07
Con el paso de los días Jaehyun empezó a llevarme a más lugares de la casa, me dio un poco más de la libertad de la que él hablaba.
La casa era gigante, muchos cuartos, pasillos y escaleras.
Pero Jaehyun la conocía como la palma de su mano, parecía automática la forma en la que se guíaba para llegar a algún lado y de seguro podía caminar hasta con los ojos cerrados sin chocarse con nada.
Me mantuve obediente para no levantar sospechas, mi comportamiento fue igual de sumiso que siempre. Pero secretamente miraba cada detalle para recordar los pasillos. A veces eran las mujeres las que me llevaban donde Jaehyun, y como no me miraban mas que para darme un par de indicaciones, aprovechaba para ver las posibles salidas.
Y repitiéndolo cada vez, hice un mapa mental. Los agujeros se fueron llenando con cada día pasado y la ayuda que me daba el vampiro al mostrarme su casa.
Había notado que habían momentos donde Jaehyun desaparecía por varias horas, aunque no pregunté, él me dijo que tenía reuniones con sus socios.
Pude saber que eran solo los altos mandos que sabían que era un vampiro. Sin embargo, habían algunos socios que llegaban con choferes, y ellos se quedaban esperando afuera.
Por pura lógica, supuse que esos choferes no sabían qué era Jaehyun.
Bueno, rogaba que fuera así, porque si yo fuera vampiro, no querría que muchos sepan de mi existencia.
Así que empezamos el día.
Temprano una de las mujeres me llevó al comedor para desayunar con Jaehyun, siguiendo la rutina diaria. La comida siempre era variada, y eso me gustaba muy en el fondo. Rara vez se repetía algo y parecía que sus chefs tenían un amplio conocimiento de platillos extranjeros.
Los ventanales estaban abiertos y dejaban entrar el aire fresco y la luz del sol, había personas limpiando y caminando de aquí para allá. Ninguno me miraba todavía.
—Buenos días, Leia. —saludó mi secuestrador, asentí levemente.
—Buenos días.
—El desayuno que prepararon hoy está muy rico, ven. —sentí un poco de burla en su voz, claro, él no lo sabía realmente, solo lo hacía para mi supuesta comodidad.
Me senté en mi lugar habitual, junto a él, y ambos empezamos a comer al mismo tiempo. Él era tan elegante en todo lo que hacía, hasta la manera en la que agarraba los cubiertos era elegante, me preguntaba si no había sido de la realeza o algo así.
—¿Te gusta?— preguntó viéndome comer los panqueques de mora y chocolate.
—Están muy deliciosos—contesté con sinceridad.
—Bien, pediré que lo hagan más seguido. —asentí levemente, sin mirarle —. Te quería comentar, que hoy vendrán unos socios, así que como siempre, te pido que te quedes en tu habitación hasta que termine mi reunión, ¿sí?
Jaehyun me escondía de sus socios, en cada reunión me decía que me quede en mi habitación hasta que él venga a verme, y también pedía que me quede tranquila y lea algunas libros que tenía.
En otras palabras: Ellos no saben que te tengo aquí, así que no hagas ruido.
Obedecí todas las veces, quedándome hasta lo que suponía eran tres horas, luego él volvía a verme y sonreía de medio lado al verme sentada en la cama, leyendo y comiendo la merienda que me traían.
—Está bien. —dije cortando otro pedazo de mi panqueque —haré lo que me dices.
—Gracias—Y él igual siguió comiendo. —Te traje otro libro, para que leas—de sus piernas lo levantó, parece que lo tuvo aquí todo este tiempo. –Este es más antiguo, pero sé que te gustará. Noté que te gustan los libros de suspenso.
Asentí levemente y lo tomé, rozando sus dedos en el acto.
—Muchas gracias, lo leeré esta tarde.
—Me cuentas después de la reunión qué te parece la trama —le miré a los ojos. Sus especiales y encendidos ojos.
—Te contaré—me mostró una pequeña sonrisa, no una divertida, ni burlona, como las que siempre me daba. Parecía más sincera.
Terminamos el desayuno y él me dijo que podía ir a la sala de estar si así lo quería. Acepté y para mi sorpresa él caminó detrás de mí.
Normalmente después de comer él se iba a vete a saber qué, dándome mi espacio, pero ahora me estaba acompañando.
Era la primera vez que estaba en la sala de estar, igual que en todas las habitaciones que había visitado hasta el momento, tenía decoraciones antiguas y modernas. Me fijé en los muebles, había una mesita con una lámpara bastante peculiar, pero linda, sujetaba tres focos de lo que parecían ser brazos saliendo de un tronco.
Volteé a las vitrinas, donde había algunos objetos extraños. Medallas, collares, algunos dijes y un candado que parecía ser de oro.
—¿Te gusta?— me sobresalté al escuchar su voz en mi oído, estaba detrás de mí, muy cerca.
—Uhm… ¿q-qué es todo esto?
—Reliquias. —contestó sereno —. Bueno una pequeña parte.
—¿Por qué las tienes aquí?
—Las tengo alrededor de toda la casa, no solo aquí.
—Pero… ¿si te lo roban? Algunas parecen de oro. —dije viendo el candado que brillaba ante mis ojos.
—Y lo son, algunas son de oro, otras de rubí. Algunas tienen cientos de años y otras solo un par, vienen de países lejanos y cercanos, religiones y sectas —me explicó, sentía su aliento chocar contra mi piel. Me estaba poniendo nerviosa —Pero los tesoros no son para esconder, ¿no crees? Me gusta presumirlo. —Exhaló un poco, y sentí mi pulso ir más rápido. —nadie se atrevería a robar algo de aquí, saben que no se pueden meter con lo que es mío. —un escalofrío bajó por mi espina dorsal. —y si lo olvidan, con gusto se los puedo volver a recordar.
Se separó de un movimiento rápido, y yo pude voltearme recuperando el oxígeno, y golpeándome mentalmente mientras controlaba mi pulso.
Me miró desde arriba, con sus manos en su espalda, en una posición diferente y dominante, me hizo sentir más pequeña de lo que era a su lado.
—M-me gustaría ir a bañarme… si se puede— susurré lo último.
—Claro, le diré a Sara que te lleve.
Sara era la mujer número 1, lo pude descubrir hace dos días cuando la llamó para traerme un vaso de agua y ella llegó casi de inmediato.
Vino en un par de minutos, después de que Jaehyun la mandó a llamar y le dio una pequeña reverencia. Jaehyun le indicó que me quería bañar y ella asintió.
Me despedí de Jaehyun y él dijo que nos veríamos más tarde. Subí con Sara a bañarme, como de costumbre, ella estuvo dentro conmigo, pero ya no me desnudó, solo me pasó la esponja por la espalda y dejó que me lave sola el cabello.
Al terminar me dio una bata blanca, y me llevó a mi habitación, vio como me cambiaba y levanté el libro que Jaehyun me había dado, mostrándoselo.
—Creo que leeré un poco.
—Le dejaré entonces. —se dio media vuelta y se fue. Me senté en la cama con la vista perdida, los pequeños cambios en Jaehyun y el personal demostraba que en efecto; me estaba dando más libertad.
Pero no era suficiente.
Yo quería salir de aquí, quería volver con mi familia, ser libre.
Hoy era el día.
N/A
Mi gente, el siguiente capítulo es muy importante, stay tuned xd.
Y también quería preguntarles qué piensan de cómo va el fic hasta ahora, me gustaría saber sus opiniones pq luego pienso que a nadie le gusta *sobs*.
gracias por leer <3
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