—Quiero un café con azúcar y leche—le susurré a Jyhion mientras ambos aún estábamos acostados y abrazados

—Preparando un café con azúcar y leche, tiempo de preparación: un minuto y cuarenta y siete punto cinco segundos—se escuchó la voz motorizada de un dron entrando por nuestra habitación.

—Te dije que lo tiráramos...—fruncí levemente el ceño

—Y yo te dije que es la versión beta del nuevo proyecto de Solail nova, me toca asegurarme de que funcione—sentí sus dedos acariciando mi cabello, cada palabra la dijo de forma dulce y lenta...y algo ronca.

Suspiré abrazándolo por la cintura disfrutando del calor en el que estábamos envueltos, me encantaba la sensación mañanera, todo era más tranquilo y estábamos los dos, solos.

Jyhion siempre tenia un aura angelical, rodeado de sabanas blancas y con esa sonrisa que nunca dejaba de enamorarme.

—Si me miras así siento que estoy manchado de baba

Reí dejando un corto beso en sus labios mientras acariciaba su mejilla

—Te veo así porque eres hermoso...y no, no tienes baba—murmuré sin borrar mi sonrisa.

Y aunque la tuviera, no dejaría de ser perfecto a mis ojos.

—¿Vas a querer que yo te prepare el café?—asentí. A pesar de que esa máquina pudiera hacerlo, no cambiaría por nada del mundo el delicioso café que hace Jyhion.

Se levantó y solté una risa por lo bajo, su cabello estaba más largo que de costumbre por lo que, al dormir, la marca de la almohada era inevitable, su cabello parecía aplastado por un sartén en la parte de atrás.

—¿Te gusta mi trasero? Lástima, es mío,no tuyo—dijo en broma saliendo por el marco de la puerta.

—No es que me guste, lo estaba buscando cariño—le devolví la broma aguantando otra carcajada al escuchar su jadeo de indignación. Me levanté estirándome en el camino, vi mi reflejo en el espejo y observé que mi mullet ya estaba más largo—Jyhion, hay que cortarnos el cabello

—Buscando cortes de cabello actuales—rodé los ojos al escuchar de nuevo esa voz motorizada salir del drón. Mi pijama, ahora rojo con tonos dorados en las mangas, se encontraba completamente arrugada. Traté de "plancharla" con las manos pero me rendí a los cinco segundos al no ver ningún cambio.

—Apágate...y no, estamos bien así, los mullet son la onda

Musitó Jyhion mientras servía el café.

—¿Acabas de decir que son la onda? Eso es lo menos "onda" que acabo de escuchar—dije riendo mientras él solo me sacaba la lengua.

—Desactivando protocolo de prueba—la cosa esa se postró sobre una tabla negra con numeritos, más bien llamada "Base digital", esta se encargaba de brindar energía a todo el departamento, tener una de estas era realmente dificil gracias al precio y la exclusividad con la que se manejan por lo que debía agradecer que en el trabajo de Jyhion, siempre le entregaban productos "beta" con los que se podía quedar si funcionaban.

—Por fin...—tome mi taza de café entre mis manos y la soplé para bajarle lo caliente, le coloqué dos cubitos de azúcar y lo moví con una cuchara. En la actualidad, muy pocos tomaban el café a como nosotros, de hecho, los granos de café son sumamente caros ya que la mayoría se va por los suplementos personalizados. Para obtener uno de estos debes ingresar a la Base digital desde un aparato electrónico, ahí ingresas las características de tu café y en menos de diez minutos lo tienes frente a tu puerta.

Yo prefería uno hecho por mi esposo, delicioso y hogareño.

—Recuerda que es solo una o dos tazas al mes, no puedo estar tomando tantos granos de la cafetera del Director Kim—le di un pequeño trago notando que aún estaba bastante caliente. Se sentó frente a mi y me observó directamente a los ojos.

Recuerdo que cuando lo conocí, esa mirada me intrigaba y hasta cierto punto me intimidaba. Ahora esa misma mirada me hace sentir su cariño y el amor que tiene por mi.

—Lo sé, ya te dije, el próximo mes, yo compraré un paquete de granos de café, me acaban de pedir el cuadro "Amanecer en las estrellas" y me ofrecieron un buen dinero—Jyhion frunció el ceño tomando mi mano.

—Cariño, recuerda que si vamos a adoptar, debemos ir ahorrando, claro, tenemos lo suficiente para darle una muy buena educación a nuestro hijo pero mejor que sobre y no que falte—hice un puchero asintiendo sin soltar su mano—Sin embargo...una bolsa no estaría mal así no gastas tanto como en un paquete—sonreí

—Tienes toda la razón, por cierto, ¿Cuando quieres ir a pedir informes?—fui tomando poco a poco del café hasta que quedó a la mitad de la taza.

Mis ojos quedaron fijos en sus finos y rosados labios, no pude contenerme así que le deje un corto beso allí. Una sonrisa se posó en su rostro dejando ver nuevamente esas pequeñas arrugas tan lindas que solo lo hacían ver más tierno.

—No es necesario amor, métete a la página y mira el catálogo, si ninguno te gusta, elige la opción personalizado y buscarán al bebé que más se acerque a lo que buscas. Cuando ya sepas qué es lo que quieres, iremos a las oficinas de la feria, no falta mucho para que inicie.

Cerré los ojos y solté un suspiro

—Claro, como si estuviera escogiendo zapatos—murmuré haciendo una mueca. Me sorprendía lo mucho que había avanzado la humanidad pero asustaba el hecho de que nos deshumanizábamos cada vez más.

—Cariño, se que suena horrible, lo sé, pero no hay otra manera, si queremos adoptar sin pasar por todo un gran papeleo, la feria de adopción es lo mejor—asentí rodando los ojos.—Así se te van a quedar si los sigues moviendo así—dijo en referencia a mis ojos

—Llevas seis años diciéndome lo mismo y mira, sigo rodándolos a la perfección

Ambos reimos. Así continuo el desayuno, entre pequeñas platicas, besos, cariños y te quieros. Fui a nuestra habitación buscando mi rociador facial de arte. Debo decir que no detesto todos los avances, este, por ejemplo,me encanta.

—Esa cosa huele a menta, iugh—dijo Jyhion haciendo un gesto de desagrado. Claro está que si a mi me gusta, a él no.

—Huela a como huela, es mejor que sentir el fuerte aroma de la pintura contra las fosas nasales, esto inhibe ese olor y así no me mareo—no sabía cuantas veces le había repetido eso.

—Está bien corazoncito—reí sonrojandome un poco por el mote—ow, mi pequeño Taeyang se ha sonrojado, ven con tu esposito

Negué orgulloso sintiendo mis mejillas sonrojarse aún más. Habían veces en las que cambiaba el tema tan dramáticamente y te decía ese tipo de cosas tomándote desprevenido...ah, no sabia que amaba tanto que lo hiciera.

—¿No vendrás conmigo? ¿eh? ¿no lo harás bebé?—sentí los brazos de Jyhion rodear mi cintura—Pues tu esposito vino a ti

Dejé un largo beso en su mejilla, él tomó con cuidado y cariño mi mandíbula dando un beso lleno de ternura sobre mis labios.

—Te amo Tae—sonreí tomando su mano.

—Yo igual y mucho—lo jalé al cuarto de pintura y aunque se resistiera, le puse el rociador en la nariz—Ahora, mi hermoso príncipe, quédate quieto.

—Uff...¿y si mejor me retratas desnudo?—solo Jyhion podía pasar de ser un lindo chico tierno a un lindo chico sexy y pervertido.

—Sabes que ya tengo dos cuadros tuyos así—dije tomando mi lápiz de dibujo para comenzar a trazar la silueta de su cuerpo en mi lienzo.

La pose de Jyhion era relajada y su cuerpo sexy contrastaba con su rostro tierno. Simplemente una combinación perfecta que nunca me cansaría de retratar.

—Me encanta ser tu modelo, siempre me dedicas una mirada llena de concentración y admiración tan...no lo sé, tan tu,amor—detuve unos segundos el movimiento leve de mi mano y lo mire directamente a los ojos

—Es porque me encantas y no puedo evitar embobarme cuando te veo así, posando para mi.

Sonreí cuando la mirada de Jyhion me sonrió. Eso me gustaba también, los ojos de Jyhion eran una verdadera ventana a su alma, un chico tan puro que estaba abierto tal cual libro quiere que lo lean. Pero solo para mi, solo yo puedo leerlo.

—Ahora, cariño, no te muevas, no es fácil intentar retratar la perfección.