Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20

El chat grupal no se llenaba de mensajes desde hacia tiempo, ni siquiera para decirse un hola.

Ya había pasado un mes desde que Yang empezó el colegio y supuso que sus hyungs estarían estudiando, por lo que no esperaba que haya algún mensaje o invitación de alguna salida de su parte.

Por el momento, solo se hablaba con Minho y Beomgyu, aun ellos dos no salían o se juntaban personalmente pero si eran bastante cercanos y solían mandarse algunos mensajes o videos de anime. En ocasiones solo hablaba con Felix y Jisung para pedirles consejos o para matar el tiempo.

Mientras Yang hacía su tarea de física, su celular vibró. Pensó que era Choi con otro video de su anime favorito, pero la respuesta era otra.

Changbin

vengan a casa mañana.
voy a estar solo
16:47 pm

Una salida, una de esas que tanto ansiaba Yang desde la última vez que tuvo una.

Mentalmente le respondió con un si, iría sin falta. Ahora que Taeyeon había empezado a viajar de nuevo el no podía dejar la escuela, su abuela o tía lo visitaban y cuidaban de él por las noches para que no estuviera solo y, conociéndolas,  ellas dejaban que Yang salga como todo adolescente que necesitaba de una tarde de amigos, aunque Kim las regañara pidiendo que no lo haga.

Sonrió victorioso, estaba seguro que iba a volver a ver a ese chico que lo traía como loco luego de un tiempo.

•••♡•••

Hyunjin miró por su ventana el clima, estaba algo nublado. Cerró las cortinas ante la repentina aparición de una luz brillosa frente a él.

Caminó hasta la alacena para tomar un paquete de galletas. Tenía hambre, hace dos días que no había comido absolutamente nada y su alimentación se basaba solo en agua y aire.

Se fue a su cuarto y se dejó caer en la cama, abrió el paquete e introdujo una galleta a su boca, así mientras abría y prendía su computadora.

Esperaba poder entrar y recibir una notificación de alguno de los tres lugares donde él dejo currículums para obtener un trabajo de medio tiempo o tiempo completo. Pero no, la bandeja de entrada estaba vacía por completo.

Gruñó por lo bajo, ¿hace cuanto buscaba un maldito trabajo para poder tener dinero y subsistir solo? Ese era su pensamiento central, el siguiente pensamiento era el de internar a su madre y hacer que sea una mujer libre y limpia de todas las cosas en las que estaba metida.

Que vuelva a ser esa mujer que era antes de cumplir sus siete años.

Hwang escuchó la puerta de su casa abrirse. Confundido fue a ver por que Miyoung volvía tan temprano cuando normalmente volvía a la noche o madrugada...

Y vaya que odió haberla visto tan temprano allí.

Tal vez era normal que se apareciera con un nuevo hombre en la casa, con un estado de ebriedad o de drogadicción, cualquiera de esas cosas.

Lo que no era normal era verla con sus ropas desgarradas a estas horas del día y un gran manchón de sangre en su pantalón.

—¿Quién mierda te hizo eso?— gruñó ferozmente señalando la sangre en su ropa.

—Solo estoy en mis días. Cálmate.— le dijo sacando sus zapatos con sus pies mientras con ambas manos se sostenía de las paredes.

Hwang la miró desconfiado, sabía que mentía. Ella quitó sus tacones y se fue al baño a cambiarse de ropa. Una vez que lo hizo, en unos minutos, salió y buscó una botella de cerveza de la heladera, sentándose en el sillón y mirando a la ventana con la cortina caída.

—No has comido...— le dijo Hwang con ese típico tono frío y seco que le brindaba a la gran mayoría (toda) de la población.

—Jinnie...— susurró mientras cerraba sus ojos y giraba su cabeza en ambas direcciones.— No dejes que entren... y no me vuelvas a mandar al hospital...

Hwang sintió su piel erizarse. Vio como su madre sentía un fuerte dolor en su zona íntima, tal vez sea un cólico, tal vez sea por haber sido un maldito objeto sexual tres veces en un día. El reconocía ese tono de voz, el tono de la súplica.

Se vendría algo grande y tenía que atacar por ella.

Las horas pasaban y Hwang solo estaba en su cama escuchando música esperando a que ese día terminara. Por alguna razón estaba intranquilo.

¿Conoces esa sensación de estar muy tranquilo esperando algo malo mientras te sientes intranquilo? Así mismo se sentía ahora. Estaba esperando algo que ni él sabía pero que iba a pasar.

Para distraerse, tomó su celular y revisó el chat de grupo. Vio el mensaje de Changbin diciendo que se juntaran mañana. Obvio que iría, seguramente su mamá se iba a ir como todos los días y volvería en mal estado, por lo que al salir y despejarse con sus amigos lo calmaría algo.

•••♡•••

Al día siguiente, en una calurosa tarde de inicio de otoño, los amigos se estaban juntando en la casa de Seo.

Jeongin tardó un buen rato en buscar algo decente que ponerse, optó por ir con una simple camiseta con botones en el cuello y un pantalón de algodón simple con sus típicas converse que solía usar en todo momento. 

La mamá de Minho les dio dinero para que ambos fueran a la parada de autobus y viajen hasta la casa de Changbin en pleno centro de la ciudad. De paso ella se quedaría ordenando lo que Yang dejaba acumulado en los días que su mamá estaba de viaje.

Ambos viajaron en silencio. Minho miraba por la ventana distraído inmerso en sus pensamientos mientras que Jeongin solo pensaba en la juntada. ¿Hablaría con Hyunjin? ¿Sería alguien divertido para ellos? ¿Su presencia era necesaria allí? Tantas preguntas chocando entre ellas y ninguna parecía tener respuesta.

El camino a la casa de Seo se hizo corto, en menos de diez minutos habían llegado. Ambos bajaron y empezaron a caminar por la acera, cruzando una calle y llegando a esa pequeña casa con delicadas rejas y plantas en el frente.

Minho solo abrió la puertita y se adentró, seguido de Yang. Ambos llegaron hasta la entrada y Lee tocó la puerta.

—Llegó el más lindo...— abrazó a Jeongin, Jisung.— Y el más idiota.— le sacó la lengua a su amigo.

—Y veo que al fin te bañaste. Ya te hacía falta.— le bromeó Lee. Han le sacó el dedo del medio y les dio lugar para entrar, sin dejar de abrazar por los hombros al menor.

Lee y Yang se adentraron a la casa de la hermana de Seo. Era demasiado pequeña, ni un alfiler podía caber en esa sala de estar. Tenía la puerta y le daba enseguida al living, donde en su pared izquierda tenía un mueble con un televisor y en el lado derecho un sofá. Más atrás tenía la pequeña cocina y una mesa redonda con dos sillas, frente a una puerta corrediza que llevaba al patio donde los demás estaban.

Al salir, Yang miró a su izquierda donde estaba un corto pasillo que llevaba a un cuarto, parecía ser el de la chica, y a su lado estaba el baño. Era diminuto pero acogedor para una persona.

Los chicos salieron al patio y vieron a Bang jugando al voley con Felix, a Seungmin siendo árbitro del partido. Seo estaba en el baño, justo salía cuando los recién llegados fueron al patio. Han salió con ellos.

Nuevamente el único que faltaba era Hyunjin.

Yang se mantuvo en la misma posición mirando al resto sin saber donde unirse. ¿Jugar a la pelota donde Han se había sumado a los australianos? ¿Sentarse con Seungmin? ¿Quedarse al lado de Seo y Lee? Solo se quedó en la puerta pasando su vista de un lado al otro buscando inconscientemente al chico que estaba esperando ver.

Y como obra del destino, Hwang se apareció por la puerta detrás de él. Se paró al lado de Yang y se quedó mirando al resto de los chicos.

—¿No sabes a quien unirte?— dijo con la suave y ronca voz que tenía y hacía al menor estremecer. Yang se sacudió en su lugar, Hwang lo asustó con su presencia silenciosa.

—Hyung... ¿Es una costumbre tuya asustar a los demás?— preguntó suavemente frunciendo apenas su ceño.

—Tal vez.— dijo simple con su sonrisa ladina invadiendo su rostro, sin dejar de ver al frente lo que sus compañeros hacían.

Hyunjin se acercó al resto de los chicos mientras Yang lo miraba fijamente.

Hwang era un chico muy extraño.

Y eso le gustaba.

Un buen rato luego, con los amigos en sus mundos, ya sea con sus celulares o algún amigo en particular, estaban algo separados. Felix y Seungmin eran los únicos en su burbuja romántica, estaban en una esquina comiéndose a besos sin importarle lo que el resto les diría. Chan, Minho, Jisung y Changbin estaban hablando (gritando) nuevamente por quien de las chicas de la escuela era más bonita.

Jeongin estaba en un escalón que llevaba de la casa al patio mirando al resto mientras jugaba al Candy Crush con su teléfono. Al inicio se emocionó de ir, pensaba que sería algo como "wow, la casa de Seo Changbin. Seguro haremos algo divertido" pero se equivocó. Estaban demasiado tranquilos, a diferencia de cuando iban a lo de Bang donde se descontrolaban y resultaba más divertido.

Tal vez cambiaban su personalidad acorde a la casa que iban. Tal vez no. O sino podría ser él el que no sabe como unirse y divertirse.

Mientras pasaba de nivel, cerró la aplicación soltando un suspiro y apagó su celular. Vio por el reflejo de la pantalla al pelinegro y le miró rápidamente con una expresión de curiosidad.

—Veo que te aburres.— dijo Hwang con un vaso en su mano y con una pastilla en la otra. Yang pasó su vista del mayor al suelo.— Se lo que se siente.

—Es extraño... ¿Son así siempre? ¿O solo cuando están en otra casa?— preguntó confundido ante la aburrida juntada.

—Podemos decir que es depende de que casa sea.— se recargó hacia atrás apoyando sus manos en el suelo.— Aquí y en la casa de Jisung suelen ser tranquilos. Y luego tenemos la casa de Chan.

Yang rió apenas por lo que dijo. Hwang soltó una pequeña risa al verle sonreir.

Miró la hora en su teléfono, las 17:57 pm. Su mamá a esa hora podría estar saliendo para irse nuevamente por donde sea que vaya, así como lo hacía todas las noches, y probablemente se quede solo hasta la mañana.

Miró a Jeongin, quien se mantuvo serio en su lugar. Estaba inclinado con su espalda encorvada mirando al resto, su teléfono reposaba en su regazo apretado con su abdomen y formando un puchero con sus labios.

—Oye...— le llamó suavemente. Yang volteó su vista a el.— ¿Quieres que vayamos a otro lado?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro