¡Bien!

Te he ayudado bastante, y gracias a mí, logras soltarte e incorporarte.

De nada.

Pero no todo va a ser un cuento de hadas. Los aliens se acercan y ahora solo te quedan tres minutos. Tick... Tack. Está oscuro, demasiado oscuro y odias eso. Lo temes. Por ello te apresuras a acercarte a lo que crees que es la puerta.

No estabas equivocada, nada más acercarte a un panel metálico que ocupaba más de media pared, se abrió.

Sentiste miedo, pero al menos entraba luz. Asomaste un poco la cabeza. Habia dos caminos. Uno a la derecha, que correspondía a un larguísimo pasillo blanco, y otro a la izquierda, que era una habitación también algo oscura.

Si bien es cierto que no querías entrar en aquella habitación, tampoco querías ir a la derecha.

¿El motivo?

Dos criaturas que parecían calamares se acercaban hacia ti. No tenían ojos, ni boca. Solo eran una masa gris con cientos de tentáculos. Incluso dejaban un rastro baboso allá por donde pasaban.

Calma Andrea... Calma. ¿Qué harás ahora?

✔Ir por el pasillo largo y saludar a los aliens. Quizá sean majos. (Decisión 11)

✔Permanecer en la sala en la que te encuentras y enfrentarte a ellos. Sin armas ni estrategias. (Decisión 3)

✔Ir a la habitación oscura. (Decisión 8)