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15

Era un mediodía lluvioso. Los vidrios que se parecían a una cascada mientras el agua caía y era desparramado por el limpiaparabrisas a sus laterales, también estaban empañados y el sonido del agua entre las ruedas era lo único que se escuchaba junto a la radio que emitía algunas canciones en volumen bajo.

Jeongin miraba por la ventana con su codo sobre el soporte de la puerta mientras recargaba su cabeza sobre su mano. Miraba la ciudad con el agua encima mientras esas delicadas gotas caían de forma dispareja del vidrio de su ventana. Con su mano izquierda comenzó a dibujar caritas felices y estrellas. Luego de la nada escribió dos letras.

ㅎㅈ

Taeyeon seguía conduciendo con sumo cuidado, dándole un vistazo a Yang de reojo cada vez que podía. Las calles estaban resbaladizas y la gente alocada, por lo que casi chocaban dos veces y lo que menos necesitaban era un accidente.

—Espérame en el auto, ¿Si?— dijo su madre cuando estacionó frente a un pequeño mercado para comprar algo de comer en el almuerzo. Yang asintió.

Mientras Taeyeon abría el paraguas y caminaba despacio hasta la entrada del mercado, Jeongin sacó su teléfono y bajó el volumen de la radio con canciones que no le gustaban. Puso su reproductor y se dispuso a escuchar música.

Adoraba las baladas y canciones de Trot. Cuando estaba solo solía ponerlas en volumen alto para toda la casa mientras cantaba al compás de la canción. Luego de que su madre volvía, solía bajarle el volumen. Tristemente le daba un poco de vergüenza que escuchara sus gustos musicales.

Colocó en su teléfono una canción con la que tenía gran admiración. El sonido suave de la música quedaba perfecto con la lluvia de fondo. Cantaba apenas mientras miraba hacia afuera a ver si su madre aparecía.

La canción fue interrumpida cuando le llegó un mensaje de Minho que fue borrado inmediatamente.

Yang se quedó extrañado. Apenas llegó a leer las primeras palabras "hyung, en un...". Le había llamado la atención aquello y no podía evitar sentirse curioso. Ignoró el mensaje pero igual seguía sintiéndose atraído por aquel mensaje misterioso.

Unos cuantos minutos luego llegaron a la casa, a su casa. Se le hacía tan extraño que ahora fuera de su propiedad, una casa propia donde vivir por siempre. Además, se le hacía extraño que no fuera un departamento.

La lluvia había cesado un poco y pudieron bajar las cosas y adentrarse a la casa.
Yang apenas pisó ese lugar pudo sentir el nuevo olor del lugar. Olía a limpio con un toque de viejo, el personal de decoración y arreglos se había tomado la molestia de limpiar el lugar.

Miró detalladamente la casa. Un enorme mueble blanco frente a las escaleras de madera marrón oscuro entre dos paredes. Luego la entrada al living con una enorme ventana y los sillones blancos posicionados frente a un televisor y una mesita de café frente de estos. A su derecha la entrada a la cocina, la mesa con seis sillas, un televisor pequeño y un mueble blanco. Tenía también una ventana grande mostrando el pequeño patio trasero. A su derecha estaba también otra puerta donde llevaba a la cocina llena muebles y alacenas con una heladera grande y el horno.

—Wow...— murmuró observando la casa otro poco. Se asomó a la ventana a observar la nueva lluvia cayendo en el patio.

—¿Te gusta?— preguntó Taeyeon con una sonrisa mientras corría una silla.

—Está muy hermosa.

—Y eso que no viste tu habitación.

Como todo pequeño emocionado, Jeongin salió corriendo hasta la planta alta.
Había una pequeña sala de estar con un ventanal, al frente suyo estaban los cuartos. Abrió una puerta y pudo darse cuenta que era de su madre, por lo que corrió a la otra habitación y se encontró con su cuarto.

Era enorme, espacioso. Las paredes de un color celeste cielo. La cama en medio junto a un escritorio y una cómoda. También el gran ropero y un asiento contra su ventana. No era la gran cosa pero por alguna razón le fascinaba.

Él era muy sencillo. Con solo tener una cama entre cuatro paredes era feliz. 

—Voy a cocinar. Te llamo cuando esté listo el almuerzo. Tu solo ordena tus cosas, y por favor hazlo bien.— suplicó Taeyeon viendo Yang apoyaba su bolso en la cama listo para tirar sus pertenencias.

—Si si, como tu digas.— ignoró a su madre mientras sacaba su ropa de los bolsos y lo colocaba desordenadamente en el armario.

Kim suspiró y negó con una sonrisa, nadie podía con un Jeongin emocionado. Cerró la puerta y dejó que el menor se adaptara al lugar.

Lo primero que hizo Yang fue tirar su ropa al suelo y dar un enorme brinco hasta rebotar en su cama. Sonrió y chilló de la emoción.

—Al fin tengo un hogar.— murmuró abrazando una almohada mientras miraba al techo.

•••♡•••

Chan y Minho estaban frente al menor mirándolo con seriedad y sus brazos cruzados. Hwang estaba demasiado tranquilo mientras mensajeaba con quien sabe quien en su teléfono, ignorando a sus mayores allí.

—Hyunjin...

No hubo respuesta.

—Hyunjin, enserio.

De nuevo los ignoró.

El enojo domó su cuerpo y reaccionó de manera impulsiva y algo agresiva, Lee arrebató el teléfono con fuerza y lo tiró lejos.

—¡La puta madre, Minho!— le gritó mientras se levantaba bruscamente y tomaba el cuello de su camiseta.

—¡Hyunjin, suéltalo ya!— los separó Bang antes que se que fuera a los golpes.

Hwang tenía sus brazos astillados y golpeados. En sus ojos enrojecidos se notaba que algo había tomado y por los indicios de su ropa y su piel rasgada, supieron que nuevamente se había ido a aquel departamento.

—Chicos, peleando no resuelven nada.— exclamó molesto el mayor de todos.— Minho, te llamé para ayudarlo, no golpearlo.

—¡Él empezó!— se quejó como infante. Hyunjin bufó y Chan hizo una mueca mientras se dirigía al menor.

—Hyunjin, ¿Cuántas tomaste?

Hwang no respondió. Incluso quitó su brazo de forma brusca mirando con el ceño fruncido a Lee, quien lo miraba de la misma forma, como si en cualquier momento volverían a agarrarse a golpes.

—Hyunjin, responde.— ordenó firme mientras se cruzaba de brazos.

—Que se yo.— chasqueó la lengua.— Tal vez dos.

—Tomaste cinco.— susurró algo fuerte mientras remarcaba sus palabras.— Cinco putas pastillas que solo te vuelven un demente.— comenzó a alzar la voz a medida que hablaba.

—¡¿Y a ustedes en que mierda les afecta?!— gritó aun más fuerte, tirando hacia atrás una silla con brusquedad.— ¡Llevo viviendo con esto desde que nací! ¡Déjenme en paz!

Sin más que decir, azotó con fuerza la puerta de la casa de Bang y se fue bajo la lluvia que había disminuido bastante. Sobre la calle reposaba el barro que hacía que se esfuerce más al caminar y mientras se ensuciaba sus zapatillas converse negras.

Por otro lado, Chan suspiraba mientras que Minho sujetaba sus cabellos castaños.

—¿Qué haremos con él...?— preguntó el mayor con su vista preocupada clavada en la puerta.

—Jeongin lo vio.— dijo mirando al sin expresión.

Ambos interrumpieron las palabras del otro. Al mismo tiempo modularon un leve que al no escucharse.

—Tu primero.— dijo Bang. Lee suspiró y le explicó.

—Jeongin fue al mercado con mi tía y vio a Hyunjin y a su mamá allí.— explicó sencillo.

—¿Y eso que tiene de malo?— preguntó sin entenderle.

—Él no debe saber sobre Hyunjin.— dijo con voz ronca.— ¿Viste como se pone cuando alguien lo trata como debería?

Esas palabras llegaron a Bang. Minho terminó de explicarle la extraña escena de Hyunjin en el pasillo y su madre siendo acosada en el mercado por uno de sus cuantos acompañantes, la cual fue vista por Yang. Chan comenzó a rascar su nuca y a caminar por los alrededores de la sala de estar.

—¿Y qué piensas hacer? Tarde o temprano lo sabrá y no podemos ser cómplices de esto.— dijo con sus cejas arqueadas apoyándose sobre la mesa de la cocina frente a la sala.

—Nosotros no haremos nada.— mencionó sin expresión alguna.— Últimamente ambos se están acercando y eso es una ventaja. Solo debemos dejarlos y que se conozcan. Jeongin será la mejor compañía para él.

—Min...— suspiró y lo miró fijamente.— Se que es por una buena causa pero no puedes meterte en la vida de Hyunjin así.

—¡Tu lo haces!— protestó en voz alta.

—Pero no como tu.— le atacó con voz neutral.— Mírate, casi te golpea otra vez por lo mismo.

Lee bajó la cabeza recordando la escena pasada y cuando Hwang casi lo golpea. Bang entendía su intención de querer ayudar pero lo que Minho no entendía era que Hyunjin no podía recibir ayuda.

Porque el veneno no tenía antídoto.

Hyunjin no tenía retorno y no podía recibir ayuda de ningún lado.

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