11
Ya alrededor de las 2 am, Jeongin estaba sentado en un pequeño asiento de cuerina viendo a los desconocidos bailando y bebiendo.
Pudo divisar a Chan mientras coqueteaba a una chica demasiado bonita y ella le sonreía mientras movía su cuerpo y levantaba sus brazos sosteniendo un vaso. Luego giró su cabeza a su izquierda y se encontró al dueño de la casa sentado en un sofá blanco y delicado con su novio a horcajadas de él mientras se besaban profundamente y el menor le pasaba sus manos por la espalda bajo la luz tenue de color azul de la pista.
Hizo un gesto y sintió un escalofríos por su espina dorsal al ver tal acto de amor sin que les importara la multitud junto a ellos.
Tomó su vaso plástico y bebió el contenido. Luego dejar el vaso, alguien se posó a su lado mientras reía divertido.
—Pequeño, ven a bailar.— gritó por encima de la música. Jeongin solo mantuvo una expresión neutral.
—No me gusta bailar.
—Vamos. Inténtalo.— intentó tomar su brazo pero el menor solo le colocó su mano y empezó a resbalar el brazo ajeno por el suyo para que le soltara.
—Hyung, por favor.— le pidió amablemente.
—Está bien.— se sentó en el asiento de al lado. Estuvieron un leve rato en silencio escuchando la música mientras sentían sus cuerpos vibrar por la música. Jisung tomó lo que quedaba en el vaso y lo dejó en una mesita al frente de ellos. Miró fijo al menor y volvió a hablarle.—¿Quieres ir arriba?
Yang le miró con ojos muy abiertos con una expresión muy sorprendida. Podía ser algo inocente pero no del todo.
—¿A-Arriba?
—Claro, podremos estar más tranquilos ahí.— le recalcó tranquilo.
Yang sintió su corazón latir a mil. Lo acompañó y juró sentir su alma volver al cuerpo cuando vio que algunos de los chicos estaban ahí y se sentarían en la biblioteca.
Changbin estaba sentado en una banqueta al igual que Lee coreano mientras molestaba a Seo. Han tomó una banqueta que estaba debajo de una mesita ratona y se la tendió a Yang, luego sacó la otra y se sentaron junto con los demás.
—Amigos, al fin me ligué a Nayeon.— exclamó contento Bang hacia los recién llegados mientras subía las escaleras. Sus amigos emitieron sonidos de victoria para molestarlo.
—¿Ya son novios?— preguntó curioso Han.
—No, pero si vamos a salir y conocernos más.— dijo sin borrar su sonrisa.— Lo que si, la besé.
Estuvieron otro tanto hablando acerca de las parejas. Minho se quejó de que Yeji no le prestaba atención e hizo catarsis con sus amigos. Jisung por el momento no estaba enamorado ni interesado en nadie. Changbin tampoco tenía interés, ni siquiera sabía que le gustaba. Los únicos enamorados eran Felix y Seungmin, eran una pareja demasiado dramática aunque bastante buena, ya tenían tres años de novios y aunque peleaban mucho igual sabían perdonar.
—¿Y a ti te gusta alguien?— preguntó pícaro Bang hacia Yang.
—No.— dijo con simpleza mientras reía.— Nunca me ha llamado la atención alguien.
Bang asintió y miró de reojo a Lee. Él se rió apenas y desvió su vista al menor.
Mientras estaban en una guerra de miradas, Jeongin preguntó algo.
—¿De que trabajan sus padres para tener todos estos lujos?— preguntó curioso viendo todo a su alrededor. Los chicos se miraron unos a otros y Jisung decidió explicar.
—¿Conoces a Bae Joohyun?— le preguntó para ver si la conocía. El menor le miró fijo con la boca abierta, un tanto confundido.
—¿Quien?
—Bae Joohyun.— repitió. Yang negó con la cabeza.— Era modelo en el 96 y luego pasó a ser la jefa de la editorial de su revista.
—Fue modelo de Vogue y Gucci. Ahora fundó su empresa y editorial, Krantz.— siguió Seo.
—Creo que mamá tenía revistas de Krantz en la oficina.— comenzó a recordar. Sintió que alguna vez la había escuchado.— ¿Y su padre?
—Es médico cirujano plástico.— dijo con simpleza, Lee.
—Uno de los mejores del país.— secundó Han haciendo gestos con sus manos.— Una amiga mía se hizo atender con él y ahora es modelo.
Así siguieron hablando un poco más hasta que Jeongin quería ir al baño. Preguntó en donde era y sus amigos le dijeron que entre al baño principal, el baño que no tenían permitido entrar otras personas. Todo era por órdenes de la quisquillosa madre de Kim.
Jeongin estaba un poco temeroso pero tomó coraje y se adentró. Al entrar, vio un baño enorme, más grande que la sala de estar de su primo. Las paredes bien blancas con azulejos de mosaico celeste, un pequeño muro donde detrás estaba el inodoro y el bidet, ambos cubiertos por una almohadilla de seda blanca. Un vanitory largo de madera con una linda mesada de mármol blanco grisáceo y dos lavamanos redondos impecablemente blancos. A la derecha había una ducha con una bañera grande y rectangular, cubierta por una cortina plástica transparente y otra de tela blanca con encaje adelante.
Se acercó al lavamanos y se puso jabón para empezar a frotar sus manos. Luego de eso mojó su cara. Suspiró y se miró un rato al espejo, se desconocía a si mismo y se sentía raro al estar en una fiesta de universitarios mayores con ropa que no consideraba su estilo.
De la nada, escuchó algo tintinear dentro de la bañera. Emitió un sonido de susto y fue lentamente a revisar que pasaba ahí.
Abrió la cortina lentamente y no pudo creer a quien había encontrado.
—¡¿Qué mierda haces aquí?!— pudo ver que frunció el ceño y su molestia se denotaba por el tono de voz.
—Lo siento yo...—tartamudeó nervioso. Podía decirse que la mirada que el mayor le brindaba lo intimidaba.— Yo... vine a orinar.
El pelinegro emitió un sonido de afirmación con un mal tono. Miró de arriba a abajo a Yang y volvió a hablar.
—¿Te obligaron a vestirte así?
—Si.— hizo con un tono apagado.— Me siento incómodo.— dijo mientras se abrazaba a si mismo. Miró al chico dentro de la bañera y notó que no vestía como el resto.— ¿Por qué tu estás vestido así?
—Es mi ropa casual.— dijo en un tono frío.
—Me refiero a ¿Por qué Seungmin no te obligó a vestirse con estas cosas?
—Solo no quería.
Jeongin le miró fijo por su respuesta. Aunque tuviera una voz completamente hermosa, admitía que no le agradaba su actitud.
Le dio un último vistazo antes de irse y le surgió una duda.
—Oye...— el chico levantó su vista y le miró de nuevo.— ¿Qué haces en la bañera?
Pensó que lo ignoraría o le tiraría con algo por preguntarle tanto. Solo dio un suspiro y respondió tranquilo.
—Es el único lugar donde puedo estar tranquilo.— dijo con su voz más calmada.
Jeongin se le quedó viendo y se acercó a él. Se sentó en el piso afuera de la bañera y le siguió hablando aunque él ya le haya dado una mala cara.
—Es una fiesta. Hay mucha gente, ¿Por qué quieres estar tranquilo en un lugar así?— preguntó con cierta obviedad. A Hwang le molestaba cuando usaban ese tono.
—¿Por qué me preguntas tantas cosas si apenas nos conocemos?— frunció el ceño un tanto impaciente.
Jeongin apretó sus labios sintiendo un poco de vergüenza y molestia por aquel comportamiento. Pensó que no podía ser amable con la gente porque salía a la defensiva.
—Perdón por molestar.— murmuró apenado.
Intentó levantarse para irse pero sintió una mano posarse en la suya. Le miró fijo a los ojos un tanto desconcertado. Hyunjin fijó sus ojos negros en él mientras mantenía un semblante frío y fuerte.
—Lo siento. No tuve una buena semana.— se disculpó por aquella actitud.
—No, ni yo.— dijo inconscientemente. Hwang asintió lentamente con la cabeza.
Hubo un leve silencio donde ambos miraban el suelo y no se atrevían a decir nada. Ese silencio reinó en el baño, aunque el suelo retumbara debido a la música de abajo.
—¿Quieres sentarte?— invitó Hwang mientras señalaba el otro extremo de la bañera. Yang asintió y se levantó del suelo para entrar. Hwang por otro lado flexionó sus rodillas hasta su pecho y tomó rápidamente el pequeño objeto metálico para esconderlo entre sus dedos.
Jeongin se sentó como pudo, aunque la bañera era grande, ellos eran muy altos y la posición les era un tanto incómoda.
—No te gustan las fiestas, ¿No?— preguntó Hwang mientras miraba al menor. Él solo negó estando serio.
—Para nada.
—¿Y por qué vienes?— preguntó sin rodeos. Yang a diferencia de él solo se encogió de hombros y le explicó.
—Me gusta salir y esto es un gran paso.— respondió simple.
—¿Paso para que?— pregunto confundido arqueando una ceja.
—Paso para crecer y dejar de depender de mi mamá.
Las palabras llegaron a Hwang y él solo hizo una mueca de disgusto. Asintió y siguió haciendo presión con su mano.
—No me respondiste a mi.— dijo con voz suave, esperando a que esta vez su hyung le responda.
—¿Qué cosa?— preguntó distraído.
—Si quieres estar tranquilo, ¿Por qué viniste a esta fiesta?
—Porque es el cumpleaños de mi amigo y tenía que venir.— respondió automáticamente mientras el menor abría su boca formando una O.
Hubo otro silencio donde Hwang cerró sus ojos para sentir la música vibrarle en el pecho y Yang pensando sobre que hablar.
—¿Tu trabajas?
—Eres preguntón.— se quejó intentando sonar divertido. Al ver la expresión de Yang notó que no pudo sonar así.— No. No trabajo.
—Creí que trabajabas en algo sobre tierra por tus pantalones.— dijo viendo la tierra de su ropa un poco notoria. Hwang por inercia se sacudió un poco.
—Solo salí a tomar aire fresco y vine.— le restó importancia.— Al parecer a ti te arrastró Felix.
—Si.— rió mientras se desabrochaba el cinturón.— Tiene buen estilo, pero aprieta.
—Te ves bien así.
—Créeme hyung, estoy incómodo y me aprieta mucho.— formó dos arcos enfrentados con sus cejas viéndolo con frustración.
Hubo otro leve silencio. Solo se escuchaban sus respiraciones y la compañía del otro lo complementaba.
Esa paz se rompió cuando Minho empezó a tocar la puerta fuertemente.
—¡Jeongin! ¡¿Estás vivo?!— gritó fuertemente. Los dos en la bañera rieron por lo bajo mientras agachaban sus cabezas.
—Es un pesado pero lo quiero mucho.— sonrió Jeongin. Hyunjin sonrió apenas mostrando sus dientes mientras se recargaba en la pared. Juró nunca haber visto una sonrisa tan hermosa como la de Yang y ansiaba verlo seguido.
Jeongin se levantó y se paró detrás de la puerta para gritarle algo.
—La naturaleza me llamó pero está tan dura como tu posibilidad de estar con esa chica que te gusta.— le contradijo para molestarlo. Pudo escuchar una risotada de sus amigos y a su primo insultar. Tanto él como Hwang rieron mucho.
—Eres increíble.— dijo entre risas mientras intentaba recuperar el aire.
—Es un don. Puedo molestarlo fácilmente.
Desde afuera Lee le gritó que tenían que irse. No se habían dado cuenta pero ya eran casi las 4 am. Jeongin se lavó las manos y tiró la cadena aunque no hiciera nada. Hwang miraba con atención sus movimientos mientras sonreía un poco.
—Fue un gusto hablar contigo.— sonrió el menor. El mayor le devolvió el gesto.
—Igualmente.
Jeongin sintió mariposas dentro de él. Quiso chillar como adolescente enamorada pero tuvo que contenerse aunque le fuera difícil. Esa voz ronca y dulce también sonó coqueta y no pudo evitar sonrojarse.
Se despidió una vez más y Jeongin salió del baño. El y su primo empezaron a caminar rápido con Seo para ir al auto y que él pueda alcanzarlos hasta su casa.
Hyunjin desde la bañera estiró sus piernas y abrió su mano encontrándola con un trozo de metal en medio mientras había un camino caliente de sangre bajando y cayendo a su ropa. Lo miró un poco y empezó a sacar ese pequeño filo de su mano provocando manchas en sus alrededores y una sonrisa de satisfacción.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro