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Temp.2 ★☆ XIV. Lazo

Temporada 2

Capítulo 42
El día siguiente


Isamu se miró fijamente en el espejo durante un buen tiempo, se sentía diferente, como si algo hubiera cambiado desde que lo hizo con Gajeel, obviamente el azabache la trataba como siempre, solo que estaba un poco más pegajoso y algo más pervertido, pero se sentía distintos, ¿quizás sus dientes? No, no parecían diferentes, ni sus ojos, ¿Su nariz? Se veía igual que siempre al igual que sus oídos, pero extrañamente había despertado a las cuatro de la tarde del día siguiente sintiéndose como si una pesada roca la hubiese aplastado y confundida miró hacia abajo, pero solo encontró rastros de amor de Gajeel.

La chica entrecerró sus ojos sin lograr ver nada aparentemente, a excepción de esas notorias marcas de chupetones y mordidas, junto con las manos marcadas del azabache en sus caderas, ¿Cómo consiguió mordidas en piernas y muslos? Que ella recuerde Gajeel no la mordió de la cadera para abajo, pero su cuerpo estaba completamente marcado de rastros del hombre, incluso de costado y de espalda estaba repleta de posesividad, podría decir incluso que el aroma del hombre estaba impregnado en su piel y de las mordidas salía aquel embriagante aroma, pero no podía confirmar nada.

La azabache suspiró rendida y se dio una larga ducha te tina, se frotó la piel hasta que estuvo sonrojada y luego se enjuagó el cabello disfrutando de la sensación en su piel y cabeza, era tan relajante, estaba segura que podría quedarse dormida en ese lugar nuevamente, entonces miró la runa que estaba en su estómago, estaba muy, muy debilitada y estaba segura que si hubiese otra ronda con el hombre la runa se rompería y habrían una posibilidad de embarazo.

Un suspiro escapó de los labios de Isamu y regeneró la runa por completo, poniendo otras por si acaso y luego salió de la ducha para vestirse en su habitación, olvidando por completo que el hombre estaba en el lugar y empezó a buscar algo que ponerse entre su ropa, ¡Tenía que cubrir todas esas marcas de amor! Uh... pero no iba a ir al gremio, era demasiado tarde de todas formas y no podría ir a las misiones en el estado en que estaba, no le dolía nada ni cojeaba, pero se sentía extraña, como si algo hubiese pasado y eso la irritaba un poco.

—Mm... esa ropa interior es sexy —habló Gajeel haciendo que Isamu soltara un agudo chillido y mirara hacia atrás—. Gehe, ya he visto todo, ¿Por qué cubrirte? —rio burlonamente el hombre y se levantó de la cama para acorralar a la chica en el closet— Estas marcas dicen que eres mía y solo mía —murmuró roncamente a la vez que una de sus manos acariciaba los muslos de Isamu los cuales tenían algunas mordidas y chupetones.

—C-costumbre... —murmuró la chica sonrojada y abrazó al hombre ocultando su rostro en el pecho de este, Gajeel estaba vestido y listo, sería extraño que no lo estuviera considerando la hora.

—Realmente eres sabrosa —habló roncamente al hombre colándose entre las piernas de la chica y pegándola a su cuerpo a la vez que su lengua paseaba por el cuello de la fémina hasta descender un poco y morder la clavícula de la chica la cual cerró sus ojos y tembló levemente.

—A-aún es de día —balbuceó Isamu.

—Ayer no aún no anochecía del todo —sonrió contra la piel de la mujer y empezó a mordisquear la piel que no estaba cubierta por el brasier.

—L-la ventana está abierta... —habló Isamu sonrojada.

—Sería más excitante con escalofríos recorriendo nuestros cuerpos y enfriándolos mientras ardemos, gehe... —rio levemente el azabache y una de sus manos bajó a los glúteos de la chica mientras la otra se mantenía el su pecho.

—E-el vecino del frente se nos está quedando mirando... —murmuró la chica muerta de vergüenza.

—¡¿Qué?! —gritó el azabache y se separó rápidamente para cubrir a su mujer con una manta y mirar por la ventana encontrándose con un hombre cuarentón el cual tenía la boca abierta y miraba en shock por su ventana, Gajeel asesinó con la mirada al pobre tipo y cerró las cortinas con brusquedad— Tch, maldito viejo... —gruñó el hombre y se volteó para mirar a su chica vestida con un suéter de cuello alto y con pantalones holgados que le cubrían casi los pies.

Isamu tomó algo de dinero de su bolso y guio a un malhumorado Gajeel a su tienda de pasteles favorita, no tenía ganas de cocinar algo para comer, ¿Por qué no algo dulce, pasear por el parque, tener una cena a fuera y luego irse a la casa? podría ser una linda cita.

La chica sonrió emocionada mientras miraba un nuevo pastel que habían creado los dueños de la tienda y rápidamente compró una porción mientras dejaba que Gajeel eligiera lo que quisiera. Mientras se sentaban a esperar, Isamu bostezó con sueño y Gajeel sonrió levemente mirando lo tierna que se veía su mujer, realmente estaba agotada después de lo de anoche, tampoco podía culparla del todo, si bien al principio todo fue rosas y dulces al final dejó que sus instintos tomaran parte de él y arrastró consigo a la chica.

Pero no se arrepentía, estaba realmente satisfecho de sus resultados.

Gajeel tomó un sorbo de su café mirando como la chica pedía la segunda rebanada de pastel y algunas donas, él aun seguía con su brownie que había pedido hace algún tiempo ya, él había salido antes para comer algo ya que no quería ocupar las cosas de la casa de la chica debido a que no estaba muy familiarizado con la cocina de la chica y no quería dejar un desorden o perderle algún utensilio que ella ocupase, por lo que salió de la casa bastante temprano, se fue al gremio a desayunar, luego volvió a donde estaba su novia la cual aún no había despertado y fue de nuevo al gremio para almorzar y volvió una hora antes de que ella despertase, aparte de que había estado comiendo algo de metal que consiguió por ahí.

El hombre miró con ojos suaves como su novia le arrastró del parque a una parada inesperada a la biblioteca, luego compraron unos pequeños adornos en conjunto como pareja y finalmente fueron a comer algo en la cena para pasear por las hermosas y tranquilas calles de magnolia hasta que les dio algo de sueño y fueron a la casa de la chica en donde él a regañadientes aceptó volver a su hogar y se llevó consigo la parte de pasteles que le correspondía a Lily de la noche anterior.

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