
XVIII. Tenroujima part.5
Capítulo 18:
El dragón negro
Los magos quedaron en shock, con solo un rugido el gran dragón negro logró hacer desaparecer el bosque en que estaban y arrastrarlos casi hasta la orilla de la isla, todo a su alrededor era destrucción y un mar de arena sin vida, una tierra vacía.
Miedo, terror, negación.
Dolor, incredulidad, escepticismo.
¿Cómo podría existir un ser que pudiera hacer tanto daño con solo un rugido sin poder mágico? Aquel dragón sobrevoló la tierra observando con placer la destrucción provocada, disfrutando de su demostración de poder, sintiendo la emoción de sacudir los corazones de esos humanos y hundirlos en terror del miedo, la diversión de aplastar insectos por solo algo de entretenimiento.
—¡¿Está admirando lo que hizo?! Supongo que esa es su manera de presentarse —habló Gildarts mirando sombríamente a la criatura en el cielo—. ¡Todos siguen vivos! ¡¿Verdad?! —gritó hacia atrás mirando por el rabillo del ojo a las personas que se encontraban a sus espaldas— ¡No hay tiempo para asustarse! ¡Tenemos que irnos de la isla de inmediato!
El dragón rugió con fuerza desplegando más extensamente sus alas, demostrando su poder con su feroz grito.
—¡Aquí viene! ¡Muevan sus traseros al barco!
—¡Corran! ¡Tenemos que volver a casa juntos! ¡A Fairy Tail!
Como si fuera un pacto, todos empezaron a correr a la misma dirección, yendo con velocidad para salvar sus vidas y volver a la comodidad de su gremio, de su hogar.
Nadie quería perder la vida.
Nadie quería ver a sus compañeros morir.
Los ojos de Isamu se abrieron en pánico y apresuradamente recitó un hechizo de protección, haciendo que burbujas rodeasen a Bickslow y Freed a minorizando el impacto del choque y elevándolos de la tierra para no ser devorados por las fauces del horrible dragón.
—¡Bickslow, Freed! —gritó Evergreen mirando a los afectados por el ataque.
—¡¿Qué está haciendo?! ¡¿Los está atacando?! —gritó en pánico Gray.
—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué haces esto?! ¡Respóndeme! —gritó Wendy mirando al Dragon.
El dragón negro la miró, pero no respondió y solo atacó a diestras y siniestras, moviendo sus grandes patas afiladas y su poderosa cola soltando ruidos bestiales que asustarían a cualquier ser viviente. Isamu miró con terror al dragón, su respiración era dificultosa y sus ojos estaban temblando de puro horror, pero aun así siguió lanzando algunos hechizos para que los impactos que recibieran los afectados no fueran tan severos.
Isamu temía, tenía tanto miedo por su vida, por la de sus amigos... pero ella no se congelaría, por mucho terror que sintiese su cuerpo, que cada célula le gritase que se alejase, que su corazón pareciera que va a explotar en sus oídos, que su respiración se va a cortar en un nudo confuso y que sus músculos duelan por la tención... aun si estaba tan mal ella no podía permitirse dejar de lado a quienes fueron su luz.
La luz que disipó toda la malicia, volando por los cielos con tranquilidad, brindando seguridad.
¿Cómo podría ignorar a quienes fueron una verdadera familia para ella?
No la criticaban, no la hacían en menos, no la juzgaban, ni la abandonaban, estaban para ella, estaban para todos.
¿Cómo podría ignorar el hecho de que su corazón se sintiese caliente con solo ver la gran sonrisa de todos ellos cuando llega de una larga y agotadora misión? ¿Cómo podría seguir sabiendo que quizás si no hacía nada esos pequeños gestos podrían desaparecer? Las veces que Freed se removía cuando leía un libro de runas frunciendo el ceño si no entendía algo, como Bickslow cuidaba con tanto esmero a sus babys, la forma en que Elfman inconscientemente se intentaba lucir frente a Evergreen, los momentos en que Mira hace que las bromas no lo parezcan solo para molestar a las personas a propósito, esos placeres de Erza al comprar un pastel, la forma en que Lucy movía sus caderas cada vez que se emocionaba poniendo sus manos en las mejillas, los pequeños momentos de decepción amorosa de Happy, como Charle sobreprotege a Wendy, como Natsu anima a las personas con sus peleas, los momentos en que Gray intenta hacer como si no existiese Juvia a pesar de que siempre le tiene un ojo encima.
Tantos momentos...
Cana y su inmoralidad, Lisanna con sus dulces observaciones, Wendy intentando calmar las aguas, los ojos de Laxus brillando mientras ve a los miembros de Fairy Tail, el cariño de Makarov por sus hijos, el tsunderismo de Lily, lo increíblemente despistado que es Gildarts, el acoso de Juvia hacia su enamorado, la confianza en sí misma que siempre mostraba Evergreen...
La gran sonrisa de Levy al leer, como frunce sus ojos cuando encuentra algo con lo que no está de acuerdo, el temblor de sus labios dependiendo de sus emociones, como se desliza en cabello hacia atrás.
Las bromas de Gajeel, la bondad de su toque, la fuerza de su espíritu, el amor en sus ojos, la forma en que se rie, los momentos en que burla, como la abraza, los momentos en que la consuela, le da apoyo, su confianza, su ser... Gajeel... él... ¡Él de verdad le gustaba mucho! ¡No como amigo! ¡Sino como pareja! Quería siempre estar en sus brazos, derretirse ante su toque, ¡Incluso dejar que sea un pervertido solo con ella! Que le devuelva la confianza en ella misma, que la haga enfrentar sus temores tomados de la mano avanzando hacia el futuro, despertar abrazados en la cama de cada mañana, ver esos preciosos ojos de color rubí que brillaban cuando hablaba de las cosas que le gustaba.
¡¿Cómo podría quedarse sin hacer nada?! ¡Todos ahí eran parte de ella! ¡Ellos eran quienes la habían construido como persona! ¡Eran las hadas de su cuento de hadas! ¡La fuente de su magia! ¡El sentimiento de su corazón! ¡¿Cómo podría seguir si uno de ellos desapareciera?!
¡Si iban a volver, volverían todos juntos! ¡No estaba permitido para nadie quedarse atrás!
Quizás por esos sentimientos, todos volvieron obstinadamente aún si Makarov les ordenaba que se fueran, tal vez por eso fue posible que la magia altamente complicada, Unison Raid fuera posible entre 11 magias tan distintas casi sin conexión alguna.
Pero aun así no fue suficiente para hacerle frente a la bestia frente a ellos la cual sonreía, casi burlonamente por lo que los tres Dragon slayers criados por un dragón lanzaron a máxima potencia sus rugidos, logrando hacer retroceder al dragón del apocalipsis.
Y aun así... no lo lograron.
Ni un solo rasguño en su armadura fuerte y escamosa.
Ni un indicio de cansancio.
Quizás para demostrar su poder, quizás para guiar o solo por el placer de la destrucción, Acnologia recargó su poder mágico abriendo su afilado hocico y revelando dos hileras de dientes puntiagudos y afilados, reuniendo aire a su alrededor, creando tornados en su boca.
Y entonces soltó un fuerte rugido de poder mágico, mostrando así la inmensa fuerza de dragón que poseía.
Demostrando la fuerza del rey de las bestias.
Mostrando lo que es estar en la punta de la pirámide alimenticia.
La isla se hizo añicos, ni siquiera polvo quedó.
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