Capítulo 1
Las lágrimas de ambos caían como cascadas, el aliento de uno de ellos era tan cálido que aumentaban las lagrimas del contrario, sus miradas se encontraron por algunos segundos.
—Regis... -susurro y comenzó a toser.
—No gastes tu aliento con esto -susurro el besando sus manos.
—Lo siento mucho -hablo pausadamente— siento mucho dejarte así...
—Tú y nuestro hijo estarán bien -susurro el abrazando a su esposa, la joven sonrió triste.
—Siento dejarte de esta forma, ambos lo sentimos -besa su mano con lentitud, el contrario aguanto sus lágrimas —siento ser tan débil como para no aguantar esto.
—No eres débil Rose, eres la mujer más fuerte que he conocido -el acarició sus mejillas y le limpio las lágrimas.
—Tan fuerte que esto me mató -susurro y tosió sangre — soy tan débil que no pude mantener mi promesa, soy débil que te perderé hoy.
—Nunca me perderás mi amor -susurro el besando su frente.
—Regis... prometo encontrarte en nuestra próxima vida y amarte nuevamente.
—Yo prometo estar ahí para ti...
—Lo se, por eso prometo encontrarte siempre por que estamos destinados a amarnos... -El agarre de Rose se aflojo y su cabeza cayó hacia atrás, Regis soltó un grito que hizo a todos temblar, apretó el cuerpo de su ahora difunta esposa y no lo soltó hasta que los guardias lo alejaron de ella.
Su vista viajo a toda la habitación y la vio ahí en la cama, su esposa estaba dormida, o eso pensó el, pero ni ella ni su hijo regresarían nuevamente.
Ese año Regis perdió no solo a su hijo y esposa, Regis perdió una gran parte de él y con ello la humanidad de Regis Floyen perdió su rumbo.
Cuando Rose recibió su siguiente vida creyó que su amado estaría ahí esperándola, pero se llevó una gran sorpresa cuando lo vio felizmente casado con otra mujer.
En su tercera vida fue una criada en la casa de el, ese año su esposa perdió la vida y supo que lo había perdido.
Y así fue en sus siguientes vidas, Rose lo busco incansablemente hasta que se dio por vencida, su amado Regis amaba a otra y su corazón solo estaba con ella.
—¿Hasta cuando me harás esto diosa? Ya sufrí suficiente buscando el amor de Regis, yo nunca estuve destinada a el. -bufo la mujer cayendo de rodillas —¿¡tanto te costaba!? ¡ya no me ama! -sus lágrimas cayeron una a una empapando todo su rostro.
—¿Sigues quejándote? -hablo la imponente voz — te di cientos de oportunidades y tu las desperdiciaste.
—¡Mentirosa! Siempre que quería estar cerca de él, el maldito tema de su esposa muerta salía aflote. Lo siento Anne no puede amarte, amo a mi difunta esposa Amelia, el siguiente no fue un lo siento, el siguente fue ser asesinada por el, el siguente de ese fue que renací como un hombre, luego renací como una plebeya que jamás estaría cerca de el, luego de eso ¡renací como un jodidio bebé! ¿Cómo puede amar a un bebé? -bufo la mujer jalando con rabia su cabello.
—Eres el alma más quejosa que tuve, ¿tanto lo amas?
—Justo ahora ni a mí me amo -la miro mal —ya extingue mi alma, si me hubieran dicho que había vida después de la muerte hubiera intentado vivir más, digo, esto es una desgracia -la diosa soltó un risa —¿De qué te ríes?
—Eres tan graciosa, ya se por que Regis te amaba.
—Bruja desgraciada -la diosa la miro mal— no me veas así, me dara mal de ojo.
—Solo por que me haz hecho reír te daré una última oportunidad, en esta décima vida, renacerás a como debe ser y amaras al duque tanto como el a ti. -hizo aparecer una luz cegadora y empujó a Rose hacia ella.
—¡No quiero! - grito y abrió sus ojos con sorpresa, un rostro borroso fue lo primero que vio y un grito se escucho de la otra persona.
—¡La princesa despertó! -grito la voz y un alboroto se escucho, Rose abrió sus ojos y miró a todos lados sorprendida.
—¡Hermana! -grito un rubio que tumbo la puerta de una patada, la joven pego un brinco y fue derribado del hombre, otros gritos se escucharon cerca de ella y el peso en su cuerpo aumento, distintas voces se escuchaban con fuerza.
—Aire... no puedo respirar -se quejó — buda, allah, dios, Vaca -se quejó tratando de apartar a los hombres.
—Niños la aplastan -dijo una dulce voz, Rose pudo respirar una vez las personas se alejaron de ella.
—Nos preocupaste demasiado -dijo uno de los hombres, este poseia cabello negro y ojos violetas, la joven lo miro atentamente.
—La hermana menor es torpe, jamás pensé que esto pasaría- dijo el de cabello blanco.
—¿Aquien le dices torpe? -dijo ella ofendido —¿Quienes son ustedes? -al decir lo último el chico de cabello negro soltó un grito para nada masculino.
—La hermana menor no nos recuerda -sollozo y se lanzó a sus brazo, Rose le miro raro y cerró sus ojos por un fuerte dolor de cabeza.
—Hadarah ha muerto -dijo la diosa — se golpeo la cabeza al caer de un árbol, este ahora es tu cuerpo, espero que esta vez la tonta Rose no se equivoque.
—¿Aquien le dices tonta? -bufo y la diosa soltó una risa.
—Espero te sirva esta ayuda - le golpeo la cabeza y uno a uno sus recuerdos regresaban.
Cuando abrió los ojos ambos jóvenes estaban a sus pies llorando sin parar, la mujer que había hablado con dulzura la miró y negó con paciencia.
—Oigan tontos, estoy bien -dijo y ellos la vieron, soltaron otro grito y la abrazaron.
—¿Me recuerdas a mi? -dijo el rubio.
—Ajá, tu eres Adonis y el Calisto -ambos asintieron euforicamente— y la nana Vivían -la mayor asintió feliz — ¿Y nuestros padres?
—Están en una cena, no tardan, ya fueron avisados - dijo Calisto besando sus manos — me alegra de que mi hermanita esté mejor.
—Nos alegramos -dijo Adonis con una sonrisa, Rose ahora Hadarah sonrió y cerró sus ojos, ver a su nuevo hermano era cegador, era tan brillante como el sol.
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