegaba al pensamiento de que conocería a mi amigo virtualito. ¡No dejaba de ver el teléfono!

Faltaban dos horas para vernos, empecé a buscar algo que ponerme. Algo sencillo pero que diera buena impresión, que no se notara que me arregle solo para ir a conocerlo.
Unos shorts acompañados de una camiseta sencilla color negro, y definitivamente no podía faltar mi suéter favorito color gris. Observe el conjunto en la cama, me visualice con el puesto y a mi imaginación, se veía bien para la ocasión. Casual y para nada llamativo.

Me di una larga ducha en la cual me la pasé pensando en cómo seria.
¿Alto y guapo? ¿De ojos azules brillantes y cabello rubio perfectamente rizado? La verdad es que lo dudo, me eche a reír de solo pensar en lo que estaba pensando. 
Debo dejar de leer tonterías. 
Trate de relajarme y aclarar mis pensamientos a medida que el agua caía por mi espalda y se arrastraba por mi cuerpo hasta caer por el suelo e irse por el drenaje. Jugaba con el agua empozada con mis pies. Pensativa.
¿Qué debería decir cuando lo vea?
¿Cómo sabre quién es en primer lugar?
Ni siquiera me dio un instintivo para reconocerlo.

No eh hablado con Tom desde la madrugada de hoy. Espero y se acuerde de ir.
Me daría bastante vergüenza si me diera el plantón.
¿Estará igual de nervioso que yo?

No creo.
Pero espero que sí.

Me enrollé en una toalla y me puse las sandalias. Sali del baño y corriendo fui hasta mi cuarto. De milagro no resbale.
Sequé mi cuerpo y mi cabello, me puse mi ropa interior y después el conjunto que había escogido hace unos momentos.
Tarde alrededor de media hora en el baño.
Me puse unas calcetas y seguido de ellas unos tenis color negro de cadetes blancos. Me admiré en el espejo y sonreí satisfecha. Parecía una chica normal.

Tan normal que parecía planeado. 

Tomé un cepillo y me comencé a peinarme el cabello húmedo.
Mire el reloj.
Eran las 5:30 apenas.
¿Debería irme ya?
No quería verme desesperada, pero tampoco quería dar una mala impresión por llegar tarde.

Guarde mi teléfono en el bolsillo de mi suéter y baje a la sala donde estaba mi madre. Le comenté que saldría un momento, que no llegaría tan tarde. Mínimo dos horas o quizás menos serían las que estaría fuera de casa. Me dejo ir sin preguntar detalles.
Sali de casa algo nerviosa y me dirigí a la plaza.

En el camino me puse a pensar en cómo lo encontraría. La plaza es muy grande y no especificamos en qué lugar exacto de la plaza deberíamos de vernos. No lo especifique.

Tendría que ingeniármelas para encontrarlo.

Cuando llegue espere por un momento en la entrada, jugaba con los dedos de mis manos y movía los pies de los nervios. Ya eran las seis en punto.
El no tardaría en llegar.

Pasaron varios minutos y me empecé a preocupar.
Quizás no vendría.
O tal vez yo estaba exagerando.

Veía la gente pasar y salir de la plaza y nomás no lo veía. ¿Y cómo iba a saberlo? Si ni siquiera sabía cómo licia, como era su apariencia. No sabía más que su nombre.

—Creo que debería irme. —susurre para mí misma.

Me dispuse a marcharme algo desilusionada. Pero alguien me tomo de la muñeca y me jiro delicadamente hacia él.
Me sorprendí por un pequeño momento.
Él es...

Me miro con una sonrisa de lado a lado y me soltó del brazo despacio.

—Disculpa la demora Arya...pero ya estoy aquí. 

Lo observé de pies a cabeza, y caí en cuenta que ya lo conocía, o algo así.
Tenemos la misma edad, somos del mismo pueblo...y por lo tanto...también de la misma escuela.

Debí adivinarlo.  

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