08
Había estado esperando a que Jaehyun tuviera otra reunión, las cuales nunca eran cortas, para poder escapar. El personal que dejó para que me vigilen ya no estaban tan pendientes de mí, nadie estaba tan pendiente últimamente, y Jaehyun no aparecía ni de cerca cuando estaba en reunión, era mi oportunidad.
Esperé pacientemente al almuerzo y tracé mi plan una y otra vez, cambiando algunos pasos cada tanto, con miedo a que algo saliera mal.
Solo necesitaba hacer ruido y dejar notar que estaba secuestrada, para que me encuentren y rescaten.
Si Jaehyun no les decía que estaba aquí era por algo, pero en todo caso, podía escapar por la entrada, mis piernas deberían ser lo suficientemente rápidas ahora.
—Estarán aquí en media hora —me dijo Jaehyun cortando un trozo de carne.
—Y yo estaré leyendo en mi cuarto. —respondí copiando sus acciones.
—Buena chica. —levanté la mirada, sus ojos brillaban levemente, con alegría quizá.
Y de esa manera me fui nuevamente a mi habitación, con Sara detrás de mí. Se aseguró de que haya abierto el libro ya sentada en la cama y se fue.
10 minutos después escuché voces, no estaban cerca, así que no entendía lo que decían, pero eso me confirmaba que los socios ya habían llegado.
Estuve leyendo unos 20 minutos más, solo dejando pasar el tiempo y esperando a que empiecen su reunión. se pongan cómodos y así.
Cuando sentí que ya era seguro, me levanté. Di pequeños pasos en dirección a la puerta, era muy seguro que había un guardia vigilando afuera como siempre, así que primero tenía que deshacerme de él.
Tomé un reloj de la mesa al lado de la cama, lo habían puesto hace poco y lo agradecía, porque aparte de ayudarme a saber en qué día estaba aquí, ahora también me servía de arma. Era un poco pesado, y de metal.
Otra de las reliquias de Jaehyun.
Me quedé detrás de la puerta, apretando mis labios y el reloj al mismo tiempo. Traté de dejar mi mente en blanco para lo siguiente que iba a hacer.
—D-disculpa… —hablé en voz alta, a la puerta.
—¿Señorita Kang? ¿necesita algo? —Me contestó el hombre que siempre vigilaba afuera y al que le pedía comida o agua a veces.
—Necesito tu ayuda con algo —dije con tono suave e inseguro.
—¿Quiere que llame a Sara o…?
—No, solo necesito que me ayudes con algo rápido. Por favor. —Sentí su titubeo desde el otro lado —Créeme, no tomará mucho, es algo sencillo.
Mordí mi labio inferior cuando él no contestó. Pero vi la perilla girar lentamente y respiré hondo.
—¿Señorita Kang…?— dio unos cuantos pasos, y salí de detrás de la puerta, dándole un golpe con el reloj en la nuca, con toda mi fuerza posible.
Mis brazos dolieron, pero dio resultado, gracias a que le agarré desprevenido y le di en la cabeza, el hombre cayó. Casi en perfecta posición donde había puesto las colchas y los cojines para que no suene mucho su caída. Cerré la puerta con rapidez pero cuidando de no hacer ruido.
Esto era increíble.
Mi respiración estaba acelerada cuando vi cómo sangraba un poco su cabeza, alertandome. Me acerqué a su nariz y escuché su respiración, lenta y estable.
Bien, solo lo había dejado inconsciente.
Aunque no sé por cuánto.
Con el reloj en mano, giré la perilla otra vez, y vi el pasillo vacío. No pasaban mucho por aquí en la tarde, era en la mañana cuando limpiaban todo y estaban en bastante movimiento, pero a esta hora era más tranquilo, como si no quisieran molestar a Jaehyun mientras hacía negocios.
Tan conveniente para mí.
El miedo llegó al ver el pasillo otra vez.
¿De verdad iba a escapar?
¿Iba a correr lejos del monstruo que era Jaehyun?
No tenía de otra más que intentarlo, había atacado a un hombre para esto. Aunque no era inocente, puesto que igual sabía que estaba secuestrada y vigilaba que no saliera de mi cuarto.
No sentí pena.
Y empecé a dar pasos largos por el pasillo, recordando el mapa mental que memoricé repetidas veces en estos días. Hice mitad del camino habitual hasta el comedor, y me desvié a otro lado, rezando internamente que tuviera razón.
Sentía mi corazón acelerarse.
Cálmate, cálmate.
Bajé diferentes escalones, otros por los que nunca había ido, un pasillo por el que no me llevaban, y encontré la puerta principal, entreabierta.
Mi corazón latió más rápido.
Veía la luz del día, aceleré mi paso.
Me encontré con dos chicas pasando, y el miedo me cegó igual que la adrenalina. No paré, como debería haber hecho y esconderme, solo las empujé a un lado escuchando sus exclamaciones de sorpresa.
Abrí la gran puerta de golpe, sintiendo el aire fresco darme en toda la cara. Me encontré con el jardín delantero. Y a unos metros, el portón.
El jodido portón que estaba abierto a sus anchas.
Mi salida.
¿Cómo estaba consiguiendo esto tan rápido? No quería pensarlo mucho, debía seguir corriendo.
Vi a poco espacio de la entrada dos autos grandes y negros, con sus puertas abiertas, y tres hombres ahí afuera, hablando. Debían ser los choferes, y un asistente, tal vez.
Si lo hubiera pensado mejor, si me hubiera escondido o pasado sin hacer lo que hice, tal vez las cosas hubieran salido mejor.
Me comporté como una típica humana estúpida que tomó malas decisiones al estar bajo presión.
—Ayuda… —susurré corriendo, sintiendo el miedo y la excitación al mismo tiempo. —¡Ayuda!— mi voz salió en un grito cansado. Voltearon a verme —¡Ayuda, me tienen secuestrada! —grité. Sin razonar ni pensar en las consecuencias, solo queriendo salir de ahí.
Vi cómo se alertaron, como uno de ellos frunció el ceño con preocupación, y como empezaron a caminar hacia mí. Vi sus inocentes ojos queriendo ayudarme, ajenos a la realidad que los estaba por alcanzar.
Lo estaba logrando.
Yo iba a… finalmente podría…
Y en el siguiente segundo, cuando ya estaba a un metro de ellos, sentí una ráfaga de viento golpearme el costado derecho.
Solo fue eso, una ráfaga que pasó por mi lado.
Sangre, sangre, sangre.
El jardín bien cuidado y de un verde brillante, estaba manchado, mojado.
Dañado.
Miré mis piernas, manchadas de sangre y por un momento creí que era mía. No podía respirar. Volví a mirar el jardín.
Restos de corteza cerebral, intestinos, huesos a la vista y piel.
Estaban despedazados.
Cerca de mí, rodó una cabeza con sus ojos abiertos, y la misma expresión que me dedicó antes.
Caí sobre mi espalda, mirándolo, sintiendo que me devolvía la mirada, pero no era así, sus irises estaban perdidos y se nublaban con el paso de los segundos.
Me recriminaba.
—Ah, Leia —la voz de Jaehyun sonó. Apareció delante mío y se agachó, tomando mi cara. Su cara estaba manchada de sangre. Todo él era rojo. Sus ojos ya no tenían el brillo que había visto hace horas, el tono ligeramente cálido que adquirió cuando hablamos no existía, ahora estaban apagados y fríos. —Te advertí sobre lo que pasaría si intentabas irte, ¿por qué no me hiciste caso? —sentí su mano manchar mi cara con la sangre que le goteaba.
—T-tú… —susurré, intentando todavía respirar.
—Tú, Leia. —respondió —Tú provocaste esto. —Hizo un ademán con su cabeza, señalando el jardín —Si tan solo te hubieras quedado leyendo el libro que traje…
Y mi voz apareció de nuevo. Solté un grito desgarrador, sintiendo arder mi garganta con el sonido y rasgar mi corazón y mis músculos internos. Jaehyun frunció levemente el ceño con una ligera molestia y se levantó, dándome vista otra vez a la masacre que había hecho.
Habían muerto, en un segundo Jaehyun los había destrozado.
Me agarró de la cintura, y me puso en su hombro. Empezó a caminar con tranquilidad, mientras yo todavía veía los restos de los muchachos que intentaron ayudarme, desparramados en diferentes posiciones, como carne cortajeada lista para venderse.
De mi garganta seguían saliendo gritos y sollozos fuertes con mis mejillas empapadas de lágrimas. Temblaba cada parte de mí, viendo el camino de sangre que Jaehyun dejaba al caminar. Hizo caso omiso a mis gritos, volviendo al interior de la casa.
Esta vez no subió las escaleras para llegar a mi habitación, como pensé que haría. Continuó recto, yendo por otro lado.
Intenté removerme, golpearle y dejarme caer, pero él oprimió más mi cintura, lastimándome. Vi en el camino a algunos de personal que a veces encontraba en mis días aquí.
Después de tanto tiempo me estaba mirando, como si ahora supieran que existía. Había pena en sus caras, pena dirigida a mí. Y podía leer en las expresiones de todos lo que querían decir.
Había cometido un gran error.
Entramos a otro cuarto y solo alcancé a ver el piso sin alfombra, hasta que Jaehyun me lanzó a un colchón delgado, también en el piso.
Gemí de dolor por mi espalda, mirándolo.
—Realmente creía que estábamos avanzando, pero era todo un plan tuyo. —Se puso de rodillas en frente mío, para estar a mi altura —¿Cómo pudiste creer que podrías escapar? Sé dónde estás todo el jodido tiempo, Leia.
Cerré mis ojos con fuerza, suplicando mentalmente que esto fuera un sueño, todavía llorando.
Sentí sus manos en mis brazos, y abrí los ojos.
—Estoy muy decepcionado de ti. —sus ojos brillaban otra vez, pero era como la primera vez que lo conocí, cuando estaba matando a esa chica, un brillo que representaba la misma muerte—. Te traté como cualquiera hubiera querido que le trate, pero aun así me traicionaste.
—Sólo mátame. —rogué entre hipidos, sintiendo el dolor en mis brazos por su fuerte agarre.
—¿Eso quieres? —su voz hizo eco en mi cabeza —¿Quieres que te destroze igual que a ellos? —asentí mirándolo fijamente y él titubeó—. ¿ ...de verdad no quieres estar conmigo? —negué con toda la sinceridad del mundo. Un atisbo de rabia hizo brillar sus ojos —. Lo intenté por las buenas, y no resultó. Ahora será por las malas.
Pestañeé y salí de mi ensoñación, con vértigo me di cuenta de lo que había pasado. Sus hipnotizantes ojos me habían dejado en un trance a propósito, lo que él aprovecho para poner mis brazos en mi espalda, sujetas por una cadena que iba hasta un poste al lado del colchón. Intenté levantarme, pero otra cadena en mi cuello me sorprendió y ahogó al mismo tiempo, me había puesto como a un animal al poste.
—E-espera… —tosí al jalar la cadena de mi cuello otra vez. —Jaehyun, espera, no…
—Uhm, siempre quise escuchar mi nombre viniendo de tu boca. —me miró con seriedad —no pensé que fuera en esta situación —sentí lágrimas calientes bajar por mis mejillas, y un ligero sabor metálico en mi boca. —¿Creías que eras una rehén, no? —caminó a la puerta —. Te quebraré Leia, te trataré como a una maldita rehén.
Y cerró la puerta de un fuerte golpe.
N/A
aAAAAAA, ESTABA ESPERANDO PODER SUBIR ESTO.
Hay ciertos capítulos que son bastante importantes en la historia de Leia y Jaehyun, y éste es uno de ellos. Son eventos que van marcando la relación entre los dos, ya sean buenos o malos.
Gracias por sus comentarios, me hicieron tan feliz🥰.
gracias por leer <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro