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❝ Prometo que seré amable
Pero no me detendré hasta que esa chica sea mía
Bebé, serás famosa, te perseguirás hasta que me ames ❞.

—¡Buenos días! —Exclamó Akimaya, saliendo del ascensor aún en pijama y en silla de ruedas—.

—¿Ryoka? Son las 10am, ¿aún estás en pijama? —Preguntó con incredulidad, Aizawa—.

—Tengo cero ganas de bañarme hoy. —Relevó, encaminándose a la cocina—. Pero lo tengo que hacer, no quiero recibir un golpe de parte tuya.

Su sensei rodó los ojos, antes de pasarle una tasa de café.

—Hoy tienes que hacerte los exámenes para ver que pasa con tus piernas, deberías apurarte.

—Es a las 2pm, Shota-sama, aún tengo tiempo. —La pelirosa ladeó la cabeza al darse cuenta de que no había nadie en la sala, solo ella, su padrino y Eri jugando en el patio—. ¿Y los demás?

—Al parecer ayer se pusieron de acuerdo para ir a correr. —Aizawa se acercó a ella con un plato con tostadas—. Come antes de que lleguen, dudo que quieras que te vean recién despierta.

—Sí, gracias.

Ambos se sentaron en la mesa, pero al primer mordisco que le dió la menor a su pan, tocaron la puerta.
Shota se levantó y caminó tranquilamente, para luego abrir y toparse con los Proyectos IHM vistiendo informalmente.
Cuando el héroe quiso preguntar a que se debía sus presencias, los seis entraron como si de su casa se tratase y se distribuyen.
Knov se sentó en el sillón y acomodó su computadora al frente, antes de hablar.

—Vine a trabajar en algunas cosas porqué aquí hay mejor internet y todos me siguieron, lo siento.

Aizawa lo miró con una cara agotadora y la boca media abierta, antes de suspirar. —No hay problema.

—¡Oha! ¡Ryo-chan! —Exclamó Killua con alegría—. ¿Aún estás en pijama?

—Lo siento, no sabía que iban a llegar...

—¡No importa! —Dijo, con una sonrisa—. Oh, ¿qué es eso?

El albino preguntó con curiosidad, señalando su cuello.
Akimaya ladeó su cabeza, para después verse en la cámara de su celular.
Era... ¡Era un chupetón!
La pelirosa se sonrojó con fuerza y lo miró en espera de que dijera algo travieso, lo cuál pasó.

—Aah, ya entendí. —Con fracciones felinas, le dió leves codazos cómplices—. Es mejor que te lo tapes antes de que alguien más te lo vea.

Ella, literalmente, se hizo tragado el pan y se dispuso a movilizarse con velocidad a su cuarto.

—¡Hermanitaa! —Exclamó Hiro, poniéndose frente a ella—. ¿Por qué te vas tan rápido? Ven, vamos a hablar.

—De hecho hoy tengo unos exámenes y necesito ir a cambiarme. —Respondió, pasando al lado de su mayor—.

—¿Te puedo acompañar? —Preguntó—.

Ryoka lo vió con cara de desagrado, antes de quedarse de quedarse sumida en sus ojos aguados.

—No puedo creer que acepté. —Jadeó molesta, agarrado su ropa y entrando al baño—.

—¿Necesitas ayuda en algo? —Cuestionó su hermano desde su cama, admirando sus figuritas coleccionables—.

—No, solo no entres. —Mandó ella, cerrando la puerta detrás de ella—.

Con mucho esfuerzo se paró de la silla y se despojó de sus ropas, antes de entrar al baño y sentarse en el suelo para proceder a bañarse.
Las duras gotas de agua caían en su espalda y pelo ya hace más de 15 minutos, mientras ella simplemente miraba a la nada con cero ganas de lavarse el pelo.

—Ryo... ¿estás viva? —Se escuchó afuera, era Hiroko—.

—¿Debería estarlo? —Habló ella, sin ganas—.

—¿Puedo entrar?

La pregunta quedó al aire unos segundos alargados antes de que la Akimaya femenina respondiera. —Adelante... Solo, cierra los ojos.

Hiro entró con los ojos cerrados y se sentó al borde de la tina, buscando a Ryo con sus manos. Su derecha tocó la cabeza de su hermana, dándose cuenta que esta estaba de espaldas a él y con shampoo en el pelo.
Abrió los ojos lentamente, antes de mirar la espalda de su menor llena de cicatrices.
Una de las que más destacaba era la cicatrización que iba desde la pelvis de Akimaya hasta la cintura de forma abrazada, por lo cuál su terminación era en la espalda.

—¿Cómo pasó esta? —Se atrevió a preguntar el albino—.

Ryoka volteó un poco para recordar, luego la tocó con sus dedos.

—Fue hace un poco, en realidad. Perdí un riñón en una batalla y la herida fue muy caótica. La cicatriz quedó así de fea.

—No me parece fea. —Hiro acarició la cabeza de la pelirosa—. Eres muy valiente, Ryo-chan.

Ryoka miró el agua sucia por unos segundos antes de tomar aire. Se hundió bajo el líquido, dejándose caer en sus más profundos pensamientos.

Se sentía tan hipócrita.
Odiar a su hermano por casi 10 años y luego que el mismo la estuviera bañando... Daba asco.

Salió del agua con la mandíbula apretada y, sin volverlo a ver, le habló:

—Sal de aquí.

—Eso es todo. —Suspire Recovery Girl—. Aah, que cansado es este procedimiento. —Quejó la anciana, antes de darle las muestras a su compañero y que él los llevara al laboratorio—. Revisaremos esto rápido, por mientras deberías vestirte.

Cuando la vieja salió de la enfermería, Ryoka procedió a montarse sus ropas tranquilamente. Mientras lo hacía, un destello le pegó por la ventana.

—¿ah?

En pantalones y en brasier, se acercó al vidrio, solo para encontrarse con el paisaje al centro de la ciudad, sin nada en específico que la pueda haber molestado.

Su error fue haber dejado pasar esa misteriosa acción desconocida, ya que apenas dió la media vuelta, un hombre de abdomen desnudo y brazos formidables se reveló detrás de un árbol, espiándola.
Su cabellera larga en una trenza despeinada se movió con el viento cuando este sopló, antes de regalar una sonrisa traviesa y que su cuerpo desapareciera entre las sombras de los árboles.

—Ryoka. —Habló Aizawa, entrando a la habitación justo cuando la mencionada terminaba de ponerse la camisa—.

—Dígame, Shota-sama.

—Ya los resultados salieron. —Avisó Recovery Girl, interrumpiendo a Aizawa—. 

Akimaya se sobresaltó, pero mantuvo disimuladamente su compostura. Su silencio indicó que quería escuchar las palabras de la enfermera.

—Hubo un daño bastante grave en tu columna, pero el nervio ciático está bien. —El suspiro del desalineado se oyó por las cuatro paredes—. Al parecer hay una leve torcedura la cual se curará con el tiempo. Pero no hay de que preocuparse. Ya puedes ponerte de pie, ¿no? —La ojiazul negó—. Bueno, entonces mis recomendaciones son las siguientes: No ejercicio por una semana, lleva una dieta rica en calcio, haste un masaje y estiramientos leves todas las noches antes de dormir, toma mucha agua y cuida tu postura. Mi beso de hoy acelerará el proceso. De aquí a unos días podrás volver a caminar.

—Gracias, Recovery Girl.

—De nada muchacha. Ah, y el joven Todoroki te está esperando afuera. —Dicho esto, la canosa salió de su oficina en dirección a la cafetería—.

—Todoroki... —Suspiró Aizawa—. Ese niño daría su vida por ti si así lo pidieras. —Negó con la cabeza y procedió a caminar a la salida—.

Ryoka lo siguió con curiosidad y apenas salió de la habitación, fue recibida en brazos de Shoto. Este la abrazó con fuerza, pasando una de sus manos por su espalda y otra por su cabeza, acariciando sus mechas.
Él mordió un poco el hombro de Ryo para evitar decirle lo mucho que se alegraba por ella y su salud, cosa hizo reír a Akimaya.

—Cuando todo mejore, prometo llevarte a muchas citas. —Susurró con cariño, el albirrojo—.

Lastima para ellos, que lo peor se acercaba.

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