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Emily - El Cadáver de la novia

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La oscuridad del inframundo envolvía todo a su alrededor. T/N, una joven cuya vida fue arrebatada de manera injusta por la mano cruel de sus propios padres, caminaba lentamente entre las sombras. El eco de sus pasos resonaba en las cavernas y pasillos del más allá, pero no era la tristeza lo que nublaba su corazón, sino una profunda sensación de vacío, de lo que pudo ser y nunca fue. Su alma había sido condenada a morir sin haber vivido como deseaba, condenada a perder el amor de su vida por un mundo que no entendía sus sentimientos.

T/N siempre había sentido una atracción profunda por Emily, una joven cuyo destino había sido igualmente truncado por la traición y la violencia de un hombre que no entendió su amor. Ambas, atrapadas en la muerte, compartían un dolor común. La historia de Emily, su belleza eterna, su espíritu romántico, resonaba en lo más profundo de su ser. No importaba que ambas estuvieran muertas, pues en ese lugar sombrío y frío, lo único que quedaba era la conexión que compartían: el amor.

La historia de Emily era trágica. Había sido asesinada por Lord Barkis, un hombre que, bajo su encanto, la engañó para robarle la vida y todo lo que tenía. En el final de su vida, Emily no solo había sido despojada de sus bienes, sino también de su fe en el amor verdadero. Ahora, mientras T/N vagaba entre las sombras del más allá, la presencia de Emily se hizo más cercana, más tangible. A pesar de la eternidad de la muerte, su imagen seguía siendo tan bella y cautivadora como lo había sido en vida. Su cabello azul, ahora ondulado como las olas del mar, sus ojos grandes y redondos, reflejaban un alma noble atrapada entre los recuerdos del pasado.

Fue en el más profundo rincón del inframundo donde T/N la encontró por fin. Estaba allí, bajo una luna que nunca dejaba de brillar, y a su lado, como si el destino hubiera querido que sus caminos se cruzaran de nuevo. Emily, aunque muerta, seguía siendo aquella joven romántica, llena de vida, aunque su alma estuviera atrapada en la frialdad de la muerte. Y fue entonces, cuando T/N la vio por primera vez después de su partida, que todo su ser se aceleró, como si el amor jamás perdido renaciera en su interior.

—Emily... —Susurró T/N, su voz temblorosa y llena de emoción.

Emily se giró lentamente hacia la voz, sus ojos fijos en T/N, sorprendida pero reconociendo esa presencia. Durante un momento, el tiempo pareció detenerse, como si el universo entero hubiera tomado un respiro mientras ambas se observaban. El dolor del pasado, las pérdidas y los engaños se disolvieron en el aire, reemplazados por una necesidad que las unía.

—T/N... —Dijo Emily suavemente, como si ese nombre tuviera una melodía propia. A pesar de la muerte que las separaba, el amor y el reconocimiento entre ambas brillaban con fuerza.

T/N dio un paso hacia Emily, su alma llena de dolor y ternura. Sabía que el tiempo ya no tenía significado en este lugar, pero su amor por ella, por esa joven cuya vida había sido destruida, permanecía intacto, ardiendo con la fuerza de una pasión que había resistido incluso la muerte. Emily, aunque sorprendida, no se apartó, como si hubiera esperado este encuentro durante siglos.

Fue entonces cuando, de alguna forma, Emily comprendió que no era Viktor quien había dejado una huella en su corazón. En su mundo de sombras y recuerdos, entendió que el verdadero amor siempre había estado frente a ella, pero la confusión y la desilusión le habían nublado el camino.

En ese momento, Viktor entró en escena, con el rostro marcado por el dolor y la culpa. Estaba decidido a recuperar lo que sentía como su amor perdido, pero cuando vio el intercambio entre Emily y T/N, su corazón se llenó de angustia y desesperación. Había cometido un error. Un gran error. Su corazón había estado dividido, atrapado entre el deber y los sentimientos por Victoria, pero en ese momento vio con claridad que el amor de Emily no era para él.

Emily, mirando a T/N con una expresión de profunda comprensión, se volvió hacia Viktor.

—Lo siento, Viktor —Dijo suavemente—Pero el amor que tú y yo compartimos fue un mal entendido. Mi corazón pertenece a otra persona.

Las palabras fueron como un bálsamo para T/N, quien se sintió finalmente liberada. Emily se acercó a ella, y, en un gesto de profunda conexión, tomó su mano delicadamente, con un toque tan cálido que atravesó la frialdad de la muerte. Emily, llena de coraje y valentía, le miró con una mirada profunda, esos ojos que alguna vez fueron marrones y ahora brillaban con la serenidad de la eternidad.

—Siempre te he amado, T/N —Dijo Emily, su voz cargada de una dulzura profunda y verdadera.

T/N, aún incrédula ante la confesión, sintió cómo su corazón, que nunca había dejado de latir por Emily, se aceleraba nuevamente. De un movimiento suave, se inclinó ante ella, tomando su mano con una delicadeza infinita.

—Te he amado siempre, Emily, incluso en la muerte —Respondió T/N, sus ojos brillando con una emoción tan pura que la oscuridad del inframundo parecía desvanecerse a su alrededor.

Con una suave sonrisa, T/N besó la mano de Emily, sus labios morados tocando su piel fría con ternura. En ese beso, las promesas del pasado y las esperanzas del futuro se entrelazaron. Aunque la muerte había marcado el fin de sus vidas en el mundo físico, su amor trascendía más allá de los límites de la vida y la muerte.

—Siempre te amaré —Susurró T/N.

Antes de que la luz del amor entre ellas iluminara el camino hacia una eternidad juntos.