Dificultades de temporada
nota de autora: yo tampoco me esperaba actualizar esto desde hace tres años o cuatro desde que lo terminé. estoy igual de sorprendida que ustedes. en fin, que esto está acá porque unas amigas me pidieron que escribiera un smut y como yo las quiero mucho (tkm _estindela_ y pau) (pau no me acuerdo cual es tu usuario KSLJDHFAKFJH) pues aquí ta esto. ADVERTENCIA: todo esto contiene escenas +18/smut. de no consumir este tipo de contenido, siéntase libre de no leerlo <3.
La empresa jamás me explicó que los híbridos suelen pasar por unas temporadas...complicadas, por llamarlas de una manera.
Y es que, cuando Minho comienza a expresar una irritabilidad por encima de la normal, sé que es momento de suministrarle la medicación adecuada.
—¿Ya te vas? ¿Por qué no me avisaste? ¿Y si me quería ir contigo? —me bombardeó con preguntas que sé que no haría si no estuviera cerca de esa temporada especial—Oye, ¿me estás escuchando?
—Sí, Minho. Te escucho alto y claro —me até los cordones de las zapatillas. Manejar hasta la farmacia más cercana era mi prioridad en este instante—. Solo me iré por diez minutos, no haré nada especial.
—Hm —se cruzó de brazos y caminó hacia el sofá para echarse a seguir viendo su programita.
Antes de salir, me aseguré de que llevaba conmigo lo que necesitaba: llaves del carro, cartera y el papel donde tenía apuntado el nombre del medicamento para suprimir los efectos de su tontería.
Fue nada más salir del elevador hacia el estacionamiento interno, el frío hizo erizar mis vellos. Estamos en el apogeo del invierno, esta temperatura me hizo considerar regresar a la comodidad de mi apartamento acogedor.
Una vez con el carro ya en marcha, estaba por salir del edificio, cuando noté que hay otros carros detenidos frente a la salida. Unas personas estaban bloqueando la salida también, parecían estar discutiendo algo.
—Es muy peligroso, realmente no les recomiendo salir estos días de sus hogares —era un policía sermoneando a los conductores que se habían bajado de sus autos—. Ya nos han reportado cientos de casos de accidente por el hielo en la carretera.
—Sí, además, el pronóstico indica que va a empeorar —su compañero añadió.
—No nos pueden obligar a quedarnos encerrados.
—Señor, si no lo hacemos nosotros, el mismo hielo y la nieve que bloquean la carretera lo hará. No sea necio.
Okay...esto no pinta bien.
Desde donde estaba atisbando la escena desenvolverse, en efecto podía divisar el estado peligroso de la calle. Me pregunté cómo harán esos policías para regresar a su cuartel. ¿De pronto no está tan lejos? Podría ser, no veo sus carros. Es posible que vinieron a pie.
En fin, eso no era mi preocupación.
—No pasaron ni cinco minutos. ¿Te fuiste en helicóptero? —así me dio la bienvenida Minho.
—La tormenta de nieve anoche fue grave, al parecer. No están dejando salir del edificio —me deshice de mis zapatillas, ni me molesté en deshacer los cordones.
—¿Para qué necesitabas salir, de todas formas?
Sabía que eventualmente esto vendría a joderme.
Desde el inicio de la relación, este era un tema el cual debí hablar con él. Sin embargo, la idea de confrontarlo me mortificaba, me daba mucha vergüenza. Hice como que no existía y me fui por el camino fácil: darle la medicina que controla su celo. Es una cosa extraña en los híbridos, ya que se puede manifestar en ambos sexos, en distintas épocas del año. No sigue un patrón claro.
—Nada.
—Sí era algo —posó sus puños sobre sus caderas y se acercó.
—Ya te dije que no —empujé su cara, que se había aproximado a la mía.
Vamos, Felicity. Tampoco es el fin del mundo si...entra en ese estado. ¡Bastará con arrojarle agua fría en la cara!
Me lo dije más que nada en broma y me olvidé del tema por el resto del día.
Me desperté en medio de la madrugada por un calor insoportable, sentía una gota de sudor bajar por mi espalda de lo alta que estaba la temperatura.
Me extrañó, pues si bien la calefacción estaba haciendo su trabajo, no estaba configurada para que hiciera este calor.
Se me quitó el sueño, cuando reconocí los brazos de Minho alrededor de mi cintura, su pecho contra mi espalda. Encima, estábamos arropados con unas sábanas hechas de lana. Con razón me desperté del calor que hacía.
...Había un olor, no desagradable, pero diferente que indicaba que algo había cambiado en las hormonas del muchacho dormido junto a mí. Nunca había sentido este aroma, extrañamente...me hizo querer acurrucarme más cerca de él.
El pequeño movimiento que hice para abrazarme a él lo sacó de su propio descanso.
—Mm, Feli —murmuró, sus labios cosquillearon mi nuca—. Hueles agradable...
El poco espacio que tenía para mí fue invadido por Minho, quien atrapó mis piernas con la suya al descansarla sobre ellas. Lo oí murmurar otras cosas que no pude descifrar, parecía estar medio dormido todavía después de todo.
Después de un rato de silencio, supuse que se había quedado dormido, así que me acomodé para intentar regresar a mi sueño también. Sin embargo, un movimiento suyo me volvió a poner alerta.
—Minho —llamé y traté como pude de despertarlo—. Tienes tu pierna entre mis—
Aguanté la respiración cuando la fricción dio en un lugar placentero.
Al mismo tiempo que mi cuerpo se tensó, él hizo un sonido similar a un quejido y sus brazos se apretaron más en mi cuerpo. Si intentaba moverme, sería inevitable volver a despertar esa reacción agradable.
¿Tal vez pueda dormir en esta posición? Uh, lo dudo...
Torcí mi brazo para pellizcarlo, en el proceso ignorando la obvia tensión que él tenía presionando contra mi trasero.
—Bobo, en qué cosas sueñas —reclamé una vez confirmé que lo desperté.
—¿Era necesario pellizcarme?
—Me tienes aquí abrazada como si fuera una almohada. No me dejas dormir.
—¿Y qué? Casi siempre dormimos abrazados.
—Esta vez es diferente...Mira dónde tienes la pierna. ¿Cómo esperas que duerma así?
Como para experimentar, él volvió a moverla, esta vez con determinación. La acción me tomó desprevenida y sin querer vocalicé mi placer.
—¿Segura que lo que quieres ahora es dormir? —pude oír su tono juguetón y socarrón.
Al no darle una respuesta inmediata, repitió el movimiento a la par que movió sus manos para ponerlas en mis caderas, apretó su agarre para pegarme más a él.
—Hm, así que los sonidos lindos que estaban en mi sueño venían de ti —
—Uhg, cállate —me mordí la lengua al notar cuando deslizó su mano por debajo de mi ropa, entre mis piernas.
—En mi sueño eras más amable. Quizá te venga bien serlo también aquí si no quieres que sea cruel contigo —ya ni estaba prestando atención a lo que decía, el fogaje en mi cuerpo alcanzó un punto insaciable de no retorno. Sus dedos tocando en un lugar íntimo y sensible, acompañado de cómo empujaba su muslo entre los míos; no estaba lejos de terminar.
Faltó nada, y él paró.
—No empieces...—hemos hecho esto las suficientes veces para recordar que a Minho, por algún motivo, le encanta este juego de hacerme esperar y pedirle que me deje llegar al clímax.
—Eso no parece un por favor.
Por lo general, no me importa seguirle el juego y en ocasiones consigo hacer que sea él quien suplique; no obstante, hoy estaba impaciente.
—Por...favor. Estaba cerca.
Y al parecer, su paciencia también guindaba de un hilo, pues bastó con un esfuerzo mínimo para continuar, subiendo la intensidad con la que jugaba conmigo entre mis piernas. Entre sentir su boca succionar y relamer en mi cuello, y lo hipnotizante que suena su voz cuando siente placer, no me costó el regresar a ese punto de gozo. Puse una mano en mi boca para morderme y no hacer tanto ruido, mis piernas se contraen en la suya.
Minho se aseguró de mantener un paso estable para prolongar mi orgasmo, hasta que por fin suspiré y me relajé.
—Pues vaya que estabas cerca. Eso fue rápido —sus dedos formaron una V para separar mis pliegues, apreció en detalle lo empapada que estaba—. Pero no bajes la guardia, esto no ha terminado.
Fue cerrar mis ojos por una fracción de segundos, Minho cambió de posición para sentarse entre mis piernas y separarlas, ahora tenía una vista completa de mi zona íntima. Arrastró su lengua entre sus dedos hasta sin dejar rastro de mi orgasmo. Entrecerró sus ojos, acompañado de una sonrisilla traviesa cuando notó mi prolongada atención en lo que hizo.
Abrí mi boca para decir algo, cualquier comentario para que cerrara la boca antes de que respondiera algo vergonzoso, mas él se me adelantó al empujar mis piernas hacia mi pecho y deslizó su lengua por mis labios inferiores.
—Ah—Aún no—sensible —cualquier pensamiento coherente se esfumó. Dolía, pero al mismo tiempo se sentía bien. Introdujo sus dedos adentro y entretuvo su boca en mi clítoris, alternando entre succionar con ansias y relamerlo. Estiré mi torso para poder cogerlo del cabello e intentar alejarlo para que fuera con más delicadeza, a lo cual el respondió con enterrar sus uñas para obligarme a quedarme en la posición que él deseaba. El dolor desapareció y el placer retomó el control de mis nervios— ¡Min!
A lo último, conseguí hacer que levantara su rostro. No suficiente con agravar el extraño fogaje en mi cuerpo con su boca, su expresión indecente y mejillas sonrojadas realzó mi excitación.
—¿Qué pasó? —se hizo el tonto, reanudó el vaivén de sus dedos—¿Quieres que pare?
—Calladito estabas más bonito.
—No estaba callado, aunque no me sorprende que no te dieras cuenta. Haces el doble de ruido que yo.
Lo que tenía preparado para argumentar quedó en olvido por segunda vez cuando bajó su cabeza. Ceñí la sábana nuevamente al venirme, él mantuvo su boca en ese punto delicado hasta sentir que mi cuerpo se relajó.
Estaba exhausta, a punto de quedarme dormida, hasta que volví a sentir su cuerpo contra el mío, recordándome de que él no había llegado a su clímax ni una sola vez.
—De dónde sacas tanta energía —el roce de su erección contra mis pliegues sensibles despertó un escalofrío—. Te la pasas durmiendo todo el día como un gato.
—Ah, ¿no sabías que entre más se suprime esa temporada, más intenso es? —estaba genuinamente sorprendido—Me costó mucho el mantenerme lúcido todo este tiempo, no sabes cuánto se me antojaba empujarte contra la cama y codiciar tu cuerpo; pero más placer siento verte a ti disfrutar.
—Cuando te iban a mandar conmigo, a duras penas me dieron información de lo que comías y tu actitud. Menos mal te has vuelto más ameno. Eras insoportable cuando recién llegaste.
—Lo mismo va para ti —se rió.
Dobló mis piernas lo más que podía hacia mi pecho y, aparte de que él tiene un grosor considerable, mi interior estaba especialmente sensible. Ahora, con su pecho presionado contra el mío, dio unas embestidas suaves, atento a mi reacción y tan pronto le dejé saber que me encontraba bien, no tuvo miramientos para dejarse ir. Añadido al vigor que de por sí tiene, la posición cumplía un papel importante que subió la intensidad de sus movimientos.
Su respiración se volvió más agitada y pesada, con los ojos cerrados y perdido en el deseo. Situé mi mano en su frente y empujé los mechones despeinados de cabello hacia atrás, con lo ardiente que estaba su piel, ya no hacía falta calefacción. Abrió un poco sus ojos, lo cual me permitió apreciar la emoción lasciva en ellos.
—Mm, no tienes que—hah, trabajar mañana, ¿verdad?
—No...
Una sonrisa se hizo presente.
—Qué bueno, porque no estoy satisfecho aún.
Como si fuera posible, fue más rápido; y yo, luego de haber sido sujeta a dos orgasmos, incluso sin estimulación de mi punto más sensible, había un tercero aproximándose. Un escalofrío intenso atravesó mi cuerpo y me abracé más a él, a lo cual el reaccionó con estrecharme contra él con firmeza.
No pude hacer más que recibirlo, no tenía energías para más nada. Al calmarse, Minho se acostó a mi lado y me abrazó, llenando mi cara de besos.
—¿Quieres que te cargue hasta la ducha?
—Una ducha ahora mismo suena muy bien, pero creo que me quedaré dormida bajo el agua.
—Descuida, yo te ayudo. Y luego seguimos durmiendo. Y después dormimos un poco más.
Asentí y dejé caer mi cabeza en su brazo.
—Lo de dormir un poco más interprétalo como quieras.
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