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Y cada vez que nos tocamos, muchacho, me haces sentir débil
Puedo decir que eres tímido y creo que eres tan dulce
Pasar todas las noches a cubierto y
Todavía me pregunto, ¿podrías enamorarte de una mujer como yo?

Limpié mi sudor y miré la hora:

-16 horas y 2 minutos-

Ya había rescatado a la mitad de mis compañeros, Midnight, Eraserhead, Present Mic, Cementoss, Ectoplasm, Snipe y Hound Dog fueron los únicos villanos hasta ahora y aún me faltaba encontrar a Katsuki, quien sería un gran problema.

Tomé a Mineta y lo puse en mi espalda, pero sus manos viajaron por mis pechos y Kirishima lo vio.

—¡Viejo! —Le dio un golpe—. ¡Respeta, idiota!

—Gracias, Eijiro-chan. —Besé su mejilla, a lo que se sonrojo—.

—¡N-No es nada! —Sonrió nervioso—.

—¿A mi no me vas a dar un beso, Akimaya-san? —Preguntó el pervertido, quien nuevamente fue golpeado por el más alto—.

—¡No hagas nada desagradable! —Advirtió y me miró—. Te ves cansada.

—Lo normal. —Suspiré—. Tuve todo este tiempo mi Quirk activado. —Comenzamos a caminar—.

—¿Segura que puedes continuar?

—Sí. —Le sonreí y tomé su mano—. No te preocupes.

—B-Bien.... No pienses que te estoy subestimando ni nada, es que...

—Tranquilo. —Solté una risita—. Entiendo.

Unos metro más adelante empecé a oír una maquina, no tenia ni idea de que era, pero estaba segura que se trataba de Nezu. —Eijiro-chan, mantén una distancia prudente.
Él asintió y Mineta se bajó de mí con miedo.

—¿Qué está pasando? —Preguntó el de menor estatura al ver como arboles caían cerca de nosotros—.

—¡Soy yo, El Director! —Exclamó, apareciendo arriba de un robot infierno—.

—¿Esa pedazo de chatarra contra mí, enserio? —Liberé mi Singularidad—. Parece que aún no me conoces...

—¡No me subestime, señorita Akimaya! —De repente, una bola de demolición apareció en brazo de la maquina y inició a amenazarme dándole vueltas—.

Sin esperar más, corrí a él.
Un brazo bajó a toda velocidad, pero logré saltarlo antes de que me aplastara; aprovechando eso, subí por su extremidad hasta la cabeza del robot -donde se encontraba Nezu-.

—¡Nunca me atraparas! —Gritó el mitad ratón mitad oso—.

De reojo miré como la bola de demolición se dirigía adonde estábamos. —¡Director, no lo haga! ¡Es peligroso!

—¡JAJAJAJAJAJAJAJA!

Y antes de que pudiera seguir riendo, lo agarré en brazos y me tiré, deslizándome por el metal.
Automáticamente, la maquina explotó por el golpe y eso fue suficiente para darme un daño en la columna al caer. —Le dije que iba a ser peligroso...

—Lo lamento. —Sonrió sin mostrar los dientes y se levantó—. No medí las consecuencias, pero dejando eso de lado... —Alzó su mano, mostrando las esposas que le había puesto cuando caímos—. Eso fue un muy buen truco.

—Sí, sí. —Me senté—.

—En ese caso, ya has atrapado ocho villanos y has recuperado, contando con esos dos niños, trece estudiantes. —Un helicóptero llegó y tiró unas escaleras, en donde Nezu se sostuvo—. ¡Faltan los más fuertes! ¡Suerte! —Se fue volando—.

—Qué buena moral. —Bromeó Eijiro—.

—Da igual, sigamos. —Limpié la sangre de mis brazos -los cuales habían sido golpeados con las ramas caídas y piedrecitas del suelo-, desactivé mi Quirk y me encaminé junto con los dos adolescentes—.

—Eso fue muy...

—¡Cállate, Mineta!

—S-Sí, K-Kirishima-kun.

—¿Quiénes te faltan? —Preguntó el pelirrojo a mi lado—.

—Todoroki-kun, Midoriya-kun, Koda-san, Ojiro-san, Sato-san y Bakugo.

—Oh, Bakugo-kun... —Suspiró con nerviosismo—. Solo espero que no te haga daño.

—Eres muy lindo, Eijiro-kun. —Sonreí y besé su mejilla, por segunda vez—. Es aquí.

—¡Kirishima-kun! —Gritó Ashido y Uraraka, en saludo—.

—Nos vemos en unas horas. —Me despedí y corrí montaña abajo—.

Unos minutos más tarde sentí tres presencias, las cuales deseaba que no fueran Shoto, Katsuki y Izuku juntos, o si no eso sería una completa masacre.
Apuré mi paso y al llegar encontré a Mashirao, Rikido y Koji comiendo unos emparedados.

—¡Al fin! —Exclamó el hombre azúcar y se levantó junto a los otros dos, guardando su comida en una bolsa de papel que llevaba el tímido—.

—Ya quiero acostarme en mi cama. —Susurró el de la cola, con cansancio—.

—Perdón la tardanza. —Hice reverencia—. Vamos, debemos llegar a... ¡Cuidado! —Los empujé antes de que Mirko les diera la patada de su vida—. ¡Rumi!

—¡No! —Sonrió burlona y se preparó para otro ataque—. ¡Soy The Baddest!

—Como la canción de K/DA. —Murmuré—. ¿Qué mierda de nombre es ese? —Burlé y activé mi Singularidad—.

—¡El de la villana que te pateara el trasero, literalmente! —Sin esperar más, saltó a mi—.

La logré agarrar de su pierna, pero ella era una profesional y tiene más fuerza que yo, por lo cuál terminó empujándome al suelo.
Ahora que lo veía, hasta cambió de traje solo para la prueba, es del mismo diseño pero en negro. —A la chingada, te lo tomaste muy enserio.
Apoyé mis brazos a los costados de mi cabeza y de un brincó terminé parada nuevamente.

—Te estoy probando. Es una doble prueba. —Se posiciono de espaldas y me pateó como si de un caballo se tratase—.

—¿Cuántas pesas comprimidas debieron ponerte para ser tan lenta ahora? —Frunció un poco el ceño, mientras yo escupía sangre—. Por lo que veo, cuatro en cada pierna.

Ahora fui yo quien se tiró a ella.
Logró reaccionar, pero su doble peso le impidió quitarse a tiempo.
La empujé, chocándola contra un árbol y amenacé con clavar mis garras.

—Prácticamente tenemos la misma resistencia de piernas en este instante. —Hizo una pirueta hacia un lado, alejándose de mí—. Aunque eso no define la experiencia.

Sin decir nada ante su comentario, salté a una rama, me sostuve con mis manos y mis pies llegaron de golpe a la cara de la mitad conejo. —Agh...
Aprovechando su descuido, me acerqué corriendo y le di un puñetazo en la misma zona.
A los segundos me renovó una patada que me dejó acostada en el piso y se sentó sobre mi abdomen.

Levantó su puño, he hizo el ademan para dejarlo caer en mi rostro, pero amarré mis piernas a su cintura y dimos una vuelta, quedando en diferente posición.
Le di un cabezazo, que a pesar de dejarla aturdida me dejo algo desubicada a mí. —Qué cabeza, Rumi.

—También tengo pesada la mano. —Hizo la misma estrategia que yo y me inmovilizó—. ¿Ahora qué harás, demonia?

—De verdad, con esas pesas eres lenta. —Sonreí mareada y pasé mi lengua por mis colmillos—. Lo siento.

La morena ahogó un gritó cuando mis dientes se clavaron con fuerza en su hombro y cayó de lado ante le dolor.

—¡Mierda, mierda, eso duele!

Me senté sobre sus piernas y rápidamente le puse las esposas.
Suspiré con cansancio y escupí la sangre que había ingerido ante el mordisco. —Perdón. Era eso o desaprobaba, y yo nunca, escucha bien, nunca caería tan bajo.

—Lo hiciste cuando te enamoraste. —Sonrió burlona y miró al cielo—. Veo la luz.

—No exageres. —Reí y la ayudé a pararse. De repente, una ráfaga de viento levantó nuestros cabellos, dando a entender que había llegado el helicóptero—. Además, ya dije que no estoy enamorada.

—Ryoka. —Posó sus manos en mis hombros—. No debes negar algo que es verdad. —Me abrazó—. Vamos, solo te quedan cuatro horas para terminar.

—Solo me faltan tres... Entré ellos, Todoroki-kun... —Alargó su sonrisa—.

—Mucha suerte. —Levantó sus cejas con picardía y se subió a las escaleras—. ¡Solo no hagan nada inapropiado, qué están grabando tus batallas!

—¿Qué? —Pero antes de que me respondiera, ya se habían ido—. Demonios... ¡Chicos! —Les busqué con la mirada—.

—Estamos bien, tranquila. —Ojiro se acomodó a mi lado, junto a los otros dos aspirantes—. Vamos rápido al centro ¡Debes de ganar esta prueba!

Corría buscando presencias a mis alrededores.
Estaba más que segura que está parte no la había revisado, aquí deben de estar los restantes.
Pasé al lado de un río, no le di mucha importancia, pero al ver una cabellera bicolor en la orilla, paré. ¡Ahí estaba Shoto!

—¡Todoroki-kun! —Exclamé y me tiré sobre de él—.

—¡Ah, Akimaya-chan! —Se sorprendió un poco por mi arrepentido aparecimiento—. ¿Por qué duraste tanto?

—¡Lo siento! —Lo tomé de las manos—. ¿Has visto a alguien más cerca de aquí?

—Midoriya-kun; está al otro lado del río. —Apuntó el lugar—.

—¿Sabes que significa eso? —Le sonreí cómplice, a lo que él me vio extrañado—. ¡Nadaremos!

Y antes de que reaccionara, lo tiré al agua.

—¿Está muy honda? —Pregunté burlona—.

—Averígualo. —Contestó de la misma manera y me jaló de la mano, sumergiéndome a la par de él—.

—¡Idiota! —Tomé aire—. ¡Está fría!

—Ya, ya. No seas dramática y vamos. —Comenzó a caminar—. No está tan profunda, igualmente.

—Para ti. —Me volvió a ver, dándose cuenta de que a mí me quedaba por el nacimiento de mis pechos y a él por el torso—.

—Muévete, enana. —Sonrió un poco—. No se si es seguro, pero creo que también oí unas explosiones hace poco.

—Ay por el Símbolo de la Paz. —Apresuré mi nadar—. Recemos para qué Midoriya-kun esté vivo.

—Sí... —Me agarró de la mano y me jaló a él—. Eres muy lenta.

—Te jodes, camino lento por el agua.

¡SHINEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!

Al escuchar eso, ambos nos volvimos a ver y luego de unos segundos empezamos a correr.

¡Kacchan! —Salimos del agua y corrimos a dirección de los gritos—.

—¡Bakugo! —Llamé antes de que él explotara la cara del peli-verde—. ¡Cálmate! —Me puse frente a Deku—. ¡Eres una victima, no un villano!

—¡Aléjate, zorra! ¡Mataré a este nerd por copiarme mis movimientos!

—¡Tranquilízate, idiota! —Le di una cachetada—. Es mi examen, así que luego se matan. Primero debo llevarlos hasta la montaña central. —Levanté a Izuku y lo tomé de la mano, jalándolo lejos del explosivo—. Vamos, entre más rápido mejor.

—No creo que eso sea posible, señorita Akimaya.

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