Hoy de nuevo se encontraba allí, en el mismo lugar, a la misma hora y puedo apostar que hace los mismos gestos de cada día.

Ese chico era bastante raro, siempre allí sin hacer nada más que mirar a su alrededor como si estuviera perdido y necesitara que alguien lo ayudara.

Es un chico muy atractivo, alto y de piel muy blanca. Cada vez que paso por aquí de camino al trabajo me pregunto que hará allí ¿Que pasará con él? ¿Acaso está buscando algo, o tal vez a alguien?

Quizás solo viene porque quiere y yo me estoy ideando cosas en la cabeza, pero, aun así, es muy raro, demasiado.

Desde el banquillo de la parada del bus lo observo cerca de la fuente, se movía poco, permanecía en su lugar más de diez minutos sin moverse. Nunca, desde que lo he estado observando a hecho algo diferente, jamás.

Al fin el bus llegó y me detuve un momento a observarlo por última vez ya que cuando regrese él ya no se encontrará ahí. En la mañana cuando voy al trabajo está, pero cuando regreso ya se a ido.

Llegué al trabajo, no había puesto un pie en la puerta de mi oficina y ya estaba TaeHyung gritando.

— ¡Que bueno que llegaste! — entró como si fuera dueño de todo y se sentó frente a mi en la silla de madera — Necesito que me ayudes en algo.

— No voy a salir contigo para darle celos a tu ex.

— No es eso lo que te vengo a pedir. ¿Acaso soy de esos que piden ese tipo de favores todo el tiempo? — no hice nada más que levantar mis cejas y quedarmele viendo como si fuera obvio — Está bien, lo hice solo dos veces.

— Tres, contando la última que no acepté — marqué con mis dedos el número de la recepción de la planta de abajo.

— Bueno ya, lo que digas, yo solo quería que... — lo corté al escuchar la voz proveniente del otro lado.

— Buenos días — saludé educadamente y lo único que recibí a cambio fue un "¿que tal?" de parte de la recepcionista, ¿qué tiene en mi contra? — Necesito que me envíes los planos que entregó TaeHyung ayer, aún no están terminados.

— ¿Qué? — se le escuchó protestar — Está bien, en un minuto estoy allí — colgó y yo me dispuse a mirar a Tae.

— Me equivoqué de planos, ¿verdad? — puso cara de querer morirse — Lo siento, no volverá a pasar, ¿no le habrás dicho al jefe?

— Me faltó poco para hacerlo. Mira Tae yo sé que concentrarte es algo difícil para ti, pero por lo menos en el trabajo pon un poco de empeño — hice una pausa — No quiero tener que dar quejas de ti.

— ¿Me harías eso? — ironizó con la voz — Soy tu amigo de la escuela.

— Lo sé y no se me olvida, pero esto va más allá de mí, si sucede algo mal todos iremos directo al fondo.

— Estoy aquí — la rubia se asomó antes y al ver a Tae cambió su expresión drásticamente — Cuando logren terminar verdaderamente, por favor me llaman — me entregó los planos y se marchó.

— ¿Lo viste? — preguntó — Creo que está funcionado mi plan.

— Lo que digas, ahora necesito ponerme a trabajar — no lo eché, solo le dije que necesitaba estar sola.

Tae es un amigo muy querido para mi, nos conocemos desde que estábamos en la secundaria, pero es demasiado mujeriego y esto le traía problemas tanto a él como a mí. A él porque obvio estar con tantas chicas a la vez no era fácil, más de un escándalo ya había tenido. Y a mi porque estaba metida en todo eso por ser su amiga y estarlo ayudando con sus idioteces.

Volví al trabajo y escuché vibrar mi celular, al rato dejó de hacerlo así que no le presté atención, pero volvió a vibrar y lo tomé para ver quien era.

Estaré afuera cuando salgas, tengo algo que decirte. Besos, Jimin.

¿A fuera? ¿Decirme algo? ¿Qué era lo que quería ahora Park Jimin?

(...)

Ya había terminado todo mi trabajo y gracias a Dios que TaeHyung hoy estaba prestando atención a sus cosas y pudimos hacerlo todo rápido.

Cuando tomé mis cosas me dispuse a bajar las escaleras y en la entrada me estaba esperando Jimin, tal y como dijo que lo haría.

— ¡Jihe! — me saludó desde donde estaba. Dió unos largos pasos y llegó a mi lado — ¿Cómo te fue hoy?

— Bien, la verdad solo tenía algunas cosas que hacer, no mucho — expliqué caminado — Y bien, ¿qué era lo que tenías que decirme?

— Bueno, sabes que haré un viaje el mes que bien con mi padre — asentí sin entender su punto — Él y yo estaremos haciendo algunos trabajos que nos dejarán mucho dinero así que ya no tendré que depender de mis padres...

— Te harás independiente, ¿qué tiene eso que ver conmigo?

— Lo que quiero decir es que quiero que cuando vuelva te vayas a vivir conmigo.

Ahora si me había quedado muda. ¿De qué estaba hablando?

— Jimin, yo no sé que es lo que tienes en la cabeza pero... — se aproximó.

— Me gustas, lo sabes, solo que quieres pretender que no es así. Por favor, dame una oportunidad.

— Tú y yo somos amigos — negué con la cabeza. Vaya, esto no me lo esperaba ¿Por qué ahora le ha dado por declarase? Al fin llegué hasta la parada y me senté en el banquillo.

—  Jihe yo...

Miré hacia la fuente y me llevé una gran sorpresa, era el chico de todas las mañanas, sigue allí, en el mismo lugar. Jimin seguía hablando conmigo pero yo no le estaba prestando atención. Me levanté y me dirigí hacia el chico misterioso.

— ¿Qué haces? — preguntó Jimin viniendo detrás de mi.

— Nada, sólo quiero hacerle una pregunta a ese chico de allí — señalé.

— ¿Lo conoces?

— No.

— ¿Entonces qué es lo que quieres decirle? — murmuró.

Llegué y quedé frente al chico que ahora me miraba, su mirada estaba pérdida en algún punto de mi rostro. No sé por qué, pero siento que lo conozco de algún lugar.

— Hola — saludé. Él solo se quedó inmóvil — ¿Puedo preguntar algo? — no dijo nada, pero aún así preguntaría — ¿Cuál es tu nombre?

Nada, era como si estuviera hablando con la pared, él seguía sin expresión alguna mirándome, esta vez a los ojos.

— Jihe es mejor que nos vayamos — Jimin tomó mi mano — Vamos anda, ni siquiera lo conoces, dejalo en paz.

Me fui con Jimin, pero todavía sentía algo extraño, quería saber el nombre de ese chico extraño, quiero saber que hace todos los días allí en la mañana y saber por qué se quedó hoy hasta tarde.