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Llueve sobre mí
Nieva sobre mí
Deteniendo toda la mala suerte
Llévame al cielo
No digas que es fácil
No hay yo sin ti
Tu eres lo mejor de mí
Lo mejor de mí

Me encargaba de esquivar los ataques de las plumas de Hawks mientras este leía un libro tranquilamente. A veces me dan ganas de soltarle un puñetazo en la cara, pero recuerdo que es héroe número tres y se me pasa.

—Te llaman. —Avisó y me tiró el celular—.

—¡Idiota! ¡Cuidado lo rompes!

—Sí, sí, como chingas.

Ignorándolo, miré quien me llamaba: «¡Rosa-chan!»
Algo extrañada, contesté.

—¿Qué pasa?

—¡RYOKAAAAAAAAAAAAA!

—Ay, mi tímpano. —Metí mi dedo en mi oído por el dolor ocasionado—.

—¿¡Ya terminaste de entrenar!?

—Me faltan veinte minutos.

—¡Pide permiso para salir temprano y venir!

—¡No molesten a Akimaya-san si está ocupada! —Se escuchó de Iida, seguramente lo tendría en voz alta—.

—No se si me dejen. —Suspiré—.

—¡Te ocupamos aquí! —Ahora fue Uraraka—. Necesitamos que veas algo. Es urgente.

—Bueno... Intentaré convencer a Keigo. —El mencionado me miró raro—.

—¡Apúrate, no cortaré! —Silencié la llamada y se acerqué al héroe—.

—Keigo-sempai. —Hizo puchero—. ¿Me dejas-...?

—Puedes ir. —Pasó de pagina—.

—¿¡De verdad!?

Rodó los ojos. —Ve, antes de que cambie de opinión.

—¡Gracias! —Le besé la mejilla y corrí a mi habitación—. ¡Mina-chan! —Puse mi teléfono en alta voz para hablar mientras me cambiaba de ropa—.

—¿¡Te dejó!?

—¡Sí!

—¡Genial!

—¡Ya quiero comprar ese maravilloso conjunto! —Exclamó Uraraka—.

—¡Te esperamos en la entrada principal! ¡Ven rápido!

(...)

—¡Llegaste! —Gritaron la mayoría de las chicas antes de que Ashido me abrazara con fuerza—.

—¡Vamos! —Agarró la mano de la castaña y nos llevó corriendo a una tienda cerca del lugar donde estaban lo demás—.

—Y se fue...

—¡Cierra los ojos! —Mandó Pinky—.

Hice lo que mandó.
A los segundos pusieron una prenda en mis manos y me metieron en una cabina.
Sin ver nada, ella me despojaron toda la ropa y me cambiaron rápidamente. —¡Ahora nosotras, espera!

—Está bien. —Solté una risita—.

—¡Ya, ábrelos!

Abrí los ojos lentamente, para encontrarme frente a un espejo donde se veía a las tres con un conjunto deportivo de diferentes colores. Constaba de un crop-top manga larga sin escote y una licra cintura alta. Ni idea de cuando me pusieron los tennis blancos, pero los tenía.
Mi color era de un gris claro, el de Ashido celeste pastel y el de Uraraka rosado pastel.

—Ah su madre. —Miré mi trasero y pechos, corroborando que estos estuvieran bien acomodandos—. Es muy cómodo.

—¡A nosotras nos encantó! —La de ojos negros agarró mis manos—. ¡Comprémoslo!

—Por mi esta bien. —Sonreí—.

—...

Posé una mano en el hombro de la ojimarrón al ver como se quedaba callada. — Yo puedo pagar el tuyo.

—N-No ha-hace f-falta...

—Tranquila. —La abracé—. Yo lo haré de corazón.

Sin esperar su respuesta, me quité todo y volví a ponerme mi ropa con la que venía. Las chicas hicieron lo mismo y salimos con los conjuntos ya pagados. Caminamos tranquilamente hasta un pasillo de espera, donde estaban los demás.

—¡Por fin! —Exclamó Katsuki—. ¡Ya pensaba ir y explotarlas! —Rodé los ojos—.

—Tengo hambre. —Reveló Tsuyu—. ¿Ya vamos a ir a comer?

—¡Sí!

—¡Vamos de forma ordenada hacia el restaurante de comida rápida! —Mandó Iida con su típico movimiento de brazos—.

Pov. Omnipresente

—Shoto-kun. —La peli-rosa se acercó a Todoroki cuando ya iban para la salida—. Hoy no pudimos hablar ya que todos estaban en medio. —Apuntó con el mentón a su grupo de amigos, quienes iban más adelante—. Pero aún así, ¿pasa algo? Estás muy callado... Más de lo normal.

—No, nada. —Le sonrió diminutivamente—. Solo que... Ayer hablé con mi hermano y me dijo cosas de las que sigo pensando.

—Oh... —Hizo puchero—.

—¿En que piensas tú? —Le preguntó ahora él—. Siempre haces eso cuando te esfuerzas en pensar.

—¿Qué? ¿En serio? —Lo miró extrañada—.

—Sí, y cuando mientes mueves tu nariz. —Soltó una risita al recordar sus expresiones—.

—¿¡De verdad!? —Se tapó el rostro—. Que vergüenza.

—No, a mí me gusta. —Paró de caminar y le tomó las manos—. No te escondas, eres linda. —Apartó lentamente sus extremidades, asomándose en la vista de Akimaya—. Muy linda... —Susurró, quedando pasmado en su atractiva compañera—.

Ella, algo nerviosa por el acercamiento, no se movió de su lugar e hizo lo mismo.
¿Qué importaba ahora si sus amigos o unos desconocidos los veían? Ambos simplemente querían romper la distancia contra el otro y ahogar hasta el último suspiro entre sus labios.

Él anhelaba poder hacerla sentir bien.
Y ella deseaba tener de nuevo esa sensación en el pecho.

Y así lo hicieron.

O por lo menos Todoroki lo hizo.

La unió en un beso, beso que fue aceptado torpemente por la contraría.
No duró mucho; incomodaba un poco hacerlo frente a otras personas. Más sin embargo, fue suficiente para sacar una sonrisa boba por parte de los dos.

Todo iba tan bien... hasta que una Mina salvaje le silbó a su amiga

—¡Oe, mujer! ¡Mueve tu enorme trasero y apúrate que te tengo un chisme!

—¿Enorme trasero...? —Susurró con cara rara y meneo la cabeza, de lado a lado borrando esos pensamientos estúpidos—. Ahí voy.

Aprovecho el descuido del albirrojo y corrió hacia la de tez rosada con vergüenza. —Lo de chisme era mentira. ¡Pero yo sabía que no sabrías que hacer después de ese beso!

—¿Beso? —Fingió, torpemente, inocencia—. ¿De qué hablas?

—Ay por favor. —Kyoka le pasó un brazo por los hombros—. Yo también vi eso.

—Y yo, gero.

—¿Quién no? —Obvió Sero—.

—¡Ya, déjenme! —Se tapó la cara con sus manos, completamente roja—.

—¡No molesten a Akimaya-san! —Regañó Tenya—. ¡Deben de tenerle más respeto!

—Conque a la maquina le gusta el bastardo mitad-mitad, eh. —Katsuki ignoró a su compañero—. Qué malos gustos, perra.

—Pensé que le irías a algo más como Kirishima-kun, Ryoka-chan. —Interrumpió Hagakure—.

—¿Qué? —La buscó con la mirada, y cuando la encontró puso una Poker Face—. No, para nada. Eijiro-kun es, creo, mi mejor amigo.

—¿¡Como que crees!? —El mencionado la miró mal—. ¡Me siento tan deshonrando!

—¡Es mentira! —La ojiceleste intentó calmarlo, fallidamente. Su compañero era algo muy dramático—. ¡Yo te quiero mucho! —Lo abrazó—.

—Yo creo que Todoroki-kun y Akimaya-chan harían una muy buena pareja. —Alagó Midoriya—.

—¿Lo dudas? —Le siguió Toru—. La mejor de la clase con el más guapo de la clase. ¡Sería genial!

—¿Se imaginan sus hijos? —Exclamó Ashido—. ¡Serían hermosos y fuertes! ¡Mellizos! ¡Uno pelirrojo y una bicolor, mitad rosa y mitad blanco! ¡Ojitos celestes! ¿Será que heredan el carácter del papá?

—Oigan.

—¡Apuesto que serán mini demonios que controlaran el fuego y el hielo!

—Oigan

—¡Serán invencibles! ¡All Might temblará!

—¡Oigan! —Gritó Ojiro—. ¡Akimaya-san se fue corriendo hace rato! ¡Y parecía tomate!

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