Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

NO LO VI VENIR

Tomaba café esta mañana con una de mis compañeras de trabajo, antes de sentarme y encerrarme en mi mundo para dar el do de pecho en la jornada laboral. Se llama Cris, trabaja en el departamento de administración y todavía no ha llegado a la crisis de los 30, es decir, está en condiciones de equivocarse más que yo, que ya he atravesado un par de crisis gordas y me acerco peligrosamente a la tercera, es decir, a la del medio siglo de vida. Aunque parezco más joven, eso tengo que reconocerlo, gracias a las cremas, los masajes faciales y la ingente cantidad de dinero que he gastado en cuidar mi aspecto. Bueno, pues Cris saboreaba su café con leche desnatada sin lactosa y sin azúcar mientras se quejaba amargamente de la actitud de su compañero de piso, su chico, su pareja, su crush o como queramos denominarlo.

–¡No lo soporto más! –me dijo resignada –, ese tío está jugando a dos bandas, piensa que no me entero de nada.

Resulta que Rober, que así se llama el otro protagonista de la historia, se quedó sin empleo hace unas semanas. Trabajaba en una tienda de antigüedades, de esas que tienen reliquias con precios inalcanzables, reservadas solo para los elegidos.

El local era un punto de encuentro para coleccionistas deseosos de gastar su dinero, ávidos por mostrar los trofeos que conseguían. Como puedes imaginar, en este tipo de negocios todo lo importante sucede en la trastienda, donde sigue siendo aconsejable respetar esa norma fundamental que aconseja 'ver, oir y callar'. Aquí siempre hay un plan B para el que está dispuesto a pagar, ya sabes, alternativas relacionadas con protecciones, restricciones, importaciones, exportaciones, marchantes, artistas, coleccionistas o simplemente apariciones, que es como yo llamo al fenómeno extraño que hace que surja de repente justo lo que ese cliente adinerado llevaba años buscando en los lugares equivocados. Todas estas singularidades también tienen un toque artístico, así que no desentonan con el estilo de la tienda.

–No te pongas así, tampoco es para tanto – le dije con mi mejor intención, intentando calmar el volcán que estaba entrando en erupción. Creo que yo me habría enfadado mucho más que ella si alguien me contesta algo así, directamente lo habría mandado a la mierda, poniendo punto y final a la conversación.

–Claro, para ti es muy fácil decir eso, pero yo llevo mucho tiempo con él, le he dado todo, le he dado mi vida, y me ha decepcionado... –Nunca creí que tendría que pasar por algo así –, añadió resignada mientras seguía removiendo el café con fuerza.

Yo seguía intentando transmitir buen rollo, ya sabes, sofocar el incendio que se había declarado a mi alrededor, y que amenazaba con arrasarlo todo y acabar con mi paciencia.

–Cris, escúchame, mírame un momento, por favor –insistí de nuevo, manteniéndome en mi papel de consultora sentimental que quería ayudar de verdad. Pero ella todavía no había terminado, seguía teniendo el turno de palabra y pensaba seguir ejerciendo su derecho a no permanecer en silencio.

–¿Sabes por qué perdió el trabajo?, ¡pues por perder el culo detrás de esa tipa!, –me suelta indignada, oprimiendo al máximo la taza, que parece que va a reventar en cualquier momento.

–¡Lo único que quería era distraerse mientras su madre tiraba el dinero comprando cuadros para tirarse al dueño!

Me llegaron al alma las declaraciones de Cris, aunque había planteado un símil muy bueno con eso de tirar el dinero.

Ahora podía ver con claridad a la madre aristócrata pendiente del jefe, a la hija rica detrás de Rober, y a mi amiga Cris observando todo esto desde la distancia, apoyándose en mí, que a su vez me estaba apoyando en mi dilatada experiencia en fracasos sentimentales.

Mientras Cris se decidía a saborear el café, me estaba imaginando un triángulo amoroso que en realidad tenía cuatro protagonistas, incluyendo a mi amiga y compañera. Era un 3x4 en toda regla. A la madre aristócrata le gustaba el galerista, porque le atraían los descuentos que podía conseguir dedicándole algo de tiempo. A la hija de esta señora era evidente que le hacía tilín nuestro Rober, pero no quería nada serio con él, solo pasar el rato mientras su madre se entretenía con el otro. Pero esto no acababa aquí: el galerista sentía algo especial por Rober, que a su vez se esforzaba por mantener a flote su relación con Cris, pese a la tormenta que estaban atravesando. Tal como estaba planteado todo esto, parecía una secuencia dramática sacada de un guión retorcido.

–Él no me dijo la verdad –insistía mi amiga, a punto de aniquilar definitivamente la taza, –no iba mal el negocio, no necesitaban quitarse a nadie de encima para cuadrar los números. –El muy imbécil cayó en la trampa de esa aspirante a millonaria sin escrúpulos, su jefe se dio cuenta y lo mandó a la calle, ¡por despecho!

–¿Quieres decir que el jefe sentía algo por tu chico? —se me ocurrió preguntar ingenuamente, sin atreverme a mirar a los ojos a Cris.

–¡Por supuesto! –me contestó indignada –, ¡ha estado jugando a dos bandas, es un cabrón, no voy a perdonarle nunca!

Llegados a este punto, yo no sabía dónde esconderme. No tenía claro que su chico estuviera jugando a dos bandas, probablemente eran tres, incluso cuatro. Y jugar a cuatro bandas debe ser muy complicado, el doble de difícil que jugar con dos, para ser exactos.

–No tenía que haberte hecho caso –insistía Cris, situándome como objetivo central de sus protestas –, Rober vino muchas tardes oliendo a perfume caro, y tú me decías que era normal, que no tenía que preocuparme.

Y sigo pensando lo mismo, que esos sitios reciben clientes meticulosamente perfumados, y que el pobre chico no tenía la culpa de estar expuesto a ese tipo de "radiaciones".

–Pero yo sabía que ya no era su prioridad, lo intuía, sabía que había algo extraño en su actitud– , insiste una y otra vez sin dejar de mirarme.

Por si todavía no lo tenía claro, sentí que los disparos de Cris eran para mí, para la risueña e inocente Annita, que al parecer era cómplice de esta conspiración, sin comerlo ni beberlo.

Justo en ese momento recordé que hace unas semanas tuve una conversación con ella que giraba en torno a ambientadores, perfumes y olores diversos. Hasta aquí todo correcto. Pero resulta que yo no sabía que me estaba tomando declaración como testigo en el juicio que iba a condenar a Rober antes de considerarlo culpable. Si lo hubiese sabido, habría cambiado un poco mi discurso, porque yo soy partidaria de que todo el mundo sea feliz, aunque para lograrlo tengan que activar el modo ensoñación, ese que permite ver siempre la realidad de color de rosa, aunque todo sea negro y parezca gris.

El caso es que ese tipo de establecimientos, como las galerías de arte, utilizan ambientadores premium, que recuerdan a los perfumes selectos, para que los clientes se sientan como en casa, felizmente relajados, y por lo tanto más predispuestos a gastar su dinero en cosas que no necesitan.

Yo no tenía ni idea de los problemas de Cris con Rober, ni podía intuir que se acercaban turbulencias y que los dos volaban sin el cinturón abrochado, incumpliendo el protocolo de aviación comercial. Yo no sabía que el ambiente estaba tan enrarecido.

Si hubiese detectado alguna anomalía en esa relación tan consolidada, probablemente me habría inventado alguna historia bonita, con final feliz, para verla sonreír y volver a mi trabajo con la conciencia tranquila. Lo que nunca hubiese hecho es plantearle algo parecido a esto que escucho últimamente por todas partes, como si fuese una señal que me envía el universo: ¿hacia dónde va esta relación?

Lo siento especialmente por Rober, aunque no lo conozco demasiado, más allá de su presencia puntual en las fiestecillas de la empresa y alguna visita a la oficina para estar un rato con su Cris, Mejor dicho, con su ex-Cris. Parece un buen tipo, y aún así, resulta que pierde su empleo porque su jefe se enfada interpretando erróneamente indicios sentimentales. La hija de la clienta VIP también se enfada porque Rober no se encuentra operativo, y por lo tanto no puede recibir la dosis de micro amor que tiene reservada para él. Por último, y lo más importante, se va quedar sin su princesa, que le va a invitar a marcharse del castillo que comparten desde hace unos años, poniendo punto y final a lo que parecía un cuento de hadas. Le deseo toda la suerte del mundo, que se recupere pronto, encuentre su sitio y vuelva a llenarlo de experiencias que valgan la pena.

Me estoy poniendo muy triste, así que antes de comenzar a llorar voy con las conclusiones del día.

1. Cris es joven, tiene tiempo de superar este desencuentro, aparecerán más Robers en su vida, dispuestos a llenar el vacío del primero. También es seguro que llegarán más días grises, pero se acostumbrará, porque la exposición excesiva a los rayos solares puede resultar altamente perjudicial para la salud y la piel.

2. Rober es una víctima colateral de esta situación, atrapado por la necesidad de tener un trabajo y mantener la cuenta bancaria que en su día abrió con Cris, con la ilusión del primer día, ese primer amor y esa primera domiciliación.

3. No puedo juzgar la sensibilidad de la madre millonaria porque para eso tendría que ponerme en sus zapatos, y son carísimos. Es probable que sea feliz con su vida, incluso que aspire a mejorar su situación, pero sin demasiados sobresaltos. No sé cómo lo ves tú, pero para mí la tranquilidad no tiene precio, no es una cuestión de dinero.

4. La hija sigue los pasos de su madre, pero una colección de zapatos mucho más amplia, con modelos exclusivos, incómodamente carísimos.

5. El galerista está en su papel, no hay nada que reprocharle. El dinero está llamando con fuerza a su puerta, y él no tiene más remedio que abrir, supongo que todos haríamos lo mismo. En cuanto a sus inclinaciones afectivas, los expertos en sentimientos y afectividad no se cansan de afirmar que el roce hace el cariño. Es decir, si compartes tu jornada laboral con alguien que consideras que puede hacerte feliz, pues tarde o temprano esa persona tendrá que decidir entre su felicidad como empleado o la felicidad de su jefe. Mantener las dos felicidades resulta incompatible.

6. El consultorio sentimental de Annita no funciona, no es lo mío, no puedo ganarme la vida dedicándome a esto. Tal vez tenga otras cualidades, pero soy un absoluto desastre escuchando a los demás. No puedo ponerme en la piel de otra persona, por mucho que me esfuerce en hacerlo. No tengo sensibilidad, ni cultivo la empatía, ni capto señales afectivas, por muy fuertes y evidentes que sean. Mi inteligencia emocional debe estar muy por debajo de la media internacional de los países civilizados.

7. Esta última conclusión es sin duda la más importante: soy tonta, o mejor dicho, TONTA. Debía haberme imaginado que todo esto iba a ocurrir, tenía que haberle dicho a Cris algo que se pareciese mucho a la verdad, en lugar de venderle ambientadores, esencias y perfumes de lujo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro