Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5

Los ojos de Jeongin se abrían lentamente. La luz del sol golpeaba directamente sobre él y voluntariamente cubrió su rostro con su brazo haciendo una mueca por la luz. Se levantó despacio y sintió su espalda doler.
Miró a su alrededor inspeccionando cada rincón del lugar y analizando con sus ojos entrecerrados donde se encontraba. Solo sabía que esa no era la casa de Minho.

Estaba recostado en una cama grande. Las sábanas blancas estaban desparramadas y su cuerpo reposaba de forma diagonal sobre el colchón. Volvió a mirar el cuarto y se levantó lento para salir de allí.

Al salir, vio el descontrol que habían hecho la noche anterior. La cocina era un juntadero de botellas plásticas y algunas de vidrio, también habían latas de bebidas y refrescos y pedazos de papel de servilleta tirados.
Al dar un paso escuchó un ruido. Miró hacia abajo y vio que pisó unos vidrios verdes de un envase de cerveza que rompieron esa noche. Al caminar un poco más no vio a ninguno de los chicos allí. Pensó que estaba solo en una casa desconocida. Revisó en el baño y no había nadie, también la cocina y la sala de estar. Se puso nervioso y salió al patio viendo a algunos de los chicos allí sentados.

—Despertaste pequeño.— sonrió Han al verlo con sus ojos hinchados y rostro de recién despierto.

Yang se sentía confundido por la situación. ¿En que momento se durmió? ¿Y cuando se encontraba en una casa ajena? Se sentía confundido y perdido, no recordaba nada de la noche anterior.

—Si que eres feo cuando te despiertas.— le dijo Lee coreano mientras hacía una mueca de asco.

—¿Qué me pasó?— preguntó acercándose a ellos.— ¿Por qué no estamos en tu casa?— le preguntó a su primo mientras se sentaba en una silla plástica.

—Anoche te encontramos aquí afuera durmiendo en una reposera.— dijo Bang mientras despegaba restos de comida de la parrilla.— Por suerte Hyunjin tenía fuerzas y pudo llevarte a la cama.

Yang salió de su trance al escuchar aquel nombre salir de la boca del rubio. Se ruborizó apenas por aquello, el chico atractivo lo había llevado a la cama.
Ahora tenía dudas sobre aquello, ¿Por qué no lo recordaba? Solo recuerda él salió al patio y escuchó a Hwang gritar. Luego de eso se quedó afuera tomando aire y jugando con su teléfono hasta no tener batería. ¿Cuándo se durmió? Y lo más importante, ¿Cómo no sintió que Hyunjin lo llevó?

—Jeongin...— le llamó en voz alta el mayor del grupo. Yang volvió a salir de su nuevo trance y le miró confundido.— ¿Vas a desayunar algo?

El menor murmuró cosas sin sentido. No sabía que responder, aunque debía decir si o no igual se sentía nervioso y no podía responder.

—Am... solo... solo tomaré agua.— murmuró. Sintió las miradas posarse sobre él y se sentía avergonzado. Su frase se repetía una y otra vez en su mente hasta que lo llevó a arrepentirse de pedir solo agua.

Solo se encontraban Minho, Chan, Jisung, Changbin y Jeongin en la casa. Los demás se habían ido a medida que pasaban las horas. Ahora estaban los cinco chicos a las once de la mañana desayunando en el patio trasero.
Por pura casualidad Yang, mientras tomaba el agua que pidió, vio hacia el costado de la pared si el teléfono de Hwang se encontraba allí. Pensó que estaría hecho trizas y desparramado por el césped luego de la tirada que lanzó el mayor pero no fue así, el suelo estaba limpio y no había rastro del teléfono roto.

Los chicos seguían hablando entre si, hablaban acerca de la fiesta de anoche y se burlaban de su amigo australiano siendo celoso por Seungmin. Jeongin por otro lado no prestaba atención y se quedó mirando el césped inmerso en sus pensamientos.

—Mi mamá nos llama.—dijo Lee mientras se levantaba del asiento sin dejar de mirar el teléfono.— Ya nos debemos ir... Jeongin, ¿Me estás escuchando?

El pelinegro no respondió. Seguía estando en su mundo y quien sabe que podría estar pensando. Sus pensamientos eran mezclados y chocaban uno contra otro, así pensando en cualquier cosa y quedando distraído.
Fue así hasta que su primo le tocó su brazo.

—Jeongin...— le llamó por tercera vez.

—¿Ah? ¿Qué?— preguntó confundido saliendo de sus pensamientos.

—Nos debemos ir a casa.— le dijo en un tono neutral.

Yang asintió y se levantó de la silla. Su impulso lo dominó y lo hizo ponerse algo torpe. Le agradeció a Bang el agua y le siguió a Minho.
Sintió que algo se le olvidaba pero no recordaba que era. Primero que todo, no recordaba que tenía la ropa de Chan puesta y segundo, no tenía su teléfono.

—Espera, me cambiaré y te daré tu ropa.— dijo nervioso. Iba a ir al cuarto del mayor a vestirse pero el rubio lo detuvo con una sonrisa.

—No te preocupes, puedes llevártela y dármela luego.— le sonrió mostrando sus hoyuelos.— No te olvides tus pantalones.— le tendió sus jeans largos que el día anterior tenía puestos. Yang los tomó y le hizo una reverencia.

—Gracias hyung. Te traeré tu ropa limpia.— dijo sin pensar. Luego de que Bang riera ante su ternura, el menor se sintió muy tonto por decir aquello.

—Nos vamos.— dijo Minho abriendo la puerta para irse.— Nos vemos luego.

—Adiós.— saludó Bang.

Los chicos salieron de la casa y empezaron a caminar por la calle de tierra hasta la parada de bus.

En lo que se estaban yendo, Jeongin sintió que no tenía su celular con él. Le dijo a Minho y él solo suspiró y le dio una mala cara por aquello. Yang fue a la casa del mayor nuevamente y tocó la puerta. Bang fue a abrir y le vio confundido al menor. Jeongin pidió permiso para buscar su celular.

Tardó unos cinco minutos, no lo encontraba por ningún lado hasta que revisaron la cocina. Estaba atrás del microondas enchufado a un cargador.
Bang lo desconectó y se lo entregó.

Esta vez si ambos se fueron a la casa de Lee donde ambas madres iban a darles un buen regaño por irse y no volver luego de un día entero.

•••♡•••

Hyunjin estaba hecho una furia. Estaba sentado en el sillón rasgado de su casa mirando por la ventana hacia afuera del departamento. Los autos diminutos que iban y venían, las personas que cruzaban la calle y todo lo que pasaba por allí, viéndose tan pequeño y rápido a sus ojos.

Cerró con fuerza la cortina y se miró sus manos. Sus nudillos eran de un color rojizo y tenía algunas marcas moradas en sus manos. Las miraba recordando lo sucedido la noche anterior luego de dejar al pequeño de lindos ojos durmiendo en la cama. Los gritos desgarradores de su madre volvían a su mente al igual que los sonidos de los golpes que le daba a aquel hombre.

Al cabo de unos minutos, su madre ingresaba a la casa. Hyunjin la miró de reojo y siguió viéndose las manos.
La mujer tenía restos de sangre en su cara mezclada con el maquillaje, su cabello desordenado y su ropa ajustada con sangre. Hwang sintió su sangre hervir nuevamente.

—¿Y qué te hicieron?— preguntó en mal tono refiriéndose a los golpes y su estadía en el hospital.

—Cinco puntos en el hombro y seis en el brazo.— rió mientras le explicaba al menor.

Ella dejó su bolso en la silla y empezó a caminar lentamente mientras se sentaba en el sillón individual cerca de su hijo.
Hubo un corto silencio el cual el chico cortó

—¿Cuándo vas a parar con esto?— preguntó con el ceño fruncido sin cambiar su tono de voz.

—¿Parar con qué?— le preguntó mostrando su sonrisa brillante y la boca golpeada.

—¡Con esto!— exclamó mientras se expresaba con sus brazos.— ¡Mírate! Estás toda amorotoneada y tienes once puntos. ¿Cuándo dejarás de meterte en aquel lugar?— le gritó al borde de las lágrimas.

—Jinnie...— su madre iba acercando a él mientras intentaba acariciarle el cabello.— Sabes que mami necesita trabajar...

—¡No me trates como bebé!— apartó bruscamente su mano. La primer lágrima cayó.— Estás muy dañada. ¿Por qué sigues en esto? ¿Por qué no te dejas ayudar?— le gritó.

La mujer abrió enormemente sus ojos mirando hacia la ventana, abriendo un poco las cortinas y viendo el cielo. Su mente la desviaba del tema y eso le irritaba a su hijo.

—Creo que va a llover...— susurró.

—¡Mamá!

Aquel grito hizo que la mujer le mirara nuevamente. Hyunjin se encontraba llorando y con su ceño fruncido. Mamá ¿Hace cuanto no escuchaba aquella palabra? En su mente Hyunjin la llamaba estúpida o no le dirigía la palabra.

Luego de seis años volvió a escuchar la palabra mamá.

Hyunjin empezó a sollozar del enojo. Su madre le dejó solo, no iba a lidiar con un capricho de su hijo luego de aquella tediosa noche. Se sacó sus tacones altos, los tomó y se fue al baño para darse una ducha.

Hyunjin se levantó y empezó a tirar lo que se encontraba a su alrededor. Tiró las almohadas del sillón contra la pared, tirando también algunos cuadros decorativos y uno en especial.
Caminó hacia el cuadro roto con sus lágrimas cayendo como una cascada y lo levantó. Miró el cuadro y sacó lentamente la foto que estaba allí adentro. Fue caminando hasta la cocina donde estaba el bolso de la mujer y de allí sacó una tarjeta rosa con una silueta negra de una mujer de cuerpo esculpido.

Hwang Miyoung
Servicios nocturnos
+82945870214

Hyunjin leyó una vez más esa tarjeta y la arrugó para tirarla lejos. Su llanto de enojo no cesaba y sus emociones lo domaron por completo, por lo que tomó la foto donde estaba su madre sonriente con Hyunjin en brazos cuando era un niño de siete años y la rompió.

El único recuerdo donde ambos se veían sonrientes fue hecho pedazos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro