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O7

JiMin vestía con un suéter que su hermana mayor le había regalado en navidad.

Era de lana, color morado muy oscuro y con extraños toques de rosado. Al chico le encantó desde el primer momento en que lo vio, claro, y destacando que ama con toda su vida los regalos que le hacen sus hermanas.

Para seguir su conjunto, unos pantalones apretados a las piernas de color blanco, y por último, sus zapatillas blancas también, las cuales eran sus favoritas.

Se había maquillado solo un poco para hacer invisible sus ojeras. Su hermana Nayeon, antes de salir, le recomendó ponerse un protector de labios nuevo que había comprado en una tienda, el cual todos decían que eran muy buenos. A nadie en su familia le gustaba andar con los labios rotos, por lo que JiMin aceptó fácilmente su sugerencia.

Había muy pocas luces prendidas.

Con suerte la de la cocina, pero estaba muy lejos y no había nadie dentro de ella. También en el patio trasero, pero tampoco había nadie allí. Parecía una fiesta a oscuras.

Sí, JiMin si tenía experiencia con las fiestas, pero no con la bebida.

Su ex seguramente lo llevó a alguna años atrás, pero no eran como las de Jackson. Se podía oler a marihuana desde dos manzanas lejos. Los cuerpos sudados por los bailes y los besuqueos entre las personas no era algo que JiMin veía muy a menudo.

Dieron aproximadamente las nueve de la noche cuando el castaño llegó a la gran casa que Jackson tenía.

Afuera no había casi nadie, pero adentro, estaba completamente lleno; chicos y chicas por todas partes; latas de cerveza desparramadas por el suelo; vidrios de no-se-sabe qué cosa en la entrada; y un DJ en el centro de la sala de estar, animando con la música.

JiMin se sentó en uno de los sofás más alejados.

Desde esa esquina podía ver absolutamente todo, y lo que más destacó fue el círculo que estaba iluminado a un lado. Estaban algunos chicos que lo molestaban, entre ellos Jackson, y chicas vestidas con algo que apenas les tapaba su cuerpo.

Parecían estar jugando algo con una botella de vidrio, y cada vez que uno giraba, la persona que salía elegida por la botella se iba con la que había girado.

JiMin nunca había jugado ese juego. Pero se dio cuenta que probablemente lo que iban a hacer los chicos y chicas, era tener algo "íntimo" en un cuarto alejado de los demás.

—Da asco, ¿cierto? — Escuchó una voz a su lado y se dio la vuelta, topándose con una chica castaña. — Se llama cinco minutos en el paraíso, pero ellos lo cambiaron por diez minutos.

JiMin se quedó analizando quién tenía al lado, viendo su cabello castaño largo, ojos color café y vestido negro. Le recordaba a alguien, a excepción de que era una chica y tenía ojos cafés, cosa que JungKook no tenía.

—Park JiMin, ¿no? — Preguntó ella, acomodándose el gorro de lana en su cabeza.

El castaño asintió.

—Yo soy Seulgi. Supongo que me conoces por ser la lesbiana.

JiMin sonrió pero negó con la cabeza.—Nada de eso. Te conozco por ser la que me ha salvado algunas veces. Gracias por eso. — Respondió.

—Oh, sí — Seulgi miró al frente. — Detesto cuando les pegan a los chicos o chicas sin ninguna razón. ¿Cuándo le dirás a alguien que te golpean?

—Nunca, o eso creo. Supongo que todos lo saben.

—Ese chico nuevo no, por lo visto.

La sonrisa de JiMin se borró al recordar lo que Jackson le había dicho.

—Se enterará dentro de poco. Seguro se volverá amigo de Jackson y me golpeará igual que todos.

— ¿Por qué? ¿No era tu amigo?

—Me enteré de algo que él hizo y pues no, ya no somos amigos.

JiMin se alisó su suéter con los ojos llenos de lágrimas.

—Deberías arreglarlo. — Sugirió la chica. — Me gusta cómo se ven juntos.

—A mí me gustaba como se veían tú y Irene.

Seulgi sonrió.

—Gracias. A mí igual.

— ¿Ustedes terminaron? — Preguntó JiMin curioso.

— ¿Si te digo prometes ir a hablar con ese amiguito tuyo y arreglar las cosas, aunque nosotros ni seamos conocidos?

JiMin se mordió el labio inferior y miró el dedo meñique que Seulgi tenía levantado.

—De acuerdo. — Murmuró entrelazando su dedito con el de ella.

—Bien. — La chica sonrió. — Terminamos luego de que ella se fuera, pero volvimos hace dos meses. Yo estaba muy dolida porque ella no estaba en la escuela y además me había dejado con toda la carga, pero intentó conquistarme de nuevo.

— ¿Y cómo lo hizo?

—Digamos que hizo un trato con mis padres a mis espaldas y me secuestró por un fin de semana. Fuimos a una cabaña y me cantó una canción que ella había escrito.

—Wow... — Dejó salir JiMin.

Seulgi contaba todo con brillo en los ojos. Parecía realmente enamorada de Irene, y a JiMin le vino el leve recuerdo de JungKook, preguntándose si se veía así cuando hablaba del azabache.

JiMin se encontraba feliz escuchando lo que la chica le contaba de su relación. Pero JungKook, veía todo desde en rincón, con la mandíbula apretada.

¿Qué hacía esa hablando con su chico?

Se corrigió mentalmente.

¿Qué hacía ella hablando tan cerca de JiMin, y por qué no con él?

Pensó varias veces en cómo llegar a él sin parecer un perro reclamando su territorio.

Sacó la conclusión de que era mejor ir a donde estaba la chica y JiMin, hablar un poco con ellos y luego llevarse su castaño, y si era necesario, arrastrándolo. Tenían muchas cosas que conversar.

¿Por qué no lo había ido a ver esa tarde?

¿Por qué fue a un gimnasio, y además, sin él?

¿Por qué hablaba con ella como si fuera su mejor amiga de toda la vida, cuando él había estado acompañándolo toda esa semana?

¿Por qué, simplemente?

Caminó solo unos pasos para llegar al sofá. La conversación que la chica y JiMin tenían se cortó de inmediato cuando ella lo miró. Luego, el castaño se giró hacia JungKook lentamente.

—Bueno JiMin, me tengo que ir. — Ella se adelantó, soltando las manos del chico. — Fue un placer hablar contigo.

—Para mí igual, Seulgi.

¿Seulgi? ¿Quién diablos era Seulgi?

La castaña se retiró segundos más tarde, dejando el espacio donde estaba sentada completamente vacío. JungKook se sentó rápidamente y sonrió.

—Hola JiMin. — Saludó él, poniendo su mano en la del castaño. El contacto de ellos dos era necesario cuando conversaban.

Sin embargo, JiMin quitó su mano dejando a JungKook con la boca abierta.

—No quiero hablar contigo. — Murmuró, sin mirarlo a los ojos.

— ¿Por qué? ¿Qué he hecho? — JungKook juntó las cejas.

—Dije que no quiero hablar contigo.

El azabache rodó los ojos.

— ¿Estás molesto? — Preguntó, a lo que el castaño asintió. — No recuerdo saber por qué estás molesto, y me gustaría arreglarlo, así que ¿podrías hablarme ya?

JiMin se giró hacia el chico y lo encaró.

— ¡Me mentiste! — Gritó, pero no se preocupó por ser escuchado, ya que la música estaba muy fuerte. — Jackson me lo ha contado todo, JungKook. No puedo creer que me hayas hecho eso.

Los ojos de JiMin se cristalizaron y el azabache sintió su corazón romperse al verlo en tal estado.

—No llores, JiMin. No tengo idea de lo que me hablas.

— ¡Hiciste una apuesta con Jackson!

— ¡Yo no hice nada con ese hijo de...!

—No me mientas, Jeon. — Su tono cambió a uno más serio.

— ¡Te juro por todo, no te estoy mintiendo! ¿Por qué me juntaría con Jackson si me cae horriblemente mal desde la primera vez que lo vi?

Su voz mostraba sinceridad. Pero JiMin no cayó tan bajo.

— ¡Porque todos me odian y quieren verme destrozado!

— ¿Y qué aposté yo con ese idiota, eh?

Fue entonces cuando los papeles cambiaron. JungKook estaba totalmente furioso, y JiMin a un segundo de ponerse a llorar.

—Q-que... —tartamudeó pasando una mano por sus ojos —... el que se hiciera amigo mío m-más rápido se llevaría cien dólares.

— ¿Y el que pierde?

—Me tendría que besar. — Repitió las palabras que Jackson le había dicho hace solo un día.

—Hey, Minnie, tranquilo — Tomó sus mejillas y lo obligó a mirarlo. —Todo lo que él dijo es mentira. Nunca te haría algo así.

—P-pero él...

— ¿En serio le crees a ese imbécil antes que a mí?

JiMin cerró los ojos para evitar mirar los de JungKook.

—Ya me han hecho esto antes, así que no veo la diferencia. —susurró.

JungKook sonrió con tristeza.

—Pero yo no soy como ellos. Los que te hicieron esto, son unos idiotas que no saben de lo que se pierden. — El azabache limpió las lágrimas que se acumularon en las esquinas de los ojos de JiMin. — No sería capaz de traicionarte, bebé.

JiMin abrió los ojos sólo un poco al escuchar la última palabra. De pronto sus mejillas se sintieron calientes, y rogó a los cielos a que JungKook no se diera cuenta del cambio.

—Lo siento. — Murmuró.

Se dio cuenta de lo cerca que estaban, y no pudo evitar sonrojarse más. Sus respiraciones se mezclaban, y los ojos de JungKook lo miraban tan profundo que sintió que podía ver hasta su alma.

—Está bien. — Susurró de vuelta el azabache.

Se acercó un poco más. Ya sus labios alcanzaban a rozarse, mandando descargas eléctricas por todo su cuerpo.

Fue cuando JungKook abrió los ojos y miró el rostro de JiMin. Observó el ambiente donde estaban; gritos y conversaciones por todos lados; papeles y botellas en el suelo; chicos teniendo cosas con chicas tan solo en las escaleras. El lugar donde estaban era una porquería, y JungKook se sintió mal al pensar que se tendrían que besar en un sitio como ese.

"No está bien, no ahora" —pensó — "En este momento no"

Subió sus labios hasta la frente del castaño, y dejó un beso allí.

Ellos se merecían un mejor lugar donde poder compartir su primer beso.

JiMin abrió sus ojos de golpe, preguntándose por qué el chico no lo había besado. Sintió decepción, pero no reclamó nada. No tenía ningún derecho a hacerlo.

Se separaron rápidamente después de eso. Intentaron tener una conversación aleatoria acerca de cualquier cosa, ya que no querían entrar en un ambiente incómodo. Además, ¿qué podrían decirse?

"Estaba a un segundo de besarte, pero me di cuenta de que estamos en un basurero."

"Me gustaría un beso por parte tuya, pero parece que no es el momento."

"Deberías besarme."

No, no y no.

Luego de charlar un rato, decidieron que lo mejor era ir a tomar algo. JungKook ya tenía experiencia con las bebidas alcohólicas, a diferencia de JiMin, quien no sabía ni por asomo cual podría ser su sabor.

—JungKook, ¿si me emborracho, puedes asegurarte de que no haga ninguna estupidez? — Preguntó el castaño con el vaso de vodka en la mano.

Después de muchos intentos, el azabache había logrado que JiMin se sirviera un vaso pequeño de alcohol, solo para probarlo.

—Lo prometo.

Que promesa más falsa.

El castaño tomó del vasito, y sonrió al encontrar un buen sabor. Le había gustado, aunque al principio casi le dan ganas de vomitar al sentir la bebida rasgando su garganta.

JungKook lo siguió e hizo una mueca, ya que hace tiempo que no tomaba alcohol. Le sirvió un poco al castaño cuando este le extendió la mano con el vaso, y también aprovechó de servirse él.

—Te apuesto que no puedes tomar cinco de estos seguidos. — JungKook levantó su mano, con una sonrisa en sus labios.

Los dos estaban completamente solos en la cocina.

—Si lo hago, tendrás que tomar tres más. — Siguió la apuesta el castaño.

— ¿Y si no?

—Yo tomaré tres más.

Sirvieron de la forma más rápida posible los vasos. Todos estaban en un fila, donde los vasos color azul eran de JungKook y los de JiMin rojo.

—Uno, dos, ¡tres!

Corrieron hacia ellos y empezaron a tomar uno por uno, sin tener cuidado al beber de ellos. En un momento una persona entró a la cocina y apagó la luz de ella, quien seguramente se encontraba muy borracho como para darse cuenta que habían dos chicos corriendo como locos dentro de esta.

El último vaso lo tomaron los dos al mismo tiempo. Se giraron y rieron a carcajadas, ya que ninguno de los dos había ganado o perdido.

—B-bien. — Tartamudeó JungKook, siendo víctima de las primeras etapas del alcohol. — Tendremos que tomar tres veces más.

JiMin sonrió. No podía quitar la sonrisa de su cara.

—Ningún problema.

Tomaron tres vasos más, riendo cada vez que podían. JungKook se sentó en la mesa de al centro, seguido por JiMin. Pasó su brazo por los hombros del pequeño castaño y lo apegó a él.

— ¡Mira, JungKook! ¡Una cámara! — Gritó JiMin emocionado, apuntando a una cerca de la botella de vodka.

— ¿Es instantánea?

—Creo que sí.

La tomó entre sus manos y sacó una foto, luego parpadeó un par de veces por el flash y tomó el papel que salió por abajo de la cámara.

— ¡Somos hermosos! — Dijo con sarcasmo antes de dejar la foto en la mesa.

—Esa chica de antes, la tal Seulgi, ¿es tu amiga o qué? — Preguntó luego JungKook.

—Conocida.

—Que bien. — JungKook sonrió. — Porque tú eres MI amigo.

— ¿Solo tuyo?

—Exacto.

—Tengo más amigos en Busan.

JiMin soltó una carcajada al ver la cara de JungKook. Metió su dedo en el hoyuelo que se le formaba suavemente en la mejilla.

—Pero aquí, eres solo mío.

El azabache dejó besos en la mejilla del castaño, y fue bajando hasta llegar a su oído.

— ¿Escuchaste bien, Minnie?

JiMin se estremeció.

JungKook siguió dando besos a lo largo de su mandíbula, pero luego se enfocó en su cuello. JiMin dejó salir un jadeo al sentir los dientes del azabache, concentrándose solo en una parte.

—J-JungKook, ¿Q-qué haces? — Preguntó JiMin, sin querer apartar ni un poco al chico.

—Marco lo que es mío. — Se separó unos centímetros y admiró lo que había hecho.

— ¿Cómo amigos?

JungKook rodó los ojos.

—Claro, como amigos. — Pasó un dedo por su cuello y sonrió. — Si quieres, puedes marcarme como tu amigo.

JiMin también sonrió.

—Como amigos.

—Exacto.

No pasaron ni dos segundos cuando JungKook tenía la boca de JiMin atacando su cuello.

Así fue como el alcohol comenzó a hacer efecto en los dos chicos.

Les dije que sería interesante 6u9 y como siempre a mi me encanta dar C R I N G E ASI QUE GUDS BAI

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