3 *llegada*
Todo se me torno negro y cuando la luz se hizo presente me encontraba en aquella casilla en la zona de los muertos. Me aserque y note la hora 11:59... 12:00. El puente de cempasuchilt se creo y las casetas se abrieron. Camine extrañado por el silencio que se encontraba.
- no puedo dejar que mi familia me vea aquí - dije atemorizado.
Camine por los callejones y encontré a un chico esculcando entre la basura.
- oye podrías ayudarme? - dije y el salio de su escondite con ambas manos alrededor de su dorso - podrías ayudarme a ocultarme
- ¿cual es tu nombre? - dijo el chico con desconfianza
- Miguel
- un gusto mi nombre es Enrique
- ¿y donde esta tu familia?
- yo no tengo. Era huérfano y morí la semana pasada a causa de que la nana del orfanato me enveneno con la comida junto a otros niños. Esos pasteles no me daban buena espina, y pues aquí me vez. ¿y tu?
- si tengo solo que no quiero que me vean aquí. Podrías ayudarme a buscar un lugar alejado.
- claro sigueme
Camine siguiendo sus pasos hasta llegar a un barrio bajo. La gente apenas y podía coexistir en aquellas cabañas echas de lamina , cartón y pet. Ambos nos detuvimos abajo de un puente donde se encontraba una pequeña casita lo suficientemente grande para 7 personas.
- ya llego Enrique - empezaron a gritar barios niños mientras entrabamos
- que son estas horas de llegar - dijo la que parecía la mas grande desde otra habitación
- lo siento pero estaba buscando comida cerca de la caseta.
- cuantas veces te he dicho que no vallas Enrique
- lo se, pero entre mas cerca este de la caseta mejor son las recompensas. Por cierto e encontrado a un chico.
La chica salio del cuarto y al verme me observo molesta. Yo me presente pero ella no cambiaba su expresión.
- lo siento pero no pienso aceptar a nadien mas en esta casa.
- no te preocupes solo vengo a pedir unas cosas que me dijo el chico que me daría.
- que le ibas a dar Enrique?
El chico trajo un costal y de ella saco una guitarra de madera y de los mas fondo del costal saco un traje un poco roto al igual que una peluca decente. La chica tomo el costal con las cosas que me ofrecía y me corrió fuera de su casa.
Quede bajo el puente y me arregle con lo que me había dado el chico. Al colocar la peluca me sentía diferente. Realmente podría hacerme pasar por otra persona. Mi anterior ropa la guarde en el costal y camine por todo el pequeño barrio. Observaba a personas siendo olvidadas y otras robando a otros.
- en donde me fui a meter.
(...)
Pasaron cuatro años y ya era conocido en la plaza como el joven cantor. No era una popularidad grande pero bastaba para ganarme la vida con las propinas. Cuatro años se pasan demasiado rápido y lentos a la vez si esperas algo con tanto anhelo. Cada que canto siempre observo a mi familia pasar y detenerse porque mama coco siempre quería escucharme cantar.
Al verla siempre constante me daban ganas de llorar y abrazarla, pero después recuerdo que debo ser precavido porque un movimiento en falso y todo se vendrá abajo.
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Como han pasado los años
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