VIII- La merienda
Melisa mueve con una cucharilla el poco café que le queda en el vaso mientras habla del profesor de biología, con el que aún no he tenido clase, pero del que ya he escuchado hablar varias veces en los pasillos y clases.
-¿No sabes quien es? -Me pregunta directamente al ver mi expresión.
-No, he oído hablar de él, pero ni idea.
-Es un chico muy joven, de hecho, este es el segundo año que trabaja, y el primero también fue en nuestro instituto. No es ni alto ni bajo, de ojos azul verdoso, el pelo oscuro, viste muy bien... Seguro que lo has visto. Y es súper simpático, siempre está haciendo bromas en clase y habla con nosotros cuando hay algún problema. Ya verás, las de biología son de mis clases favoritas y eso que nunca me ha encantado mucho la asignatura.
-Qué cosas, solo a mi y a Dave nos gustaba biología hasta que llegó Peter. Ahora veo demasiado entusiasmo para lo mal que se explica. -Suelta Molly.
Melisa abre la boca para decir algo pero Molly sigue:
-Sí, ya se que es muy simpático, ¿pero alguien se entera de algo? No. Pero eso no os importa. -Añade, entre molesta y divertida.
-¿Qué insinúas? -Responde Melisa haciéndose la despistada.
-El año pasado en la clase había más o menos el mismo porcentaje de chicos y de chicas, este año solo hay tres chicos. Sin embargo, el número de chicas ha aumentado.
-Divide el número de chicos entre el de chicas y calcula el porcentaje elevado al cubo dividido entre treinta por sesenta menos la mitad elevada a cinco... parece un problema de mates- Dice Natalie.
-¡Pero entendéis? ¡Es evidente! - Sigue Molly riéndose.
-Sí, por algo lo llamamos el profe guapo. Pero, nah, no es mi tipo. Es un poco friki, y me gusta más la gente tipo John. Sin ser tan estúpido como él, obviamente.
Ese comentario de Melisa me chirrió un poco y me sorprendió a partes iguales. ¿Porqué pintaban tan mal a John?
Molly me sacó de mis pensamientos:
- ¿Qué os pasa con John? No es para tanto, enserio. Ya sabemos que como persona deja mucho que desear, pero no entiendo porque lo veis tan atractivo.
-A ver, el chico feo no es. -Dice Rachel.
-La belleza es muy subjetiva. -Dice Carlos, en un tono misterioso, mientras se come una galleta, y todo en conjunto me parece muy cómico.
-A ver sí, pero John sigue literalmente todos los cánones de belleza que existen en nuestra sociedad, además tiene una mirada... no se, como muy misteriosa. Como si guardara muchas cosas dentro. Luego lo oyes hablar y se te pasa -Dice Natalie, a lo que Melisa asiente.
Molly, por su parte, arquea una ceja en señal de desaprobación.
-Yo no veo nada en los ojos de John, pero vale.
-Pero tu opinión no cuenta, a tí nunca te ha gustado nadie o ni siquiera atraído. -Dice Natalie, un poco afectada. Aunque por su cara veo que, por suerte, John no le sigue gustando.
¿Por suerte? ¿Por qué por suerte? Suerte para ella, si ese chico es como dicen y no como parecía ser esta mañana ¿No? No para mí... yo no quiero estar con él ¿Como iba a pensar en estar con él? Bueno, técnicamente ahora estoy pensando en eso.
Da igual, Natalie y yo no estamos compitiendo en nada y además John ya tiene novia.
Pero eso también da igual, no me gusta John ¿No? Esta mañana lo he pensado por un momento simplemente porque estaba nerviosa, y me he ilusionado demasiado.
Mañana lo miraré y veré que solo ha sido eso. Espero. Si no me convenceré de que no es para tanto. Acuérdate de Mark. Pero no mucho, tampoco te pongas a llorar aquí en medio.
-¡Pues sé que me puede gustar alguien, y mucho porque sí que me ha pasado! -Responde Molly a quien sea que haya hablado antes. -Que me lo haya callado es otra cosa, pero por ahora seguirá así, en secreto. -Su expresión se vuelve más seria al decir esto.
Nadie en la mesa habla, pero todas las caras muestran una gran sorpresa.
-Pero... ¿¿¿PERO CUÁNDO, COMO, DÓNDE, POR QUÉ??? -Suelta Rachel, intentando bajar el volumen a medida que avanza la frase, al darse cuenta de que estaba casi gritando.
Carlos señala dramáticamente a Molly:
-A tí. Te ha...¿Gustado alguien...?Mucho dices. No entiendo nada. ¿Nos has estado engañando todo este tiempo?
Natalie aún está intentando procesar la información.
-Se que os parece raro, y algún día os lo explicaré, pero ahora no. Ni dentro de poco. Lo siento.
-No. A ver, lo siento no, tendrás tus razones para no haberle dicho absolutamente nada a nadie cuando lo cuentas todo. Pero es que eso es lo que no entiendo. Es que no lo entiendo. -Dice Natalie.
-Bueno, al menos lo ha contado. -Dice Matt. -Aunque sea para dejarnos con la intriga.
-Bueno pues, sorpresa, si tengo sentimientos. Ya me he cargado mi personaje pero que le vamos a hacer -Molly ahora se ríe de nuevo, aunque algo nerviosa, se nota que quiere cambiar de tema. -Y bueno, Olivia, ya no has conocido la que era mi mayor habilidad, pero no pasa nada.
-Yo aún estoy asimilándolo. -Natalie aún sigue igual de sorprendida que antes, intercalando miradas fijas a Molly con miradas fijas a su batido multifrutas.
-Bueno, voy al baño, ahora vuelvo. -Exclama Molly de repente, y camina aceleradamente hacia el baño.
En el mostrador, su padre la observa extrañado, y seguidamente mira hacia la mesa, donde Carlos le responde encogiéndose de hombros, de forma igual de cómica que la mayoría de gestos que hace. En solo un día, ya me he dado cuenta de que es la típica persona que hace gracia sin esfuerzo, incluso cuando no se lo propone.
Melisa mira su móvil y acto seguido comienza a beberse el batido que ha pedido mucho más rápido.
-Al final en diez minutos me voy para ir con Rachel Scott al centro comercial. -Anuncia.
Carlos se levanta de la mesa y se va sin decir nada, lo que nos sorprende a todas las personas de la mesa, pero luego vemos que solo ha ido a pedir más galletas.
-Buena suerte. -Bromea Matt, a lo que Melisa voltea los ojos.
-Pues a mi Rachel nunca me ha caído mal. Tampoco bien, pero es agradable comparada con sus amigas y amigos. -Dice Carlos, con la boca llena de galletas.
-No fe haba com la boca iena. -Le dice Natalie con la boca aún más llena al comerse de un bocado el trozo de pastelillo que le quedaba.
Matt, Rachel y yo no podemos aguantarnos las carcajadas, sin embargo Melisa niega con la cabeza mientras hace una mueca de desaprobación.
-Melisa ya se está metiendo en el papel que le tocará interpretar de aquí a un rato.
-Matt, de verdad que no entiendo que tienes en contra de Rachel. Es buena gente, al igual que muchos de ese grupo, parecen muy superficiales en general pero si los conoces en el fondo son buenas personas. Al menos conmigo.
-Que sean buenas personas contigo no los convierte en buenas personas, sólo en hipócritas. -Matt habla en un tono más serio.
Melisa hace un ademán de contestar algo, pero decide no hacerlo al ver la expresión de Matt.
-Bueno, ya nos contarás cómo te ha ido. -Dice Rachel, Rachel Chen me refiero, para aligerar la situación.
-Exacto. -Añade Natalie.
Matt sigue serio. De repente, Rachel, sentada a su lado, pone una mano encima de una de las de Matt, que se encuentra encima de la mesa. Pero entonces, con la misma rapidez la aparta, avergonzada, como si se acabara de dar cuenta de su acción. Pero todos la miramos sorprendidos, incluido Matt, rojo como un tomate.
-Estaba triste, ¿los amigos también se pueden dar la mano no? -Dice con cierto nerviosismo, encogiéndose de hombros.
-Claro, los amigos se pueden gustar. -Exclama Carlos, lo que pone aún más nerviosos a Rachel y a Matt.
-A ver, claro que pueden darse la mano algunos amigos, pero no es vuestro caso... -Añade Melisa, sonriente. -¿Tú que opinas, Olivia?
En ese momento me doy cuenta de que apenas he hablado después de haber hablado algo de mi mudanza al principio de sentarnos. Pero es que aunque esté muy cómoda tampoco se que decir, igual que ahora. Bueno sí que lo sé pero tampoco quiero decir algo inadecuado en algún momento sin darme cuenta.
Aunque opto por ser sincera.
-Sinceramente, al principio, esta mañana, daba por supuesto que erais pareja. -Y era verdad, lo parecían, y yo también comienzo a pensar que esos dos deberían estar juntos.
Rachel abre los ojos en señal de sorpresa pero me alivio al ver que no es para mal.
-¿Lo veis?- Dice Carlos.
-Yo lo veo. -Añade Melisa. -Ahí lo dejó.
-Pero que... nos llevamos muy bien... ya está. -Responde Rachel, avergonzada, aunque menos que Matt.
Entonces lanza una mirada de urgencia a Natalie, que la capta enseguida. Creo que soy la única que se ha dado cuenta.
-¿Cambiando de tema, Molly tarda mucho en volver no? -Dice entonces Natalie.
Pero en ese momento, veo como la puerta del baño se abre.
-Justamente ahora sale. -Aviso yo.
En mitad de su camino hacia la mesa, Jess se para un momento a decirle algo que ella responde, y acto seguido su hermana mayor le da una palmadita en el hombro y se va.
-¿Estabas luchando contra el vater o algo?
-Sí Carlos, he ganado.
-Si tienes problemas para ir al baño hay una farmacia cerca. -Dice Carlos riéndose.
Melisa vuelve a voltear los ojos.
-Bueno, lo digo en broma pero si es verdad pues también es verdad. -Dice encogiéndose de hombros.
-Estaba contando las baldosas del suelo, resulta que son cincuenta y cuatro. -Contesta irónicamente.
Aún así veo que también está más seria ¿Qué le pasa? No lo sé. Creo que en este grupo hay bastantes secretos que tal vez se deberían contar, porque se crea un ambiente algo tenso cada vez que se insinúa alguno, y es una pena porque me encanta el ambiente que hay cuando están bien entre ellos, y también el que crean conmigo.
-Bueno, creo que es hora de jugar a esto -Anuncia Natalie sacando un conocido juego de mesa con cartas de colores.
-¡Sí! -Digo, entusiasmada. -Aunque os advierto que suelo tener mucha suerte en este juego. -Sonrío al recordar las incontables veces que he jugado con mi tía Susan y mis primos, además de con Abby y Bob, de las que he de decir que la mayoría he ganado por pura suerte.
-No me hago responsable de la persona en la que me voy a convertir mientras esté jugando ¿vale? -Dice Molly riéndose.
-Me encantaría quedarme pero me tengo que ir, ya llego tarde. ¡Hasta mañana! -Sice Melisa recogiendo sus cosas mientras saca dinero para pagar su merienda.
Limpiamos la mesa y nos ponemos a jugar. Molly no tiene piedad al lanzar ninguna carta, y Rachel aún menos, y el pobre Carlos acaba con tantas cartas en la mano que las utiliza como abanico.
La partida está reñida entre Rachel y yo, pero se comienza a hacer larga, dando luego un giro, y Natalie, con una fingida risa malvada, anuncia que esta segura de que ya ha ganado. Comienza a hacer un pequeño baile de la victoria mientras tararea algo inventado, pero justo en ese turno soy yo la que gano, y me pongo a hacer lo mismo, causando la risa de todos, mientras Natalie se lleva las manos a la cabeza con un fingido dramatismo.
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