Temp.2 ★☆ XI. Caza de dragones part. 4
Temporada 2
Capítulo 38
Una charla
Isamu abrió sus ojos como platos mientras lágrimas alían de su rostro... eso... ella había muerto, hace poco había muerto, no era una ilusión como quería creer o una visión del futuro, ¡Isamu realmente aún sentía esa dolorosa sensación de ser atravesada y desangrarse mientras moría agónicamente lenta!
La azabache miró a su alrededor con los ojos como platos y entonces salió de su estupor, quien quiera que sea quien le haya dado una segunda oportunidad, ¡Ella no lo desaprovecharía! Rápidamente gastó toda su magia para convertir su cuerpo en burbujas y escapar del lugar hasta las faldas de las montañas de evacuación y caer en un ruido sordo mientras tosía sangre por sobre esforzarse con el uso de su magia.
Sobrevivió, Isamu logró vivir esta segunda vez y pudo evitar su trágico final de ser devorada por esas horribles criaturas que agujerearon su cuerpo.
Gajeel abrió sus ojos incrédulo, pero al no sentir la desgarradora sensación de su alma rasgándose en diez mil pedazos, supo que tal vez esta vez ella se había salvado y ahora gracias a cualquier cosa que haya sucedido, esta vez podría atacar al gran dragón frente a él y no morir como en la clase de visión o cosa que vivió recientemente.
El Dragon Slayer sonrió en grande mientras su brazo transformado en un pilar de hierro negro con sombras rodeándolo logró golpear la mandíbula del dragón oscuro frente a él y logró hacerlo retroceder hasta el punto de derribarlo por unos segundos.
Isamu miró temblorosa sus manos sintiendo que en cualquier momento se desmayaría por la falta de energía mágica, pero estaba completamente aliviada de poder seguir viva y coleando gracias al extraño evento sucedido mientras estaba rodeada de esos mini dragones, ¡No había perdido su brazo! ¡Seguía viva! ¡Podría volver a ver a Gajeel y besarlo! ¡Cumpliría su promesa con Levy!
Levy miró a la distancia con algo de inquietud y lentamente empezó a correr colina abajo, preocupada por lo que estuviese sucediendo en la ciudad, ¿Por qué tuvo ese desgarrador sentimiento de que sus seres queridos morirían? ¿Por qué de repente pareciera que el tiempo había retrocedido o había visto una visión? Su cuerpo no dejaba de temblar por la preocupación hasta que vio un cuerpo tirado en el suelo, la ropa estaba levemente desgarrada en ciertos lugares y había algunas manchas de sangre en la ropa y piel junto con feas quemaduras esparcidas por el cuerpo de la mujer enterrada en el suelo.
—¡Isamu! —gritó horrorizada la peliazul mirando el estado de la azabache y rápidamente la tomó en sus brazos, volteando su cuerpo y golpeando suavemente sus mejillas— ¡Despierta Isamu! ¡Isamu!
—¿L-Levy-chan? —murmuró suavemente Isamu y miró con dificultad a la peliazul antes de sonreírle.
—¡Isamu!
—Prometí que volvería, ¿Verdad? —rio entre dientes la azabache mirando como la chica bajita lloraba a mares por ella.
—¡Idiota! ¡Estás muy herida! ¡Volviste, pero muy malherida! —gritó la de traje anaranjado.
—Pero cumplí lo que dije, ¿no? —rio la chica y limpió las lágrimas de su amiga de infancia— Volví a ti con vida.
—Volviste... —repitió levemente Levy antes de abrazar fuertemente a la azabache.
—¡Kuagh! ¡Dueeeleeee! —chilló la chica sintiendo la presión en su cuerpo.
—Idiota, te duele por descuidada —se quejó Levy limpiándose las lágrimas, pero sin alejarse de la azabache la cual reía entre dientes.
—¿Qué es eso? —preguntó Isamu mirando como algo gigante de fuego caía hacia el castillo— ¿Un meteorito? No, ¿Natsu quizás?
—Es cierto... —murmuró Levy separándose mirando como el castillo parecía iluminarse en feroces llamas.
—¿Me llevarías donde Gajeel? Quiero verificar si él está bien —habló Isami animadamente y Levy le miró antes de poner los ojos en blanco.
—Herida y aun preocupándote por él, estoy segura que ese cabeza de metal está en mejores condiciones que tú, chica que llega totalmente herida y sin poder mágico —bufó Levy mientras ayudaba a la chica a pararse.
—Ya ves —rio entre dientes.
—Qué demonios Isamu, ¿Engordaste? Pesas más que antes —se quejó Levy mientras guiaba a la chica entre las calles que parecían extrañamente silenciosas.
—¡No estoy gorda, son los pechos! —gritó Isamu con los ojos en blanco.
—Sí, sí, tus sandías siempre crecen —rodó los ojos Levy con una pequeña sonrisa.
—Pero yo diría que es más mi trasero, he estado inactiva durante toda esta semana y no he corrido en las mañanas, ¿Sabes? —se quejó Isamu— ¡Como quisiera ser pequeña y delgada como tú!
—¡No soy pequeña! —gritó enojada Levy.
—Solo vives en un mundo de gigantes, ¿Olvidas que yo te enseñé eso? —se burló Isamu pellizcando la mejilla de su mejor amiga.
—¡¿Quieres que te suelte?! —gritó enojada la peliazul.
—U-uh... no, gracias —rio levemente Isamu y siguieron caminando con tranquilidad, sin encontrarse ningún otro mini dragón que las atacase—. Realmente eres mi amuleto de buena suerte —rio entre dientes Isamu mirando el camino despejado y tranquilo por el cual caminaban.
—Lo que digas —rodó sus ojos Levy algo divertida, sintiendo como tiraban de sus mejillas con suavidad.
Cielos, Isamu llegaba a ser demasiado alegre en algunas ocasiones y demasiado cariñosa con ella, ni podía imaginar que haría la azabache cuando ella consiguiera pareja, ¿Tal vez lloraría como si el mundo se fuese a acabar? ¿O tal vez interrogaría a su novio de una forma feroz e inimaginablemente tortuosa? Uff...
En el futuro... ¿Eh? Es cierto, ahora todos luchaban para que tuvieran un futuro largo y prometedor, lleno de aventuras y diversiones.
Todos luchaban con sus vidas al límite de la muerte.
Gajeel... ¿Él estaría bien? Isamu había luchado solo con unos cuantos enanos dragones, pero en comparación con el intimidante azabache que estaba luchando con algún dragón desconocido, se sentía extraño.
—¡Gajeel! —exclamó Isamu corriendo al azabache el cual abrió sus ojos como platos antes de corresponder al abrazo con fuerza, estaba realmente molesto porque no podía matar ni siquiera a un dragón cuando su magia se especializa en eso... pero descartó todos sus pensamientos a segundo lugar cuando miró la sangre en la esquina de la boca de su novia y los múltiples rasguños y quemaduras en algunas partes de su rostro y cuello.
—Oi... ¿Qué demonios te sucedió? —preguntó el azabache soltando a su chica y alejándose de ella, miró con horror la sangre en sus manos y empezó a revisar a la chica con pánico.
—Estás bien —sonrió Isamu mirando al chico el cual no se veía tan mal a pesar de haber luchado ferozmente contra un dragón y haber sido aventado al suelo varias veces.
—¡¿A quién demonios le preocupa como estoy?! ¡Mírate! ¡Necesitas tratamiento urgentemente! ¡Apenas siento magia de ti! ¡¿Acaso no te dije que evacuaras a la gente?! —gritó Gajeel.
—Eso hice, solo que nos rodearon esos mini dragones y prioricé la vida de la gente —asintió Isamu con una sonrisa hasta que hizo una mueca de dolor cuando sintió el fuerte agarre en sus hombres que la estaba lastimando.
—¡Nada es más importante que tu vida! ¡Joder! ¡Eres una idiota! ¡Imbécil! ¡Tonta! —tembló levemente el hombre ante sus fuertes gritos.
—... —Levy miró con ojos suaves la escena delante de ella, Isamu... realmente había conseguido una buena pareja ambos confiaban con todo su corazón en el otro, aún si las cosas se ponen difíciles siguen mirándose con confianza y amor, sus ojos siempre muestran las emociones por el otro, eso realmente era bonito.
Isamu rio mientras que Gajeel la regañaban a la vez que soltaba quejidos de vez en cuando por el dolor, al final el hombre terminó rompiendo parte del suéter de ella y la vendó improvisadamente antes de tomarla en sus brazos y cargarla para buscar alguien que pudiera tratar sus heridas adecuadamente.
—Me alegro que estés bien —habló sinceramente Levy mirando como trataban a Isamu la cual se quejaba y lloraba lagrimas falsas.
—¿Mm? —Gajeel miró interrogante a Levy.
—Isamu estaba muy preocupada por ti, a pesar de que confía lo suficiente en ti para creer que serás capaz de todo, no podía ocultar el hecho de que estaba mortificada hasta los huesos de que te pasase algo contra el dragón al que te enfrentases —confesó la chica de cabellos azules—. Ella quería estar a tu lado para resguardarte y asegurarse de que estuvieras bien, pero a pesar de sus emociones en conflicto decidió confiar en ti por mucho que le doliese esa decisión —Levy cerró sus ojos con la cabeza hacia arriba y una suave sonrisa—. Ella realmente te ama Gajeel.
—Lo sé... yo también la amo —habló el azabache mirando como terminaban de vendar a su novia.
—Cuídala mucho Gajeel, como le hagas algo a Isamu verás lo que es la furia del gremio —habló la de cabellos azules mirando seriamente al azabache.
—Como si pudiera hacerle algo —bufó el de pircings.
—Y sobre todo... no la abandones —Levy sonrió tristemente mientras sus manos estaban juntas y acariciaba el dorso de sus manos con los pulgares—. Ella no lo soportaría, realmente es una mujer frágil por más que intente negar ese hecho y diga que es fuerte, a veces ella también se cansa de sonreír y estar feliz todo el tiempo, Isamu también quiere ser protegida de vez en cuando.
—... —Gajeel desvió su mirada de Isamu y miró a la chica sentada a su lado.
—¿Sabes? Sus padres nunca fueron las mejores personas, nunca estuvieron ahí para ella a pesar de que Isamu se esforzaba al máximo por complacerlos, lo único que hacía feliz a Isamu cuando era pequeña era estar en nuestro gremio debido a que nosotros si la apreciábamos, la queríamos y la abrazábamos. Fairy Tail la protegía cuando sus padres la abandonaban —confesó Levy mirando sus manos—. Muchos dirían que vivir una vida de ricos es lo mejor, pero para ella no lo fue, la abandonaron, le dijeron palabras frívolas, sus hermanos la maltrataron y degradaron, ignoraron su existencia y siempre vivió bajo la expectativa de ser la mejor en todo, pero ella no podía serlo, a veces era torpe, cometía errores y su sonrisa era demasiado sincera para ese oscuro mundo... al final ella los abandonó cuando tenía trece años, sus padres no la buscaron, ni siquiera la han buscado en estos siete años que desaparecimos, ella es demasiado buena como para hablar mal de sus padres, no... para hablar mal de alguien en general, siempre se guarda todo.
—... —Gajeel miró a Levy y luego a Isamu la cual se había dormido apenas terminaron de vendar su cuerpo.
—Ella muy buena en todo, menos en si misma... cuídala Gajeel, te lo ruego —habló Levy con el rostro sombreado—. Se que tú... eres el único que realmente la puede hacer feliz, antes de ti, nunca la había visto sonreír tan brillantemente ni deshacerse de sus inseguridades respecto a su cuerpo y las miradas que recibía, nunca la vi ser ella misma, ni gritarle a nadie que no haya lastimado a alguien del gremio, tampoco la he visto tan paciente y amorosa como ahora... su corazón está completamente en tus manos, podrías destruirla fácilmente con palabras o cuidarla y hacerla tan feliz como nunca antes, eres el único que puede afectarla en tal manera.
—Isamu... realmente tiene buenos amigos —habló Gajeel sin mirar a Levy—. No te preocupes, la protegeré y estaré para ella aún si me aleja o ya no quiere verme.
—Gracias Gajeel —sonrió Levy con alivio.
—Gehe... ella es mi malvavisco después de todo, también una buena almohada —rio entre dientes el hombre caminando hacia la azabache para cargarla e ir a algún lugar a descansar.
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