26
Los días fueron pasando rápidamente, porque sin querer, encontré una compañía en Yoon, quien me contaba cosas de su vida.
Me sentí más a gusto con ella y el paso de las horas se hizo más liviano.
Dejé de pasar tiempo con Jaehyun, con la excusa de que tenía que cuidarla, y no lo hizo notar al principio, pero le molestó.
Porque era como un niño malcriado con un dulce, no se lo debías quitar si querías que se mantenga tranquilo.
—Pude traerte esto— le dije a Yoon dándole un suéter grueso, ella sonrió agradecida.
—Muchas gracias, Leia— dijo con su voz suave, y se puso el suéter.
Mi boca tembló.
Esa ropa no era mía, Cecilia me lo había dado, era de una de las antiguas muñecas de Jaehyun. Intenté darle mi ropa, bueno, la que él me dio, pero se negó rotundamente.
"—Esa ropa es únicamente tuya, no le darás nada." me dijo Jaehyun sin aceptar más refutaciones.
Entonces sí, la ropa que llevaba Yoon era de una persona que ya había muerto. Pero ella no tenía que saber eso.
—Es calentito— dijo acomodándolo en su delgado cuerpo, y asentí, como si supiera que era cierto. Entrelacé mis dedos nerviosa, frotando mis nudillos.
Aclaré mi garganta levemente, sintiendo una repentina molestia, mis ojos fueron al piso que seguía sucio y con manchas.
Este cuarto era el único lugar de la casa donde no había mantenimiento, donde realmente parecía un calabozo, siempre bien asegurado y a oscuras.
Gracias a la falta de luz tenía que traer un candelabro, ya que poner foco no era una opción, según todos.
Esta habitación representaba la verdadera cara de la casa para mí, descuidado y con miles de gritos apagados entre cada pedazo de madera. Seguía odiando este cuarto, pero solo por JaYoon venía, porque tampoco la podía sacar de aquí.
Y pensaba, que tal vez, en un futuro, Jaehyun permitiría que JaYoon salga.
Solo debía esperar.
—¿Cómo te encontraste con Jaehyun?— le pregunté levantando la vista, ella soltó una corta risa.
—Me parece un poco injusto que solo tú hagas las preguntas— dijo sin malas intenciones, pareciendo ligeramente divertida.
Mis mejillas se calentaron por la vergüenza, y pensé en la posibilidad de contarle algo, aunque sea un poco, porque se lo merecía, no importaba cuán buena quisiera ser al ocultarle su situación, ella al final se iba a enterar de todo.
Pero también había la posibilidad de que Jaehyun se moleste si descubría que le estuve contando cosas, porque ya había dejado muy en claro que ella no era de su interés, casi llegando al desagrado. Y no entendía por qué, si fue quien la trajo en primer lugar.
Pero nuevamente, prioricé a alguien más.
Ya me encargaría de Jaehyun.
Y me senté al lado de JaYoon, encima de ese colchón viejo, apoyé la espalda en la pared, y ella copió mis movimientos, las dos miramos al frente, con el candelabro alumbrando nuestras sombras.
—Entonces hagamos algo— dije mirándola de lado —Por cada pregunta que me respondas, yo te responderé otra— su labio inferior sobresalió en un puchero demasiado adorable, y asintió—¿Cómo te encontraste con Jaehyun?
—Esa noche salí a beber con mis amigas— en sus ojos se reflejaron las llamas de la pequeña vela —Estábamos en un club que recién habían abierto, y nos dieron shots gratis— sonrió ligeramente —Recuerdo que entró una hora después de nosotras, con una presencia imponente y cautivadora, ¿sabes?— Oh, claro que sí —. Parece que su sola presencia te atrapa, y lo hizo con nosotras. Se quedó en la barra y pidió un trago, mientras miraba a todos— siguió contando —Y mis amigas me empujaron a él para hablarle, así que como ya estaba medio ebria, me armé de valor y fui— asintió hacia ella misma —Él me sonrió al verme, y uhm, lo siento por decir esto, pero fue la sonrisa más hermosa que vi nunca— no sabía por qué se disculpaba, pero lo dejé pasar —Estuvimos hablando un rato, aunque fue más él preguntándome cosas.
—¿Qué tipo de cosas te preguntó?
—Cuántos años tenía, qué estaba estudiando, con quién había llegado, sobre mis papás.
Volteé a ver el fuego, sintiendo que todas esas preguntas se las hizo para ver si iba a ser su muñeca.
—Al final me llevó afuera— la pequeña sonrisa que llevaba desapareció —recuerdo bien que volteé a ver a mis amigas, ellas estaban riendo y animándome— sus ojos se oscurecieron —Y yo me sentía feliz porque estaba con un hombre muy apuesto. Entramos a un auto y me puso encima de él, empezó a-...— se cortó de golpe volteando a mirarme —bueno, ya sabes— asentí con una mueca —y en algún momento sentí algo extraño— frunció el ceño —algo estaba pinchando mi garganta, cada vez más. Intenté alejarme de él, pero me sujetaba tan fuerte, que empecé a sentir miedo, le pedí que me suelte, pero no hacía caso. Apenas pude separar mi cara, y lo primero que vi fue sus ojos, un color tan extraño y único, un-
—Naranja— completé, ella asintió.
—Me asustó mucho, y le grité que me suelte. Creo que eso le molestó, porque me apretó más fuerte, abrió la puerta, y yo juré que seguíamos afuera del club, pero estabamos en un terreno desconocido. Vi esta casa a lo lejos y empecé a llorar, intenté salir por la otra puerta, pero me arrastró por la tierra, no entendía cómo lo hacía con tanta facilidad, y finalmente abrió la puerta, y te vi— se encogió de hombros, con sus ojos cristalizados.
Una presión en mi pecho me quitó las palabras de apoyo, y me sentí tan mal por ella, y por las muchas mujeres que pasaron por un camino igual. Las muchas chicas a las que Jaehyun les había quitado la vida, no solo para convertirlas en sus muñecas, también para comérselas, porque en cuanto JaYoon me dijo que sintió algo pincharle, sabía que era sus colmillos, ella era su cena.
Realmente a Jung Jaehyun no le importaba si las personas a las que mataba tenían una vida o una familia, si tenían planes o a alguien dependiendo de ellos, si tenían que llegar a casa para cuidar de alguien, tal vez alguna mascota que se quedó esperando. No, a él solo le importaba comer.
—¿Tú por qué estás aquí?
Quise responder igual a ella, cómo lo conocí y me atrapó, pero su pregunta era diferente, ella quería saber qué hacía ahí dentro, era inteligente.
Acomodé mi trasero en el feo colchón, incómoda y nerviosa de tener que contar esto, pero era lo justo, ella ya me había contado su historia, me tocaba a mí.
—Soy su muñeca. —mi pulso se aceleró cuando esas tres palabras salieron de mi boca, sentía que era la primera vez que lo afirmaba.
—¿... su muñeca?— ella preguntó, insegura de lo que había escuchado. Asentí.
—Soy la muñeca de Jaehyun.
Fue tal vez una sensación mía, algo que mi vivida imaginación creó para darle más drama a la escena, pero al momento de terminar de decir eso, sentí que raíces luminosas salían desde la tierra, cruzando madera y alfombra, metiéndose por mis pies hasta llenar todo mi sistema nerviosa.
Cada raíz uniéndome a la casa y a Jaehyun, tratando de intoxicarme más.
—¿Qué significa eso?— preguntó JaYoon con voz suave, suspiré temblorosa.
—Soy de su propiedad, Yoon— le dije volteando a mirarla, y en sus ojos se reflejó la tristeza de los míos —Desde que lo conocí, perdí la libertad que reuní con los años. Él me la quitó y... —respiré profundo —lamento que te la haya quitado también, no quería que esto te pasara, no a ti ni a nadie más, pero es inevitable, a Jaehyun no puedes detenerlo.
Nos consolamos ambas en un silencio acogedor, porque sin decirnos nada, sabíamos lo que necesitábamos, ambas estábamos en la misma situación, aunque yo un poco mejor que ella, pero eso no cambiaba el hecho de que seguíamos secuestradas y sin posibilidad de salir.
En cuatro meses, Jaehyun había robado las vidas de dos chicas y las había metido en una caja de acero.
"Destruyes y destruyes, pero cuando te destruyan a ti, no llores ni te quejes, que tú solo te lo buscaste."
N/A
Como que todo está muy tranquilo, ¿no?👀.
Pero no se preocupen, porque la calma no durará mucho mas.
Gracias por leer<3.
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