Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Sin Miedo II

Este capítulo es totalmente dedicado a él. No sólo por ser una fecha especial, si no para recordar con más cariño a nuestro amado Carlos de Vil.

Recordar toda las risas que nos regalo él, hay que apreciar eso y no sólo verlo como un mal recuerdo.

Cameron Boyce, siempre en nuestros corazones.

----

En penumbras de un fúnebre lugar recorría en su cuerpo una escalofriante soledad . Aquello solo garantizaba el único acogeo de su misma presencia.

No tenía conciencia de lo sucedido. De un instante a otro aparecio en ese sitio, totalmente rodeado de paredes negras sin ningún limite territorial.

Llevo una mano por detrás de su cuello, tenia el vago recuerdo de haber tenido ardor recorriendo desde ese punto hasta el final de su espalda, sin embargo ahora parecía no sentir nada. Como si mágicamente el recuerdo de ese dolor hubiera desaparecido.

Estaba vestido de la misma manera de como se recuerda en aquel jardín en Auradon unos días antes paseando de la mano con su novia. Las risas de ella aturideron su mente, su sonrisa, sus ojos, todo de ella fue un eclipsante y fugaz recuerdo.

Todo parecía estar bien, excepción del lugar.

-Despertaste. Creí que pasaría más tiempo.- una extraña voz aturdio sus recuerdos. Intentó reconocerla.

Volteo sobre su hombro un par de veces hasta comprobar que era él unico que estaba metido en ese pozo sin delimitacion.

-Carlos.-lo llamó en el momento que un destello blanco rodeo al chico. Pequeño y juguetón aro de luz que tenia vida propia.

-¿Quien eres?- le cuestiono a la luz sin cuerpo. Esta misma solo lo rodeo con su brillo incandescente provocando una inconsciente risa.

-No soy la luz, Carlos. Soy una voz guía.- aclaro firme en un eco.

El peliblanco frunció su ceño e intentó caminar por donde la figura luminosa lo guiaba.

-¿Qué paso? ¿Dónde estoy?- cuestionó el chico mientras seguía el camino.

-El mundo más allá de la muerte, Carlos.- con naturalidad hablo, suavizando lo más posible la palabra.

El chico se paro en seco y tallo sus ojos seguido en autopellizcarse. La voz rio al igual que el aro de luz que se sentó en sus pies como un perrito bien domado.

-Todo esta bien, no tienes porque preocuparte.- volvió hablar. Las preguntas rondaban por su mente, quería decir tantas cosas fueran posibles, pero al mismo tiempo toda respuesta lo llevaría a lo mismo. La muerte.

-Pero yo estaba en el hospital y...escuchaba las voces de mis amigos alrededor de mí...- recordó con frustración, las ganas de decir que todo estaría bien se iban a quedar ocultas por mucho tiempo.- Solo que no podia...moverme, ¿Yo..morí? ¿Estoy muerto?

En el incomprendido rostro del joven se fueron visualizando las pesadas lágrimas que sus ojos dejaban con rabia y dolor. Tembló, aquel frío estremeció su cuerpo, una ola de aire fresco lo envolvió.

Ahora ya no estaba vestido como el auténtico de Vil, él ya no traía el distintivo rojo y negro. Ahora su vestimenta era blanca, un blanco brillante presioso.

-Sí, así es.- contestó.

Dejó caer sus rodillas y sento en el oscuro suelo. La cabeza le dolía de tanto pensar y procesar lo que en segundos pasó. La insolita imagen de él ser enterrado bajo tierra y el solo recuerdo de aquellos quienes amaba, pasó por su mente.

Ahora los recuerdos vividos aturdian su inquietud.

-Sé que es dificil de entender al momento. No te sientas mal al respecto. Todos mueren de Vil.- animo la voz, viendo esa escena lo mas normal posible. Porque así lo era.

-Mi madre, mis amigos. ¿Ellos estan bien?- dudo despegando sus manos de sus ojos, con los ojos llorosos miro por el negro lugar.

-Me alegra que preguntaras por ellos, eso habla mucho de tu persona. No mentire, ultimamente estos dias han sido un pesar en ellos, les incomoda hablar del tema, pero te recuerdan con gran cariño.- volvió hablar en eco por todo el sitio.

-¿Puedo irme? No me gusta estar aquí.- miro a su alrededor aferrado a sus rodillas. Podia sentir cada vez mas cerca el sufrimiento aproximarse. Ya no era alguien, solo un alma en pena.

-No creo que se pueda, Carlos. Aun falta un largo camino para que vuelvas a verlos.- soltó amistoso. La voz fue aligerando su tono. Ya no era una platica de bienvenida al nuevo mundo. Ahora sólo una charla con aquella sampatica alma.

-¿Y que puedo hacer para verlos?

-No hay nada que puedas hacer para acelerar a la muerte. No debes de ver a ella como tu enemiga. Ella elige a seres sumamente valientes y capaces para enfretarlo.

-¿Entonce si le gané a la muerte, porque no estoy vivo?- razonó el descendiente de Cruella, la traviesa luz paso por sus rodillas y se sentó en sus piernas justo cuando Carlos pasó una mano por el cuerpo celeste.

-Hay cosas que nadie entiende, pero sigue mi voz. Tengo un mundo el cual mostrarte.- la voz se alejo indicando a su pequeña amiga que iluminará su camino.

-¿A dónde vamos?- preguntó.

-A ningún lugar, pero es bonito caminar mientras hablamos.- dijo la voz sin cuerpo provocando la primera risa de él chico.

-¿Que este lugar? ¿Ire al cielo o al inferno?- dudó.

-A ninguno por el momento. Tu mision ahora es verlos a ellos.- de momento en las paredes que parecían ser inmensas se proyecto una imagen. Una desgarradora escena viendo sufrir a los chicos por la noticia.

Carlos camino hacia donde era proyectada, su mundo se derrumbó por completo. Lo que más odiaba era verlos tristes y ahora por su culpa ellos estaban así, o peor.

-No te sientas culpable, sé lo que piensas.- dijo atrás de él, Carlos cerró su puño con fuerza y volteo.

-¿Porque haria esa misión? Me duele ver como sufren mis amigos yo cuando estoy aquí,.. ¿Vivo?- gritó con furia. Los sentimientos se mezclaban cuando las escenas se dispervaban en todo el lugar.- ¡Por qué no sólo me voy de este mundo y me dejas libre!

-Por eso mismo. Tu vas ayudarlos a seguir por un buen camino. Esa es tu mision antes de ascender.

Su quejida tembló, podía seguir derrando lágrimas cuanta fueran posibles.- ¿Y podre irme en paz?

-Sí. Cuando ellos también sientan paz tu podrás irte para siempre.- siguió hablando cuando de Vil se volvió a sentar.- Aun no te puedo llevar al descanso cuando tienes cosas pendientes que deshacer en este mundo.- las pantallas que parecía haber se apagaron. Y volvió el sombrío lugar.

-¿Me podran ver?-dijo, de pronto una sola imagen de ellos aprecio enfrente de él.

-Si aprendes a llegar a sus sueños, sí, hay una probabilidad.- volvió a indicar, una especia de esposa apareció en su muñeca aclarandole al chico que el momento para irse a descansar en paz, tardaría.

-¿Debo de darte las gracias?- dudo sarcástico.

-Seria ironico que le dieras las gracias a quien te arrastro hasta aqui.

-¿Tu eres la muerte?- la piel se le erizo tomando una bocada de aire.

-La muerte suena bastante iconico, y en esta realidad la discreción es la mejor opción. Dime presencia, o mejor "La voz guía para aprender a sobrellevar la oscuridad de un mundo incierto", suena mucho mejor que la misma muerte.- bromeó simpática.

Carlos esbozo una pequeña sonrisa y volvió aapriciar la luz que le hacía recordar a su canino amigo.

-Haz lo que tengas que hacer.- fue la última vez que habló antes de dejar en sumo silencio aquel cuarto oscuro.

Derrepente la imagen de los tres chicos en el funeral se proyecto.

-Los extraño.- dijo al borde de su eterno sufrimiento.

[...]

4 meses después.

Era de noche, la recién nombrada ilustre de la moda se recargaba bajo el marco de la puerta. Su casa en el bosque fue su mayor apoyo para espacar de la realidad que hace unos meses la azotó por completo.

Aunque en esos instantes ella estaba perdida, su mente vagaba por todo lados y no lograba concéntrarse en lo que realmente importaba.

Esa semana sus tiendas alrededor del reino abrirían puertas, su vida fue en aumento pero ella necesitaba los pies más firmes en tierra. Quería imaginarse una vida exitosa pero no le era posible. Sentía miedo, incertidumbre, algo en ella le impedía disfrutar tan glorioso momento.

-Princesa, ¿Vienes a dormir?- hablo por detrás de su novio, Doug, siendo rodeada por sus cálido abrazo. Sintió un alivio, ahí estaba la persona quien amaba y la apoyo incondicionalmente. Pero aún así quería estar sola.

-Sí, en unos momentos voy.- hablo Evie con suavidad y beso su mejilla. Él chico salió volviendo a dejarla a ella y a esa agradable noche.

Admiro el cielo, las estrellas. Su sonrisa fue en aumento al notar el mágico brillo de esos astros de luz.

Las contestaciones era algo que le fascinaba observar. Y más cuando ella junto con Carlos les fascinaba renombrarlas; era un juego que invento con él cuando aún se encontraban en la isla siendo esa su diversión cuando no podían dormir.

Recargo más su cabeza y busco
La osa mayor, la cual nombraron como "La cobra mayor", referente a que Jay.

Auriga lo nombraron "Aburridon" dando a conocer su odio hacia el reino de Auradon.

Su vista centro más en la oscura noche y visualizo "La osa menor", suspiro la cual Carlos la autonombro como "El cachorro menor".

Carlos. Los increíbles momentos jamás pasarían con el tiempo, el fue y seguirá siendo alguien importante en ella.

Le dolía, la herida seguía fresca. Pero apesar de sus amigos toso rastro de dolor le fue de una inspiración impresionante.

Aun no logra comprender cómo toda su línea de ropa, y la que le dio reconocimiento mundial, sucedió después del trágico accidente.

Aseguraba que era una de las muchas cosas que hacía su amigo de Vil, siempre le gustó verla triunfar y que mejor apoyar inspiración mediante sueños.

Nuevamente la paz culminó todo malpensares en ella justo cuando una refrescante ráfaga de viento la envolvió.

Pudo sentirlo, olerlo y hasta llegó a escuchar susurros en su oído.

Todo saldrá bien mi princesa de la moda.

Sollozo en silencio, pudo oírlo. Y aunque sabía que no lo vería. Sintió por detrás dos brazos rodeandola.

Era Carlos disfrazado de una ventisca de aire.

-¿Puedes quedarte siempre?- hablo ella pidiendo una respuesta rápida.

Siempre he estado, solo que nunca ves mis señales.

Susurro Carlos ella miró por detrás y se encontró una linda rosa roja con manchas blancas encima de mesa de campo.

Una rosa para una diseñadora de modas Grimhilde.

Tomó entre sus dedos la rosa y la acercó a su pecho.

Era lo único que necesitaba para poder estar bien.

-Gracias.

Dijo entre lágrimas cerrando sus ojos con temor de que el viento desapareciera. Aunque eso sucedió.

Pero no sintió necesidad de llamarlo nuevamente, esoe bastó para reencontrar su persona.

[...]

5 meses después.

-¡Este es el último punto para el equipo de SouthKingdom! Con este triunfo sería el primero en años sin ganar. ¿El recién líder villano será capaz de romper esa mala racha del equipo?- los altavoces en todo el gran campo de Tourney inundaban al estadio quienes vociferaban de emoción total.

La universidad para el descendiente de Jafar era difícil sin tener a sus amigos con ellos, ni así novia. Era él contra todos.

Ese día era un día muy importante para él, sería el primer juego en el equipo por el cual le ofrecieron una beca educativa allí. En la mayor escuela para futuros deportistas.

Su equipo estaba próximo a ganar con solo un punto que daría empate y se irían a minutos extras. El último minuto era decisivo, si no lo lograba daba por perdida la oportunidad de su vida.

-¡Jay!- los gritos de su equipo pidiendo el pase de pelota lo desconcentraban.

Su nerviosismo era notorio, sus dudas de lograr el objetivo también. Ahora todo pensamiento era negativo inundado por una nube de escenarios improbables. Dudaba en realizar el punto.

La bulla de alrededor se silencio en su mente todo fue más lento de lo usual. Él, la portería, la pelota y los jugadores de por medio, nada más.

Recuerda siempre quien eres.

Un susurro suave acarició su cuello, intento voltear pero una fuerza se apoderó de él y pinto en el camino una serie de secuencia que tenía que realizar el ladrón.

Yo sé que eres capaz de hacer esto Jay. Concéntrate en el objetivo. Se fuerte, se ágil, se ese villano que tanto admiro.

Volvió a susurrar ahora en un profundo eco invadiendo su mente.
El ladrón sacudió su cabeza y se concentró mejor. Miró el camino y comenzó a correr.

El tiempo se había parado, los jugadores pasaban a velocidad que Jay se acercaba.

Una pirueta en aire, la pelota giro a lentitud extrema. Seguía viéndola, solo debía impulsarse mas para lograr anotar.

Ellos te apoyan, siempre lo harán.

Por ende el chico de cabello largo volteo a las gradas viendo a sus amigos y novia aplaudiendo con euforia..

Y yo también. Imaginame a mi ahí sentado, con palomitas en la mano y Jane aún lado de mí cerrando los ojos nerviosa del posible resultado. Yo siempre estare en cualquier momento hasta en tus más profundos pensamientos.

De un momentoa otro el tiempo volvió a la normalidad y aquella voz que tanto añoro se esfumó cuando el estruendo del público esbozo un fuerte grito.

Con la ayuda de la espalda de uno de sus amigos se impulso para tomar vuelo hacia la pelota que seguía girando. La tomó.

1..,2..,3.

El tiempo terminó. Una ovación reventó el tímpano de los jugadores.

Jay había anotado. El juego había concluido. Y después de la celebración todo fue borroso.

Despertó.

-¿Jay estas bien?- musito su novia cerca de él, con una mano en la almohada y otra en su cachete.- Estas sudado, ¿Todo bien?

El chico se sento en su cama y miró a los costados. Todo había sido un sueño.

-¿Sigues pensando en el juego? Ya te dije que lo harás excelente mañana, eres el mejor, de eso no tengo dudas.-Lonnie sonrió.

-No.- negó intentando asimilar la voz de su sueño.- De eso tengo una corazonada que ganaremos.

-¿Entonces?

-Es que soñé con...- guardo silencio y miro por la ventana y una ventisca se filtro por la rendija. Suspiro aliviado cuando lo envolvió en él.

Su novia asiento esperando el momento, paso el dorsal de su mano por su rostro y lo miró.- No es nada, volvamos dormir.- le sonrió volviéndose a posicionar en la cama.

Y así como el decía, ese día a las doce de la mañana Jay levantaba en lo más alto el primer premio del nuevo equipo que entrenaba y líderaba. El primero de una decena de triunfos.

[...]

7 meses después.

En una tormentosa tormentosa tarde los reyes de Auradon se mantenían tranquilos viendo la lluvia caer por los vitrales. Tantos días en apuros reales que hoy, cuando los deberes se habían cancelado por la tormenta, era su primer día de descanso después de semanas.

Ben sostenía entre sus dedos una taza de chocolate con bombones encima. Mal por su parte sostenía un licuado de fresas frío, sin importar el infernal frío ella siempre preferiría su más esquisita bebida.

Los dos apoyados uno con el otro en el sillón, de momento a Ben lo llamaron. Era el consejo.

-Regresó en un momento, no te acabes mi chocolate quiero verlo con todos los bombones cuando regrese.- le advirtió divertido dibujando en sus labios sus bigotes de chocolate que el traía al instante que la beso.

-Cómo usted diga mi rey.- le respondió de la misma manera tan dulce recorriendo con su lengua el camino de chocolate que dejo en la parte superior se sus labios.

El chico salió y ella prendió la televisora. Desde un tiempo atrás todos las cámaras la tenían al acecho, se le había hecho costumbre hasta que una serie de comentarios negativos a como había estado llevando el control de la corona fue lo que derribó la cima del vaso de paciencia que mantenía.

Pará ella no fue fácil adaptarse, tenía que seguir ciertas órdenes. Pero tampoco era inútil para no aprender de ello. Sin embargo por más que demuestre lo digna que es para el puesto las cámaras siempre mostrarán lo que la perjudique.

Aquel nudo de insuficiencia volvió, cada canal que pasaba cada comentario despectivo decían.

No soportaba toda esa creul burla había ella, ni por ser la que salvo Auradon de las manos de la hija de la Bella Durmiente la encadillaban en tanta basura.

La tenían totalmente devastada, todo apoyo a excepción de Ben estaban fuera de su alcance. Y el apoyo de su esposo era insuficiente cuando todo el reino necesitaba de él. Se sentía realmente sola después de tanto tiempo.

Después de él incidente de su mejor amigo luchaba internamente en buscaba de paz mental, poder reubicarse en su vida como reina. Pero no podía, por más que se esforzaba en luchar contra las adversidades, sin apoyo de su niño peliblanco todo se complicaba más.

Internamente se convenció de que podía seguir su vida en totla paz, que aún en recuerdos el sería una maravillosa inspiración de determinación. Pero aún así el remordimiento de no poder hacer nada con su tan prestigiada magia le causaban un conflicto interno.

Quería contactar su alma, volver a escuchar tu voz que tanto la había olvidado, quería verlo por una última vez.

La magia tiene reglas y una de esas impedía contacto con el más allá.

No hay palabras que logren describir lo que ellos vivieron, lo que tuvieron que ver y digerir. La noticia conmocionó a todos del reino, a la isla y a ellos.

Sin poder controlar todo el bombardeo de comentarios se rindió a derramar pesadas lágrimas, mezcladas de dolor y tristeza, de insuficiencia y rabia. El grito fue sonoro, lo más probable es que todo el castillo lo haya escuchado. Pero nada importan a cuando lo único que pedía no se podía conceder.

La tormenta provocó un fuerte apagón en la ciudad. Para la reina no era impedimento puesto que sin sus poderes pudo encender todas las velas que rodeaban el cuarto. Sigui en su sillón devastada cuando derrepente un las puertas se fueron azotando a causa del viento.

-¿Ben?- llamó a su esposo pero el no contestó. El castillo guardaba un escalofriante silencio.

Derrepente una ventisca de viento abrió la ventana del lugar, revoloteando las cortinas y apagando la mitad de las velas. Mal se aproximó y la cerró con suma delicadeza sin perder la compostura.

Nuevamente la brisa azotó las dos ventanas faltantes, ella retrocedió esto no parecía una simple tormenta.

Se puso alerta y encendió sus ojos de un verde brilloso, de su mano invoco una llama de fuego y miró con cautela el lugar.

Las tres ventanas seguían filtrando ese aire frío con ligmjeras gotas y hojas de árboles. Cuando de un momento el viento se fue juntando de las tres partes formando alrededor de ella un remolino.

Estaba atrapada en el ojo de una pequeño rafaga y eso parecía agradable. Bajo la guardia y dejó guiarse por aquel amigo invisible.

Hasta que sin darse cuenta cuando él aire se detuvo estaba enfrente de un espejo. No comprendía nada, ni siquiera se acuerda cuando llegó ahí.

Mal... Mal....

Una voz la oía detrás del espejo, una armoniosa e imposible voz. Jamás creyó volver a escucharla.

-Carlos...- afirmó temblorosa, la penumbra por el apagon seguía decorando el cuarto y solo una vela había entre ella y el espejo.

El aire pasó por detrás de su espalda ya acarició su cuello desnudo. Tembló de miedo.

El reflejo comenzaba a proyectar una nube gris transformándola en un cuerpo del otro lado, pero aquella presencia detrás del objeto era borrosa.

Se acercó más pronunciando con duda el nombre de su amigo peliblanco hasta qué, una mano traspasó el espejo.

Insólita por el momento retrocedió con lágrimas que caían en su pálida piel.

-Por favor ayúdame. Si eres quien creó eres, por favor ayúdame a recontrarme. No puedo.. Quiero decirte tantas cosas pe-pero...

Varios susuros retumbaron en cabeza, tantos que le dolía abrir los ojos.

Allí sucedió algo que hasta el momento la reina no podía comprender. Pero aquel contacto de su mano con la de él hizo despertar nuevamente en la sala donde se mantenía con Ben.

Con lágrimas en todo su rostro y con tantas preguntas sin explicación alguna, una inexplicable paz traspaso aquel extraño pero tan necesitado encuentro.

De allí en adelante volvió a ser una de las mejores reinas que el pueblo de Auradon podría tener.

9 meses después.

Miraba la rosa por su ventana. Una preciosl rosal que había estado cultivando para darle una a Carlos cada mes que naciera una.

Era de día y sus rutinas mañaneras se volvieron una rutina. La chica mantenía un bajo estatus desde lo sucedido con su novio. Se alejo de personas, de la prensa, de su pueblo y descuido un poco los estudios.

Aunque después de varios meses estaba volviendo a lo que todos solían llamar como la vieja Jane.

Miró su reflejo y sonrió. Hace bastante que no dejaba al descubierto su perfecta dentadura. Iba todo de maravilla cuando al salir de su dormitorio regresó por su mochila y fue allí donde noto una de las rosas que le había estado dejando a Carlos en su cama. De hecho eran dos cruzadas como el escudo de huesos que Carlos tria tatuado en todas sus prendas.

-¡Carlos!- soltó en un grito ella, no dudba que fuera él ya que no era la primera vez que el chico la visitaba aunque fuera por mensajes discretos.

Algunos se preguntaban por su cambio de humor tan drástico y tal vez ese pequeño detalle era un secreto que escondía. Puesto que con las pequeñas señales que su chico amado hacia podía asegurar que siempre la tendría con él.

Ella se regresó y tomó las rosas con ella. Un fuerza extraña la obligó acostarse en su cama.

Respiro agitada, eso era nuevo cuando Carlos estaba cerca.

Cerro sus ojos al tener contacto con su almohada y al abrirlos despertó en una pradera de cientos y miles de rosales rojos y blancos. El cielo era magestuoso al igual que la brisa cálida tal y como le recuerdan los abrazos del chico.

-Tarde tanto en lograr hacer esto. Pero después de tener todo arreglado con los demás no me podía ir sin antes despedirme.- la silueta de Carlos se formó enfrente de ella, era borrosa y alrededor de él una nube gris. Pero aún así no le impidió alegrarse al escucharlo nuevamente.

Las lágrimas salieron como en todos los sueños que tenía con él que eran creación de su propia mente. Sin embargo este parecía más creado por otra fuerza sobrehumana.

-Carlos yo...- intento hablar pero su voz fue callada por una ventisca de aire.

-No hay tiempo para decirme todo lo que ya sé bonita. Siempre te veo. Yo también extraño, a todos en general. Solo quería asegurarme que todo en tu vida estuviera bien. No puedo ascender si veo que la niña más bonita siente pesar en su corazón.- hablo él, siendo su voz un eco en la mente de ella. Ya no lo vía su cuerpo se esfumaba al igual que el campo de rosas.

-¿Crees que podré seguir después de este encuentro?- sé sincero ella en un colapso de lágrimas.

-Eres más valiente de lo que tú crees, y más intelengete que cualquier otro. Conoces mis señales, sabes con seguridad que nunca te dejaré sola. ¿Entonces a que le tienes miedo Jane?

-El miedo me consume todas las noches, aquel temor que viví el día que de tu partida no se compara a ninguno.

-Ahora sabrás lidiar con aquello. Por qué eres de quien me enamore, mi más dulce ángel de la tierra. Tu dependes de lo que serás algún día. Tu llamado siempre estará en mi en todo momento. Ahora dile a todos que vayan por el camino sin miedo, sin temor y sin preocupaciones, porque yo seré aquella brisa que acogera su delicada alma. Seré un susurro en su cuello o seré su sonrisas atraves de las estrellas. ¿Me prometes que estarás bien?

El campo se desvaneció dejando un lugar blanco, sin nada de por medio. Su voz se fue alejando siendo menos audible.

-Ahora sé que lo estaré.- aseguró la pequeña hada frágil con una sonrisa a medio pintar. Añoraba abrazarlo, besarlo y sentirlo. Aunque esas palabras pudieron ser algo más allá que un siemoem contacto humano.

Fueron la cura para su tan desolado corazón.

10 meses después.

Aquella chica de cabellera negra de ojos fugaces camino a lo largo de una gran pradera adornada de cuentos de lápidas. En sus manos traía una rosa roja, su amigo canino traía otra en su boca pero de color blanco.

Iba caminando, con más tranquilidad que nunca. Su respiración era moderada y no parecía verse ningún rastro de lágrimas derramadas. Todo más normal que nunca.

Llegó a su lápida, su nombre grabado alrededor de miles de regalos por todo el pueblo. Ella dejó su rosa, al igual que Chico.

Cada mes iba a dejar las mismas rosas lo raro aquí es que esas flores eran las únicas que se mantenían intactas. Lindas y hermosas rosas que se iban acumulando debajo de su recuerdo.

Jane tenía la tinta teoría que Carlos las mantenía convida en su otra vida y después de verlo frente a sus sueños podía asegurar que era un hecho.

El la veía todo el tiempo, sonreía cuando ella se alegraba y susurraba consejos cuando la inquietud la tormentaban. Siempre cuidara de ella, de sus amigos y de todo a quien conservo en su corazón.

Lo sabía, después de un tiempo logró comprender todo.

-Ya se va cumplir año.- llegó Audrey por detrás sorprendiendo a la Hada quien no quiso cuestionar, la compañía no le desagradaba.

-Lo sé.- sonrió ella en un suspiro.

-¿Estas bien?- cuestionó su más grande amiga colocando su cabeza cerca de su hombro.

-Sigue doliendo, pero recordar su muerte y no por lo que fue antes de eso es imperdonable para él. Sé mantendra siempre en mi memoria como yo en la suya.

-Eres alguien admirable Jane.

-Todos en realidad. Solo bastaba con su presencia para hacer sentir a todos mejor.

Audrey asintió con delicadeza y plantó un dulce beso en la mejilla de ella antes de tomar su mano para irse juntas a otro lugar de Auradon.

---

Gracias por leer. Lo hice con mucho cariño para él

Felicidades Cam.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro