Feels
Era un asco.
Nayeon bebió de toda la botella de soju que Mina le había pasado y lloró, más fuerte.
— ¡Extraño cuando me abraza fuerte todas las noches y me dice que me ama! — sonó su nariz con una servilleta de por ahí, ganándose una mirada triste de la menor. — ¡Extraño cuando al despertar, me levanta con un beso en la nariz!
— Yo también extraño su relación, realmente te ves algo-
— ¡Extraño cuando me folla tan bien, extraño montarla hasta correrse dentro de mí, extraño cuando tiene su polla dentro de-
— ¡Eso no, Nayeon! — su amiga se acercó a tapar su boca, vio a los demás comensales, y se disculpó, dando una sonrisa incómoda después de abrazar a la otra contra su pecho, ahogando los gritos.
Un tono carmesí distinguió sus mejillas al entender vagamente algunas palabras que soltaba sin pena, que básicamente eran: “extraño, polla”. No la culpaba ni pensaba que sólo extrañaba ese aspecto de Tzuyu, pero que literalmente ha estado todo un año y medio en un celo sin consuelo, y justo ahora, su cumpleaños, fecha en la que supuestamente volvía Tzuyu, la hicieron alargar el servicio.
Entendía por completo a la omega.
La otra alfa vio a su omega, con un rostro apenado y sonrojado, y cuando notó que Nayeon ya estaba sólo sollozando, la dejó de abrazar fuerte contra ella, sólo la apoyó. Nayeon suspiró.
— La extraño mucho, es eso, un año y medio sin ella se siente una puta eternidad, estoy muy triste, no he comido mucho y me siento como una total mierda, lamento incomodarlas tanto pero se siente mejor decírselo a alguien que gritárselo a una almohada.
Nayeon realmente llevaba un año y medio sin verla y sólo escuchándola por teléfono, y eso, para ella, era realmente una mierda.
Las visitas conyugales estaban prohibidas a personas que no fueran, valga, cónyuges, así que solo las parejas sin matrimonio estaban prohibidas porque solo iban a distraer a los alfas de proteger a la gran nación.
Y por favor, lo único que hacía Tzuyu en esa zona era levantarse, aprender a atarse bien los zapatos, servir la comida, hacerse estúpida por un momento y dormir. ¡Sólo eso y no podían dejarlos pasar a consolar a sus alfas!
Ella igual que muchos omegas y algunos betas pensaban igual, lo sabía por ese foro donde insultaban a los oficiales que los miraban mal por ser “inferiores y distractores”, y todo fue porque ella creó ese foro.
“Odiamos a los alfas pero necesitamos a NUESTROS ALFAS (sólo omegas cuyos alfas estén en el servicio militar/viaje de negocios)”
Suspiró, movió la carne con las pinzas, y volvió a suspirar, llorando.
— Te lo digo de una vez, Mina, cuando Chaeyoung se vaya al servicio militar va a sentirse como una mierda…
— Ya lo hizo, lo hizo al entrar a la uni para no tener que hacerlo después… — la mayor frunció su ceño mientras veía a la omega castaña ver a la alfa, frunciendo su ceño, volvió a acercarse a llorar de nuevo en su pecho, pero golpeándola. — ¡Deja de abrazar tanto a mi alfa!
— Lo siento, pero esto es lo más cercano que tengo… — Mina, la omega menos celosa de todo el edificio, comenzó a desprender sus feromonas, señalando los celos que sentía por ver a una omega casi restregarse sobre su alfa y oler su cuello repetidas veces, y negó.
— Aléjate de ella o en cuanto venga Tzuyu yo seré la primera en abrazarla y besarle la mejilla.
— ¡Eso sí que no! — gruñó, empujando a la alfa, y Mina se acercó a abrazarla, viendo a su mejor amiga que soltaba varias lágrimas, viendo la carne que apenas se estaba cociendo, sonando su nariz.
Puede que conocía un método que leyó de un foro cuando un omega extrañaba a su alfa, y ese era masturbarse con consoladores en un nido con olor del alfa. Pero Mina se cegó a sí misma y cerró el foro, porque el momento en que Chaeyoung fue al servicio militar ni siquiera era su alfa, pero lo sabía.
Así que vio a su pareja, ambas hicieron un puchero, y la más baja sacó una tarjeta, deslizándosela por la mesa.
— Tenemos un contacto que tiene una sex shop, ehm, cuando estés extrañando a Tzuyu puedes comprar consoladores, y hacerlo mientras pienses en ella, creemos que puede funcionar.
Entonces así fue como terminó en su casa con un bote grande de lubricante y un dildo de 25 cm… porque era lo que más se le asemejaba a las 9 pulgadas de su alfa. Hizo un puchero, tiró su bolso por allá y fue corriendo a ese pequeño espacio que tenía en su casa que muchos le llamaban nido.
La omega comenzó a quitarse su pantalón, comenzó a quitarse su camisa junto a su bralette, y su mano se dirigió a su pecho, pensando que su mano era la mano de la alfa… Pero no, la mano de Tzuyu era grande y la suya apenas podía tener su pequeño pecho en ella, no era lo mismo.
Pero eso sería diferente, ese pequeño aspecto.
Comenzó a bajar otra mano a su centro, que se encontraba seco. Genial. Apenas iba a abrir el lubricante y rociarlo en el dildo rosado, pero frunció su ceño.
¿Esas cosas no se lavaban primero? Refuñó mientras se paraba al baño en su tarea de lavarlo cinco veces antes de asegurarse que estaba realmente limpio, aunque estaba recién sacado de su caja.
Lo siguiente que tenía que hacer, caminar al armario que compartía con Tzuyu, sacar su camisa favorita, que seguía teniendo su olor, y caminar de nuevo al nido con sus pantalones todavía en sus tobillos, caminando tal como un pingüino.
Sólo Tzuyu la hacía caminar así después de una noche llena de sexo y pasión.
Comenzó a lagrimear mientras veía el dildo con sus pequeños ojitos, relamió sus labios y cerró sus ojos, dejando caer algunas lágrimas en el proceso.
Ahora entró en una fantasía donde Tzuyu era la que tenía la mano en su centro, masajeando su clítoris, y acariciando sus labios inferiores con una sonrisa tierna.
¿Cómo estará Tzuyu una vez que vuelva del servicio? Nayeon se calentó totalmente ante una piel más morena y pequeños músculos formados en sus brazos, esos brazos que la sostenían mientras se acariciaba, esa sonrisa que le encantaba, y después llevó su polla a su centro después de lubricarla una, dos veces.
La omega sonrió, abrió más sus piernas, y comenzó a meter hasta la mitad del dildo, pensando en que quería más… pero de repente la fantasía de Tzuyu frente a ella, entre sus piernas, explotó.
El dildo estaba horriblemente frío, casi vacío por dentro, no sentía las venas acariciarle y no lo sentía palpitar… ¿Acaso la vendedora de la sex shop la había engañado y ese no era el dildo más realista, sino el peor?
Nayeon relamió sus labios mientras intentaba dejar eso de lado y volvió a meter el dildo dentro de ella, tratando de sentir un placer, tratando de encontrar su punto dulce, pero ni esos centímetros extra que le ganaban a la polla de su novia lograba hacerlo…
Ese puto pedazo de plástico no era para nada como un buen pene, y como el maravilloso pene de Tzuyu. Se sintió defraudada, tonta, y sobre todo -una novedad- triste.
Comenzó a llorar mientras sacaba de ella el dildo y lo dejaba a su lado, llevó sus manos a su rostro, comenzando a llorar, desnuda en medio de su nido, olfateando la camisa de su alfa que no escuchó que su deseado regalo de cumpleaños había llegado.
En medio de sus sollozos se cubrieron los silenciosos pasos de Tzuyu, hasta un leve tropezón, y cuando esta saltó a la cama para tratar de sorprender a su novia y no la encontró, alzó su ceja… ese lindo olor a fresitas con chocolate, juraba que estaba ahí, pero cuando olfateó bien, estaba a la vuelta de su habitación, ahí sonrió tiernamente.
Su omega pasando esos meses en su nido, era algo que le generaba tristeza en su cuerpo pero al mismo tiempo una ternura que no podía explicar, pero que en resumen, su omega la había extrañado como ella lo hizo.
Todas las noches abrazaba una almohada y una lágrima se deslizaba contra su mejilla, trataba de ganar el teléfono para llamar a su omega cada semana, aunque ello significaba levantarse dos horas más temprano de lo usual, y en general, la extrañaba.
Así que no vio nada más y se acercó a abrazar ese pequeño cuerpo que ahora se veía más delgado, pero eso lo arreglaría Tzuyu desde con dulces besos, salidas más seguidas y ricos hot cakes de desayuno.
Sonrió al abrazar a su omega y distinguir ese olor de fresas, y con el suyo ya impregnado en la omega, a fresas con chocolate.
Cuando Nayeon distinguió ese olor, el olor de su alfa, lloró más fuerte, abrazándola, entrelazando sus brazos y piernas en ese gran dorso, y sollozó.
Sollozó más fuerte al recibir las palabras:
— Ya estoy en casa.
No podía hablar, decirle todo lo que tenía pensado, así que sólo la vio, acunó su rostro, y la besó, haciendo chocar sus labios de una forma casi torpe, pero demasiado lindo.
Sus labios comenzaron a moverse juntos, que sabía tan dulce para ambas, y volvieron a juntarse para recibir un beso más duradero, labios de nuevo, moviéndose juntos, sonrisas en medio de ellos, y Tzuyu deslizó su lengua sobre el labio inferior de su omega, que sin dudar, aceptó, abriendo un poco más su boca para dejar entrar a la alfa.
Sus lenguas comenzaron a acariciarse de forma lenta, Nayeon comenzó a acariciar la nuca de la otra, que suspiró en los labios ajenos, se apoyó con su mano al costado de la omega para poder recostarla en el nido, hasta que un objeto resbaloso hizo que tropezara, con todo y omega.
Frunció su ceño, sostuvo el objeto para tirarlo lejos y seguir besando a su novia, pero el color neón la distrajo. Tragó saliva, viendo a su omega, y de nuevo, eso que tenía en mano.
¿Un dildo?
Distinguió los fluidos que muchas veces bañaron su propio miembro, distinguió que estaba tallado de forma cuidada unas venas y lo que parecía el glande. Parpadeó varias veces, pero rió, viendo a Nayeon.
— ¿Me extrañaste, bebé?
— ¡Claro que lo hice! Eso… eso es algo que me dijo Mina que comprara para no extrañarte tanto porque tu servicio se expandió, es mi cumpleaños, y pues, yo te extrañé mucho, ¡pero ese estúpido pedazo de plástico no se compara nada con tu polla!
Rápidas palabras que abrieron la boca de la menor, rió, pero que al mismo tiempo infló de orgullo.
Cierto, nadie, ni un objeto inanimado y más grande que ella podría complacer a su novia cómo ella sabía hacerlo, y eso, la llenaba de orgullo y confianza, igual que nadie podría complacerla a ella como lo hacía la menor cuando la montaba y meneaba las caderas de esa forma.
Sonrió, relamió sus labios, y tiró ese dildo detrás de ella, carcajeando.
— Pues no vas a volver a necesitar esa cosa porque aquí está — su mano viajó a su entrepierna y apretó su miembro, formando un bulto. — Lo que tanto extrañaste.
El rostro de la omega ya estaba sonrojado, pero con una sonrisa y esa lengua relamió sus labios.
— Sí, lo está — su pequeña mano viajó a la entrepierna de la otra y la acarició, viéndola con una sonrisa. — Te extrañé tanto, Chewy.
Dejó un beso en su mejilla, otro en su quijada, y después en su cuello, soltando leve hipo por tanto que había llorado, pero eso le pareció tierno, lindo, hermoso, y después de no tenerla por un año y medio… sexy.
La menor se acercó a ella, la sentó, y acercó su entrepierna a ella, haciéndola ver curiosa.
— Entonces abre tu regalo de cumpleaños — no tuvo que decirlo dos veces. Nayeon de forma rápida comenzó a quitarle el cinturón, desabrochar su pantalón y bajarlo con todo y bóxer, porque sabía que ninguna estaba con ánimos de jugar.
Saltó la polla medio erecta de Tzuyu, y la mayor relamió sus labios, tomó el glande, y comenzó a besarlo repetidas veces en lo que se ponía sobre sus rodillas y codos, acomodándose mejor para recibir su preciado regalo, el más esperado.
Su lengua partió desde el tronco hasta la punta, donde sus labios comenzaron a chupar, haciendo a la alfa soltar pequeños quejidos, relamer sus labios, y llevar su cabeza atrás, suspirando.
Elevó su cadera, como elevó su camisa y entonces la atención se desvió de la polla ya erecta de su novia, a sus abdominales, ya finalmente marcados por completo.
Ya los tenía algo marcados, pero en ese momento podía sentirlos duros, los divisaba bien, y la piel que antes por la ropa que usaba era pálida, se encontraba bronceada.
Que jodidamente exquisito.
Nayeon llevó su lengua a esos abdominales y los lamió sin pena, sacando una pequeña risita de su novia que apretó el abdomen y con causa, haciéndolos más duros. Reemplazó su lengua por su mano y comenzó a acariciarlos mientras su boca volvía a su polla, atendiéndola, a una punta rojiza y realmente hinchada que parecía que iba a explotar.
Mientras masajeaba el pecho izquierdo de la alfa, habló, viéndola atenta.
— ¿Quieres explotar dentro de mi boca o en mi coño?
Un dilema para una Tzuyu que tenía su polla en la boca de su omega, su sueño más recurrente este año. Literalmente, si le hacían preguntas a una Tzuyu deseosa de sexo, en abstinencia sin poder tocarse a sí misma por todo un año y la mitad de uno, iba a explotar. Relamió sus labios mientras la omega carcajeaba, arrodillándose para verla a los ojos.
— Hazlo dentro de mi coño, amor, te necesito — la alfa asiente, y puede que, el servicio militar, donde se veía obligada a obedecer, sirva como ventaja.
Si Tzuyu antes era demasiado gobernada, ahora, que en un quejido doloroso lleno de placer diga “sí, señora" completó una fantasía completa dentro de Nayeon, que sus ojos brillan con deseo.
La alfa la acuesta de nuevo, abre sus piernas, y su boca parte de sus labios, los de arriba, a su quijada, cuello, clavículas, pechos, que se encargó de consolar debidamente a hacer que los rosados pezones estén erectos y algo rojizos, a su vientre, dónde comenzó a morder, y dejar pequeñas marcas que mostraban que esa omega era solo suya.
Las marcas que había dejado un día antes que se fuera ya se habían borrado, así que se encargó de hacer nuevas, hacer varios chupetones que sabía que a su novia le encantaban y a marcarla un poco más, dejando mordidas, chupando, lamiendo, marcando.
Finalmente llegó a su centro, donde su lengua fue a su muslo interno y comenzó a mordisquear de forma intensa, haciendo a Nayeon gemir bajito.
Ese gemido bajito se convirtió en uno alto cuando el índice y el medio de la menor comenzaron a moverse en círculos en su clítoris, haciéndola pegar su espalda al suelo, pedirle por más, y ese más hizo que esos dos dedos fueran reemplazados por la lengua de la menor, que sabía bien qué hacer.
Sólo Tzuyu sabía cómo tocar, y cómo le gustaba a Nayeon, le gustaba brusco pero de vez en cuando le gustaba suave y lindo, así le podía presumir a sus amigas que había hecho el amor y presumir con orgullo las marcas que había dejado Tzuyu en ella. Le gustaba cuando lo hacía.
Su lengua comenzó a moverse primero de forma lenta y cada que un gemido de la omega aumentaba de bajito a alto, Tzuyu aumentaba la velocidad, dependiendo de qué le decía Nayeon. Era importante.
Dejó de usar su lengua a sólo usar sus labios, atrapando el pequeño botón entre ellos, llevándolos a los labios inferiores, y después a los muslos. La omega ya estaba goteando.
Tzuyu comenzó a bombear su propia polla hasta lanzar el líquido pre seminal, se posicionó entre las piernas de la omega. Le sonrió tierna y la besó en los labios.
Distinguía en sus ojos que estaban hinchados, tristes, pero ahora que la estaban viendo estaban llenos de brillos distinguía la necesidad en sus ojos, no necesidad de la follada brusca.
Así que cuando Tzuyu terminó de rozar su dureza contra el clítoris de la otra, llevó su propio eje a la entrada, comenzó a entrar lenta, y cuando sintió que fue el momento, entró de golpe, ganado que la mayor arqueara su espalda a ella, dándole su pecho.
Aprovechó para atrapar un pezón entre sus labios y chuparlo, para volver a dejarlo rojizo. Entre sus pechos dejó una mordida y un chupetón mientras esperaba que el interior, ahora apretado de la omega, se acostumbrara a ella.
Amaba, amaba tanto esa sensación, que llenó de lágrimas sus ojos y sonrió, sonando su nariz repetidas veces.
— Te amo, Nayeon, te amo tanto, te extrañé tanto, no sabes cuánto — besos repartidos en toda su mejilla, cuello y hombro, donde se encontraba la zona que ambas querían que la alfa marcara, sonrió ahí. — Te extrañé tanto, extrañé tanto estar dentro de ti, extrañé tanto que me apretaras de esta forma, me encanta estar dentro de ti porque me aprietas así.
El cuerpo de la omega era pequeño y era delgado, ahora hasta que se le notaban las costillas, pero el cuerpo pequeño era la razón por la que Tzuyu algunas veces tenía miedo de ir brusca porque la chica parecía de porcelana y tenía miedo de lastimarla por su tamaño, porque sabía que era grande y ancho.
Y ahora que la omega literalmente comía una vez al día por no tener a su alfa al lado, se veía frágil. Tzuyu se acercó a besarla, no queriendo decir nada hasta llegar al final, pero besó repetidas veces su pecho y hombro, haciendo a Nayeon gemir.
Hasta ese punto, la menor todavía no se había movido, seguía quieta dentro de la mayor, cosa que esta agradeció porque sintió todo lo que extrañaba: las venas acariciar sus paredes, sentirlo palpitar levemente dentro de ella y ser tan caliente, que se abriera paso entre sus paredes, que muchas veces con sólo meterlo que ya llegara a su punto, que fuera tan grande, grueso, tan, tan bien. Amaba la polla de Tzuyu y amaba cuando la tenía dentro de ella, como en ese momento.
Sólo faltaba algo, e hizo un puchero mientras le cedía su mano a la otra, que rió, se acercó a besarla, y finalmente se movió, haciendo a la mayor gemir bajito, siguiendo esperando con su mano siendo besada de forma tierna por la alfa, y hasta olfateada.
Tzuyu sabía lo que quería, así que rió, llevó su mano hasta el vientre de la mayor e hizo que palpara ahí, mientras sostenía sus cadera y volvía a moverse dentro de la omega, que gimió.
Sí, aunque fuera raro, a Nayeon le gustaba sentir como la polla de Tzuyu se movía dentro de ella, pero era su pequeño ritual, y sonrió.
La alfa comenzó a moverse mientras sostenía la cintura de su omega, besaba su cuello y sus labios, escuchaba el ruido de la humedad y cómo sus pieles tenían contacto una con la otra, le encantaba.
Le encantaba sentir la punta de su miembro abrir las apretadas paredes de su omega, que le facilitaban el paso por lo húmeda que estaba, como en cada movimiento Nayeon susurraba palabras de amor y cómo gemía su nombre de forma dulce, gemía su apodo, y en un punto le pedía por más, pero ambas no querían llegar a ese punto.
Querían disfrutar su cuerpo en esa noche, querían disfrutarse la una a la otra, escuchar sus pieles chocar y hacer un ruido casi sordo, sus gemidos juntarse, mientras se daban besos y se acariciaban mutuamente, porque borraban el amargo recuerdo de cómo hicieron el amor por última vez antes de que Tzuyu se fuera.
Ahora se tenían, y en lugar de disfrutar el simple sexo brusco, como lo hicieron la otra vez, ahora se estaban disfrutando de eso, algo tan íntimo, algo sólo de ellas dos. Hacer el amor de esa forma.
Nayeon entrelazó sus piernas en la cintura de la alfa y alzó sus caderas para completar la estocada y sentirla más profundo, dentro de ella, y gemir más alto por lo lejos que en ese punto estaba llegando la alfa. Estocadas que se completaban, un vaivén lento que Tzuyu le estaba dando pero uno donde le decía lo mucho que la amaba y lo mucho que la había extrañado.
Definitivamente, abrazar la musculosa espalda de la alfa, sentir su cuerpo cálido, su polla dentro de ella, sus palabras de amor siendo soltadas en gemidos y suspiros, jamás se iban a comparar con ese estúpido dildo.
La omega suspiró, sonrió al sentir el orgasmo venir de ella de lo más profundo de su vientre, y realmente, se dejó llevar.
Sus paredes apretaron más a Tzuyu, sus uñas rasguñaron levemente esa espalda y sus piernas se entrelazaron más en la cadera de la alfa, que entendió.
Leves estocadas más y sintió como la omega gimió más alto, la abrazó más fuerte y su pequeño cuerpo daba más espasmos, gemidos más fuertes, entrecortados, y después que la omega comenzó a tratar de respirar más calmado, echó toda su carga dentro de Nayeon, sintiendo cómo poco a poco esta la comenzaba a llenar.
La mayor se le quedó abrazada como koala, por lo que Tzuyu, todavía dentro de ella, la cargó y la depositó en la cama, no sin antes ponerle una camisa de ella y limpiarle el sudor que caía de su frente, riendo.
Después de la linda reunión, venía la charla pesada que más le preocupaba a la alfa, que abrazó a Nayeon por su pequeña cintura. Arqueó sus cejas.
— Nay, ¿por qué no has estado comiendo bien? — ahora los felices ojos de Nayeon se volvieron en unos que comenzaron a formar lágrimas y sus labios en un puchero, un rostro lleno de berrinche.
— Porque tú no estabas, suena ridículo, demasiado, pero es que realmente te extrañaba y me hundí en una, creo que depresión, no me gusta mucho estar sin ti, pero es que, el primer año fue bien, en diciembre me hundí y dejé de comer, no tenía mucha hambre…
La otra le dio un beso esquimal, rozando su nariz contra la otra, y sonrió tierna.
— Gracias por contarme, mi amor, pero desde ahora, prométeme que me dejarás darte de comer, comerás bien y que no te volverás a descuidar, ¿sí? — la omega asintió mientras la otra le daba un beso en su frente y se acurrucó contra su pecho, hundiendo su nariz entre su hombro y cuello.
Dios, realmente extrañó eso, y sonrió, por la hermosa sensación que estaba sintiendo.
Solo dejó un beso ahí, y quiso preguntarle algo a Tzuyu, sobre cómo era todo allá, pero una respiración calmada le hizo saber que la otra estaba agotada, y entendió.
Ella se acurrucó más contra la otra, cerró sus ojos, y por fin, después de varios meses, pudo dormir bien, abrazando a su gran pingüino de peluche.
Las preguntas las podría hacer luego, exactamente en tres días, pero esos días se los iba a pasar mostrándole a la alfa cuánto la había extrañado, y la alfa haría lo mismo.
Fin.
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