9
Voy y no encuentro esta ciudad
por ningún lado su reino, su carcajada ebria
mis manos se queman en su búsqueda.
he limpiado
mis alas
del polvo
y mi espíritu
del barro,
asomé mi rostro con la luz,
anduve descalzo por las avenidas.
Fui desnudo por los bares.
Y en cada calle me encontraba, con locos y mendigos,
músicos de mar y poetas que en la niebla
se desvanecieran.
hoja fría de la espada en la que somos,
derramé el aceite de todas las lámparas,
fuego que cicatriza en ti,
convengamos en ser imágenes
que brillen para siempre.
Dame tu mano, toca mis dedos,
déjame el aire y la quietud de la noche
porque voy en viaje hacia otro mundo,
y ahí seré como una lluvia tibia y espumosa,
en mis orillas dormirás durante millones de sueños,
sombra vagabunda en los desiertos de mi agonía,
aquí sólo escucho el murmullo
lejano
de otros mundos.
Sólo amor en su grito planetario.
La naturaleza llueve en el corazón de la vida.
Lo desconocido sale a tomar sol.
...así se va este día
un poema de la vida entre nosotros.
Así se fue este día, martes o sábado, da lo mismo,
este absoluto día. Mueren los ángeles, después de todo,
en su fallecimiento inmóvil;
extraño otros mundos,
otros planetas con otros árboles, otras mujeres y otro amor,
extraño besarme sin comprender el alma
ni las cenizas del mundo,
el amor como destello eléctrico,
ir de mirada en mirada por los rostros.
Extraño otras vidas, más enamoradas,
con la intensidad del agua cayendo por la montaña,
el aire grisáceo sepultó las manos de ese sol.
Así se fue este día dorado.
Tenía la esperanza de que fuera eterno;
como un instante o como un astro.
Hasta pronto, me voy un tiempo
en donde se hable en lenguajes de los ojos,
y navegar, hasta llegar exhausto
en esta barca de madera y este libro,
nos veremos en otra vida, un eterno fin de semana.
Las olas de la inmensidad cubren mi rostro
Ya no despertaré, despiértame mañana.
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