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Pond ama las fiestas en todos los aspectos, y no sólo por el alcohol. Ama que siempre está rodeado de gente, desde que llega, cuando aún hay pocos y el ambiente está un poco apagado, hasta que ya todos se están yendo menos él. (En serio, hay videos de él completamente borracho, sin zapatos, bailando con Joong en el escenario de un salón de eventos.)

¿Entonces por qué tiene cara de querer estar en cualquier otro lugar menos aquí?, piensa Joong.

No sólo llegaron tarde por su culpa y no pudieron ayudar a preparar la casa para la fiesta sorpresa de Phuwin, sino que ahora que el cumpleañero ha llegado y está siendo recibido y felicitado por todos, Pond no se ve por ningún lado.

Joong mira a Dunk, y este le dice telepáticamente "lo voy a matar cuando lo vea".

Cuando Phuwin ahora está rodeado de gente que no conocen pero sólo fue porque es de ellos la fiesta, Joong, Dunk y Fourth se separan para buscar a Pond. Al menor no le toma mucho encontrarlo en una esquina de la cocina, inspeccionando las botellas de alcohol como si fueran lo más interesante del mundo.

—Phuwin ya llegó —le dice aunque está seguro de que ya lo sabe —. Se supone que si somos sus amigos debíamos ser los primeros en felicitarlo.

Pond finge sorpresa y está apunto de decir que no se dio cuenta cuando Dunk llega acompañado del chico del cumpleaños.

—Desapareciste cuando llegó Phuwin, ni siquiera pudiste felicitarlo —le dice Joong, ignorando la expresión de Pond.

Phuwin está muy sonriente, mirándolo como si esperara algo.

Ah, claro.

—Felicidades —dice al fin, intentando sonreír lo más natural posible.

Phuwin, en vez de responder, se le acerca lo suficiente para rodearlo con un brazo y agradecer en voz baja. A Pond no le da tiempo de hacer algo más que quedarse inmóvil y sonrojarse cuando el menor se aleja.

Pond ya no está mirando al chico sino a sus "amigos" quienes sabe que lo están maldiciendo mentalmente.

Sí, tienen razón en estar molestos con él. Desde hace unas semanas que Pond ha comenzado a comportarse diferente con Phuwin y, considerando que pertenecen al mismo grupo de amigos y suelen juntarse después de clases o en vacaciones, todos notaron este cambio.

Si Phuwin lo notó, es muy decente para comentar algo a respecto. Pero era obvio para todos como Pond evitaba pasar tiempo a solas con él.

—Todos están afuera en la piscina —dice Dunk para evitar que el silencio se extienda tanto que llegue a ser incómodo.

Su novio asiente y comienzan a caminar hacia la salida. Es el momento perfecto para fingir una llamada o algo que le permita no ir a donde Phuwin, excepto que este se gira hacia él cuando se da cuenta de que no los está acompañando y pregunta:

—¿No vienes?

Pond lo mira a los ojos por primera vez en la noche y su cerebro no le da para hacer nada que no sea asentir y seguirlo cuando el menor incluso espera hasta que estén lado a lado para continuar caminando detrás de sus amigos.

—¿Acabas de llegar? —le pregunta el menor.

—Eh, no. Llegué con Joong —responde, mirando al frente.

—No te había visto. Creí que tal vez no vendrías.

Pond no sabe qué responder. Ya es mucho para él mantener una conversación con Phuwin, ellos dos, sin que sus amigos intervengan. Su cerebro no puede elaborar más respuestas además de "sí", "no" y "qué linda voz tienes".

—Es que estaba ayudando a preparar las cosas —dice, aún sin mirarlo.

Gemini, Joong, Dunk, todos estaban ayudando y aún así eres el único que me ha estado evitando, quiere decirle Phuwin pero no lo hace porque no vale la pena molestarse con él en su cumpleaños.

Afuera están varias personas rodeando la piscina, apostando por quién se aventará primero. Pond no se queda a averiguarlo y prefiere ir directamente a una mesa del jardín donde hay algunas hieleras y las abre, decidiéndose por una cerveza por el momento.

—¿Me pasas una también? —dice una voz a sus espaldas que conoce muy bien. Se congela en su lugar por un segundo antes de tomar otra cerveza y entregársela a Phuwin, quien le sonríe en agradecimiento.

El mayor abre su lata y bebe en silencio, observando a las personas que hablan entre sí y les dirigen miradas de vez en cuando.

No es sorpresa que vinieran tantas personas a la fiesta considerando que los organizadores son ellos. Todos en la universidad aprovechan cualquier momento para poder relacionarse con Pond, Joong, Dunk, Phuwin, Gemini, Fourth y Barcode para poder decir que han estado con ellos. Son algo así como "famosos" en la universidad por el simple hecho de ser atractivos y tener alguna conexión con el mundo del entretenimiento (Joong, Dunk y Phuwin salen en anuncios y tiene un contrato de modelaje con una agencia mediana; Barcode es hermano de un actor de novelas; Fourth está empezando su carrera musical como solista; la mamá de Gemini es una ex reina de belleza; y Pond acude a un estudio de baile donde practican los principales artistas tailandeses y ha sido bailarín de fondo en varios conciertos). A algunos no les importa pero Phuwin, Fourth y Barcode son los que menos disfrutan de la atención que reciben porque saben que no es sincera.

Pond sabía que hacer una fiesta de tal magnitud sólo para celebrar el cumpleaños de Phuwin no era la mejor idea, pero todos estuvieron de acuerdo, además de que les serviría como excusa para divertirse luego del final del semestre.

Y ver a Phuwin con él en una esquina porque prefiere con los pocos amigos que tiene que en una multitud de extraños le hace sentir culpable.

Le diría que si quiere pueden ir a otro lugar mientras nadie los ve y celebrar su cumpleños en el restaurante de comida china que tanto le gusta o que está dispuesto a llevarlo a Chao Phraya sin importar la hora porque sabe que es su lugar favorito en Bangkok y va cada vez que se siente estresado.

En cambio, sólo lo mira sin decir una palabra.

Teme que sus verdaderas intenciones se cuelen en su mente y termine diciendo algo que revele lo enamorado que está de él.

Phuwin está diciendo algo porque se gira a mirarlo con una sonrisa pero Pond no escuchó nada, así que sólo ríe y bebe de su cerveza.

El menor está a punto de decir algo pero aparece Fourth, tomándolo de los hombros y diciéndole que tarde o temprano lo van a arrojar a la posición para que esté preparado. Phuwin sólo voltea los ojos y suspira, yendo a donde están las personas.

—¿Piensas hacer algo? —le pregunta Fourth que se ha quedado junto a él.

—¿Sobre qué? —responde Pond, mirándolo de reojo.

—Sobre tus sentimientos hacia P'Phuwin.

Le sostiene la mirada por un momento antes de bajarla al suelo y alzar los hombros.

—¿Debo hacer algo?

Fourth se ríe.

—Si quieres dejar de sentirte así y que P'Phuwin comience a prestarte atención, sí.

—¿Sentirme cómo?

Fourth no dice nada, mirándolo incrédulo.

—Sabes bien de qué hablo.

Sí. Lamentablemente Pond un día le contó no sólo sobre su pequeño crush, sino también todas sus inseguridades hacia él.

"Phuwin es una persona increíble. ¿Sabes cuántos idiomas habla? TRES. Y es modelo, y es de los mejores estudiantes de su carrera, y todo el mundo lo ama... y ni siquiera sé si le gustan los hombres pero podría estar con quien quisiera y aún así sé que no me escogería a mí."

—P'Phuwin podrá ser todo eso, pero también es un estudiante universitario como nosotros. No puedes seguir mirándolo desde tu complejo de inferioridad porque entonces nunca vas a sentirte a su nivel —ouch —. Y lo estás... Podrías estar con él si tan sólo te lo propusieras.

—Pero no es lo mismo...

—Lo sé. Pero no necesitas ser igual a él en todos los aspectos para poder hablarle.

Pond sigue mirando al suelo. Aún cuando Fourth le pone una mano en el hombro y le dice:

—Al menos intenta algo hoy. Si no sale como esperas, olvídenlo y ya. P'Phuwin no es el tipo de persona que cambiaría su forma de ser contigo sólo por eso.

El mayor asiente y lo ve alejarse.

Necesita aclarar su mente y aquí, con música saliendo de la bocina detrás suyo y con personas que en cualquier momento se acercarán a hablarle, sabe que no podrá.

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Afortunadamente, el primer piso de la casa está desértico por lo mismo de que la piscina es lo más llamativo del lugar, y porque seguramente la gente aún no está lo suficientemente borracha como para empezar a buscar lugares privados.

Entra a la habitación del fondo para estar un poco alejado de la música, deja su vaso de sprite con vodka de limón (más vodka que otra cosa) que tomó antes de subir, en el buró y se recuesta en la cama king size completamente tendida y ordenada. Hay una maleta azul en la silla del escritorio que cree que es de Joong, así que no le preocupa mucho (a menos que su amigo y su novio decidan hacer uso de la habitación y de la cama, y lo saquen de ahí).

En instagram sólo hay fotos de Phuwin que han compartido sus seguidores por su cumpleaños, tanto fotografías tomadas de manera profesional por fotógrafos que lo han contactado para que sea su modelo, como selfies borrosas de sus amigos y gente con la que nunca ha interactuado pero que tiene la esperanza de que Phuwin los reconozca y comparta la publicación.

Puede imaginar la expresión que hará cuando vea todas las imágenes en las que está etiquetado. Pondrá los ojos en blanco y torcerá los labios. Pond ríe ante la imagen mental que tantas veces ha visto en persona y que puede hacer creer a la gente que Phuwin tiene una mala actitud pero que es parte de su encanto. Le da me gusta a todas las fotos, haciendo zoom en las que no había visto y sonriendo como tonto. Todas le encantan, tanto las fotos tomadas por sus amigos donde se le nota genuinamente feliz o distraído, como las profesionales.

En la televisión hay un programa de citas que lo entretiene por un rato pero cuando acaba no sabe qué más hacer más que quedarse en la habitación.

Se asoma al balcón que da a la parte frontal de la casa donde puede ver a 2 chicos caminar con las manos entrelazadas. Debe entornar un poco los ojos ante la falta de sus lentes de prescripción para identificarlos y...

¿Son Barcode y Ta?

Pond ya sabía que hay algo entre esos dos por cómo actúan todos melosos sin importarles quién esté enfrente, pero nunca habían admitido ser algo más que amigos.

Están caminando muy juntos hacia un automóvil pero, en vez de entrar, Barcode se recarga de espaldas en la puerta y se inclina sólo un poco para besar rápidamente al mayor en la mejilla. Cuando se hace hacia atrás, ahora es Ta quien se acerca a él para volver a besarlo en los labios.

Ellos no son de besarse en público y no han hecho más que estar tomados de las manos en todo momento pero ya todo el campus los consideraba pareja.

Piensa por un momento mandar un mensaje al grupo para exponerlos por diversión pero seguramente nadie está usando su celular ahora y lo leerán mañana cuando deje de ser gracioso.

Se aleja del balcón para volver a recostarse en la cama pero el alcohol, en vez de darle sueño, lo pone un poco hiperactivo, por lo que descarta la idea de dormir.

Ha llegado a un punto de aburrimiento en el que comienza a hurgar los cajones y el clóset sin encontrar nada muy interesante o útil. Después empieza a hurgar en sus propios bolsillos, encontrando servilletas, la tapa de una botella y, en un bolsillo de hasta abajo de sus pantalones cargo, una cajetilla de cigarros.

Había olvidado que la guardó ahí antes de salir.

Son unos Lucky Strike medio vacíos que compró hace dos meses y que sólo fuma cuando está muy estresado. No se le había cruzado por la cabeza fumar pero ahora no le importaría con tal de tener algo con que distraerse. Como no quiere que el aroma quede impregnado en los muebles ni estar en el balcón, abre la puerta del baño que está dentro del cuarto para acercarse a la ventana.

Tiene que sentarse en el borde de la tina de baño para poder quedar a la altura de esta. Saca del mismo bolsillo un encendedor y acerca la flama al cigarro en sus labios.

El sabor amargo no le afecta tanto e incluso se siente bien en su garganta. Hace una buena combinación con el dulzor del sprite y el vodka de hace un rato.

Después de unos minutos ya se lo ha terminado y saca otro porque el fumar lo está calmando un poco. Esta vez da una calada larguísima y la sostiene por varios segundos hasta que siente su cabeza más ligera y su garganta arder, y la exhala hacia afuera de la ventana, mirando el humo desaparecer en la noche.

Está por terminar también el segundo cuando escucha la puerta del cuarto abrirse.

Si es Joon o Dunk, no le preocupa mucho. Pero si son Joong y Dunk, tendrá que encerrarse en el baño o salir de ahí antes de que se pongan melosos.

Realmente espero que sea la primera opción.

Antes de poder terminar su cigarro, alguien entra tambaleándose al baño y cerrando la puerta detrás de sí, muy distraído para darse cuenta de que Pond está ahí.

Es Phuwin.

Está empapado de pies a cabeza y tiene la maleta azul en las manos. Cuando se voltea hacia el espejo para mirarse es que se percata de Pond. Lo mira en el reflejo por un segundo antes de girarse hacia él con una expresión curiosa.

—¿Hola?

Pond debe obligar a sus tres neuronas sobrevivientes a trabajar juntas para poder formar una oración.

—H-Hola...

Se quedan en silencio, mirándose a los ojos sin hacer algo.

Phuwin tiene marcado un beso con labial en la mejilla, su camisa azul y su camiseta blanca se transparentan un poco por el agua y su pantalón de mezclilla se ve sumamente incómodo.

—¿Estás ocupando el baño? —pregunta el menor con una ceja alzada al ver que Pond no planea moverse de su lugar en la tina.

—Eh, no —dice y sale de inmediato de la tina, apenas alcanzando a tirar lo último de su cigarro por la ventana.

Sale apresurado sin mirar a Phuwin cuando pasa a su lado y cierra la puerta detrás de sí.

Piensa en ir a encerrarse a otro cuarto pero, si este es de Phuwin, significa que los otros dos restantes son de Joong y Dunk, y de Gemini y Fourth (Pond no tenía planeado pasar la noche pero, puesto que ya ha bebido alcohol, tendría que esperar hasta estar totalmente sobrio para manejar), así que sólo le queda como última opción bajar.

La planta baja sigue atascada de personas, incluso hay parejas besándose en la cocina que apenas le permiten servirse otro vaso de alcohol sin derramarlo. Considera quedarse un rato ahí pero al parecer fue una chica que está especialmente obsesionada con él y lleva meses intentando tener algo con él (la última fiesta a la que fueron, ella intentó besarlo y Pond recuerda que fue la cosa más incómoda porque ella estaba tan borracha que ni siquiera podía dar con sus labios). Así que debe escapar, de nuevo, al piso de arriba y a la habitación de Phuwin.

Este ya ha salido del baño y se ha cambiado su ropa empapada por un simple short gris y una playera blanca, y ahora está mirando su celular, probablemente compartiendo las fotos en las que lo han etiquetado por el gesto que hace.

Pond se queda inmóvil en la puerta, pensando dónde sentarse sin tener que estar necesariamente junto a él en la cama, pero realmente no hay otro lugar así que se coloca a la orilla de esta, del otro lado de phuwin. hay al menos un metro de distancia entre ambos, así que está a salvo.

El menor sigue mirando su celular otro rato, sin intenciones de salir del cuarto o pararse de la cama, incluso se ha acomodado sobre las almohadas aunque la fiesta lleva sólo 2 horas de haber iniciado.

—¿No vas a volver a bajar? —le pregunta Pond.

Phuwin arruga la nariz.

—No. Hay mucha gente allá. ¿Tú? —desvía la mirada de su celular hacia él. Pond sólo niega en silencio. Sus ojos bajan a sus manos que aún sostienen el vaso y pregunta —¿Es alcohol?

Pond asiente y le extiende el vaso para que lo tome.

Phuwin aprieta los ojos al notar que, literalmente, es sólo alcohol, sin nada más. Cuando le regresa el vaso, toma de él sin sentirse afectado por el sabor ni por el ardor en la garganta.

Ninguno dice nada. Phuwin muy enfocado en su celular y Pond concentrado en no quedársele mirando para no incomodarlo.

El mayor también toma su celular y ve que ya hay videos de Phuwin siendo lanzado a la piscina por sus amigos, tomados de distintos ángulos. Se entretiene viendo cada uno de ellos que no siente al menor moviéndose en la cama hasta que está a su lado.

—¿Me odias? —pregunta muy serio. Pond suelta el celular de la sorpresa pero alcanza a tomarlo antes de que este toque el piso y lo mira, sin saber a qué se refiere.

Phuwin no repite la pregunta, sólo lo ve con cara de preocupación.

—No...

—¿Entonces por qué eres así conmigo? —lo interrumpe apenas contesta.

Pond sabe perfectamente a lo que se refiere pero admitirlo sería algo muy patético de su parte, así que continúa fingiendo no entender.

Pero Phuwin, en vez de explicar, se cruza de brazos y se tira sobre las almohadas, molesto.

—Creo que si hice algo para hacerte enojar, podrías decírmelo en vez de querer hacerme sentir... así.

Así que Phuwin sí se da cuenta de sus actitudes hacia él.

Pond se muerde el labio, recordando las palabras de Fourth y decidiendo que no puede seguir con sus estúpidos sentimientos que los está alejando más que nada.

—Perdón... No hiciste nada —comienza, dejando el vaso en el buró y girándose para poder mirarlo mejor —. No tienes la culpa de nada, de hecho.

—¿Entonces por qué me has estado evitando desde hace semanas? Ni siquiera te gusta estar a solas conmigo y apenas respondes mis mensajes.

Bueno, si lo plantea así Pond suena sumamente grosero, pero todo lo que dice es verdad, sólo que él no creyó que el intentar evitar que Phuwin se enterara de que está enamorado de él resultaría en todo esto.

—No tiene nada que ver contigo —el menor aún no lo mira, clavando los ojos en el balcón —... Es sobre mí —Pond Naravit, tienes que hacer algo si no quieres arruinar las cosas con Phuwin.

Odia que Phuwin esté molesto con él, jamás podría soportarlo. Y esa es una de las principales razones por las que todo este tiempo se guardó sus sentimientos: no sabe cómo reaccionará al saberlo y prefiere nunca decírselo a hacerlo y que este se moleste con él porque no le gustan los hombres jamás podría ver a Pond de esa manera.

—Phu —lo llama con ese apodo que sólo sus amigos usan y que se había abstenido de decir —, me gustas. Muchísimo. Simplemente no quería que te enteraras porque sé que puede arruinar nuestra amistad y preferiría que jamás te enterarás a que decidas que ya no quieres ser mi amigo.

Phuwin se tensa visiblemente ante la confesión y gira el rostro en silencio, mirando a Pond aún con el entrecejo fruncido.

Ninguno dice nada por un largo rato. El mayor desearía que el mundo se acabara en este instante antes de tener que estar otro segundo viéndolo a los ojos en silencio, sabiendo que este lo rechazará. Desearía que todo terminara rápido para poder seguir con su vida.

—Pensé que era otra cosa —susurra Phuwin, más para sí —. De verdad llegué a plantearme la idea de que te había hecho algo y estabas molesto conmigo y que jamás me perdonarías. Me rompí la cabeza intentando saber qué era.

Ahora que no tiene los brazos cruzados se desliza lentamente hacia Pond hasta quedar sentado frente a él.

Pond, muy avergonzado para decir algo, baja la mirada pero las manos del menor le sostienen el rostro para mirarlo un segundo antes de besar suavemente sus labios.

Sólo es un roce cortísimo que genera un chasquido casi inaudible. Un momento tan corto que Pond se pregunta si de verdad ha ocurrido.

—Era más fácil decirme eso que hacerme replantearme cada interacción que hemos tenido por semanas.

Y lo vuelve a besar un poco más brusco sobre los labios aún inmóviles de Pond. Se aleja al notar que este no reacciona.

—Sí, Pond. Tú también me gustas. ¿Me puedes besar ahora?

Abre los ojos como platos, procesando lo que acaba de escuchar.

Phuwin se acerca por tercera vez y ahora Pond no lo deja esperando porque le corresponde el beso, tomando igualmente su rostro en sus manos y disfrutando del momento. Está tan lleno de felicidad y emociones que se le escapa una sonrisa a medio beso que le da a Phuwin la idea de empujarlo hacia las almohadas para quedar sobre él.

Pond no se queja. Phuwin puede hacer lo que quiera con él y jamás le negaría nada. Abre los brazos para rodearlo con estos, acostumbrándose al peso del cuerpo del menor sobre él, a la textura de la piel de su espalda, al sabor de su boca, a su respiración profunda y al calor que emana de él. Se siente en el paraíso. Nada de lo imaginó se puede comparar a esto, y sólo es la primera vez que se besan.

Hay tantas preguntas que quisiera hacerle pero tiene la sensación de que, si lo hace, arruinará el momento y ahora sólo quiere tenerlo en brazos.

—Si me hubieras dicho mucho antes, hubiéramos podido hacer esto desde hace días —le dice Phuwin sobre sus labios. Ahora se siente más confiado en profundizar el beso, sosteniéndose de los hombros del chico debajo suyo.

Phuwin sabe a alcohol y dulce, y Pond a cigarro y a alcohol.

Al menor no le gusta nada el cigarro, incluso regañaba a Pond cuando este empezó a fumar y le hizo prometer que no lo haría seguido. Pero ahora ese sabor es casi adictivo que no le molesta. No hay nada que lo pueda alejar de sus labios en este instante, ni el sabor tan horrible del tabaco ni la fiesta que se sigue desarrollando afuera.

—¿Desde cuándo...? —comienza a hablar el mayor pero Phuwin lo interrumpe.

—Podemos hablar después, ¿ok?

Pond asiente porque tampoco se quiere despegar de él.

Las manos curiosas del menor viajan de sus hombros a su cuello y a su nuca, donde acaricia ahí los mechones ligeramente largos del mayor. Con sus piernas intenta acomodarse, colocando una entre las del mayor pero un quejido de Pond le hace saber que tal vez no es una buena idea. Sus dedos trepan al cabello sobre su frente y lo mueve de ahí, dándole un ligero tirón cuando las manos de Pond sobre su espalda lo tocan con más urgencia, intentando colarse más adentro de su playera.

Se separa con un sonoro beso, mirándolo desde arriba con una sonrisa y se quita de encima de él. Pond cree que ha hecho algo mal para que Phuwin deje de besarlo pero este se recuesta sin dejar de mirarlo y lo jala de la playera para que se acerque, esperando a que Pond le lea la mente y siga besándolo.

Puede que sea por el alcohol, o el calor del momento, o la simple emoción de que Phuwin le está correspondiendo sus sentimientos pero Pond tiene la sensación de él que no quiere que sigan sólo besándose.

Cuando se acerca, Phuwin estira un brazo para jalarlo del cuello, haciéndole casi caer sobre él.

—Sólo necesitas saber que me gustas desde que entré a la universidad y fuiste el primero en hablarme —le dice muy de cerca porque sabe que la cabeza de Pond sigue dando mil vueltas.

El mayor sonríe ante el recuerdo de Phuwin con brackets y su uniforme, perdido al querer encontrar el auditorio. En vez de besarlo, se deja caer sobre él y entierra la cabeza en su cuello. Si está soñando, desearía nunca despertar.

Su piel sigue un poco húmeda por el agua de la piscina y huele a sudor y al perfume de vainilla que siempre usa. Deja pequeños besos sobre la zona, aspirando el aroma para grabarlo y no olvidarlo nunca. Phuwin se tensa notoriamente y comienza a respirar más rápido. Lo sostiene de los hombros mientras este sigue dejando cortos besos de adoración en su piel hasta volver a subir a su mandíbula y labios.

Phuwin igual siente la cabeza ligera y el cuerpo más caliente que de costumbre por el alcohol que tomó (y porque lleva meses esperando poder estar cerca de Pond), así que levanta un poco su rodilla, sólo lo suficiente para que esta quede en la entrepierna del mayor y provocar un roce mínimo que le dé una idea a Pond de lo que está pensando. Al sentir la presión, muerde instintivamente el labio del menor y ambos sueltan un siseo. Pond apoya su frente sobre la del menor por un segundo antes de hacer contacto visual con él. Phuwin sólo alza las cejas con ingenuidad y le sonríe, bajando las manos de su cabello a su espalda y adentrándolas a su playera. Pond cree que se volverá loco si lo sigue provocando con esa cara pero decide seguirle el juego y continuar besando su cuello para pasar a sus clavículas y pecho cubierto por la playera sin mangas.

Se sienta un segundo sobre sus talones para quitarle la playera al menor, quien se sonroja por la sorpresa y se muerde el labio con anticipación. No es alguien particularmente inseguro con su cuerpo, pero tener a Pond, conocido por su figura atlética, se siente un poco intimidado. Para los ojos del mayor, el cuerpo de Phuwin es el más atractivo que ha visto y no lo cambiaría por nada. Vuelve a bajar hasta tenerlo frente a frente y comienza a tocar su pecho y costillas, sintiendo su piel erizarse por donde pasan sus dedos. Phuwin, por su parte, vuelve a levantar su pierna para hacer presión sobre la erección apenas creciente del mayor y este sisea sobre su piel.

Ambos están tan perdidos en el otro que no escuchan cuando alguien toca la puerta afuera y, al no obtener respuesta, la abre.

—¡AH!

La puerta se vuelve a cerrar fuertemente y ambos se miran un momento antes de que la persona vuelve a tocar.

—¡Perdón! Creo que dejé mi cargador ahí cuando subí a dejar la maleta de P'Phuwin —dice Fourth desde afuera.

Pond se deja caer sobre el menor con un suspiro. Jamás había tenido tantas ganas de matar a alguien como ahora.

—¿Puedo entrar? —pregunta un momento después.

Phuwin ríe ante la situación. Aún tiene la cara roja y está sudando por el calor de la habitación. Pond, por su parte, no se mueve de encima de él e incluso lo rodea con sus brazos murmurando "no puedo creerlo".

—¡Pasa! —grita Phuwin.

Fourth entra con los ojos cerrados, lo que les da oportunidad de taparse con una cobija. Abre primero un ojo y luego otro, y también se sonroja cuando ve la mirada furiosa que le dedica su amigo.

Evita prestarles atención y va directo al buró, hurgando sin encontrar nada; luego busca en la besa que está bajo la pantalla, donde no hay nada de nuevo y Pond está contando los segundos para que se vaya. Phuwin a su lado sigue muy divertido, pasando un brazo sobre sus hombros.

—Debe estar por aquí —susurra el chico mientras se arrodilla en el suelo para mirar debajo de la cama.

Luego de lo que parecen horas encuentra el cable detrás del buró del lado de Phuwin.

—Eh... ¡Adiós! —dice antes de salir corriendo.

Pond se talla el rostro con exasperación y Phuwin se ríe en su cara. El mayor lo mira mal pero aún así se acerca a besarlo y desliza la mano por su abdomen hasta su entrepierna donde...

—¿Qué? —pregunta sin poder creerlo.

—Perdón, Fourth me desanimó mucho —sonríe el menor con inocencia.

Esto es increíble, piensa. No sólo se entera de que le gusta a su crush sino que tiene la oportunidad de estar con él y el estúpido de su amigo lo tiene que arruinar.

—Pero yo... aún... —se queja, mirándolo con las cejas fruncidas.

Phuwin le toca la punta de la nariz con un dedo y le dice "el baño es todo tuyo".

¿De verdad espera que me masturbe ahí, con él aquí en la cama?

Pero el menor sigue viéndolo con los ojos muy abiertos y Pond no es capaz de reclamarle, así que se aleja de él y se levanta de la cama con un gruñido. Phuwin vuelve a burlarse pues ha de ser muy gracioso verlo caminar al baño con un erección en su pantalón.

Cuando se encierra en este recarga la frente sobre la puerta y exhala antes de empezar a desabrocharse el pantalón, aún frustrado.

—¿Necesitas una mano? —pregunta Phuwin del otro lado. Pond casi abre la puerta con emoción pero continúa hablando —Bueno, no una mano literalmente pero puedo ayudarte si quieres...

—¿Y cómo vas a hacer eso si estás ahí y no aquí?

Guarda silencio por un segundo, como si lo estuviera meditando.

—¿Ya te bajaste el pantalón?

Pond mira a su entrepierna. Su pantalón de mezclilla se siente muy rígido e incómodo así que se apresura a bajar el cierre y dejarlo caer a sus pies.

—Ya.

—Bueno, ya puedes comenzar.

Pond ve la puerta, confundido, como si Phuwin pudiera ver su expresión pero le hace caso. Se siente tan raro masturbarse en un baño ajeno, con la ropa puesta y con Phuwin del otro lado.

El menor por su parte pega la oreja a la puerta y alcanza a oír un jadeo y un sonido repetitivo y constante.

—¿En qué estás pensando? —pregunta en voz baja.

—En... —Pond no se atreve a terminar la oración.

—¿En mí?

No recibe respuesta, así que continúa.

—¿En lo que estábamos haciendo hace rato? —un jadeo se vuelve a oír, indicándole a Phuwin que Pond le está prestando atención —Llevo meses soñando con eso. Desde que tuvimos que jugar básquetbol para el equipo de la escuela y compartimos vestidores.

Eso fue el semestre pasado, piensa. Al parecer lleva más tiempo gustando de Pond que él de Phuwin.

—Cuando saliste de la regadera con la toalla en la cintura fue lo único que podía pensar cada que te miraba, y no sé cómo tú nunca te diste cuenta.

Pond se muerde el labio para evitar gemir y acelera el movimiento de su muñeca.

—Pero ahora sí podemos hacer lo que queramos, ¿verdad? Tenemos todo el tiempo del mundo. Además, vamos a compartir cama esta noche.

El corazón del mayor se acelera al imaginar que Phuwin está pensando en eso, que él también desea intentar cosas con él.

Con el sólo sonido de su voz sofocado por la puerta es que logra venirse. Phuwin se da cuenta por el golpe que oye, probablemente de la cabeza de Pond chocando con la puerta y, un minuto entero después, sale con las mejillas aún rojas y los ojos desenfocados.

Puwin ya está en la cama, con su playera puesta, dando golpecitos al colchón a su lado para indicarle que se acueste. Pond se deja caer boca abajo a su lado, cansado. Sigue con la respiración un poco agitada y la piel caliente. Sinceramente, fue un orgasmo corto pero de los mejores que ha tenido en mucho tiempo. Si se sintió así sólo siendo guiado por Phuwin, no se imagina cómo será si es que...

Se quiere quitar la ropa para no sentirse acalorado pero no llevó un cambio así que deberá dormir con su pantalón de mezclilla puesto. Gira en su lugar con un poco de trabajo y el menor sigue viendo su celular. La almohada bajo su cabeza tiene una mancha oscura por la humedad de su cabello y sus mejillas están un poco sonrojadas. Le gustaría acercarse a robarle un beso.

Si fuera el Pond de hace unas semanas, jamás hubiera pensado hacerlo pero ahora, con su confesión de hace un rato, puede arriesgarse.

Apoya los brazos en la cama, se acerca hasta tener medio cuerpo sobre el suyo y aproxima el rostro mientras Phuwin lo mira sorprendido, dejando caer el celular sobre su pecho. Cuando entiende que Pond lo quiere besar, obstruye sus labios con una mano y sonríe de manera traviesa.

Pond lo mira esperando a que quite la mano pero, al ver que no lo hace, aleja un poco el rostro para poder mirarlo a los ojos.

—¿Qué haces? —le pregunta Phuwin.

Pond le sostiene la mirada por un segundo, creyendo que está bromeando.

—Déjame tener un beso al menos.

Phuwin parece que en serio lo considera, lo cual descoloca un poco al mayor.

—Nop —dice, aún sonriendo. Al ver la expresión confundida del mayor, continúa —. No te lo mereces luego de haberme hecho creer que me odiabas sin razón alguna.

Ahora sé por dónde va esto...

—Tienes que ganártelo.

Pond prueba una vez más a acercarse a él para intentar besarlo con la guardia baja pero Phuwin regresa la mano a su boca y lo mira con los ojos abiertos.

—Está bien, me rindo.

Se deja caer a su lado, suspirando. Cierra los ojos un momento porque de verdad está exhausto, física y mentalmente.

Es en ese instante que Phuwin se mueve rápidamente para darle un beso en la comisura de los labios y regresa a su lugar antes de que pueda abrir los ojos.

Al menos ahora la única preocupación del mayor no es perder su amistad con Phuwin, sino que este lo bese.


🎆


N/A

Este fic lo escribí para el cumpleaños de Phuwin pero, claramente, llegué tarde jajajajajaj una disculpa

Amo al PondPhuwin, ojalá hubieran más fanfics de ellos en español

Y amo la actitud bratty de Phuwin, es como yo en todos los sentidos

Intenté incluir sus side eyes pero como que no me salió jejeje

Título de la canción "feel you here" de blank

Grax x leer :*

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