Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10. Tercer mes

Septiembre. El frío estaba empezando a hacer su aparición, más en aquella noche de otoño. Las hojas de los árboles se teñían de hermosos colores amarillos y rojizos, algo que le encantaba al ojirojo. Sus bellos rubíes brillaban incandescentes mientras seguían con lentitud a cada pequeña hoja que caía al suelo con una graciosa danza gracias al viento que soplaba. Le recordaba a sus días adolescentes, cuando se sentía marginado y sin amigos... claro, hasta que Freddy hizo su aparición en su clase mientras dormía.

¿Quién lo diría? Ahora estaba rodeado de amigos increíbles, casado con la persona que más amaba en el mundo y, por si fuera poco, esperando a un nuevo miembro a la familia. Acarició con sutileza su vientre, notando un poco el contraste de volumen con el resto de su torso, sobre todo el pecho -que le había crecido levemente-. Sonriendo se giró un poco sobre su eje al percibir la dulce y melodiosa voz de su maestro bajando las escaleras, pero volvió su vista a la ventana al sentir la contraria sobre su persona, sin borrar su juguetona sonrisa. Pronto sintió los acogedores y protectores brazos del mismo rodearle, mientras escuchaba la melodía de tan linda canción que tarareaba a su oído.

- Te amo y más de lo que puedes imaginar...- le besó la mejilla, oyéndole suspirar de una manera que le hizo sonreír con ternura- Te amo además como nunca nadie jamás lo hará...- le besó el cuello con delicadeza, sintiendo su piel erizar de forma sutil- En esta canción... Va mi corazón...- bajó su tono de voz, soltando casi todo aire en el oído derecho de Bonnie, susurrando su mayor secreto- Amor más que amor es el nuestro y te lo voy a dar...

- Bon...- suspiró sonrojado hasta sus orejas el pelimorado- Es mi canción favorita... ¿sabías?- giró un poco su cabeza, lo suficiente como para juntar su frente con la contraria mientras acariciaba su mejilla cariñosamente. 

- Por eso te la canto, conejito- besó su cuello nuevamente y apoyó su barbilla en su hombro-. Quiero que jamás olvides que eres la mayor razón de mi felicidad.

- Yo también te amo, maestro de lo cursi- sonrió riendo ligeramente, besando seguidamente los labios del moreno.

Bon se dejó de posar sobre el hombro contrario, levantándose lentamente mientras acariciaba su vientre y entrelazaba los dedos de su marido al mismo tiempo. El viento era helado en el exterior, pero no necesitaban más que esa distancia para estar lo necesariamente calentitos y confortables. 

Se separaron lentamente y, sin abrir los ojos, volvieron a juntar sus labios, de forma suave, sin prisas, como si se conocieran por primera vez. Pequeños suspiros escapaban de sus bocas, pero no se separaban. Abrieron  los ojos, se sonrieron; el peliturquesa acarició los nudillos ajenos con su pulgar.

- Es tarde... debemos ir a dormir- Bonnie se acurrucó en el cuello de Bon y este lo terminó de abrazar.

- Mm... sí, tienes razón...- cerró sus ojos, embriagándose con la fragancia del cuello de su maestro. 

Subieron tomados de la mano por las escaleras. Bon le abrió la puerta de forma caballerosa, a lo que Bonnie rió con sutileza y pasó hacia dentro de la habitación. Se sentó lentamente en la cama, tomando su pancita entre sus manos, viendo cómo el contrario se dirigía a su lado. Se tumbó en su cama, dejando que sus cabellos se desparramaran por la sábana, mientras mantenía sus manos sobre su estómago. Una sonrisa se posó en sus labios al sentir la presencia de su esposo recostado a su izquierda, además del pequeño beso en sus cabellos y mejilla.

- Bon...- llamó con voz suave, como si quisiera contar un secreto.

- ¿Sí, conejito?- sonrió y se apoyó en su mano con el codo sobre el colchón, jugueteando con un mechón del cabello de Bonnie con su mano libre.

- ¿Tú... realmente estás feliz de... tener este bebé conmigo?- lo miró a los ojos con aquella mirada que siempre usaba al querer algo de parte del contrario. Con los ojos brillosos, hizo sonrojar hasta las orejas a su maestro, el cual sentía que su corazón saldría de su lugar.- Es que... no sé si seré lo suficiente buen... buena "madre" para nuestro pequeño...

- Bonnie... no digas eso- se recostó nuevamente más cerca del contrario, recogiendo el rostro del pelimorado entre sus manos. Conocía esos trucos de sobra, sabía lo que tenía que hacer-. Nada podría hacerme más feliz que saber que en unos meses tendremos un pequeño o pequeña que tal vez sea igual a ti... o a mí, incluso. Sería como tener un mini Bonnie o un mini Bon correteando por la casa, jejeje- besó la nariz de su marido, escuchando su dulce y delicada vocecilla en sus oídos resonar como una suave risa-. Imagínate sus primeros pasitos... sus primeras palabras... todos los primeros descubrimientos que podrá hacer a nuestro lado... Bonnie- le acarició la mejilla con cariño; el contrario se hundió en su palma-, no te preocupes por esos pequeños detalles, nadie nace sabiendo. Hasta que nazca, tenemos tiempo de sobra para aprender a cuidarlo, e incluso cuando ya esté con nosotros, podremos aprender junto a él- rozó sus narices-. Y... sé que serás un padre estupendo, porque estaré a tu lado en todo momento... No somos perfectos, cielo, somos humanos, y podremos cometer errores... pero si nos mantenemos unidos...

- Siempre seremos más fuertes...- completó su frase, entrelazando sus dedos de la mano contraria con la suya, llevándola a sus labios y besándola con amor- Siempre sabes qué decir, maestro...

Bon sonrió. Tal vez fuese inseguro a veces, pero siempre se alegraba de que su conejito confiara en él. Bajó su vista hacia el vientre contrario. Ya tenía un considerable tamaño y eso le alegraba aún más, pues significaba que su bebé estaba creciendo a buen ritmo. Acercó su dedo al mismo y picó ligeramente este, sintiendo sus ojos verdes agrandarse y llenarse de brillo. ¡Vaya sensación!

- Pup~ pup, pup~- ponía morritos mientras seguía picando su pancita, algo que le hacía demasiadas cosquillas al pelimorado.

- ¡Jaja, B-Bon, jajaja, p-para, jaja!- se retorcía en su sitio, mientras trataba de salvarse de los juguetones dedos de su esposo en su vientre.

- Pero si está blandita~ no puedo evitarlo... Pup~- volvió a picar su pancita, riendo suavemente.

- ¡Ya, suficiente, Bon, jaja!- le empujó con poca fuerza y se giró dándole la espalda, tapándose la boca para que no le escuchara seguir riendo.

- Aah, perdona, conejito, ya no te molestaré más, lo prometo~- lo abrazó por detrás, besándolo en la oreja y la mejilla.

- Nop, a dormir, maestro, jiji~- se levantó de la cama para sacar las sábanas y así meterse entre ellas y fusionarse en el calor que estas le brindaban.

- Yaa, conejito, perdón~- igualmente se metió con él bajo las mantas, volviendo a atraparlo entre sus brazos-. Pero... ten cuidado no te vaya a atacar el monstruo de los achuchones esta noche~

- Como te atrevas a tocarme otra vez, te irás al sofá lo que resta de mi embarazo...

- ¡Buenas noches, cielo!

Al día siguiente...

Aún estaba algo oscuro por las nubes, pero débiles rayos solares conseguían colarse para hacer su labor de despertar a la gente, en este caso, a nuestros lindos conejitos. El pelimorado se hallaba acurrucado junto al cuerpo de su esposo sobre la extensa cama; Bon abrazaba a su conejito de forma que sus cuerpos estuviesen muy juntos. El más alto despertó primero, lanzando un sonoro bostezo al aire y estirándose ligeramente. Apenas podía moverse por el fuerte agarre que se presentaba en su cintura por su contrario. Una sonrisa boba apareció en su moreno rostro y un beso fue plantado en la frente del pelimorado. Se levantó de la cama y antes de salir hacia la cocina, se giró una última vez para apreciar la figura de su esposo bajo las blancas sábanas. Suspiró como adolescente enamorado y salió sin cerrar la puerta.

Un olor a tortitas de mora y la falta de su calor especial despertó al conejito más dormilón. Pequeños quejidos salían de su garganta mientras se tapaba los ojos con los puños para acostumbrarse al exceso de luz en la habitación. Un suave bostezo se oyó en el silencio de la habitación y procedió a levantarse para bajar las escaleras. Su estómago rugió ligeramente, por lo que lo acarició con sutileza.

- Tranquilo, peque, ahora te doy de comer~- acarició seguidamente su vientre, un poco más abajo-, jeje, y a ti también, bebé~.

Bajó con lentitud por las escaleras, medio adormilado aún, estirándose para intentar despertarse. El olor del desayuno recién hecho inundó su nariz, haciendo que de su boca saliera una poca saliva debido al hambre que sentía y la necesidad de saciarlo rápidamente. Su mirada se iluminó al ver cómo el moreno lo envolvía en un dulce y delicado abrazo de buenos días, acompañado de su beso en los labios con un agradable sabor a masa de tortitas. Ambos adultos empezaron a desayunar en calma, preguntando por cómo se pasó la noche y los planes de hoy.

- Pues... creo que hoy nos toca ir a tu tercera ecografía. Jake dijo que quizás podamos ver ya si es niño o niña- Bon sonrió mientras tomaba otro sorbo de su café. Le entusiasmaba la idea de saber si estarían esperando un nuevo rey de la casa o una linda princesita, tal vez rebelde.

- ¿De veras? Jejeje, qué ganas de saber qué eres, pequeñín- sonrió Bonnie con sirope de moras por sus labios y mejillas.

- Jajaja, conejito, te has manchado... un poco- rió el peliturquesa, acercándose al contrario.

- ¿Sí? ¿Dónde?- trataba de alcanzar la mancha con la lengua, pero sus intentos eran en vano.

- Aquí- pasó lentamente su lengua por su mejilla izquierda, llevándose consigo el resto de sirope consigo-. Ya está... aunque aún tienes un poco por los labios, amor~- sonrió orgulloso al ver el gran sonrojo en el rostro de su esposo, mientras sus mejillas se inflaban.

- Tonto...- dijo mientras pasaba una servilleta por sus labios.

Tras el desayuno, la pareja se preparó para salir hacia el hospital, pues Irene y Jake ya deberían estar esperándolos. Tomaron el coche y se pusieron en marcha. Bonnie admiraba el paisaje a través de su ventanilla. Aún era pronto, por lo que veía a ciertos niños con sus padres de camino a la escuela. Podía ver la alegría y las ansias en los ojos de los pequeños; je, qué pena que en poco tiempo eso desaparecería al saber el significado de lo que era ir de lunes a viernes a una cárcel de meno... ejem, digo, un lugar donde te obligan a estudiar, sí, eso...

En fin, se imaginaba cómo sería llevar a su propio hijo a la escuela, verlo crecer y aprender cosas nuevas, verlo conocer nuevas personas. Esperaba que no tuviera su misma infancia, de eso se aseguraría él mismo. 

En unos minutos llegaron a su destino, marcharon por unos pasillos hasta que llegaron a la sala de ecografías, en donde los recibió simplemente el hombre mayor.

- Oh, bienvenidos, chicos- saludó con una sonrisa el castaño.

- Buenos días, Jake- respondió el peliturquesa cerrando la puerta a sus espaldas.

- Mmm... ¿Dónde está Irene?- preguntó el pelimorado, confundido de no ver a la chica en la sala.

- Pensé que iba a venir con vosotros. Cuando yo he llegado no estaba- el mayor se rascó la nuca pensativo.

- Tal vez tuvo algún problema y no pudo venir...

- Qué pena... bueno, le contaremos junto al resto.

- Jeje, sí.

Procedieron a hacer lo mismo que los dos anteriores meses. A Bonnie ya no le parecía tan frío el gel que siempre le debían poner, pero igualmente le sorprendía. Al momento de ver la imagen en el aparato, vieron claramente que la cabeza del pequeño o pequeña destacaba, y sus manos y pies ya se podían apreciar.

- Wow, está creciendo a muy buen ritmo, y por el momento no presenta ninguna anomalía, eso es muy bueno.

- Jejeje, ese es mi bebé~- sonrió orgulloso el pelimorado, mirando a su esposo de igual manera.

- Y, ¿puedes decirnos si va a ser...?- el moreno fue interrumpido por su compañero.

- ¿Niño o niña? Jaja, ya me suponía que me lo preguntarías, Bon- rió el castaño-. Pero... aún no puedo deciros. Tal vez al próximo mes ya podamos verlo- sonrió ligeramente, limpiando sus gafas con su bata, mientras seguía con su vista en la pantalla.

- Oww...- el peliturquesa se deprimió, pues ya quería saber qué le esperaría, y se pegó la frente en un lado de la camilla, rozando ligeramente su flequillo con la parte descubierta del vientre de Bonnie, haciéndole cosquillas.

- Jejeje, no te preocupes, cariño- acarició sus cabellos con ternura-. Aún nos quedan muchos meses más de todas formas para tener a nuestro pequeño con nosotros. Con esperar un mes más no va a pasar nada.

"Bueno... yo no diría "pequeño"" pensó Jake mirando a la pareja.

Tal vez fuera demasiado pronto para confirmarlo, así que prefería quedarse callado hasta estar del todo seguro. Además, tal vez ellos fueran de esas parejas que prefieren llevarse la sorpresa cuando la criatura llegara al mundo.

-----------------------------

¿Os gusta la nueva portada? Es un regalito de mi beba linda @RCORTENZ UwU


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro