Las palabras se atascaron en mi garganta y no pude decir más, la pequeña valentía y tal vez comodidad, si ibamos más lejos, desaparecieron en un parpadeo.

—Dime, Leia —habló otra vez. — ¿Cuántos años tienes?

¿Cuál era el punto de hacer éstas preguntas?

Entendía que quisiera conocerme más, pero estaba segura que él ya conocía mi edad a pesar de no haberlo dicho hasta ahora. No podías simplemente saber mi plato favorito y estar ajeno a la edad que tengo.

No rodé los ojos por amor a mi vida.

Una buena muñeca.

—Tengo 20 años.

Asintió lentamente, y yo di un vistazo alrededor del jardín. El día estaba cálido y agradable, desde un punto de vista ajeno nos hubiéramos visto como una pareja disfrutando de un desayuno en el sol, aprovechando el buen tiempo y el bonito jardín para ponernos al día de diferentes cosas.

—¿Y qué querías estudiar? —solté una pequeña risa incrédula, sin poder aguantar la sinvergüenzura de aquél hombre.

—No creo que esté bien que me preguntes esas cosas… —solté en un murmullo, girando el bollo de azúcar con mi cucharilla.

— ¿Por qué? —levantó las cejas con confusión.

—Porque me quitaste eso—apreté la cucharilla con fuerza.

—Mhm… —miró arriba, donde estaba la sombrilla —, no lo veo de esa manera, en vez de hacer lo que mucha gente de tu edad hace, te di la oportunidad de vivir algo diferente.

Tragué saliva, recordando otra vez los planes que tenía el día que me secuestró. Toda mi familia y mis amigos, los extrañaba muchísimo.

—Amo Jung —el mismo señor que no me miró, y no lo hacía todavía por cierto, apareció en frente nuestro —Señor, lo buscan en el teléfono.

—Ya voy. —el señor asintió y se fue, Jaehyun se levantó —Volveré en un segundo, es una llamada importante. Sigue disfrutando de tu desayuno, muñeca.

Y empezó a caminar con dirección a la casa. Me quedé unos segundos mirando la mesa, y algo hizo click en mi cerebro, tal vez las neuronas todavía funcionales se activaron.

Miré alrededor.

No había nadie cerca, ni las mujeres que me cuidaban, ni Jaehyun que se había ido a no sé dónde, esperaba que fuera de mi vida. Era una oportunidad única, literalmente.

Me levanté y empecé a caminar alrededor del jardín amplio. Me di cuenta que estaba en la parte trasera de la casa, y según mi memoria, seguimos el usual camino por el comedor y llegamos aquí. Entonces la puerta de salida debía estar del otro lado de la casa, ¿Pero qué tan lejos?.

Avancé más por el jardín, yendo por un costado de la casa (o mansión), todo estaba rodeado de rejas elegantes y altas, bastante altas. No era una opción escapar por ahí, jamás lo lograría, no había de dónde sujetarse para escalar.

Aunque podría pasar por en medio, eran gigantes, pero también un poco separadas. Yo era delgada, así que tal vez podría hacerlo, desde aquí se veía como para que pueda pasar apenas.

Di más pasos, cuidando de no pisar ninguna flor en el camino, me daba pena viendo que eran tan bonitas.

Pude llegar al inicio del jardín delantero, y vi el portón.

Perfectamente cerrado, pero estaba ahí.

Mi salida.

Escuché una puerta abrirse, y retrocedí para que no me vean. Una señora apareció, pasándose por el otro lado. ¿Era la puerta principal por la que había salido?

Confiaba en que sí, y si había salido así, significa que no estaba cerrada con seguro.

Bueno, honestamente no tenía ni idea, quería creerme a la Sherlock cuando solo trataba de ver la mejor situación en todo esto.

Pero algo bueno me tenía que pasar de una vez por todas.

Me di media vuelta volviendo a la mesa a paso rápido, me senté rápidamente, y respiré profundo para calmarme. Volví a agarrar la cucharilla y batí el té para entibiarlo, le di una mordida al bollo de azúcar y lo tragué rápido.

Un poco después Jaehyun volvió. En ese tiempo tal vez hubiera podido asegurarme de que esa era la puerta principal, pero no me quería arriesgar. No ahora.

—Siento eso, pero llaman en cualquier momento. —asentí, intentando fingir que era comprensiva.

—Uhm… ¿amigos? —pregunté en tono bajo.

—Socios. —se apoyó en el respaldar de su silla —No creas que me quedo mirando el cielo todo el día, muñeca. Tengo negocios y proyectos con varias personas importantes, me dan beneficios, y yo les doy los suyos.

— ¿Acaso saben que eres un…? —no quería decir esa palabra, seguía sintiéndose extraña en mi lengua.

—Sí, saben que soy un vampiro. —le miré a los ojos, y él ya me miraba fijamente, como siempre.

—¿No te tienen miedo?

—Claro que sí, el suficiente miedo como para no delatarme ni hacerme nada, además de que sería inútil. Sus intereses son más grandes —entrecerró ligeramente sus ojos al encontrarse con mi mirada.—Es un ganar-ganar, Leia. Como todo en este mundo.

Terminé el bollo de azúcar y alejé un poco el platillo. De verdad que la humanidad seguía jodiéndose si habían personas que hacían tratos con criaturas solo por intereses y poder.

—¿Qué ganas teniéndome?

Me había dado cuenta con el pasar de los días que le gustaba que le haga preguntas, le gustaba que le ponga interés a esta extraña relación que teníamos, pero aun así intentaba no hacerle enojar, y la mayor parte del tiempo pensaba bien lo que iba a salir de mi boca.

—A ti. —respondió rápidamente, haciéndome fruncir el ceño.

—¿A mí?

—Sí —Apoyó sus codos en la mesa —Tú y toda la experiencia que me vas a dar.

—¿Soy un experimento?

—Eres una muñeca. —miré al costado, analizando sus palabras con cuidado, pero estaba confundida.

—No entiendo…

—Soy un vampiro desde hace muchísimos años, he vivido todo lo que te puedas imaginar, e incluso más, por lo que seguir “vivo” —hizo comillas con sus dedos —puede volverse tedioso. Así que cada tanto, encuentro a una persona que me interese, que resalte del resto ante mi vista. La tomo y la vuelvo mi muñeca, pero eso no significa que sea un experimento, como dices. Es una compañía, una aventura nueva. Aunque debo admitir que las últimas muñecas que tuve adquirían el mismo patrón de comportamiento, eso me fastidiaba mucho.

Se volvían aburridas.

—Normalmente las encuentro, las sigo un tiempo, e investigo bien para saber si de verdad serán mis muñecas —continuó.

—No hiciste eso conmigo.

—Ajá. Las cosas se dieron de manera inesperada contigo —sonrió de lado, mostrando sus dientes blancos. —Decidí tenerte desde el primer momento que te vi, por eso estoy tan interesado en ti.

—No tengo nada de especial.

—Te equivocas. Tú no lo ves, pero yo sí, lo veo a cada momento, y eso se está impregnando en toda la casa. —sonaba demasiado turbio y hasta asqueroso si lo decía así—. Actúas como las demás chicas, pero al mismo tiempo no, es único —un destello cruzó sus irises.

Santo Dios. Yo había intentado ser lo más sumisa posible, hacía lo que él decía y cuando lo decía, fuera de eso no existía, hacía las preguntas que suponía él quería oír, y actuaba como creía que él quería que actúe.

Había seguido el consejo de Mujer número 1 por varios días, y no estaba dando resultado.

Sentí que estaba cayendo más profundo.

—¿No me vas a soltar? —pregunté en un hilo de voz.

—No. Estás siendo bastante buena, eso causa que te quiera tener más cerca.

Mierda, mierda, y más mierda. Esto no está saliendo bien.

N/A

jelooouuu. Traigo un nuevo capítulo y un anuncio.

Publiqué un nuevo fic, pero ahora de Mark, vayan a darle un vistazo igual, está en mi perfil obvio jaja :(

gracias por leer <3