No vas a ser tan mala persona como para dejar que él solo pase por esto. No te agrada en absoluto la idea, pero es mejor así.

Tras un leve corte limpio, la sangre comienza a fluir. No quieres mirar, sería peor. Pero cuando menos lo esperaste, ambos lograsteis abrir la puerta. Tras haber roto un trozo de tela de vuestras ropas con contenéis el sangrado, y después, miráis sorprendidos lo que había tras las puerta.

Allí hay unas cuantas armas.

Espera... ¿Armas?

Sí, armas.

Corréis a por ellas, queréis todas, pero solo podéis coger un par de rifles que disparan láseres. De pronto, la puerta que se había cerrado cuando entrasteis en la sala se abrió de par en par.

El alien había llegado.

Pero ahora podéis luchar.

Ambos apuntáis al calamar del espacio y apretáis el gatillo sin dudarlo, antes siquiera de que el alien pueda moverse.

Pum, pum.

Dos grandes agujeros se formaron en el cuerpo gelatinoso del ser, y después, cayó al suelo, sin vida.

No os conocíais de nada, pero el chico y tú os abrazásteis con fuerza para celebrar la Victoria. Y más aún cuando otra nueva puerta se abrió, y esta, llevaba hacia el exterior de la nave.

¡Sí, lo habéis logrado! Por haber vencido a uno de ellos, os otorgaron la libertad.

-¡Victoria!-