36
Luego de tres días en el hospital, Jeongin acompañó a Hwang a su casa. Lo ayudó a subir todas las largas escaleras y llegar a la casa, sentándolo con cuidado en el sofá.
Hwang sintió una punzada al sentir su espalda rozar el respaldo del sofá. Se quejó medianamente fuerte y dio un corto suspiro.
—¿Quieres un poco de agua?— le preguntó Yang, acomodando unas almohadas a su lado.
—Quiero estar solo...— pidió en voz baja, sin fuerzas.
—Hyung... no quiero dejarte solo. Puede pasarte algo y...— fue interrumpido.
—Jeongin, por favor.— le miró con debilidad. Yang suspiró y asintió.
—Está bien. Vendré en unas horas, me quedaré esta noche a dormir contigo.— le dijo con certeza. Hwang ni se molestó en responder.
Yang juntó sus cosas y se despidió de Hyunjin. Se fue a la puerta y la estaba por abrir, Miyoung se adelantó y sonrió apenas vio al joven, suspirando de paso.
—Gracias por ayudarlo, no sabría que hacer si tu te desaparecieras. Cuídalo mucho, es un chico muy sensible y yo soy muy tonta como madre. Créeme, el te necesita más que a nadie.— le dijo con total tranquilidad y una sonrisa débil.
Jeongin asintió nervioso ante las palabras de la mujer. Ella tenía unos cuantos puntos en sus brazos, un gran moretón en su cabeza y rasguños por doquier. Lejos de eso, ella seguía sonriendo y llamando a su hijo Hyunjinnie con mucho amor.
Jeongin solo se fue a su casa. Miyoung dejó su bolso en la entrada y se acercó a su hijo.
—Quiero estar solo.— le gruñó.
—Basta, Jinnie. Ya deja de meterte en problemas. Un día de estos te va a ir peor, créeme. Estábamos bien antes de...
—Antes que ese hijo de puta saliera de la cárcel.— le interrumpió con furia.
—Lo se, pero no podemos hacer nada. No te involucres más, es un tema de adultos. Mírate, casi te mueres.— le regañó.
—Ojalá hubiera muerto.— murmuró. Su madre clavó su mirada en el.
—No vuelvas a decir eso. Jamás vuelvas a decir algo así. Se que no tenemos la mejor vida, pero tu estás a tiempo de cambiarla si no te gusta lo que vives. Tu padre sa...
—El no es mi padre.
—Jeongseok salió de la cárcel.— rodeó sus ojos.— Si no hubieras ido a buscarlo jamás hubiera pasado esto...
—Si pasaba... muchas chicas y mujeres fueron maltratadas y apenas sale de la cárcel vuelve ahí. Tu fuiste una de sus víctimas, ¿Por qué lo defiendes tanto? ¿Por qué yo tengo la culpa de todo cuando solo quiero que esto termine?— frunció el ceño mientras intentaba no llorar.
—Jinnie...— se sentó a su lado, le corrió sus cabellos de su frente y le dio un pequeño beso.— Yo tengo muchísimas experiencias. Tengo treinta y ocho años, mi vida está perdida y se que jamás saldré de este bucle. Tu mi vida tienes dieciocho años. Eres tan joven para meterte en esto, esa edad tenía yo cuando me escapé de casa y me prostituyeron. Aunque yo sea la peor madre del mundo, no quiero que sufras lo que yo. Mami te va a cuidar así como me has cuidado varias veces.— le habló tiernamente, provocando que Hyunjin llorara desconsoladamente. Ella lo abrazó despacio cuando escuchó los hipidos.
—Basta... no puedo verte así. Ese hijo de puta las debe pagar.— exclamó dolido.
—Volvió a la cárcel y cerraron el club, cariño...
—No es suficiente...
—Basta, Hyunjin. Fuiste con la intención de matar y casi te matan a ti. No quiero perder a mi único hijo o verlo en la cárcel. Es momento que pases de página y continues tu vida, así como yo lo hice y me centré en criarte. ¿Has ido a ver a tu psiquiatra en los últimos meses? Yo empecé con la psicóloga otra vez. Ve a terapia, te ayudará. Desde navidad no consumo nada y eso que fui a la fiesta de año nuevo.— le sonrió victoriosa. Hyunjin quitó el agarre de su madre y le hizo gestos para que dejara de abrazarlo.
Miyoung fue a la cocina. Sirvió agua en un vaso plástico y sacó aquella sertralina que le fue recetada al joven Hwang. Se lo dio en su mano y corroboró que tomara.
—Es hora que dejes todo Hyunjin y te centres en vivir tu. Ya somos dos grandes en esta casa.— agregó para irse a su cuarto a buscar su ropa y darse un buen baño.
Hyunjin sacó la pastilla del empaque y miró a la ventana perdidamente.
—Somos grandes... entonces déjame tomar mis propias decisiones.— murmuró para si mismo. Puso la pastilla en su boca y la terminó de tragar con el agua.
•••♡•••
Jeongin y Hyunjin estaban en el cuarto del mayor acostados mirando videos en YouTube. Hwang estaba con su torso descubierto, recientemente su madre le había cambiado la venda. Jeongin por otro lado estaba apoyado en la almohada del mayor, acostado en el borde de la cama, a un lado de el.
Mientras seguían viendo algunos reels de moldear con arcilla, Hwang decidió preguntarle algo.
—Innie...
—¿Mmm?— le miró atento.
—Lo del hospital... ¿Eso fue real? Yo... ¿Tu enserio gustabas de mi?— preguntó tímidamente, con una pizca de esperanza. Yang asintió, desviando su vista.
—Aun me gustas, hyung. Y descuida, no voy a dejarte solo. Sigo molesto, pero me importas mucho y el amor me vuelve así.— le comentó sarcástico.
Hwang sonrió débilmente.
—¿Por qué solo a mi me dices hyung?— preguntó curioso, con un lindo tono suave. Yang le sonrió.
—Siento que es algo más lindo y especial. Hyunjin hyung es mejor que solo Hyunjin.— explicó con simpleza. Hyunjin asintió disconforme.
Hwang puso algo de música para reanimar el ambiente. Puso la discografía de 5SOS de fondo y le pidió a Yang que dejara la computadora en la mesita con todos los dibujos desparramados.
—Hyung... ¿Desde cuando discutes con tu mamá?— preguntó un poco nervioso. Hyunjin apretó sus labios y decidió responder, después de todo ya no tenía secretos.
—Desde los trece años. Yo...— suspiró.— Esa fue mi última vez separado de ella. Me llevó mi asistente social a un internado casi un año. De ahí jamás volví a tener una buena relación con ella y vivimos discutiendo.
—Debe ser muy difícil...— hizo una mueca de lástima.
—Uno se acostumbra.— cortó el tema.— Innie, ¿Puedo pedirte un favor?— Yang asintió.— ¿Podemos pasar más noches juntos?
El menor sonrió grandemente y asintió.
—Por supuesto...
—¿Sin importar que ya empieces el colegio?— sonrió ladinamente. Yang devolvió el gesto y soltó una leve risita.
—No me importa la escuela. Amo pasar el tiempo contigo.— aclaró. Hwang soltó un soplido burlón y Yang le picó la mejilla.— Hablo enserio, tonto.
—Sonó muy gay.
—¿Acaso no lo somos?— preguntó con una sonrisa de por medio. Hwang se puso colorado y Yang carcajeó, siendo un bello sonido a sus oídos en ese preciso instante.
Ambos volvieron a ver unos cuantos videos más hasta que se aburrieron. El mayor buscó una película, terminó poniendo Los Aristogatos en internet y ambos estaban en la misma cama acurrucados mirando aquella película infantil.
De la nada, Hyunjin pausó la película, llamando la atención del menor, quien se estaba quedando dormido.
—Innie...
—¿Hyung?
—Duerme.— le ordenó con suave voz. Yang sonrió débilmente y acató la orden.
—Dime si necesitas algo...
Yang se acostó en el suelo. Había hecho una cama con sábanas y frazadas para cuidar a su hyung por esa noche y hacerle compañía. Hwang por otro lado apagó la computadora y la dejó abajo de la cama, apoyando su cabeza en la pared y mirando el techo.
Giró su cabeza y vio a Yang hecho una bolita durmiente. Sonrió débilmente ante la imagen del menor y murmuró para si mismo.
—Jeongin... ¿Me dejarías darte un beso?— murmuró lentamente. Dio un largo suspiro y cerró sus ojos, sin borrar su sonrisa.— Me gustas mucho...
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