Febril.
La espalda de Stiles recorrió varios metros sobre el suelo lodoso, con un gemido lastimero y frustrado se puso de pie, tambaleante, regreso a donde su bate se había separado de él y con un suspiro volvió a tomarlo con fuerza. Levanto la vista a sus amigos, sus compañeros de manada y apretando el agarre del bate corrió nuevamente a la refriega. La lluvia no detuvo al monstruo de la semana. Tampoco lo haría con ellos.
Ellos ganan. Obviamente.
Stiles se desmaya. Obviamente, otra vez.
No es extraño que este resfriado, no. Si pasas toda la madrugada tratando de deshacerte de un bicho de dos metros, con 3 brazos y cola, que trata de robar a todos los cachorros del maldito condado de Beacon, es obvio que pescarías algo como un jodido resfriado. Pero vamos, que su enojo no es por estar botando mocos, con dolor de garganta y una fiebre fulminante que lo hace alucinar. No, su enojo, es porque él, es el único resfriado. ¡EL UNICO!
Que lo entiende, si, todos sus amigos son jodidos hombres lobos o pareja de hombre lobo. Esta totalmente seguro de que Lydia no paso frio entre los brazos de Jackson. No va a preguntar y, no es como que tiene con quien descargar su frustración.
¿Él? Él solo tenía su cajita de descartables, tylenol en la mesita de noche y varias botellas de agua que su padre deja antes de ir a su turno en la comisaria. Vamos. ¿Así o más triste?
Pero, Ey! No todo es malo, la fiebre puede ser una cabrona, seguro. Pero los sueños que ha estado teniendo. ¡Dios! Si es que hay uno, le da las gracias por esos momentos de libertad al soñar. No porque no pueda soñar, porque si lo hace. Mucho.
Pero quien lo acompaña en sus sueños, ese es el motivo del cual se siente con ganas de agradecer cada vez que sale del lapsus de fiebre.
No es ningún secreto que sus hormonas dejaron de responder por la bonita chica de cabello cereza hace ya un tiempo. Tampoco es que, ya con 17 años, tenga novia o ... novio. Pero tuvo una revelación, una revelación en chaqueta de cuero, jeans gastados, barba de joven adulto y mirada feroz. Mas que una revelación, fue una epifanía. Una epifanía en forma de hombre lobo moreno sin camisa y con abdominales de infarto, porque, vamos. ¿Dónde está escrito que un hombre necesita tantos abdominales? Derek parecía tener abdominales en los abdominales, ridículo. Totalmente ridículo.
Y no lo mal entiendan, al inicio, pensó que era simple envidia, de un cuerpo caliente como el infierno y un carácter galán de película para pubers y señoras que no quieren ser llamadas señoras. Pero de un momento a otro se vio soñando con pasar la punta de sus dedos por el costado de sus caderas. Adivinar si el lobo tenía alguna cosquilla que le hiciera erizar la piel. O bien olfatear ese rincón entre la oreja y el cuello. Bien, tal vez estaba pasando mucho tiempo con sus amigos lobos, porque se le pegaban esas mañas animales. Aunque él ya era táctil antes... Pero no lo culpen. El solo es un simpe humano. Un humano que alucina con un Derek que le cuida y le sonríe. Si. Definitivamente esta alucinando. Otra vez.
Así pasaron 4 días, donde la fiebre no menguaba y el seguía en su tren feliz de soñar con el Sourwolf.
Ignorante, en su inconsciencia, el lobo en cuestión entraba por la ventana sin pedir permiso. Lo usual.
Derek estaba enfadado, había esperado que el humano asistiera a las reuniones, por algo había sido tan insistente ¿no? Ser parte de la manada es eso, ser parte y, estar ausente, no ayudaba a la manada. Y cabreaba a Derek. Para que mentir ¿no?
Ya en la habitación, el aroma acido y amargo de la salud de Stiles y su estado lo golpearon directo en la cara. Peor que un puñetazo. El humano estaba en su cama, las cobijas por todas partes menos en su cuerpo, estaba sudado y sonrojado, tenía los ojos semi abiertos y vidriosos, pero lo que más desconcertó al lobo fue la sonrisa alegre y cariñosa que se expandió por los labios de Stiles cuando lo vio parado en medio de su cuarto. Extendió dedos temblorosos al aire hacia el lobo, una clara invitación. Con pasos torpes, raro en el lobo, se acercó al chico, ni bien Stiles lo tuvo cerca, enredo sus dedos en el borde de la chaqueta y lo jalo con la poca fuerza que poseía. El lobo solo cedió a la espera del humano, sin saber realmente que hacer.
La situación era irreal. Para Derek.
La situación era perfecta. Para Stiles, que soñaba esto cada hora.
— Ey tú — dijo Stiles con voz pastosa y dulce — volviste, Lobito gruñón.
Acto seguido, aun con Derek confundido y atolondrado, Stiles tira de la cazadora de cuero hacia abajo y abraza el cuello del lobo para besarle suave en los labios. El contacto no dura nada, solo es una caricia leve, antes de que los brazos de Stiles queden laxos nuevamente y caiga dormido nuevamente. Totalmente ignorante al estado del lobo.
Le toma a Derek unos 10 minutos aproximadamente descongelarse de su estado y volver a estar en posición recta. Luego le toma otros 5 más analizar la situación. Situación que hace que la punta de sus orejas se ponga rojas. Si de forma distraída, paseo su lengua por sus labios saboreando el pequeño contacto, no lo sabremos nunca. Nunca.
Derek se queda alrededor de una hora en la casa de los Stilinski, toma todo lo que puede con las venas negras de sus brazos y luego se retira. Stiles ni se inmuta. Si la manada pregunta porque huele a Stiles y, el lobo guarda silencio, tampoco es un comportamiento anormal. El lobo por lo general no dice mucho. Mucho menos de Stiles.
A la mañana del 5to día, Stiles se siente renovado. Prueba respirar por la nariz y salta feliz cuando lo logra sin ningún moco en el medio. Se despereza como un gato al sol frente a la ventana. Se siente sucio, hambriento y feliz. Asique va por lo primero. Una ducha. Una larga, caliente y mimosa ducha para quitarse todo el sudor y gérmenes que aun pudieran quedar pegados en él y, bueno, para que mentir, también va a evocar todos los sueños que tuvo con el gruñón Alfa. Porque, vamos, no pudo tocarse ni darse amor cuando estaba enfermo.
Asique eso, dedica unos buenos 45 minutos de agua caliente para soñar, ahora despierto, con el sexi alfa.
Para cuando baja a la cocina, ya con ropa acorde a un sábado por el medio día, prepara un desayuno tardío, o pudieron ser tres, pero quien se daría cuenta ¿su padre? Seguramente no.
Devora todo lo que puede y siente como recupera energía y ánimo. Toma su celular olvidado en la mochila, la cual no abrió desde que volvió de la pelea con le cabròn roba cachorros, lo enciende y una infinidad de textos llena su pantalla. Le toma un momento que deje de vibrar y sonar, revisa en base a su interés. Asique abre el chat de Derek primero. Le sorprende. Realmente le sorprende que el lobo amargado le escribiera, no uno, si no 14 mensajes.
-SourWolf-
-Reunión esta noche.-
Eso decía el primero, no le sorprendió en lo más mínimo, escueto y cortante. El segundo fue la noche siguiente.
-SourWolf-
-Scott dice que no contestas el teléfono. Esta noche también hay reunión.-
El tercero fue unas horas apenas del segundo.
-SourWolf-
-Stiles, llevas faltando dos reuniones y no contestas.-
Stiles resoplo mientras leía, ninguno era tan inteligente para saltar por la ventana y ver si estaba o no en casa. El cuarto fue solo unos minutos después.
-SourWolf-
-Scott hablo con tu padre, dice que estas enfermo.-
Ahora resoplo una risa divertida. ¿de verdad sus amigos eran tan obtusos?
-SourWolf-
-La manada pregunta por ti. Quieren saber si necesitas algo.-
El corazón le salto un latido, le emocionaba que la manada pensara en él. El sexto solo era una confirmación del anterior. De igual forma lo emociono.
-SourWolf-
-Dime si necesitas algo.-
El séptimo tenía la fecha de ayer, lo que significaba que el resto de los mensajes fueron entre ayer y esta mañana. Stiles rogaba que no fuera una emergencia.
-SourWolf-
-Stiles, voy a tu casa.-
El corazón del castaño latía con velocidad. Derek, ¿Derek había ido a su casa? ¿Lo había visto en esas fachas?
El octavo mensaje lo desconcertó.
-SourWolf-
-Lo siento.-
Paso al siguiente sin pensar.
-SourWolf-
-No, no lo lamento.-
Minutos después el décimo mensaje decía.
-SourWolf-
-Yo no lo hice, tú lo hiciste, no tengo que disculparme de nada. Tú debes disculparte.-
Bien, ahora estaba oficialmente perdido.
-SourWolf-
-En realidad, tampoco tienes que disculparte. No estabas consciente. No fue una broma ni nada de eso. ¿no?-
-SourWolf-
-Solo quiero que me digas que estabas soñando. Solo eso.-
Stiles estaba congelado en su taburete en la cocina. Los últimos dos mensajes estaba aún sin abrir. Estaba muerto de miedo.
¿Qué rayos había hecho? ¿Qué fue lo tan grabe para que el mismísimo Derek Hale le enviara 7 mensajes?
Procedió a abrir el décimo tercer mensaje.
-SourWolf-
-¿soñabas conmigo?-
El aliento se atoro en la garganta de Stiles. El último mensaje le quito el habla. Estaba muerto.
-SourWolf-
-¿era a mí, a quien querías besar?-
Le temblaban las manos. No sabía que hacer, no podía mentirle al lobo, si este lo confrontara de frente, sabría que mentía solo con escuchar su corazón. Pero tampoco podía decirle que todos los sueños que tenía eran con él, porque, bueno, eso sería admitir que estaba más que un poco coladito por el lobo.
Se paso los siguientes minutos contemplando las opciones que tenía a la mano. Se rindió rápido cuando se dio cuenta de que, si bien era una porquería declararse y ser abochornado de esa manera, porque obviamente, él iba a ser rechazado, no podía mentirle a Derek. No a él y menos con esto. Tal vez si se confesaba, los sentimientos se irían más rápido y tal vez, solo tal vez, lo superaría.
Él no lo iba a superar,
-Stiles-
-Si. Yo quería.-
Sin ningún pensamiento extra, presiono enviar y dejo que todo cayera por su propio peso. Hasta que sus neuronas hicieron sinapsis y se dio cuenta de un pequeño detalle.
Derek, gran lobo malo Derek, hablaba de pedir disculpas por haber hecho algo. Algo que él no recordaba.
-Stiles-
-Yo... ¿te bese?-
Se quedo esperando un momento, pensando que tal vez el moreno no querría tener más que ver con el humano. Hasta que su celular brillo entre sus dedos.
-SourWolf-
-Si. También me llamaste "lobito gruñón".-
Stiles tuve una pequeña combustión espontanea en sus mejillas. Él, definitivamente, recordaba ese sueño. Sus manos están tan sudorosas que su teléfono casi termina en el suelo.
-Stiles-
-Lo siento. Estaba delirante por la fiebre.-
-SourWolf-
-¿entonces no querías hacerlo?-
Sus dedos no estaban escribiendo lo suficientemente rápido para contestar ahora,
-Stiles-
-¡POR SUPUESTO QUE QUERIA!-
-Stiles-
-Aun quiero.-
-Stiles-
-Sin estar febril o dormido.-
Confeso apresurado. Ignorando como en su habitación las tablas crujían levemente bajo el peso de un intruso sigiloso.
-SourWolf-
-¿Por qué quieres besarme, Stiles?-
Stiles suspiro derrotado, ya había metido la pata, no sería la primera vez que se mete de lleno en algo sin pensar antes.
-Stiles-
-Porque llevo enamorado de ti un tiempo y, todos mis sueños, incluso mis alucinaciones son sobre ti.-
El sonido del celular de Derek recibiendo una notificación sonó detrás de su espalda. Pero era tan cobarde ahora, tenía tanto miedo de que, sea cual sea la reacción de Derek, lo aleje de su lado y la manada, que no quería voltear.
—¿Ya no hay cálida bienvenida para mí? —la voz con un toque de burla del lobo le hizo temblar.
—No, no si te vas a burlar de mí. —confeso con miedo.
Los pasos de Derek se acercaron al chico y le tomo por el codo de forma leve, ya con voz más suave dijo —Stiles, no me burlaría de ti. No con algo así.
Con un lento movimiento se giró para enfrentar al lobo, sorprendiéndose de cuan suaves y dulces se veían sus ojos ahora.
—Ahora —dijo el mayor con una sonrisa leve —¿Dónde está mi bienvenida? —Stiles sonrió totalmente embobado y con confianza llevo sus manos a los hombros del lobo, acercándolo más. No se detuvo hasta que lo tenía a un palmo de distancia, con sus narices casi rozándose.
—Ey... —suspiro sobre los labios del mayor —¿me extrañaste, mi lobito gruñón? —dijo sin tanto énfasis en el "mi" pero disfrutando de poder decirlo sin vergüenza.
La respuesta de Derek fue más... practica.
Un gruñido reverbero en la garganta del lobo antes de tomar los labios del humano y besarlo como se debía. Las manos del moreno cayeron en las caderas de chico atrayéndolo. Stiles solo disfrutaba, por una vez en su vida, ser mortalmente honesto había funcionado para él.
El lobo lo besaba con parsimonia, casi queriendo alargar el momento, cuando sintió que Stiles de debatía como respirar, llevo su boca por la mandíbula del humano dejando leves besos y mordidas. Stiles solo podía suspirar.
—Esto es mejor que mis delirios —confeso el humano sin pensar. El lobo solo pudo sonreír contento.
—Esto es mejor —aseguro el lobo —porque cuando te despiertes mañana, podrás seguir teniéndome.
Stiles solo lo miró enamorado antes de volver a besarle.
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