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12

No es justo para mí.

—¿Entonces qué quieres para que sea justo? —miré el agua ya un poco turbia por la sociedad que se desprendía de mi cuerpo. —Leia, no tienes opciones.

¿Por qué amenazas a mi familia? Yo me metí en esto, no ellos.

No tengo intenciones de matarte, pero si intentas volver a escaparte tendrás un castigo peor. —contestó mirando mi hombro desnudo y con algunas gotas bajando.

Me quedé callada con los pensamientos golpeándose unos a otros en mi cabeza, debía ser inteligente.

No tengo opción en cuanto a esto, pero seré insoportable para ti, te lo aseguro. Así que, para que sea más justo, hagamos un trato.— levantó una ceja con interés, atraído por la idea.

Bien... ¿qué propones?

No intentaré escaparme, ni seré insoportable, a cambio de que no mates a mi familia, sí, pero además, necesito que tú seas más... amable y permisivo —rió incrédulo.

¿Tienes la valentía de pedirme eso después de lo que hiciste?

No quiero estar encerrada en este cuarto todo el tiempo, me voy a volver loca.

Lo voy a pensar— abrí la boca para protestar, pero no dejó que lo haga, volviendo a hablar —¿Te portarás bien entonces?— asentí. Jaehyun suspiró —habrá más reglas, preciosa.

¿Cómo puedes seguir-?

En realidad no estás en condiciones de pedir nada, Leia. Te estoy dejando hablar para que tengamos una convivencia más tranquila, pero tu realidad es otra— era cierto. No podía pedir nada, pero al menos lo había intentado. —Me vas a responder con palabras cuando te pregunte algo o te hable, ¿bien? Me gusta escuchar tu voz, no quiero silencios ni gestos. Quiero respuestas de tu boca. —hizo una corta pausa. —Acepto que preguntes cosas sobre mí, tiene sentido. Ya que así te sentirás mejor, y sinceramente es bueno porque así tendremos más cercanía. Si haces cosas incorrectas, yo me puedo enojar bastante, ten cuidado. Y debes saber también que no te traje para que seas un mueble más que espera a empolvarse, tú eres mi nueva compañía, Leia.

¿Por cuánto tiempo?

Por todo el tiempo que llegues a durar.

Parpadeé repetidas veces, saliendo de mis pensamientos. Lo único que había conseguido es que él sea más amable conmigo, pero mi situación no había cambiado.

Miré el reloj a mi lado. Cuatro de la tarde.

Desde esa conversación habían pasado unos cuantos días. Habíamos vuelto a lo de antes pero al mismo tiempo no, me habían dado muchísima comida y agua para que me recupere, algunos menjunjes extraños y así,  me quedé en cama porque me mareaba debido a la falta de alimento por la que pasé y fue un proceso algo lento. Veía a Jaehyun muchísimo más tiempo, ahora que dormía en su habitación. Él nunca utilizaba la cama, y la mayoría de las noches ni estaba en la casa. Sí me acompañaba a comer, y me preguntaba cosas, yo estaba obligada a contestar siempre, aunque a veces no lo hacía y su descontento era notable.

Él seguía siendo atento conmigo, pero ya no se quedaba lejos como antes. En varias ocasiones se acercaba de más, nunca me tocó fuera de los límites, solo llegó a mi cintura y espalda baja, pero eso me ponía los pelos de punta, y no por buenas razones. Le seguía temiendo, probablemente lo haría toda mi vida.

—Aquí tiene su merienda, señorita Kang— vino Sara, y me dio una pequeña reverencia. No entendía por qué, antes solo me daban comida y pasaban de mí, pero ahora parecían tenerme más respeto.

—Gracias— hice una mueca parecida a una sonrisa, según yo.

Cuando Jaehyun no estaba, la pasaba completamente sola, y aburrida. En cierta parte, era preferible tenerlo a mi lado a estar sola y con mis pensamientos comiéndome la cabeza.

Todavía tenía recuerdos de los cuerpos despedazados y mis gritos.

Nunca le pregunté qué hizo con los restos, ni él me lo comentó. Por la ventana pude ver que el jardín estaba como nuevo otra vez, totalmente brillante y vivo.

Según mis cálculos, ya iba más de un mes aquí. No sabía cómo había aguantado tanto, y tampoco sabía cómo iba a seguir aguantando.

Me fijé en la merienda, frutas cortadas y yogurt.

Con pereza comí, masticando varias veces y tragando con lentitud. No sabía dónde estaba Jaehyun en este momento, me había dejado después del almuerzo, y ya eran horas. Dentro de mí estaba creciendo la curiosidad, pero prefería quedarme así. Cada vez que le preguntaba algo personal, terminaba temiéndole más que antes.

Escuchaba susurros en el pasillo, no entendía lo que decían pero estaba segura que no era Jaehyun. Escucharle a él la mayor parte del tiempo había hecho que su voz se quede en mi memoria.

Me levanté lentamente y caminé con lentitud cuidando de no hacer ruido.

—No estuvo trayendo últimamente... — una voz masculina.

—Claro, es por ella.

—Usualmente eso no le importa.

—Pero parece que ahora sí, debe pensar que la va a traumar más si hace eso.

—Terminará traumándola no importa lo que haga,... me da pena— me apoyé en el marco de la puerta, escuchando con atención.

—Cecilia me contó que apenas tiene 20.

Estaban... hablando de mí.

—Ni siquiera empezó su vida y el amo la atrapó. Es lamentable.

—Por lo menos intentó escapar, admiro eso. —escuché un suspiro.

—¿Por lo menos? Fue lo peor que pudo hacer, solo provocó que el amo se obsesione más con ella.

Sentí el color irse de mi cara, y dejé de escuchar la conversación quedándome con la última línea.

Me alejé igual de despacio, y me senté en el sillón, apoyando completamente mi espalda en el respaldar.

Las ganas de llorar llegaron a mí, mis ojos se cristalizaron y mi cara se contorsionó.

—Dios, no... —susurré. Las primeras dos lagrimas bajaron.

¿Qué más podía hacer aparte de llorar? Intenté escapar, y provoqué la muerte de tres inocentes.

¿De verdad fue mi culpa?

¿Los mató Jaehyun o yo?

Solté un sollozo y mordí mi labio inferior con fuerza, odiaba cada segundo de esto. Me sentía desesperada. Mordí más fuerte mi labio, quería gritar, pero no debía, me delataría.

Sentí mi piel romperse y el sabor metálico en mi boca.

¿Qué tenía que hacer para que Jaehyun se aburra de mí? No entendía, no era lo que él quería, no buscaba darle placer, no era buena compañía. Él podía tener a una chica que le complazca en todo lo que quiere, yo no soy esa mujer.

Me hice bolita en el sillón, soltando sollozos bajos y apretando mis ojos con fuerza.

Lloré varios minutos intentando no hacer mucho ruido, no vi si alguien entró, tal vez los del personal solo me ignoraron, era lo que debían hacer después de todo, no meterse.

—¿Muñeca? —di un salto en mi lugar al escucharle. Nunca notaba cuando él llegaba o se acercaba a mí.

Levanté la mirada, y sus cejas se levantaron con sorpresa al verme llorando.

—¿Alguien te hizo algo? —parecía genuina preocupación cuando sujetó mi cara, pero con él uno nunca sabía.

—Tú. —solté con rabia.

—¿Yo? —estaba confundido.

—¿Por qué no me dejas ir?— su confusión fue desapareciendo—déjame ir, me estás arruinando la vida.

Sus ojos se volvieron fríos otra vez y me miró aburrido.

—Leia.

—No entiendo, no puedo darte lo que quieres, Jaehyun. No soy lo que quieres.

—Tú no decides eso. —habló brusco y me sorprendió, era la primera vez que utilizaba ese tono conmigo y parecía alterarse, siempre estaba calmado, o aparentaba estarlo. Respiró profundo. —¿Por esa mierda estás llorando?

Idiota imbécil.

—¿Y por qué jodidos esperas que llore? ¿Porque saliste?

—Me gustaría, sí.

—Eres un imbécil. —solté el pensamiento rápido. Entrecerró sus ojos y miró mi boca, pareciendo desconcentrarse un momento.

—Te cortaste el labio.— ladeó la cabeza. —Todavía tienes sangre, muñeca. —me miró a los ojos otra vez, y cuando notó la rabia todavía en mí, volvió a respirar profundo. —Leia, no sé cuántas veces voy a tener que explicarte lo mismo, te traje a ti para ser mi muñeca, únicamente a ti, y no puedes cambiar eso, solo adáptate y acostúmbrate. Con el tiempo lo disfrutarás.

—Nunca disfrutaré estar contigo.

—¿Estás segura?— de lo que estaba segura era que mis ojos escupían fuego.

Se acercó más, y su dedo rozó mi labio inferior, fruncí mi ceño, pero él no me miraba. No entendía qué estaba pasando ahora.

Y lentamente, acercó sus labios a los míos y me besó.

Cuando lo hizo, todo mi sistema se congeló, entré en shock. Su boca estaba fría igual que todo él, pero de alguna manera se sintió... cálido.

No podía moverme ni alejarme, hubiera pensado que estaba siendo controlada por él, pero era solo yo, era yo la que no lo alejaba. Su boca se movió con suavidad, agarrando mi mejilla. Sus ojos estaban cerrados, y los míos abiertos en grande.

Se separó segundos después, abriendo sus ojos.

—Me besaste... —susurré sin aliento.

—Te besé.— afirmó. —¿Crees que sigo siendo un monstruo?— miré su boca, brillando.

—U-un beso no va a cambiar eso, Jaehyun.— dije decidida, pero tartamudeando.

—Puedo arreglarlo.

Y me besó otra vez.

Qué diablos...

Jung Jaehyun me estaba besando.

Pero no era violento, agresivo, o rápido. Lo hacía lentamente y con suavidad, como si quisiera saborearme.

Se separó un poco. —colabora, muñeca. —susurró volviendo a chocar sus labios con los míos.

Y sin saber realmente por qué, le devolví el beso.

N/A

actualicé rápido pq se lo merecen uwu
gracias por leer <3

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