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❰✎. .•.*。𝟔𝟕❱

❝ Detrás de ella, lo puede oír decir:
Te sigo a donde quiera que vayas,
encima de todas las montañas o en los bajos valles
Te dare todo lo qué has estado soñando
Solo déjame entrar, ooh ❞.

La noche cayó, junto con una ciudad destrozada por el Nomu. Ya todos estaban descansando, algunos en el hospital, otros en refugios y Ryoka en su dormitorio de la U.A., exactamente en el edificio de los Proyectos IHM.

Estaba sentada en un pequeño sofá que tenía, con sus rodillas escondiendo parte de su cara. Sus ojos cansados, pensativos. Con su mano derecha agarró el último dardo que quedaba y con precisión lo tiró al blanco. Este dió a un costado de la pared, ni cerca del centro. Siguió con la mirada el dardo, que cayó al suelo y rodó unos cuantos centímetros, chocando contra su mesita de noche. Ahí, en una noche con insomnio, logró notar un pequeño detalle.

Su foto con Shoto no estaba.

Se levantó de golpe y desesperada comenzó a buscarla a los alrededores. Era su foto favorita, no podía perderla. Alzó almohadas, tirando cosas de aquí para allá, sin tener resultado alguno.

De repente, con su habitación toda desordenada, entró Konan de golpe. Sus ojos afligidos y nerviosos le advirtieron a su amiga sobre de lo que sucedía.

A las 2:46 de la mañana, Akimaya fue avisada de que su hermano había desaparecido.

Corrió por el pasillo y escaleras hasta llegar a la sala, ahí todo estaba destrozado; Como si algo o alguien hubiera peleado contra un ser lo suficientemente fuerte para vencerlo e irse sin dejar rastro.

Su respiración se agitó, su hermano fue secuestrado.

Y no, no se asustó porque fuera su hermano.

Se asustó porque era el segundo Proyecto IHM más fuerte, el único que pudo hacerle frente a Ryoka y dejarla inconsciente. Era cierto que la vez en la que pelearon en las olimpiadas ninguno de los dos habían dado su 100% para evitar los daños infraestructurales y al público.

Sabía que la persona o la cosa que se lo llevó era peligrosa. Demasiado peligrosa.

Incluso mas que el Shigaraki actual, si no fuera él quien se lo llevó.

Ni siquiera esperó a que la alarma sonara, simplemente salió corriendo a ponerse su traje de héroe. No pensó dos veces antes de agarrar el traje de Hiroko y salir de las instalaciones a una gran velocidad.

Un fuerte bullicio sonó por toda la U.A., los estudiantes salieran de sus dormitorios al área de evacuación, notando como el cuerpo de Akimaya se desplazaba con rapidez por las calles del terreno.

—¡Ryoka! ¡Espera! —Gritó Aizawa, tambaleándose detrás de ella ya que casi se cae por intentar seguirle el paso—. Espera...

—¿¡Que quieres!? —Exclamó y paró molesta, sin dejar de ver al frente—.

—Mírame. —Le dijo, ella lo ignoró. Shota sintió su cuerpo caliente de la ira, acercándose a ella a pasos fuerte—. ¡Mírame!

La agarró del brazo y la obligó a que hicieran contacto visual. El ceño fruncido de Aizawa se relajó cuando vió a una vulnerable Ryoka sollozando, moqueando.

—No puedes salir. La liga de villanos solo está esperando la oportunidad de tener poder, y créeme que tu eres la rama de poder mas confiable que conocen. —Dijo, serio—.

—S-Shota-sensei... —Susurró, con la voz quebrada y la respiración agitada—. Es mi hermano....

—Nunca lo reconociste como uno. ¡No te preocupas realmente por él!

Aquello le cayó como un balde de agua fría a la pelirosada.
Toda la vida lo vió como un rival simplemente, su peor enemigo; Después de Shigaraki, claro.
Era cierto que jamás lo amo y quiso, pero ahora eso era diferente. Lo adoraba, actualmente estaba segura de eso, aunque su orgullo le joda su relación, ¡ella si se preocupaba por él!

—Cállate.

—¡Irás a tu sentencia si sales de aquí!

—Cállate...

—¿¡Que no ves que el único que te ha dado la cara y te la puesto difícil en un combate está desaparecido!?

—Cállate, por favor, Shota.

—¿¡Quieres morir tú también!?

—¡Que te calles! —El grito que dió Ryoka fue lo suficientemente alto como para darle una jaqueca a su profesor—. ¡Él no está muerto! ¡Quien morirá vas a ser tú, por boca grande!

—¡No te quiero perder! ¡Entiéndelo! No quiero verte en un ataúd por tus actos heroicos, Ryoka. —Le dijo, agarrándola de los hombros—. No quiero perder a otro ser querido.

—Shota-sensei...

Aizawa suspiró, por fin lo había comprendido.
Pero, a lo segundos de relajarse, sintió un fuerte golpe en la cabeza. Akimaya lo sostuvo para que no cayera al suelo y con la vista borrosa, logró apenas ver su silueta alejándose de él

No moriré, no hoy.

Todo fue negro para Aizawa.

(...)

Ryoka estaba en la punta de un edificio, de cuclillas mirando la ciudad. Sus ojos cansados demostraban que no había dormido nada en busca de su hermano. Decidió apagar su celular ya que estaba recibiendo muchas llamadas de la academia y quería evitar ser rastreada.

Bostezó y se estiró un poco, antes de sentir como alguien caía a su lado.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó seca—.

—Me escapé de los profesores para venir a buscarte.

Killua le sonrió de lado, poniendo una de sus manos en el hombro de su mayor. Sus ojeras remarcadas delataban lo cansado que estaba, su traje sucio y con rasguños daba a entender que estuvo en movimiento por muchas. Ryoka rió secamente, ambos eran como dos zombies.

—¿Viste algo ayer que pueda ser una pista para encontrar a Hiro? —Le preguntó la de pelo rosado al albino, sentándose como indio en el techo de aquel alto edificio—.

—De hecho... —Gateó un poco más a ella, sentándose entre el hueco que dejaba el sentado y le dió un sobre—. Esto estaba en su cuarto, bajo la cama.

La semi profesional no dudó en agarrar aquel objeto y abrirlo. Acomodó mejor a Killua para que pudiera descansar un rato en su pecho y luego se dispuso a leer la carta que había dentro del sobre.

Sus ojos se cerraron con cansancio y suspiró. Ya sabía donde se encontraba.

—¿Alguien más vio esta carta?

—Nop, solo tú y yo. —Confesó el mas bajo—. Pensé que era mejor dártela a ti.

—Gracias, Killua. —Le dijo, dándole un beso en la frente—. Arriba niño lindo, iremos al rescate de Hiro.

Ambos se levantaron con una sonrisa, antes de lanzarse por aquella empinada y gigante caída con objetivo encontrar al Proyecto Ideal Hero Mold Número 3.

                 "Mi Ryoka, estaré esperándote en el lugar donde tu alma se convirtió en propiedad del gobierno japonés. Tres manchas de sangre, mechones rosados en el suelo. ¿Sabes donde es, linda? Llega antes de las 11pm de mañana, si no, a esa hora tu hermanito sumará la cuarta mancha de sangre <3

     Para: El amor de mi vida, Akimaya Ryoka.
         De: El que te dará el lugar que mereces, Kayn."

(...)

—Son las 5pm. —Dijo la ojiceleste, mirando la entrada a aquel terreno donde perteneció hace casi 10 años atrás—. Hola, no tan querido Orfanato Sunset.

El portón negro y oxidado le daba una pinta de cementerio a aquel orfanato abandonado. Viejo, desagradable y sucio. Lo odiaba. Aquí fue donde el rechazo social empezó, donde la separaron de su hermano, donde Hiro despertó si singularidad y donde se convirtió en la esclava de la sociedad.

—¿Entrarás sola? —Preguntó Killua, preocupado—.

—Tranquilo, estaré bien. —Dijo sonriendo—. Hazme un favor, pequeño flash. —Pidió, arrodillándose frente a él—. Quédate aquí en guardia, si en dos horas no salgo, no entres, solo llama a los héroes y dales toda la información que sepas.

—Está bien, Ryo. —Confío, con calma—. Rescata a Hiroko-kun, por favor.

—Lo juro. No dejaré que pase más de 24 horas desaparecido. —Prometió, desordenando el pelo de su amigo y comenzando a caminar dentro del terreno olvidado—.

El aire se hizo pesado justo pasó al lado del edificio, casi como si tuviera que cargar con 200kg en sus hombros. De reojo observó el lugar donde antes vivía, comiéndose todas las malas vibras de ese orfanato.

Cerraron a los meses de que los gemelos Akimaya se fueron porque cayeron muy bajo monetariamente y no pudieron mantener a los niños. Muchas de las nanas de fueron de ahí sin recibir la paga de su último mes como trabajadoras, otras se quedaron junto a la Madre para intentar proteger a los menores. Lastimosamente, a los meses, una pequeña peste por la falta de mantenimiento atacó la poca comida que tenían, asesinando a muchos niños en cuestión de días. Finalmente, decidieron abandonar el lugar, dejando a su suerte a los únicos pequeños 8 sobrevivientes de la enfermedad. Hasta la fecha no se sabe qué pasó con los niños ni con la Madre del lugar y, aunque quisiera negarlo, Ryoka tenía curiosidad y preocupación por el climax de la historia.

—¿Murieron? —Se preguntó a si misma—.

Paró, mirando con escalofríos el edificio. Era invierno, por lo cuál hacía frío y la de ojos claros se le había olvidado traer sus artefactos de invierno. Tembló levemente, sin saber si era por el resentimiento que le tenía a aquel lugar o por la temperatura.

Sacudió su cabeza con fuerza y siguió caminando.

Caminó unos minutos más hasta parar frente a tres tumbas bajo las hojas de un árbol.
La tumba del centro era de la niña que le había jodido el pelo, la de sus costados eran su los niños que la golpearon hasta hacerla sangrar.

Levantó su ceja, acariciando su brazo.

—Éramos solo niños. —Susurró, queriendo quitarse la gran culpa que sentía—.

—Te hicieron miserable. —Le dijo una voz masculina detrás de ella—.

Ryoka saltó en su lugar y dió media vuelta en su mismo eje. Un hombre, que al parecer tenía una alta tolerancia al frío, atractivo físicamente. Él estaba tras ella.

No traía camisa, pero si una manga metálica que tapaba parte de su torso. Parecía como si fuera un brazo robótico con detalles rojos. Pantalones flojos, pelo largo amarrado en una descuidada trenza y, por último pero no menos importante, una enorme guadaña.

El hombre, que no parecía pasar de los 25 años, estaba parado sobre la guadaña, con el equilibrio nato de un ninja. Sonrío de medio lado y se dejó caer, dejando la arma de lado.

—Soy Kayn, un gusto, bonita. —Se presentó—. No hace falta que te presentes, ya te conozco. Mejor hablemos, no quiero pelear. —Admitió, acercándose a ella—.

Olvidando la existencia del espacio personal, Kayn pegó su pecho contra el de Ryoka, quien lo miraba seriamente. Analizó los ojos del enemigo, notando una clara heterocromia. El ojo derecho era azul oscuro, mientras que su izquierdo era rojo por completo.

Se alejó de él con incomodidad y desvió su mirada.

—¿Donde está mi hermano?

—De cerca eres mas linda... —Le dijo, sonriendo emocionado—.

—¿Donde está mi hermano? —Repitió su pregunta, ahora con más agresividad—.

—Tranquila preciosa. —Pidió—. Tu hermano está bien, simplemente quería verte en persona. —Mencionó, agarrando una de sus mechas rosadas—. Tocarte, hablarte... Ya sabes, una cita.

La cara de Ryoka se desfiguró, ¡había hecho todo esto solo por ella! Infiltrarse en la U.A., pelear contra un IHM, vencer a ese proyecto y secuestrarlo, venir casi a la frontera de la provincia y todo para hablar con ella...

Ay no...

—Aléjate, maldito enfermo. —Demandó y con un manotazo, quitó sus dedos de su pelo—. Me das asco.

Kayn sonrió y la tocó de la cara fuertemente, lastimándole sus mejillas. Quería verla mas, quería tocarla mas. Estaba lleno de deseo y lujuria, de gula incluso, por quererla a su lado. La amaba, como a nadie en ese mundo pudo haber amado. Sea como sea, sería su reina. Ya a su lado, ambos se encargarían de hacer inclinar a la sociedad de héroes.

Sus labios chocaron con los de ella.
Apretó su boca con la contraria y agarrándola de la mandíbula la abrió, dejando paso a su lengua.

Ryoka quería vomitar.
Era tanta la fuerza puesta que rompió sus labios y la concentración para activar su quirk era nula.
Intentaba empujarlo, pero era como intentar quitar a el viejo All Might de un abrazo. Imposible.

Lo golpeó e intentó activar su singularidad, pero algo dentro de ella no estaba. Se sentía casi incompleta, sensación que no desapareció cuando Kayn se alejó de ella.

Agarró,con sus dedos señalador y corazón, el hilo de baba y sangre que se había formado, chupando estos en el momento. Ryoka no sabía que hacer, estaba paralizada, ¿¡por qué no pudo activar su singularidad!?

—Mi niña, se me ha olvidado presentar mi poder. —Burló, mientras comenzaba a salir una especie de humo en sus espaldas—. Manipulación ocular. —Rió, de forma malvada—. Cualquiera que hago contacto visual conmigo, me dará todas sus fuerzas, eso hasta 5 minutos después de dejar de hacer contacto visual. Tu fuerza, amor mío, es la más pura que he podido sentir. —Acarició sus brazos, sintiendo la energía de Ryoka por sus venas—. Es una lastima que dure tan poco tiempo con ella...

El humo lo cubrió por completo y cuando se dispersó, en su lugar dejo a Hiroko encadenado a una silla anti-singularidades e inconsciente.

—¡Hiro! —Exclamó—.

Corrió a él y cayó de rodillas a su lado, revisando que estuviera bien físicamente. Suspiró al ver que seguía respirando regularmente y sin ningún rasguño. Detrás de ella, escuchó una voz, casi en su oreja.

—Era una advertencia de lo que vendrá después.

Activó su singularidad únicamente en su brazo y sin pensarlo lanzó sus garras a la cara del supuesto Kayn que estaba acechándola. Las garras atravesaron la cara del villano, pero no la cara real, si no su cara en humo. El mismo por donde desapareció.

¿Acaso tenía dos quirks?

Dispersó el humo con su mano ya sin poder y cayó acostada, sin poderse mover. El aire le faltó, sus órganos no podían hacer nada solos. Pasando la vergüenza de su vida, orinó sobre ella, su vejiga prácticamente se soltó, un dolor en el corazón y otro en el cerebro. Justo cuando pensó en gritar, todas sus fuerza volvieron. Respiró una bocata de aire y se sentó agitada, mareada y asustada. Vió su traje mojado y suspiró, al menos trajo el de Hiro.

Mientras se quitaba toda su ropa, pensaba. ¿Era verdad aquello? ¿Robaba absolutamente todas sus fuerzas? ¿Tanto así como para que los órganos de una persona dejen de funcionar correctamente?

Kayn, sin dudas, era alguien peligroso.

Se terminó de poner el traje de héroe de su hermano, notando como este la quedaba a la perfección en todo lado, menos en la pelvis.

"Claro, yo no tengo pito"

Rodó los ojos e hizo un par de movimientos para acostumbrarse al traje. La tela sobrante adelante se pasó para atrás, ahora sí le quedaba bien.
Lo que no tenía de pito, lo tenía de trasero.

Agarró a su hermano y pasó uno de sus brazos por el hombre femenino, ahí Ryoka lo tomó de la cintura y comenzó a caminar con él.
Al menos su condición física era buena, pero aún no tenía la suficiente energía como para activar su singularidad en todo el cuerpo.

"Kayn...
¿Por qué te llamé la atención?"

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