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14

—Leia.

Ignoré la voz de Jaehyun, tomando el café que me habían servido hace no mucho, y pasando la hoja del libro.

—Leia.

Ni siquiera subí la mirada.

—¿Qué quieres? ¿Qué me disculpe por alimentarme o por nacer? No lo haré.

Evité hacer una mueca de desagrado, solo frunciendo mis labios y tomando otro sorbo. Escuché que resopló.

—Deja de ignorarme de una maldita vez, Leia.— Agarró mi mentón bruscamente.

—No me toques. — espeté. Él me soltó con una risa de incredulidad.

—¿Y ese tono? — ladeó la cabeza —. Te traje secuestrada, luego de que me vieras matar a una chica. ¿Por qué te enojas por algo que ya sabías?

—No me enoja — cerré el libro de golpe, ya hastiada de su insistencia. —me da asco que intentarás tener relaciones sexuales conmigo luego de que matarás a alguien. Y nunca me voy a acostumbrar a que seas lo que eres.

Sonrió divertido, sus hoyuelos haciéndose notar.

—¿Y quién dijo que quería follar contigo?

Boqueé sin encontrar respuesta y fruncí más el ceño —De todas maneras, jamás me acostumbraré a ti.

—Pero muñeca, ya te estás acostumbrando sin darte cuenta. —Por alguna razón el cuarto se volvió más frío. Negué levemente, y él se rió, pareciendo muy seguro de lo que dijo. —cámbiate de ropa, saldremos.

Mis ojos se abrieron en grande.

—¿Q-qué?

Ponte un vestido, Camille te ayudará.

Con una seña me indicó que salga de la sala. Ahora había vuelto a utilizar su voz de control, así que me fui obedientemente, sin tiempo a preguntar o decir algo más.

Fui al cuarto que "compartía" con Jaehyun, donde habían acomodado mi ropa también, lo cual era jodidamente raro de ver, junto a la ropa de Jaehyun.

Cinco minutos después entró Camille, saludándome.

—Señorita, los vestidos están en la parte izquierda al fondo, en los colgadores, sáquelos y vea cuales le gustan.— pensé que ella iba a hacerlo, ya que siempre era así, pero me lo pidió a mí. Así hice, sacando los vestidos. Los puse en la gran cama y me paré en frente, con Camille a mi lado. —¿Cuál le gusta?

—¿Puedes decirme qué está pasando? ¿A dónde iré con Jaehyun si no puedo salir?

—Es mejor no cuestionar y hacer caso. —indicó —Pero tal vez es buena señal. —dio dos pasos adelante, señalando el vestido color vino. —me parece que éste le quedará bien.

Con eso me decía que la conversación había terminado. Entonces hice caso, cambiándome en frente de ella, ya que igual me vio desnuda varias veces. Me cerré el cierre al costado, y volteé a Camille.

—Tengo buen ojo para estas cosas, le queda muy bien señorita Leia. —sonrío. Vaya, era la primera vez que le veía sonreír. —¿Sabe usar tacos? —asentí frotando mis brazos desnudos. —Entonces ya sé cuáles se pondrá.

Estuvimos unas dos horas, tal vez. Donde Camille me dio los zapatos, y joyería. Luego me maquilló y peinó mi cabello, planchándolo y dejando que caiga por mis hombros.

—¿Cómo sabes hacer todo esto?— le pregunté mirándome en el espejo, con ella detrás de mi planchando algunos mechones.

—Soy la encargada de esto, y lo disfruto— contestó amable. Veía cómo trataba con delicadeza mi cabello y manejaba la plancha con facilidad, era una experta.

Pensé en sus palabras unos segundos antes de volver a hablar.

—Hacías esto con las anteriores chicas, ¿no?

Paró de plancharme y me devolvió la mirada por el espejo, nerviosa.

Era tan turbio saber que había hecho lo mismo con las demás, y no le preocupaba volverlo a hacer si llegaba una nueva, lo disfrutaba.

—Ya terminé— dijo luego de unos minutos, sin haber contestado la pregunta que le hice, aunque yo ya supiera la respuesta. Asentí y ella se alejó —Está muy bonita, señorita Leia.

—Gracias. —murmuré incómoda.

—Le avisaré al amo Jung que ya está. — me dio una corta reverencia y salió del cuarto.

Me quedé sola en el gigante cuarto de Jaehyun, y mi mente volvió a engañarme. Escuché risas lejanas de las mujeres que estuvieron aquí antes, intentando imaginarlas a ellas igual que yo, mirando el trabajo de Camille en frente del espejo, sintiéndose lindas y especiales por ser tratadas con tanta atención.

Todas muertas.

Yo iba a llegar a eso en algún momento, si hacía enojar demasiado a Jaehyun, él no dudaría en abrir mi cuello con sus dientes. Y luego llegaría otra chica, otra muñeca. A la que Jaehyun le daría atención, cuidados, y lujos, como a mí ahora. Se aburriría de ella, o ella daría un paso en falso, y el ciclo volvería a repetirse. Una y otra vez, hasta que él se canse de secuestrar chicas para volverlas sus mascotas.

Esto no tendría fin.

—Estás preciosa.— pestañeé volteando a ver a Jaehyun apoyado en el marco de la puerta, mirándome con deleite.

—¿A dónde iremos?— ignoré su cumplido.

—Ya lo sabrás.— No me di cuenta que estaba con un traje color vino también.

Estábamos combinados. Me dio náuseas ver eso.

Me tendió su brazo para que lo sujete.

—Tendrás que comportarte bien ahora, Leia. Y no es un pedido, es una orden. —entrelacé mi brazo con el suyo, amenazada por su voz.

Y caminamos fuera del cuarto y a la entrada principal. Sentía mis nervios crecer mientras veía la puerta. No me había atrevido a caminar cerca de ahí desde lo que había pasado, estaba asustada de siquiera desobedecer un poco sus ordenes, y a este punto, pensé que nunca saldría, pero era Jaehyun quien me sacaba.

Vi a Cecilia, la mujer de la cocina, mirándonos con algo que sentí era desconfianza.

No entendía por qué esa mujer no se acercaba y estaba reacia a hablarme, como si yo fuera un demonio.

Cuando pisamos el jardín sujeté con más fuerza el brazo de Jaehyun, y él me miró de reojo. Ya en frente de un auto negro, estaba un chico joven esperando.

—Vamos. — le dijo Jaehyun, el chico asintió y se subió al asiento de piloto, Jaehyun me abrió la puerta trasera, y yo entré con cuidado de que no se me suba el vestido, él se sentó a mi lado.

—Dijiste que no podía salir.

—Sé lo que dije. — sacó su celular, el cual siempre estaba agarrando —Pero ahora estás conmigo, y vas a ser una buena chica, ¿no? —volteó a mirarme, asentí casi forzadamente.

El auto comenzó a avanzar, y miré insegura por la ventana, como Jaehyun no me dijo nada ante eso, me acerqué más, con el corazón latiendo rápido. Nos estábamos acercando al portón, que ya estaba abierto.

Apreté mis dedos con nerviosismo, y cruzamos el portón. Sentí un cambio de ambiente, como si estuviera en un lugar completamente diferente.

Fruncí el ceño, girándome para mirar atrás.

Mi boca se abrió en una O perfecta cuando vi la casa donde estuve tanto tiempo, siendo una mansión antigua y con escombros, cayéndose a pedazos. Las paredes perfectamente pintadas ahora estaban descoloridas y con moho en la madera, la puerta de entrada a la casa igual se veía en muy mal estado, como si en cualquier momento se fuera a romper, ventanas rotas y un aire a abandonado. El hermoso jardín verde había sido reemplazado por tierra combinada con basura, no había plantas ni pasto, todo muy descuidado e irreconocible.

—Querías saber dónde estábamos, ¿no? —murmuró en mi oído. No pude alejarme porque estaba demasiado sorprendida por la vista.

—¿Estuve viviendo ahí dentro?

—Ajá. — pestañeé varias veces aturdida, viendo como nos alejábamos de ahí, yendo por una carretera vacía.

—¿E-es algún tipo de ilusión? — lo miré, tragando saliva al verlo de tan cerca, recién notándolo.

—Podría decirse... Yo la fui construyendo con tiempo y esfuerzo. —Su aliento chocó con mi pómulo. —Como vampiro, no es bueno para mí que la gente sepa dónde estoy, vendrían con estacas a intentar matarme. —dijo con un deje de burla.

—Pero dijiste que eres inmortal.

—Y lo soy. Me puedo encargar de varias personas, pero sería muy agotador que vengan 500 con lanzas y trincheras a quemarme. Me gusta la tranquilidad y hacer mis asuntos en paz.— comentó en voz baja. —Así que, creé esta especie de ilusión, sí.

—¿Cómo es posible?

—Porque no soy humano, preciosa. Al venir de otro lugar, desarrollé mis habilidades para mi supervivencia, evolucioné. Soy el dueño de esa casa, y por esa razón, si cruzas el portón con mi permiso, verás cómo es la casa, la que yo creé. Si alguien viene de curioso, solo encontrará habitaciones vacías y con telarañas. —sonrió mirando mi boca. —Ven lo que yo quiero que vean.

Me alejé de él al notar sus intenciones, sentándome recta en el asiento, él igual se acomodó divertido.

—No entiendo por qué me estás sacando...

—¿No querías salir?— volvió a sacar su celular, la pantalla iluminó su cara.

—Sí, pero... — me miró curioso —pero no confío en ti— terminé la oración.

—En algún punto solo me tendrás a mí para confiar, muñeca.

Me crucé dos segundos con la mirada del conductor por el retrovisor, quien volvió su vista al camino rápidamente al notar mis ojos.

Estuvimos media hora en la carretera, cuando apareció la ciudad, finalmente. Y otra hora para llegar al centro, el cual reconocí.

Mis ojos brillaron al reconocer las calles por donde había caminado varias veces. Tristeza y nostalgia me recorrió. Hace tiempo no veía a tantas personas, era como una bocanada de aire fresco, ya estaba anocheciendo y los locales encendían sus luces. La ciudad nocturna estaba despertando.

Llegamos a un club, que ya estaba brillando y con música fuerte a pesar de que recién anochecía. El auto se estacionó en la acera, donde había una fila de personas esperando a entrar. Jaehyun salió y yo le seguí. Vi cómo miró fijamente al guardia que esperaba en la puerta, y él le dejó pasar, junto a mí, ignorando por completo la fila.

—¿Lo conoces?

—No. —se encogió de hombros, tomando mi mano, llevándome por el pasillo. —Pero él a mi sí.

La música fuerte creó una mueca de inconformidad en mi cara, me había desacostumbrado. La casa de Jaehyun estaba mayormente en silencio, un lugar relajado. Aquí había algunas personas bailando y otras tomando.

Estaba medio vacío, supuse que por la hora.

Pasamos directo todo el centro de baile, hasta unas cortinas azul oscuro y gruesas, donde había otro guardia.

Asintió a Jaehyun y nos abrió la cortina, dentro eran pasillos con más cortinas que simulaban puertas. Se escuchaba la música fuerte todavía, pero mientras más adentro caminábamos, más se perdía ese sonido.

Abrió otra puerta grande y negra, donde varios pares de ojos nos miraron.

—¡Jaehyun! Llegaste temprano —dijo un señor con bigote, que estaba sentado en uno de los cómodos y lujosos sillones color rojo. Cuando la puerta se cerró, el ruido de afuera desapareció, sonaba música aquí dentro, pero en volumen bajo, para poder hablar a gusto. Había una mesa de vidrio en medio, donde estaban puestos botellas con diferentes tragos. Supuse que esto era V.I.P.

—Buenas noches. —saludó mirando a los hombres ahí, todos en trajes ostentosos y con vasos de vidrio en las manos. Me miraron con curiosidad, aterrándome un poco.

Di dos pasos atrás, escondiéndome detrás de Jaehyun, usándolo de escudo.

—¿Quién es esa niña?— preguntó uno que estaba apoyado cómodamente y con las piernas estiradas y abiertas.

Jaehyun me miró por sobre su hombro.

—Mi muñeca.

—¡Vaya! ¿Ya conseguiste otra?

Miré al piso cuando lo escuché, con mi estómago revolviéndose.

—Sí. —dijo desinteresadamente el hombre que me cubría, me tomó la mano otra vez y nos llevó a un sillón de dos en solitario, donde nos sentamos.

Junté mis piernas con nerviosismo.

—¿Hace cuánto la tienes?— todos me miraban atentos, como si fuera una escultura extraña de museo, algo en exhibición.

—Como mes y medio.— el hombre de bigote le tendió un vaso con un líquido transparente, Jaehyun lo tomó y le dio un sorbo.

—Entonces, ella es la que causó ese lío. —un hombre de voz gruesa, sentado al lado del de bigote, afirmó.

Me tensé apretando mis labios.

Jaehyun no le respondió, poniendo el vaso de vuelta en la mesilla de vidrio.

—Pensé que ya la habías matado.

—Me sorprende a mí también que siga viva, ¿es buena en la cama acaso? —apreté mis puños en mi regazo, pasaban de mi existencia excepto para decir cochinadas.

—Debe tener algo especial si Jaehyun la trajo aquí luego de tan poco tiempo.— el nombrado me miró entrecerrando sus ojos y habló.

—Tal vez.




N/A

Ando llorando por todo el apoyo que está teniendo Favorite, sale llorar.

Muchísimas gracias por comentar y votar, me hace muy feliz.

TAMBIÉEEEN, a partir de este capítulo hay un evento importante, atentis.

gracias por leer <3

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