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13


Había besado a jaehyun.

No, así no fue.

Jaehyun me besó y yo se lo devolví.

Le devolví el beso a jaehyun.

Santo dios, después de todo lo que me hizo, acepté que me besara.

Debería arder en el infierno.

No podía dejar de pensar en eso, a pesar de que habían pasado dos días y Jaehyun no había intentado hacerlo de nuevo. A él no le afectaba, claro que no, seguramente él lo había hecho muchas veces con sus otras secuestradas, pero no era lo mismo para mí.

Estaba mal en todos los sentidos y se viera por donde se viera, haber hecho eso me traería consecuencias.

Consecuencias que me arruinarían la vida más tarde.

Mi cabeza estaba sumida en ese momento, y odiaba admitirlo, pero besaba muy bien.

Diablos que sí besaba bien.

Hoy era un día especialmente frío, estaba lloviendo, sonaban algunos relámpagos de vez en cuando, y el viento golpeaba las ventanas haciéndolas vibrar.

—Disculpa— le hablé a Sara, quien estaba acomodando la cama.

—¿Si?— me miró atenta.

—Tengo unas preguntas que quisiera me respondas— dejó de moverse, congelada —No te preocupes, Jaehyun salió.— intenté calmarla.

—Bueno... ¿qué quiere saber?— preguntó indecisa.

—¿Dónde estamos?

Eso le tomó por sorpresa.

—Señorita, creo que sería mejor que le pregunte esas cosas al amo Jung...

—Preferiría que no— dije con sinceridad —. No puedo usarlo para escapar, solo necesito saber dónde estoy desde hace más de un mes, creo que merezco saber eso —parece que cedió ante mis palabras, porque tomó una larga respiración.

—Es complicado decirle donde estamos. —siguió acomodando la cama.

—¿Es cerca de mi casa?

—No. No estamos cerca de su casa —dijo con cuidado, sentí la desilusión llenarme. —Sabe que el amo Jung no es un humano, y él viene de un lugar diferente.— Estiró una esquina que se veía arrugada —Ésta casa también es diferente.

—¿Sobrenatural?

—Podría decirse, sí. Estamos lejos de su casa, y lejos de las personas. Estamos pero no estamos.

¿Qué?

—No entiendo.

—Si llega a salir, lo podrá entender. —me miró con pena —. Siento mucho que esté pasando por esto, señorita. Pero no podemos decirle muchas cosas, no tenemos permitido decir nada que él no quiera.

—Pero él no está aquí, no se enterará— insistí ansiosa, quería saber más.

—Las paredes tienen oídos, y usted es su muñeca. Aunque no parezca, el amo siempre la está viendo.

Un terrible escalofrío me bajó por la espalda.

—Está bien, gracias por… al menos decirme algo—asintió, terminando de acomodar la cama. —¿Puedo darme una ducha? Uhm, a solas. Necesito tiempo.

—Claro que sí. El amo dio su permiso para que haga esas cosas por su cuenta.

Solté un agradecimiento corto, y me dirigí al baño que ahora compartía con Jaehyun. Abrí el grifo de la ducha y esperé a que el agua se caliente, cuando ya estuvo a la temperatura que quería, me desnudé y metí dentro de la ducha. Las gotas cayeron como un masaje por mi cuerpo, y suspiré intentando desestresarme.

Algo que me aturdía era que el aroma de Jaehyun estaba en todos lados, sobretodo en su habitación y baño porque era fuerte. Así que, básicamente, mientras yo me bañaba y cerraba los ojos, casi podía sentir a Jaehyun viéndome solo por tener su aroma impregnado en cada esquina.

Abrí los ojos nuevamente.

No. Estaba yo sola.

Pero probablemente era muy cierto, es sobrenatural, una de sus habilidades tal vez es ser… ¿Omnipresente? … Sí.

Como Diosito.

Solté una risita que hizo eco en el cuarto de baño, por alguna razón, imaginar a Jaehyun siendo omnipresente así como Dios me daba risa.

Abrí mis ojos más grande y sentí que me entró una pequeña gota de shampoo que me hizo arder hasta el alma.

¿No será por eso que Sara me dijo “estamos pero no estamos”?

Me tiré un montón de agua al ojo para calmar el ardor mientras murmuraba sobre mi idiotez.

Salí de la ducha y me miré en el espejo empañado. Estaba un poco más delgada y con ojeras.

¿A Jaehyun no le importa eso?

Hice una mueca de asco al darme cuenta de mis pensamientos.

—Desde cuándo me importa él… —susurré secándome las piernas. Salí del cuarto de baño en polera y ropa interior. Quería salir rápido a agarrar un abrigo grande que había dejado en la cama.

Caminé al abrigo negro, como era un día frío, quería estar calentita, mi piel ya estaba de gallina.

—¡Santa mierda!—grité al ver a Jaehyun en un sillón individual que estaba a un lado de la cama.

—Muñeca.

—Me dijiste que llegarías más tarde. —murmuré mirando de reojo el reloj.

—Hice lo que debía hacer rápido. Quería llegar antes— su mirada pasó por todo mi cuerpo sin vergüenza —Parece que fue una buena decisión.

Me amarré el abrigo en mi cintura buscando tapar lo más posible mis piernas. Jaehyun soltó una risa grave.

—Iré a…

—¿No te dije que ya había visto tu cuerpo antes?— Vi su lengua pasar por el interior de su mejilla, así como un fuckboy.

—No es cierto. —susurré, tenía cero pruebas y muchas dudas.

—¿Por qué no vienes a comprobarlo?—su postura se vio demasiado imponente para mi gusto, demasiado grande, demasiado oscura, solo demasiado en todo.

Código rojo, código rojo, código rojo.

—Así estoy bien, gracias— hice una mueca y me di la vuelta para volver lo más rápido posible al baño.

Leia. —mi cuerpo paró de golpe. Oh, no. —ven aquí.

Ayuda.

Me giré y solté el abrigo dejando otra vez a la vista mis piernas, y caminé hacia él.

Ayuda, ayuda.

Entré en pánico al verme en frente de él. Subió la mirada para verme mejor, y remojó sus labios.

Siéntate. — mi cuerpo otra vez hizo caso omiso a mis suplicas mentales, y siguió las ordenes de Jaehyun. Me senté en sus piernas, con las mías colgando a los lados.

—Jaehyun...

—¿Mhm?—sus grandes manos llegaron a mi cintura.

—Por favor— susurré con la voz temblorosa. Me miró fijamente por unos cuantos segundos y subió su mano a mi cabeza, agarrando la toalla que sujetaba mi cabello, y jalándola con suavidad. La toalla cayó detrás de mí, al igual que mi cabello mojado a los lados de mi cara, algunos mechones chocaron con su piel, pero no le tomó importancia.

—¿Qué quieres?— susurró igual, como si nos estuviéramos contando secretos. Puso su mano en mi cuello, sujetándolo suavemente por el costado, y me acercó a él. —Leia, ¿qué necesitas?— volvió a preguntar.

Sentí sus fríos labios tocar mi mandíbula. Cerré mis ojos apretando mis puños con fuerza. Besos cortos en la línea de mi mandíbula. Bajó hasta mi cuello, dejando besos más largos.

Sentía mi pulso ir a mil, y él lo escuchaba. Con la mano que me sujetaba, ladeó mi cabeza y su boca siguió besando mi piel.

No tenía voz, sentía miedo, mucho miedo, pero también...

Apoyé mi cabeza en su hombro cuando sus labios succionaron encima de donde mi pulso iba rápido, no mordió, solo succionó de una manera peligrosamente excitante.

Mi cuerpo reaccionó antes que yo, su habilidad de control me trajo hasta aquí. Pero ahora yo podía alejarme, y no lo hacía.

Abrí mis ojos cuando soltó mi piel, estaba con la respiración agitada. Lo estaba sujetando de los hombros.

Giré la mirada avergonzada, y me encontré con el cuello de su camisa.

—Esto… —susurré para mí misma.

Cuando lo toqué mi mano se manchó con algo que al parecer no había secado todavía bien. Cuando lo froté en mis dedos el conocido olor me llegó.

Sangre.

Metí la mano de golpe a su espalda haciéndome paso entre su ropa. Él se sobresaltó por el movimiento repentino, y cuando saqué mi mano, estaba más manchada.

Con mis brazos lo empujé y yo me fui para atrás, cayendo de su regazo al piso. Mi trasero dolió. Miré mi mano otra vez para comprobar que era sangre.

—Esto sí es…— susurré, Jaehyun se había levantado de golpe cuando yo caí. —Qué… qué hiciste…

Entreabrió su boca, y se acomodó la polera debajo de su abrigo, como queriendo ocultarlo.

—Muñeca.

—¡Volviste a matar a alguien!— exclamé, con flashback de esos tres hombres volviendo a mi mente.

Se agachó en frente mío, y yo me fui para atrás.

—Muñeca, ven aquí.

Ahora no usaba su habilidad, me lo estaba pidiendo.

—¡¿Planeabas venir a acostarte conmigo con sangre de alguien encima?! ¡Maldito asesino, ni siquiera terminó de secar!— Me sujetó de las muñecas para que deje de manotearle.

—Leia, deja de moverte.

—¡Eres un enfermo, eres un monstruo!

—Joder, Leia...

—¡Cínico, querías tomar mi cuerpo después de lo que hiciste! ¡Nunca seré tuya Jaehyun, por más que lo digas mil veces!

—¡Deja de moverte, Leia!— subió su tono de voz, zarandeándome con brusquedad.

—Asesino— susurré sin aire, después de haberle gritado me había cansado, y sus facciones estaban tensas.

—No puedes cambiar lo que soy, Leia. No eres mi novia o mi madre, ni alguien cercana, eres mi puto juguete. Puedes seguir gritando pero eso no cambia nada, mi naturaleza es esta y estoy orgulloso de ello— soltó mis muñecas de golpe, quedé en el piso— Y tampoco me importa que a ti te importe o te traume, no vales tanto.

Lloré en silencio, mirando mi mano con sangre ajena. Me arrepentía de haber dejado que un beso con él me afecte.















N/A

jojo, vamos avanzando bien.

¿qué les parece el Jaehyun de la historia?👀

gracias por leer <3

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