— ¿Por qué me mentiste? — lo miré.

Sé que es estúpido preocuparme por qué me mintió y no por lo que me acaba de decir. Pero es que me preocupa porque si de verdad todo es cierto. Algo malo pasará aunque él lo intente evitar.

— No quería que te sintieras culpable — respondió — Jihe no solo tú sales herida en ese accidente, también Tae lo hace y yo...

Abrí mucho mis ojos asustada, ¿Tae? ¿Por qué él? Imposible, no permitiré que nadie más salga herido.

— ¿Por qué?

— Él te llamará para explicarte todo lo que pasa y para disculpase por haberte escondido la verdad acerca de Hoseok, tu hermano — comenzó a explicar — Mi plan era que te enteraras de la verdad pero sin saber que Tae lo sabía...

Negué.

— No entiendo... — dije.

— El lugar al que te citará es el problema... — me miró — Habrá un accidente y él intentará salvarte.

Pensé, si el problema es el lugar al que me citará entonces lo que tengo que hacer es no ir y punto. Decir que lo entiendo y lo perdono.

— Bueno, entonces no voy...

— Exacto, espero que funcione.

Asentí.

— Espera, dijiste que tú también salías herido — fruncí el ceño.

— Sí, pero ahora es diferente, ¿recuerdas lo que pasó con Jimin? En ese momento pensé que te quedarías con él y me rendí. Solo que quería despedirme de tí y Tae te había llamado. Hoseok me contó todo lo que había pasado y fui hacía ese lugar. Lo vi todo y también intenté salvarte pero no puede. Recibí un golpe fuerte, pero no lo suficiente para morir — apretó sus puños — Verte inconsciente en el suelo, con tu vida agotándose y yo sin poder hacer nada fue lo peor que mis ojos pudieron ver. Al despertar en el Hospital y recibir la noticia de que habías muerto y Tae estaba en coma, deseé poder volver el tiempo atrás y cuando abrí los ojos, estabas allí — sus ojos se llenaron de lágrimas — Pensé que era un sueño, pero de verdad estabas allí y me dí cuenta de todo lo que pasaba y prometí no volver a perderte.

No puede ser, cubrí mi rostro con mis manos.

— Yo, ojalá hubiera podido lograrlo... — no dejaba de llorar y lo abracé.

— Tranquilo, hiciste mucho Jin, todo este tiempo me protegiste y no solo a mí sino también a Tae — le sonreí y limpié sus lágrimas — Todo estará bien.

(...)

— Te amo — sonreí.

— También te amo.

Mi celular sonó y era Tae, respiré profundo y contesté.

— Jihe... — su voz sonaba nerviosa.

— Tranquilo Tae, no estoy furiosa contigo — dije, no sé como pasó aquella vez. Pero estoy diciendo la verdad, no estoy molesta con él.

— Lo siento, solo quería protegerte.

— Lo sé — contesté y miré a Jin — Sé cuanto me quieres amigo, quiero darte las gracias por intentar salvarme — una lágrima recorrió mi mejilla.

— ¿Eh? — preguntó confundido.

— Solo gracias — dije — Ah, y el lunes temprano en la empresa.

Colgué.

— ¿Volverá a trabajar contigo? — Jin alzó una ceja y contestó.

— Sí, hablaré con Hoseok — me alcé de hombros — Él lo hizo para poder conocerme, ya me conoce así que debería devolverle el trabajo a Tae.

— ¿No quieres hablar con él? Aparte de trabajo.

La verdad sí, ahora que sé que es mi hermano me ha entrado curiosidad por él. ¿Que edad tiene? ¿Cómo ha vivido? ¿Que tipo de persona es? ¿Desde cuando sabe de mi? Mucha curiosidad.

(...)

Me desperté temprano y miré a Jin dormido, sonreí y me levanté. Revisé mi celular y tenía un mensaje.

Quiero hablar contigo Noona, ¿crees que podríamos vernos? Es Hoseok.

Marqué al número y me respondió al instante.

— ¿Noona?

— Quiero hablar contigo también, ¿que tal mañana en la tarde? Te enviaré la dirección a la cuál tienes que ir.

Quedamos en el lugar que le dije. Todo estará bien después de hoy. Al fin todo estará bien, ya no más mentiras, ya no más sufrimiento. Volví a mirar a Jin y suspiré, imagino todo lo que tuvo que pasar para estar aquí ahora.

Bajé a prepararle un desayuno, no soy muy buena cocinando, pero al menos intentaré hacer algo decente para él.

— ¿Jihe? — escuché su voz y luego sentí sus brazos rodearme — ¿Que haces amor?

— Intentado hacer el desayuno — miré la tostadora — El pan se quemó...

Su risa se escuchó por toda la casa.

— Está bien, no eres buena en esto. Déjamelo a mi.

Me alcé de hombros y me hice a un lado para que el salvara la mañana.

(...)

Me preparé para encontrarme con Hoseok. Algo vino a mi mente, ¿por qué Jin no existe? No hay registros de él en ningún lugar. Si, él regresó al pasado, pero un pasado en el que él debería existir.

Lo miré vestirse y la duda se hizo más fuerte en mi cabeza, ¿que pasó? Después de todo, hay algo que sigo sin saber...

— Vamos, te dejaré con Hoseok y luego te recogeré.

— Vale — sonreí apenas.

Eso me preocupa, me preocupa que sea algo que nos separe otra vez.

Tomamos un taxi y le dimos la dirección al señor.

— Parece que hay atasco más adelante, hubo un accidente ayer... — miré a Jin y él a mi — Tomaré otra ruta — asentimos.

Era cierto, lo sabía. Pero confirmarlo me ha dejado en shock.

Me bajé del auto frente al museo, me despedí de Jin y entré. Hoseok me estaba esperando dentro.

— Noona — me sonrió.

Le gusta mucho esa palabra, sonreí.

— Hola...

Tuvimos una larga conversación. Él no siempre supo de mi, le contaron porque encontró una foto de mi padre conmigo y mi mamá. Lo que no le contaron era que me habían dejado sola por él, pero él no tiene la culpa, es mi hermano.

Esperé a Jin en la entrada del museo. Mordí mi labio cuando miré el reloj, ya ha pasado bastante tiempo, ¿dónde estará? Mi celular comenzó a sonar.

— ¿Jimin? — contesté y crucé la calle cuando vi a Jin del otro lado.

— Tae está aquí en casa, ¿por qué no vienes? Puedes traer a tu novio el raro — reí y me detuve por el semáforo.

Odio estas calles dobles.

— Está bien, estaremos allí en un rato — colgué.

Miré a Jin desde la acera y le sonreí, solo nos dividía la calle. Él me devolvió la sonrisa, pero noté algo extraño, lágrimas.

— ¿Jin?

Mi respiración se volvió acelerada cuando lo vi desvanecerse.

¿Dónde? Ya no estaba.

Jin...