Morgan - Randy Cunningham: Ninja Total
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Morgan - Randy Cunningham: Ninja Total
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El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos y rosados, mientras el centro de recreación vibraba con la música pulsante de la pista de baile. En medio del bullicio, las luces de neón iluminaban el espacio, creando un ambiente vibrante y lleno de energía. La gente reía, conversaba y disfrutaba de la noche, pero en el centro de todo, Morgan se mantenía en una especie de trance, observando la pista de baile con una leve sonrisa en los labios. Su cuerpo se movía con una agilidad innata, como si la música fuera una extensión de su propia alma, pero su rostro permanecía inexpresivo, casi distante.
Morgan, la líder de Dancing Fish, siempre fue una figura misteriosa. Su actitud fría y distante a menudo la hacía parecer inaccesible para los demás. Era la chica que prefería estar al margen, observando en lugar de involucrarse. Sus ojos verde oscuro no mostraban mucho, pero cuando bailaba, esos ojos se iluminaban con una chispa difícil de ocultar, como si en ese momento, el mundo a su alrededor desapareciera y todo lo que importara fuera el ritmo, los movimientos y la conexión con el espacio. Pero esa noche, había algo diferente en el aire, algo que la sacaba de su usual apatía.
T/N, la chica gamer, estaba en una esquina, completamente absorbida por su consola. Sus dedos se movían a una velocidad impresionante, su concentración era total, y el mundo a su alrededor parecía desvanecerse mientras jugaba. Los sonidos de la pista de baile y las risas de los demás parecían no perturbarla. Morgan la observaba desde lejos, notando la manera en que T/N se sumergía en su propio universo digital. Algo en ella despertaba una mezcla de curiosidad y frustración en Morgan. Sabía que T/N se dedicaba por completo a sus videojuegos, pero también sabía que, como líder de Dancing Fish, no iba a dejar que eso la alejara de su objetivo. Ella quería atraer su atención, aunque fuera por un momento.
Con una decisión que solo Morgan podría tener, se acercó con pasos firmes y elegantes, deslizándose entre la multitud hasta quedar justo frente a T/N. La luz de las lámparas caía sobre su figura, resaltando su cabello violeta rojizo atado en una coleta lateral, con una cinta azul que lo mantenía en su lugar. Sus ojos verdes brillaban con un toque de desafío, y su postura reflejaba la seguridad que siempre emanaba, aunque por dentro, algo la hacía sentir más intrépida que nunca.
T/N ni siquiera levantó la vista del juego, completamente absorbida en su pantalla. Morgan esperó unos segundos, observando su indiferencia, hasta que decidió romper el silencio.
—Oye gamer —Dijo Morgan con tono retador, una sonrisa ligeramente torcida en sus labios— ¿Qué tal si dejas esa consola por un rato y aceptas un reto real?
T/N, sin apartar los ojos de la pantalla, levantó una ceja, intrigada por la audacia de Morgan. Por fin, apartó su mirada del juego y se enfrentó a la chica, una sonrisa pícara asomándose en su rostro.
—¿Un reto? —Respondió T/N, sin ocultar su interés—¿De qué hablas?
Morgan esbozó una sonrisa desafiante, cruzando los brazos sobre su pecho mientras su mirada se volvía más penetrante.
—Un reto de baile. Tú y yo. Ahora mismo.
T/N se rió suavemente, sabiendo que este tipo de desafíos no eran lo suyo, pero al mismo tiempo, algo en su interior se encendió. La adrenalina de un desafío competitivo era algo que no podía rechazar.
—Bueno, si insistes —Dijo T/N, levantándose de golpe. Sus ojos brillaron con una mezcla de diversión y determinación.
La pista de baile se despejó a medida que las dos chicas se dirigían al centro. La música comenzó a sonar más fuerte, envolviendo el lugar en una atmósfera llena de ritmo y energía. El ambiente se volvió más denso, como si las luces y la música estuvieran creando una burbuja privada para ellas dos. El público observaba desde las orillas, expectantes.
Morgan comenzó con su característico estilo de baile: ágil, fluido, y totalmente en control. Cada movimiento era ejecutado con precisión, desde los giros rápidos hasta los pasos de lado que parecían hacerla deslizarse por el suelo. Pero en cuanto Morgan comenzó, T/N no pudo evitar sonreír. Sabía que la competencia estaba en marcha, pero había algo en los movimientos de Morgan que la cautivaba, algo que no había anticipado. La frialdad de Morgan se desvanecía cuando bailaba, y una ligera chispa de emoción brillaba en sus ojos.
T/N, sin pensarlo mucho, se unió al ritmo. Sus movimientos eran más relajados al principio, pero rápidamente encontró su propio flujo. A medida que su cuerpo se movía al compás de la música, el aire se volvía más denso con cada paso. La tensión entre ellas dos comenzaba a construirse de forma casi palpable. Cada giro de Morgan era respondido por un movimiento más audaz de T/N, como si estuvieran en una conversación no verbal, en la que cada paso competía por la atención de la otra.
De repente, Morgan se acercó más, con una mirada desafiante que dejaba claro que no pensaba ceder. Sin embargo, T/N no se quedó atrás. Se deslizó hacia Morgan, sus cuerpos ahora casi tocándose, creando un contraste entre la frialdad de la chica de cabello violeta y la energía cálida y provocadora de T/N. La música se volvió más sensual, los bajos más profundos, y la atmósfera en la pista de baile se cargó de electricidad.
—¿Eso es todo lo que tienes? —Murmuró Morgan con una sonrisa burlona, mientras sus caderas se movían con una sensualidad que dejaba poco a la imaginación.
T/N, con una sonrisa juguetona, dio un paso adelante, casi desafiando a Morgan. No era solo un reto de baile ahora; había algo más, algo que no podían negar. El aire se volvió pesado, y la proximidad de sus cuerpos intensificaba la conexión que se estaba formando entre ellas.
—Te sorprenderé —Respondió T/N, acercándose aún más, su cuerpo rozando el de Morgan con cada movimiento. La competencia había evolucionado, y ahora el juego era mucho más peligroso.
El aire seguía vibrando con la energía de la competencia, pero algo había cambiado entre las dos chicas. El desafío había dejado de ser solo una cuestión de baile. Ahora había una tensión palpable, una chispa de atracción que no podían ignorar. Ambas respiraban pesadamente, pero no podían apartar la mirada de la otra. El público alrededor, que había estado observando con entusiasmo, parecía haber desaparecido por completo, dejando a Morgan y T/N solas en su propio mundo.
T/N se acercó a Morgan, con una sonrisa traviesa jugando en sus labios. Su mirada era firme, pero había algo más, un destello de interés que Morgan no pudo ignorar.
—¿Eso fue todo lo que tienes, Morgan? —Preguntó, su tono desafiante mezclado con una pizca de seducción.
Morgan, que había sido la líder indiscutible de Dancing Fish, estaba acostumbrada a ser la mejor, pero algo en el juego de T/N la había desconcertado. La manera en que se movía, cómo la desafiaba y la mantenía al borde de su control... era fascinante. Y, a pesar de su fachada fría, había algo en ella que le gustaba, algo que la atraía más allá de su ego competitivo.
Con una sonrisa algo más suave, pero aún cargada de ese aire de desafío que la definía, Morgan levantó una ceja.
—¿Acaso crees que terminé? —Respondió con tono juguetón, pero había un matiz de algo más profundo, algo más personal en sus palabras.
T/N, viendo que Morgan se abría a un juego más provocativo, avanzó hacia ella, acercándose lo suficiente como para sentir el calor de su cuerpo. La música seguía envolviéndolas, marcando el ritmo de sus pasos, pero ahora era diferente. Ya no se trataba solo de la competencia. La cercanía entre ellas había cambiado las reglas del juego. T/N se permitió dar un paso más y, con un movimiento inesperado, pasó su brazo alrededor de la cintura de Morgan, atrayéndola hacia ella.
Morgan, sorprendida pero no asustada, dejó que el contacto sucediera, pero su mirada seguía siendo intensa, como si buscara una respuesta, algo que confirmara que este juego, que había comenzado como un reto, realmente era algo más.
—¿Así que ahora me quieres cerca? —Le susurró T/N al oído, su voz suave pero cargada de un tono seductor que Morgan no pudo evitar sentir.
Morgan cerró los ojos un momento, disfrutando de la proximidad, luego sin apartarse, la miró fijamente.
—Si estás dispuesta a bailar... —Respondió con una sonrisa, su tono cargado de desafío.
La pista de baile parecía desvanecerse a su alrededor. Todo lo que quedaba era el calor entre ellas, el ritmo de la música, y la tensión que no podían negar. Con una rapidez que sorprendió a T/N, Morgan la giró hacia ella, apretando ligeramente su cintura mientras guiaba sus cuerpos con movimientos fluidos y seductores, desafiándola a seguirle el ritmo. Cada paso estaba calculado, pero, al mismo tiempo, había algo de espontaneidad, como si ambas se dejara llevar por el momento.
T/N, sin pensarlo, siguió el juego. La atracción entre ellas parecía ser la fuerza que las empujaba, y la manera en que se movían, de forma sincronizada, casi como si todo hubiera estado planeado, creaba una conexión que era imposible de ignorar. Morgan, que nunca había sido del tipo emocional, sentía algo más en ese instante. Cada giro de T/N, cada mirada, cada roce... todo la desarmaba un poco más.
—Nunca pensé que me desafiarías de esta manera —dijo Morgan, su voz baja, pero llena de una admiración que rara vez se mostraba en ella.
T/N, con una sonrisa divertida, se acercó aún más, sus cuerpos tan cerca que sentían la vibración de los latidos del corazón del otro.
—Yo nunca pensé que te dejarías llevar así —respondió, su tono de voz bajo y seductor, como si estuviera disfrutando cada momento.
Morgan sonrió, un destello de emoción brillando en sus ojos. No sabía exactamente qué estaba sucediendo, pero ya no importaba. La tensión entre ellas era tan evidente, tan intensa, que solo se podía seguir el ritmo de la música y dejar que el momento las guiara. Los movimientos se volvieron más atrevidos, más cercanos, cada giro de Morgan más provocador, cada respuesta de T/N más atrevida. No había nada que esconder ahora. Lo que había comenzado como una competencia de baile se había transformado en un juego de seducción, y ambas sabían que ya no había vuelta atrás.
La pista de baile parecía ahora más como un escenario privado solo para ellas. El público las observaba, pero las chicas estaban perdidas en su propio mundo, una danza de emociones y tensión que no podían detener. Morgan, en un impulso de pura atracción, se acercó aún más a T/N, su rostro casi rozando el de ella.
—¿Te atreves a dar el siguiente paso? —Preguntó Morgan, su voz suave, pero cargada de provocación.
T/N, con una mirada juguetona pero igualmente seria, susurró—Si sigues el ritmo, Morgan... siempre hay un paso más.
Un último movimiento, Morgan giró a T/N hacia ella, sus cuerpos se alinearon por completo, sintiendo la electricidad en el aire entre ellas, no pudo resistirse más. Había algo en la forma en que Morgan se había dejado llevar, en cómo se habían despojado de las barreras que solían rodearlas, algo que despertaba un deseo profundo, una necesidad de expresar lo que ambos sentían pero nunca se habían atrevido a decir. Con una mirada intensa, T/N se acercó aún más a Morgan. Sus cuerpos estaban tan cerca que podían sentir el calor del otro, la respiración acelerada, el pulso que aumentaba en el mismo ritmo de la música que aún sonaba a lo lejos.
Morgan, con una expresión que mezclaba sorpresa y expectación, no se apartó. Sus ojos brillaban, como si un nuevo fuego hubiera encendido algo dentro de ella. Nunca había sido del tipo que cediera tan fácilmente, pero había algo en T/N, algo en su confianza, en su forma de desafiarla, que hacía que su fachada de frialdad se desmoronara con cada segundo que pasaba.
T/N, sintiendo que el momento era el adecuado, levantó una mano y, con suavidad, acarició el costado de Morgan. La tocó de manera delicada, como si estuviera buscando una respuesta, y Morgan, con una leve sonrisa en su rostro, dejó que sus ojos se cerraran por un instante. La proximidad entre ellas era tan intensa que el aire a su alrededor parecía desaparecer.
Finalmente, sin decir una palabra más, T/N acercó su rostro al de Morgan, tan cerca que podían sentir el aliento de la otra. En un impulso que ya no podía controlar, T/N cerró la distancia entre ellas y, con un suave pero decidido movimiento, la besó.
El contacto fue suave al principio, un roce ligero que hizo que todo lo demás se desvaneciera. Pero luego, al sentir que Morgan no se apartaba, T/N profundizó el beso, permitiendo que sus labios se fundieran en uno solo. Fue un beso cargado de todo lo que no habían expresado con palabras: la tensión acumulada, la atracción creciente, el deseo de descubrir algo más el uno del otro.
Morgan, al principio sorprendida, comenzó a responder, sus manos deslizándose hacia la espalda de T/N, atrayéndola más hacia ella. El beso se intensificó, no solo como un acto de seducción, sino también como una afirmación, un reconocimiento de lo que ambos sentían en ese momento.
Cuando finalmente se separaron, las dos respiraban con dificultad, pero no apartaron la mirada. Los ojos de Morgan, usualmente tan fríos y distantes, ahora brillaban con algo nuevo, algo que solo T/N había logrado desatar.
T/N, con una sonrisa traviesa, se apartó un poco, mirándola con una expresión de satisfacción—¿Eso fue lo que esperabas, Morgan? —Preguntó su voz suave pero llena de un tono provocador.
Morgan, aun recuperándose del beso, no pudo evitar sonreír, una sonrisa genuina que rara vez mostraba—Pensé que tú serías la que se apartaría, pero parece que no me equivoqué —Respondió, sus palabras cargadas de una mezcla de desafío y admiración.
El mundo a su alrededor parecía haberse detenido, como si todo lo que importaba ahora era esa conexión, ese momento entre ellas. La competencia ya no tenía importancia. Había algo más, algo mucho más profundo y poderoso que se había encendido esa noche.
—No tengo miedo de un desafío, Morgan —Dijo T/N con una sonrisa confiada.
Morgan, mirando a T/N con una nueva apreciación, se acercó lentamente, sus ojos fijos en los de ella.
—Tal vez este sea solo el comienzo de algo mucho más interesante —Respondió, su tono suave pero cargado de promesas.
Y en ese momento, las dos sabían que este juego, este desafío, no había hecho más que comenzar. El baile había cambiado su significado, y lo que antes había sido una competencia se transformó en una danza más íntima, más real, que las uniría de una manera que ninguna de las dos había anticipado. Ambas se dieron cuenta de que este reto había ido mucho más allá de lo que esperaban. Y, aunque las reglas de la competencia aún existieran, ahora había algo mucho más importante en juego su conexión.
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