La mujer trabajadora
que decidió ser artista, 
la mujer extrañamente 
sin instinto maternal.
La que hace topless
delante de desconocidos,
la de vestidos con toda la espalda al aire,
la que le gusta ir con poco ropa
y no ese día, 
y no allí en concreto, 
y no siempre para provocarte.
A la que acusan,
a la que insultan,
a la que tienen que acompañar a casa,
a la que juzga.

Me presento
yo soy la promiscua,
la exhibicionista,
la que lo iba buscando,
la que rompió a llorar,
la histérica de libro,
soy tu hija,
soy tu hermana,
soy la mujer que parirá a tu niño,
soy la mujer que cambiará la educación.

Yo soy la promiscua,
la que lo iba buscando,
a la que dejan,
a la que gritan,
'hoy te follaba, morena',
a la que desprecian,
a la que infravaloran,
yo soy la joven que hizo aquello,
la que lucha,
yo soy la chica
que era bueno en lo suyo,
la que ama,
yo soy la pobre niña pequeña,
la loba,
la que recibe tu ideología,
la que no vota machismo,
el sexo débil,
yo soy poca mujer.

Yo soy la promiscua,
soy las contradicciones
de toda una generación, 
la luna llena,
todas las mujeres que he conocido,
las ganas de gritar
que soy libre,
que no me grites 'guapa',
que no me grites 'guapa',
que no me grites,
que no me grites nada.

Yo soy la promiscua,
yo seré la promiscua, 
yo seguiré siendo la promiscua,
siempre y cuando 
seáis vosotros los retrogados.

Frustrate,
llóralo,
olvídate,
levántate,
pero no te quedes mirando
porque escribo lo mismo noventa veces
para ver si a la noventa y una
hago algo con ellos
porque hay millones de textos de amor
pero muy poquitos de respeto.