Temporada 2

Capítulo 37
Muerte

Grandes huevos de dragón empezaron a caer del cielo y empezaron a romperse rápidamente, revelando una especie de semidragones los cuales medirían aproximadamente un metro y tanto, su estructura parecía ser fuerte y no poseían ojos, nariz o alas, solo grandes bocas afiladas con colas puntiagudas y garras capaces de cortar cualquier cosa.

Isamu miró impactada como un Laxus recubierto de rayos se lanzó contra el gran dragón Atlas Flame y su puño electrificado logró mover la cabeza del dragón por el fuerte impacto.

—Apártense —demandó el rubio—. Yo me encargo del grande. Ustedes hagan algo con los pequeños.

—¡Es imposible que lo venzas tú solo! —gritó preocupado Romeo.

—No —sentenció Freed.

—No está solo —habló Evergreen con una sonrisa en sus labios.

—Te cubriremos, Laxus —habló firmemente Freed.

—¡Déjenlo en manos del Raijinshuu! —gritó Bickslow confiado.

—Escucharon la voz de Natsu, ¿No? Los únicos que pueden vencer a los dragones son los Dragon Slayer —habló la primera maestra de Fairy Tail—. Dejémoslo en las manos de Laxus y los del Raijinshuu.

—¡Sí!

—Gajeel, tú ve por otro dragón —ordenó Mavis.

—¡Claro! —aceptó decidido el azabache.

—Que los demás miembros derroten a los pequeños —habló la rubia.

—¡Nosotros nos encargaremos! —aceptó con decisión Elfman.

—Entendido —habló con firmeza Erza—. Chicos, ataque con precaución.

—¡Gajeel! Yo iré contigo y cuidaré tus espaldas, incluso si sales heridos no habrá de qué temer —habló Isamu firmemente con una sonrisa.

—¡Yo los apoyaré! —habló firmemente Levy mirando a ambos con decisión.

—No hace falta —habló el de ojos carmesíes—. Aunque bueno, mientras luchan contra los pequeños, busquen a los residentes rezagados y sáquenlos de la ciudad —habló despreocupadamente el Dragon Slayer de metal.

—Sí... —respondió desanimadamente Levy.

—¡Asegúrate de regresar! ¡¿De acuerdo?! —gritó la azabache mirando a su novio con los ojos hechos fuego— ¡No importa qué! ¡No importa cuando! ¡Asegúrate de regresar a mi lado!

—... Gehe... —rio el azabache volteando su cabeza con una sonrisa en su rostro— Volveré... y por derrotar al dragón me deberás una recompensa —rio Gajeel volteando su cabeza.

—¡Lo que quieras te lo daré! —gritó sonrojada Isamu— ¡Incluso si me pides cosas vergonzosas lo haré!

—... —Gajeel se detuvo por un momento con las mejillas sonrojadas, pero siguió su camino—. Asegúrate de salir con vida... —murmuró Gajeel suavemente sin que Isamu pudiera escucharlo.

—¡Vamos Levy! —exclamó decidida Isamu.

—¡Las acompañaré! —habló decidida Kinana.

En el camino se encontraron a varias personas que lograron salvar, Isamu las protegía mientras que las chicas guiaban a los residentes hacia lugares elevados y por caminos con menos dragones en miniatura, el trabajo fue arduo y extenso, la batalla parecía no tener fin y sus poderes mágicos poco a poco se iban consumiendo.

Isamu estaba agotada, pero siguió por sus compañeros que seguían luchando contra los mini dragones y siguió calmando a las personas mientras demostraba que podía encargarse de ellos, no era momento de descansar ni cansarse, ¡Era momento de seguir avanzando sin rendirse! No podía ser menos cuando su novio estaba luchando solo contra algún poderoso dragón, no podía quedarse de brazos cruzados mientras que asesinan a la gente del reino que tantos trabajos le dan a ella y sus amigos para que puedan sustentarse y vivir el mes bien.

Levy no era menos, guiaba a las personas con gran precisión y con su magia de escritura sólida quemaba a algunos dragones que aparecieran en su camino y a otros los congelaba, todo mientras protegía a las personas a su alrededor, ver el valor de Isamu por protegerlas a ellas y las personas del reino hacía que su admiración por la chica creciera aún más, siempre la azabache la protegía a ella, siempre pasaba lo mismo y se quedaba en la retaguardia muchas veces sin poder ser de ayuda, ¡Esta vez no sería así! ¡Levy realmente quería ser más fuerte! ¡Quería poder ver un futuro con todos sus amigos y hermanos! Reír por las tonterías de Jet y Droy, mirar las peleas que había en el gremio, jugar con Isamu en sus noches de chica, enojarse con Gajeel por despreocupar de vez en cuando a su preciada amiga, leer novelas en el gremio, estudiar escritura antigua, mejorar sus runas.

¡Había tantas cosas que quería hacer Levy en el futuro! Por eso no se iba a rendir, mucho menos dejar a las personas desprotegidas que no poseen magia alguna en sus cuerpos.

Kinana también se sentía igual, quería seguir mirando las sonrisas de sus amigos y compañeros, escuchar la animada charla una vez que regresaran al gremio, tal vez recordar algo de su pasado y también disfrutar de su vida para encontrarse alguna vez con aquel chico moreno que tenía una dulce voz el cual la miraba con suavidad y adoración, casi como si fuese el ser más importante en este planeta para él.

Eso la hacía sentir cálida, sentir que alguien la necesitaba tanto en su vida la hacía feliz.

—¡Yo me encargaré de estos, ustedes lleven a los ciudadanos a un lugar seguro! —exclamó Isamu golpeando con una de sus piernas a un mini dragón y empujándolo hasta que chocó contra una vivienda y atravesó las paredes.

—¡Pero...! —reclamó Levy alterada.

—¡Confía en mí! ¡Lo haré! ¡Juro que volveré Levy! —gritó Isamu e invocó una gran burbuja alrededor de las personas rescatadas y sus amigos— ¡Los distraeré! ¡Evacuen rápidamente a los ciudadanos por su bien! ¡No soy tan débil! —sonrió Isamu de lado mirando por encima del hombro a Levy ser arrastrada por Kinana.

—¡Vuelve con vida! —exclamó Levy con lágrimas en sus ojos mirando la sonrisa en los labios de la chica y su espalda que se hacía cada vez más pequeña mientras se alejaban.

—¡Kgh! —escupió sangre Isamu cuando su cuerpo chocó fuertemente contra algunos escombros, pero aun así se levantó rápidamente y empezó a atacar a los mini dragones en un cuerpo a cuerpo debido a que eran muchos y le quedaba muy poca magia.

Todo el cuerpo de Isamu dolía y ardía, tenía heridas sangrantes por todo el cuerpo mientras que su magia era escasa, aun así ella no dejó de sonreír mientras miraba como Levy ni nadie estaba a la vista, habían escapado a salvo de los dragones miniatura, había logrado con éxito distraerlos y hacer que se centraran solo en su presencia.

—¡Ghaa! —gritó agónicamente la chica mientras uno de sus brazos era mordido con fuerza y rápidamente utilizó su magia para desintegrarlo por dentro con una burbuja de ácido, pero su brazo parecía ya no funcionar más.

Isamu miró con una expresión difícil hacia adelante y rápidamente volvió burbujas las partes importantes de su cuerpo que le permitirían vivir, no podía reaccionar rápidamente para crear un escudo que protegiese todo su cuerpo.

Gajeel abrió los ojos como plato mientras que su ataque al gran dragón negro se acababa y cayó de rodillas mientras gruesas lágrimas caían por su rostro.

Había muerto.

Su amada Isamu había muerto.

Lo sabía por el vínculo que tenía su cuerpo con el de ella, tal vez aún no la había marcado del todo, pero sabía que ella estaba muerta.

Y ahora él, con el golpe impredecible que no vio venir por parte del dragón, también estaría muerto.

Ya no tenía por qué luchar.