02
Sentía el agua caer por mi espalda hasta llegar al fondo de la tina, en lo que utilizaban esponjas suaves para lavar mis brazos.
Las mujeres no me habían hablado en ningún momento, ni siquiera hacían algún sonido simulando ser de plástico. Una me frotó la cabeza con suavidad.
Gemí de dolor cuando tocó mi herida, y sentí como se paralizó detrás mío, alejando sus manos rápidamente como si yo tuviera alguna enfermedad viral.
La otra mujer levantó su cabeza al instante, dejando de aplicar shampoo en la esponja.
Yo no volví a quejarme, y ellas después de unos segundos volvieron a su trabajo.
Había sido extraño.
Me estaba dejando hacer todo, como que me desnuden y me metan a la tina con mi vista perdida en el agua y el vapor que salía.
Pero me sentía jodidamente asustada, y tenía un nudo en la garganta que no había dejado salir y seguía creciendo.
No entendía por qué estaba aquí, ni por qué estas mujeres actuaban con normalidad, cuando era obvio que yo había sido secuestrada.
Tampoco entendía cómo ese hombre, Jaehyun, supo mi nombre.
¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? ¿Dónde estaba? ¿Quién es el hombre que me secuestró? ¿De verdad asesinó a esa mujer?
Solo podía recordar que quería estar en mi cuarto viendo youtube, contándole a mis padres cómo me fue, y que ya estaba a un paso de entrar a la universidad que deseaba y por la que tanto me esforcé.
Las mujeres terminaron de lavarme dejando un olor a vainilla en mi piel, y me sacaron con cuidado, vistiéndome sin ninguna queja de mi parte. Me pusieron unas pantuflas negras alcolchadas, y me guiaron a otro cuarto.
Me fijé en lo que había. Era un dormitorio, con una cama queen size, un pequeño librero lleno, muebles para guardar la ropa y el piso alfombrado.
Se me fue el aliento al atar los cabos.
No había nada que demostrará que Jaehyun dormía aquí, pero sí había cosas para que alguien más lo haga. Un cuarto totalmente equipado.
Una de las mujeres abrió el ropero doble de madera, donde había con bastante ropa, doblada. Vestidos, poleras, pantalones, etc.
Algo que estaba segura, Jaehyun no utilizaría.
Mirar eso provocó que el nudo de mi garganta se rompa, negué torpemente con la cabeza, mis labios se fruncieron y mi cara se contrajo. Mis piernas fallaron por sexta vez, y caí de rodillas en frente del ropero, llorando.
Mi cabello seguía goteando por la reciente ducha y mojaba el piso alfombrado debajo de mí, igual que la parte de tela que cubría mis hombros.
—Señorita... —finalmente una de ellas habló —Párese, por favor.
—¿Qué mierda es todo esto?— pregunté entre sollozos —¿Quiénes son ustedes?—No respondieron. —P-por favor, él me secuestró— levanté la mirada al hablarles, una de ellas hizo una mueca que se pareció a pena —é-él mató a una chica, tienen que dejarme ir...
Les estaba rogando que me ayuden, mis ojos y gestos les pedían a gritos la salvación.
—Señorita, si sigue llorando el amo Jung la escuchará. —Me dijo la otra con tono serio que no dejaba espacio a réplicas. —Deje de llorar, se lo pido amablemente. —no sabía si era una advertencia o un consejo, pero mi instinto me dijo que la escuche, porque había cierto peligro tiñendo esas palabras.
Respiré profundo para parar de gimotear, tragando saliva y cerrando mis ojos con fuerza, buscando desaparecer las lágrimas.
Ellas no se acercaron más, y yo me quedé viendo el piso alfombrado, sintiéndome vacía.
Habrán pasado algunos minutos donde ninguna se movió.
—Señorita Kang— cuando pronunció mi apellido sentí un malestar, pero era claro que si ya sabían mi nombre, mi apellido estaba en el paquete —Tenemos que secarle el cabello antes de que baje a encontrarse con el amo Jung.
Intentó acercarse, y yo levanté mi mano enfrente de ella, deteniendola.
—No me toquen.
Tenía esperanzas de que ellas me podrían ayudar, pero estaban muy indiferentes ante todo, habían visto la sangre en mi ropa y ni parpadearon, ni se inmutaron y probablemente fue cosa de cada día. Ellas eran cómplices.
—Necesitamos...
—Dejé de llorar como me dijo, ahora no me toque.— le interrumpí secamente. Tenía la sensación de que ellas no querían que me hiciera ningún tipo de daño, porque me estaban tratando como una muñeca a cuerdas, controlando cada movimiento que debía hacer.
Me levanté tambaleante.
—Si no le secamos el cabello puede enfermarse.
—Tengo una maldita herida en mi cabeza a causa de ese hombre al que le dicen "amo", y aún así no me ayudarán— escupí con rabia.
La puerta sonó, y una voz suave se escuchó desde afuera.
—La cena ya está lista, el amo Jung está esperando abajo.
—Nos tardamos mucho. —susurró una de ellas con preocupación.
—No hay tiempo de secarle, tiene que ir.
—No voy a ir a ningún lado. —murmuré dando dos pasos atrás, no era una puta marioneta, yo podía decidir.
Aunque era bastante inútil en esta situación.
—Señorita Kang, si no va a encontrarse con el amo, será muchísimo peor para usted, es por su bien— se acercó un paso.
—Háganos caso, si quiere vivir todavía.
Sus voces eran serenas pero con muchas advertencias de por medio y un ligero tono suplicante, igual que sus miradas.
Apreté mis puños e hice una mueca, dudando si desobedecer era lo mejor ahora.
Mi estómago se contrajo y preferí hacerles caso, aún cuando quería resistirme hasta la muerte.
Me guiaron por toda la casa, que ahora que la veía bien, no era una casa solamente. Parecía una mansión, con pasillos grandes y largos, muchas puertas y decoración de época. Me recordó un poco a la película de La Bella y la Bestia, tenía ese aire por una parte, solo que aquí también habían aparatos electrónicos de último modelo, cosas que había visto en anuncios y no soñaba con comprar de lo carísimos que eran, y gente que parecía de limpieza, los cuales pasaron por mi lado como si no existiera.
Nos paramos en frente de dos puertas grandes, y las mujeres que me guiaban lo abrieron al mismo tiempo, dándome plena vista a un comedor grande. Había una combinación de velas y focos modernos, era súper extraño, como si viviera en dos épocas diferentes hubieran chocado.
Y ahí estaba Jaehyun, sentado al principio de la mesa con vista a mí.
Llevaba una camisa color vino con los primeros dos botones sueltos, y las mangas arremangadas.
—Me alegra que estés puntual.
Temblé en mi lugar.
—Acércate, la comida se enfriará.
Caminé lentamente, porque aunque él estaba calmado, había algo extraño en la forma que me miraba y hablaba.
Me indicó con la cabeza que me siente a su lado, en un costado. Tragué saliva y me senté despacio, intentando disimuladamente alejarme lo más posible, recorriendo la silla atrás. Miré un plato de sopa en frente mío de color verde claro.
Sentía su mirada quemarme.
—Tu cabello está mojado.
Las mujeres se tensaron, las vi de reojo y sentí el nerviosismo emanar de sus cuerpos, puesto que seguían paradas esperando a mi lado.
Apreté mis puños debajo de la mesa.
—Déjennos solos, quiero hablar con Leia.
Se fueron todos al instante, desde los que tenían bandejas pequeñas hasta los que llevaban vasos y velas, cerraron la puerta y nos envolvimos en el silencio con el que había llegado.
—Y bien, ¿no tienes preguntas?
Él se quedó esperando pero me mantuve callada.
—Mírame —su voz volvió a hacer eco, esta vez dentro de mi cabeza.
Levanté la mirada automáticamente, viéndole a los ojos.
—Pero qué... —dije en un hilo de voz, Jaehyun entrecerró sus ojos con diversión.
Finalmente pude fijarme bien en su físico.
Su cabello era castaño, peinado hacia atrás con un mechón suelto adelante. Su piel era muy pálida, tenía unos ojos cautivantes, de un color extraño combinado en un rojo con naranja, pero era atrayente. Una nariz recta y pequeña, terminando en una cara angulosa y masculina. Sí, era muy atractivo.
—¿Te gusta lo que ves?— se acercó un poco.
—¿Qué estás haciendo?-— susurré.
—Te estoy controlando, Leia.— contestó tranquilo.
No quería creerle, pero no podía dejar de mirarlo, como si alguien invisible obligara a mis ojos a no moverse fuera de Jaehyun.
—Bien, puedes comer. —Salí de mi ensoñación y rápidamente agarré una cuchara con sopa y la metí a mi boca, tragando con rapidez. Estaba aterrada. —Te voy a explicar un poco las cosas, entonces. Me encontraste en un momento inconveniente... para ti— empezó entrelazando sus dedos, mi brazo siguió llevando cucharadas de sopa a mis labios entre abiertos —Si hubiera podido elegir, no tendrías tal primera impresión de mí. Pero es lo que pasó, y en parte es bueno, así no tengo que mentirte. También lamentó haberte lanzado una piedra, a veces olvido que mi puntería es perfecta.
Quisiera negarlo, pero la sopa sabía bastante bien, aunque estuviera siendo encajada en mi garganta.
—Me llamó Jung Jaehyun— se presentó —Ahora estás en mi casa, en un lugar que nunca conociste ni lo harías si no hubiera pasado esto. Te quedarás aquí todo el tiempo que yo lo desee, sin embargo, no puedes salir, y será así hasta que me aburra de ti y te mate.— Me atraganté con la sopa y solté la cuchara, dejando que caiga al piso, Jaehyun siguió tranquilo, mientras yo tosía. —Esperaba que hagas la pregunta que todos hacen después de conocerme, pero me equivoqué otra vez— su mano se acercó a mi barbilla y la levantó con suavidad para que lo mire —Leia, yo soy un vampiro.
Mi pulso se aceleró, e intenté hacerme para atrás, pero él me sujetó más fuerte, anticipándose.
—Seguro escuchaste todos los mitos, y creíste que no eran verdad. Y está bien, porque mi plan no es que me conozcan todos, solo algunos lo hacen, y muy pocas duran tanto como tú.
—T-tú... —susurré.
—Tengo más de 550 años. Perdí la cuenta exacta hace unos 100, y sí, soy inmortal.
—Eso no es posible... —balbuceé.
—Oh, es muy posible. Pero no para ustedes.— Se acercó más y sentí su aliento rozar mi piel —No tengo que decirte que no soy humano, ¿cierto?. Pero no soy de por aquí, vengo de otro lugar, donde las cosas funcionan diferente.
—Suéltame. —encontré mi voz para hablarle.
—Vivo a base de sangre, y aunque es muchísimo mejor la humana porque son una especie muy única, también pruebo animales... de vez en cuando.
—S-suéltame.— repetí removiéndome.
—Y tú, Leia. —continuó ignorándome —Eres mi nueva muñeca— chasqueó la lengua. —La última muñeca que tuve murió hace tres meses, una pena.— negó decepcionado —Era obediente, pero me aburrió luego de un tiempo, la conservé cinco meses.
Sollocé otra vez al escucharle, y Jaehyun me miró con fascinación.
—Siéntete afortunada, eres de las pocas que me interesó tanto como para volverla mi muñeca.— negué con desesperación, queriendo que quite su mano de mi barbilla. —Quiero saber qué sorpresas tendrás...
La puerta se abrió y entró una chica joven, con una bandeja con copas y una botella negra.
Jaehyun me soltó para enfocarse en lo que ella traía, y yo me fui hacía atrás llorando y haciendo tambalear levemente la silla, todavía sintiendo su mano en mi barbilla a pesar de que la había quitado.
—Ya estaba sintiendo hambre.— le dijo encantadoramente a la chica, ella se inclinó brevemente y puso las cosas en frente de nosotros, sólo que a él le sirvió de la botella negra, y a mí me dio agua. Cuando Jaehyun llevó la copa a su boca distinguí lo que era. Espeso y oscuro, sangre. —Levanten el plato, no creo que ella lo termine.— Otra mujer entró y levantó el plato y la cuchara que se había caído.
N/A
estoy pasando todos los capítulos aquí y si calculo, ya tengo hasta el 20 y tantos escrito, tal vez por eso estoy subiendo tan seguidoxd.
Gracias por leer <3
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