03
No puedo con esto, se había pasado toda la noche allí fuera. Quedándose en vela y haciendo que yo también perdiera el sueño.
Después de las palabras que me dijo volví hacía la casa y cerré todas las puertas. Pensé que se iría al ver las luces apagadas pero no, se quedó donde mismo mirando hacía mi ventana desde donde yo lo observaba en silencio.
¿Quién es él? ¿Por qué hace esto?
Esas eran mis preguntas pero yo no las podía responder, solo él y estoy dispuesta a salir de dudas. Después de prepararme para el trabajo salí de casa con la intención de hablar con él, pero me di cuenta de que ya no estaba. Bueno así es mejor, creo que ya terminó.
Estaba en el trabajo, el día parecía que iba a ser muy tranquilo para mi, pero como dije “parecía”
Cuando ví a Taehyung dirigirse a mi con cara de maleante me di cuenta que no.
— ¿Por qué no me habías dicho nada? — me miró sonriente y alzó sus cejas — Por eso es que siempre le dices a Jimin que no, porque ya tenías un chico bajo tus sábanas — soltó una carcajada.
¿De qué estaba hablando éste? ¿Debería hacerle caso o solo dejar que siga hablando estupideces? De todas maneras no sé de lo que habla.
— Puedes por favor decirme de qué mierda hablas — simulé una sonrisa.
— Eso es lo que quiero, que me lo cuentes todo, pero primero vez a ver a ese chico que te está esperando — señaló la puerta — Está abajo.
¿Un chico? ¿Qué chico?
Me levanté de mi silla y caminé por el pasillo seguida por Tae.
— Vaya me da mucha lástima con el pobre Jimin, le gustas mucho y ahora cuando se entere se le romperá el corazón — siguió hablando.
Al fin llegué a la recepción y la chica me señaló hacía la sala donde se encontraba sentado SeokJin. Ese chico loco que había aparecido en mi vida y que ahora no me dejaba en paz. Lo miré molesta y luego me dirigí hacía donde estaba. Se levantó de su silla y me miró a los ojos.
— Hola — saludó con un movimiento rápido de mano. Yo me crucé de brazos.
— ¿Que haces aquí? — hablé entre dientes. Tae se mantenía muy cerca y dispuesto a enterarse de todo así que hablé bajo — Te dije que me dejaras en paz, no quiero escuchar tus tonterías.
— Solo déjame intentarlo, dejame explicarte todo, si después que te diga lo que tengo para decir no me crees — hizo una pausa, una pausa que no entendí, bajó su cabeza mirando sus pies y luego volvió a dirigir su mirada hacía mí — Si luego de eso no me crees, entonces me voy y no me verás más.
Pensé por unos segundos. No perdería nada con escucharlo, de todas maneras ya es hora de almuerzo y tendré una hora libre.
— Está bien — me decidí — Vamos a salir, aquí hasta las paredes tienen oídos.
Salí hasta la salida, él vino conmigo, y claro la vista de Tae también. Ese chico no cambia por nada del mundo.
Llegamos a un parque, busqué un lugar tranquilo para conversar.
— ¿Y entonces que es lo que me tienes que decir?
— Yo... — comenzó a tartamudear — ¿No me recuerdas, no te parezco conocido? — en realidad sí, lo he mirado y alguna de esas veces me ha parecido que lo conozco de algún lugar.
— Yo nunca te había visto antes en mi vida — contesté.
— En cambio yo sí me acuerdo de ti, de tu rostro — trató de tocar mi mejilla pero lo esquivé — Tu voz, tu sonrisa he incluso todo lo que te gusta. El miedo que te da estar sola, me dijiste una vez que si estás sola te daban ganas de llorar y cuando te ví me puse muy triste porque me di cuenta de que estabas sola.
— ¿De qué hablas? — me levanté del banco — ¿Por qué sabes eso de mi? ¿Quién eres? — estaba asustada y muy sorprendida, ¿como un extraño podía saber algo que jamás le dije a nadie?
— Yo soy alguien a quién conociste hace un tiempo, solo que no me pude quedar contigo en ese momento y me olvidaste — explicó con lágrimas en los ojos.
— Estás mintiendo, ¿como no me voy a acordar de alguien a quien conocí? — no entendía nada.
— No sé que puedo decirte para que me creas, no sé que puedo hacer para que me recuerdes.
— ¿¡Acordarme de qué!?
— De quién soy, alguien que te quiere y que ha vuelto por ti — sonrió — He vuelto por ti.
—¡Todo esto es falso! — me alteré, mucho más de lo que ya estaba — ¡No sé quién eres ni qué quieres pero ya ha sido suficiente!
— Lo siento — comentó — Siento si te he molestado demasiado, ahora me doy cuenta de que no debí venir — me dió la espalda.
Se alejó, se fue alejando poco a poco mientras yo seguía en el mismo lugar con duda. Algo dentro de mi no estaba conforme, yo quería algo, pero...
¿Qué?
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