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❝ No deberías meterte conmigo
No quieres meterte conmigo (no!)
Porque si te metes conmigo
Te estás metiendo con mi familia ❞.
—¡Duele mucho! —Gritaba una mujer pelirroja de ojos celeste cian, sosteniendo la mano de su marido albino de ojos negro—.
—Tranquila cariño, recuerda que pronto estarán en nuestros brazos. —Intentó apoyar su esposo—.
Aquella mujer embarazada era Akimaya Sora, quien estaba legalmente casada con Akimaya Keiji. Ambos se desplazaban por el hospital con enfermeras, quienes llevaban a la dama de 28 años en una camilla. Todos llegaron a la sala de parto, donde acomodaron a la mujer en la cama especial y se posicionaron como debían. El doctor se sentó en una silla frente a su vulva, acercando sus manos.
Los gritos de la mujer era lo único que se escuchaba en el lugar, acompañado de las ordenes del doctor. La pelirroja agarraba la mano de su marido con fuerza, quien sentía como la circulación le fallaba.
Ahí estaban, los llantos del primer bebé. Una de las enfermeras lo agarró y rápidamente se lo dió al padre, alistándose para recibir al segundo hijo.
Pero, los gritos de la madre eran más, sentía un dolor horrible en su vientre, muchísimos más que el que sintió al tener a Hiroko.
—¡Doctor, duele, duele más!
El uniformado logró ver una rara masa abultada en su abdomen bajo, luego notó como de la vagina de la madre salía una cantidad de sangre asómbrate.
—¡Traigan la maquina de ultrasonido, rápido! —Gritó levantándose de su silla, haciendo todo lo posible para averiguar que era lo que pasaba—.
Cuando las enfermeras hicieron lo dicho y el doctor revisó por la pantalla que sucedió, se dió cuenta de algo que no estaba percibido desde antes. El bebé tenía extrañas y desconocidas deformaciones en su cuerpo, como si tuviera grandes garras y cuernos atravesando los órganos vitales de la madre. Ahí supo que la niña había desarrollado su singularidad en el viente de su madre; Eso lo llevaba a hacer la pregunta que toda persona odiaba.
—Yo... —Tartamudeó—. Si tuviera que poner una vida por adelante, ¿sería su esposa o su hija?
Ambos quedaron en blanco al oír aquello.
Todo el embarazo había ido bien, en los ultrasonidos y exámenes todo marcaba lo correcto, pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué en ese momento sucedía aquello? ¿Por qué demonios tenía que escoger a solo una?
La madre negó y negó, mirando a su marido.
Él adivinó lo que quería.
—Nosotros queremos a la bebé. —Decidió él, con los ojos llenos de lágrimas—.
—Haremos todo lo posible para salvar a su esposa. —Habló el doctor, llenando una aguja de suero para dormir—.
—Cuídalos bien, por favor, Keiji. —Pidió Sora, llorando desconsoladamente en brazos del mayor—. Ámalos y diles cuanto los ame, protégelos más que nada.
—No quiero perderte, Sora...
—Que crezcan amándose uno al otro, hazlos felices. —Suplicó, sin voz, sintiendo como la conciencia se perdía—. No dejes que la muerte los alcance a temprana edad, cariño...
Ryoka abrió los ojos de golpe.
Se sentó en la camilla de la enfermería, mirando de un lado al otro. Estaba sola.
Estiró su mano hasta la cortina de la camilla de al lado, apartando esta para ver a su hermano. Ahí estaba, jugando como si nada con el celular.
—Sora y Keiji. —Soltó de repente. El mayor la miró confundido—. Así se llamaban nuestros padres.
—¿Te acuerdas? —Preguntó, apagando su teléfono y acostándose de medio lado, mirando a su hermana—.
—Sí... Keiji, ¿qué pasó con él...?
—No he podido encontrar nada. O bueno, la verdad es que nunca intenté buscarlo. —Reveló, levando sus hombres—. No necesitamos a alguien que nunca estuvo para nosotros.
—Tienes razón. —Susurró, acostándose boca arriba y mirando al techo—. ¿Cómo crees que hubiera sido mamá?
—Creo que hubiera luchado para evitar para que nos convirtiéramos en lo que somos ahora, probablemente ni siquiera sabríamos como usar nuestros poderes. —Opinó él, sonriendo al imaginarse lo que sería tener una madre—.
—¿Nunca te adoptaron? —Preguntó Ryoka—.
—No, me crié en la empresa del héroe número uno de Alemania. —Explicó—. Él fue como mi padre los primeros tres años, luego comencé a viajar por toda Europa para entrenar con héroes. La única que se quedó conmigo todo el tiempo fue la secretaría del héroe. Se llama Jaehee, es coreana. Probablemente esté afuera esperando a que Recovery Girl la deje entrar. Si no estoy mal, tu fuiste adoptada por la mamá de Mirko.
—Sí, ella se hizo cargo de mí hasta los 11 años, donde murió por causas naturales.
—Perdiste a dos madres... Supongo que te sientes mal.
—Ya me acostumbré a perder personas importantes. —Dijo, mirándolo—.
—¿Yo fui una?
Ella asintió mientras su labio menor temblaba. Hiroko se acomodó mejor en su camilla y estiró sus brazos. Ryoka se levantó, caminó a él torpemente, luego se acostó a su lado y hundió su cabeza en su pecho.
—No puedo sentir tú aroma de antes. —Ryo habló, con los ojos llenos de lágrimas—. Me enseñaron a odiarte todo este tiempo, llenándome de envidia por ser más débil que tú.
—Es raro. —Rió el mayor, tapándola por completo con sus brazos—. Por que a mí me enseñaron que para poder volver a estar juntos tenía que superarte. Nunca sentí maldad por ser comparado, simplemente me sentía bien por hablar de ti. Jaehee siempre me enseñaba videos donde salías en misiones o de la U.A. Tuve que pagar un cable especial para ver el Festival Deportivo, casi quedo en banca rota. —Bromeó, sacándole una risita a su hermana—. La única meta en mi vida era superarte para volver contigo.
—La mía era superarte para demostrar que era mejor... —Sollozó—. Soy tan estúpida...
—Así te criaron. —Le dijo Hiroko—. No es tu culpa.
—Ahora que te veo aquí, me di cuenta que nunca pude odiarte. —Jadeó la menor—. Porque, a pesar de haberme envenenado de historias falsas sobre ti, no pude evitar sonreír cuando te vi en el camerino, preparándote para salir con ese traje negro... Te veías feo, por cierto.
Él rió y golpeó suavemente la espalda de su familiar.
—No te odio, pero tampoco te amo, ¿entiendes?
—Entonces, tendré que poner de mi parte para que me volvas a considerar tu persona favorita. —Decidió—. Pero, prométeme algo.
—¿Qué?
—De ahora en adelante no perderemos comunicación. No importa la circunstancia, todos los días hablaremos. Aunque sea por correo en físico, ¿entiendes? —Él estiró su dedo meñique, mirándola con ojos asesinos—.
—Prometido. —Finalizó Ryoka, entrelazando sus dedos con una pequeña sonrisa—. Ahora, quiero que me digas, ¿por qué intentaste asesinarme?
—No lo quería hacer. —Suspiró—. Pero antes de venir hablé con Nezu. Me dijo que para seguir contigo debía demostrar que era mucho mejor. Eres muy fuerte, Ryoka, no encontraba otra forma de vencerte si no era jugándomela.
—¡Pero me tiraste desde más de 80 metros, imbécil!
—¡Lo sé, por favor perdóname!
—... Tonto...
Ambos se abrazaron y así se quedaron unos minutos, hasta que Recovery Girl abrió la puerta y la cerró detrás de ella, evitando que entraran las personas que estaban esperando.
—¿Cómo se sienten, niños? —Preguntó—.
—Me siento bien. —Respondió Hiroko—.
—Me duele un poco la espalda baja. —Quejó Ryoka—.
—Vamos a revisar eso. —Mandó la anciana, estirando su mano en dirección a la chiquilla—. Párate.
La menor se sentó en la camilla de le dió la mano, luego se levantó. Pero, apenas sus piernas tocaron el suelo su cuerpo se desplomó.
—Dios mío, Ryoka. —Jadeó la mayor—. ¿Estás bien? ¿Por qué caíste?
—Mis piernas están dormidas. —Quejó, golpeando sus articulaciones—.
—Llamaré a Todoroki, él me ayudará a levantarte. —Avisó la arrugada, dirigiéndose a la entrada—. Hiroko, no te muevas de donde estás. —Dicho eso, abrió un poco la puerta—. Todoroki Shoto, entra por favor.
El albirrojo pasó entre la reducida multitud. A penas entró a la enfermería, se dirigió a Akimaya preocupado y la ayudó a levantarse. Recovery Girl giró los ojos al darse cuenta que ni siquiera tuvo que decirle que hacer.
«El amor adolescente» Pensó la mayor.
—Ryoka, ¿puedes sentir las piernas? —Cuestionó ella, acercándose a la expareja—.
—Es un hormigueo, luego de eso no soporto mi peso. —Explicó, agarrándose del cuello de Shoto—.
—No te sucedió cuando te pasaste a mi camilla. —Recordó Hiroko, notablemente preocupado—.
—¿No le pasó? —Repitió Recovery—. Okay, eso es bueno. Significa que son secuelas temporales. Aún así tendré que hacerte un examen para revisar que tu nervio ciático no haya sido afectado. Joven Todoroki, cuídelos mientras voy a avisar al Director. —Pidió, saliendo de la enfermería—.
Shoto agarró de los muslos a Ryoka y la levantó, caminando hasta su camilla, donde la dejó sentada.
Luego se posicionó frente a ella y depositó un rápido pico sobre sus labios.
—Tonta, me preocupaste mucho. —Murmuró, agarrando suavemente el costado de su cuello y pegando sus frentes—.
—Ejem, ejem. —Hiroko llamó la atención, "aclarando" su garganta—. Poco delicado comerte a una menor frente a su hermano.
Todoroki se alejó de mí y se sentó a la par, entrelazando nuestras manos. Ignorando el comentario del hermano, preguntó—¿Te duele algo más?
—No. —Dejé caer mi cabeza sobre su hombro, cerrando los ojos—.
La puerta se abrió, donde entró Mirko junto con un mujer alta, pálida, delgada, de pelo castaño corto y lentes. Era tan bonita...
La heroína se acercó a su hermana y la abrazó, alejando a Todoroki sin cuidado alguno.
—¡Casi muero! —Exclamó, apretando el cuerpo de la adoptada entre sus fuertes brazos—. ¡Cuando te vi caer juré que me quedaría sin hermana, por Dios!
—Lamento haberte preocupado. —Dijo, acariciando su cabello, pero su mirada se perdió en la de Hiroko, que hablaba con la mujer que acababa de entrar—.
Hiro soltó una sonrisa inocente y volteó a ver a su hermana, cerrando un poco sus ojos por sus mejillas hinchadas, luego le lanzó un beso y siguió hablando con aquella mujer.
La única cosa que tenía Ryoka en su cabeza era una sencilla ¿Dónde demonios estaba el odio que sintió por H.A.?
Toda su vida odio a su hermano mayor solo por ser comparada con él, pero, ¿por qué nació ese sentimiento? Hiro la amó a pesar de haber sido obligado a ser un proyecto IHM por ella. ¿Por qué hasta ahora se acordaba de todo lo qué pasó junto a su hermano?
Ese chico inocente y con aires de niño, a ese mismo odió, ¡era como odiar a un bebé! ¿Por qué, por qué, por qué?
La hicieron odiarlo y olvidar todo lo que él hizo por ella, era lo que sabía. Y por eso se odiaba. ¡Hiro se había convertido en lo que es solamente para volverla a ver y ella lo único que hizo fue odiarlo por más de diez años!
Hiro...
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