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two. on the radar

OO2 | ON TH RADAR

El sol estaba ya había empezado a ocultarse detrás de las colinas cuando Vanessa y Theodore llegaron a su nueva casa después de su primer día en Maxton Hall. La mansión estaba en silencio, excepto por el ocasional crujido de las escaleras de madera y el susurro del viento a través de los árboles del jardín. A diferencia de la mañana, el ambiente era bastante tenso.

—Señorita Vanessa, joven Theodore, su padre ha regresado. Está en el salón principal y desea hablar con ustedes.

Vanessa y Theodore intercambiaron miradas de preocupación. Esperaban que algo surgiera de imprevisto en su trabajo para no tener que verlo, ya que sabían que la llegada de su padre solo traería problemas. Con un suspiro, Vanessa asintió y siguió a Alfred hacia el salón principal. Theodore, con los puños apretados, caminó a su lado.

Al entrar, encontraron a su padre, Thomas Wagner, de pie junto a la chimenea. Su presencia era imponente, y el silencio en la habitación parecía más denso debido a la tensión que emanaba de él. La luz del fuego iluminaba su rostro severo, y la sombra que proyectaba parecía agrandarse con cada paso que daban sus hijos.

—Vanessa, Theodore, es bueno verlos.

—Padre, no sabíamos que ya habías llegado.

Thomas ignoró el sarcasmo de Theodore y se dirigió a ambos con una mirada que mezclaba severidad y desprecio.

—He estado ocupado con asuntos de la empresa —habló el hombre con desinterés—. Pero ahora que estoy aquí, quiero asegurarme de que ambos estén bien adaptados a su regreso a Alemania y a Maxton Hall.

—Nos estamos adaptando, padre. Aunque, como te imaginarás, no es fácil después de tanto tiempo —Vanessa respondió con tranquilidad.

—Lo comprendo. La transición no es sencilla, pero confío en que ambos serán capaces de manejarla —Thomas musito, cruzándose de brazos—. Y espero que no me hagan pasar vergüenza. ¿Entendido?

Los menores asintieron sin dudarlo. A los pocos segundos, el silencio volvió a instalarse en la habitación.

—Desde la muerte de su madre, lo único que he hecho es tratar que tengamos una vida más estable —Thomas continuo, haciendo que sus hijos fruncieran el entrecejo con enfado.

—¿Una vida estable? ¿Eso incluye mudarnos de un continente a otro sin previo aviso? —Theodore cuestionó con ironía.

Thomas frunció el ceño ante la confrontación de Theodore y dio un paso hacia él. Vanessa sintió como su ritmo cardiaco aceleraba al notar el enfado en los ojos de su padre.

—Theodore, no estás en posición de cuestionar mis decisiones. Lo que hago es por el bien de esta familia, aunque no lo entiendas —el hombre dijo con seriedad—. Y más te vale comportarte como es debido.

En ese momento, Thomas levantó la mano en un gesto que hacía que Theodore se tensara, recordando veces anteriores. Al ver su acción Vanessa intervino rápidamente, temiendo una confrontación física.

—Padre, apreciamos tu esfuerzo. Solo necesitamos tiempo para adaptarnos a todo esto —la rubia murmuró, cabizbaja.

Thomas la miró con desdén, pero bajó la mano con lentitud.

—De acuerdo. Tomemos las cosas con calma. Estoy aquí ahora, y quiero que intentemos superar esto juntos. Pero no toleraré insubordinación. ¿Está claro?

Vanessa se apresuró a asentir con una mueca, dándole un golpe a su hermano para que imitara su acción. Este lo hizo de mala gana.

—Buenas noches, padre —la Wagner dijo, forzando una sonrisa.

—Buenas noches.

Y sin decir nada más, Vanessa y Theodore se dirigieron a sus habitaciones, dejando a Thomas solo en el salón. Mientras subían las escaleras, Vanessa le dio un leve apretón en el brazo a su hermano, intentando transmitirle apoyo.

—Estaremos bien, Theo. Lo superaremos juntos.

—Espero que esta vez sí tengas razón.

Una vez en su habitación, Vanessa cerró la puerta y se recostó contra ella, dejando escapar un suspiro profundo. La tensión en su cuerpo no disminuía, y la incertidumbre de lo que vendría le oprimía el pecho. La relación con su padre siempre había sido una fuente de angustia y temor. Desde la muerte de su madre, la situación solo había empeorado. Thomas, era incapaz de manejar su propio dolor, así que descargaba su frustración y rabia en sus hijos, dejando cicatrices tanto físicas como emocionales.

Vanessa caminó hacia su ventana y miró hacia el jardín. La luna comenzaba a asomarse entre las nubes. A pesar de la belleza del entorno, la casa se sentía como una prisión.

Al otro lado del pasillo, Theodore estaba sentado en su cama, mirando fijamente la pared. La interacción con su padre le había dejado un nudo en el estómago. Cada palabra, cada gesto, le recordaba los innumerables momentos en los que había sido sometido a la ira de Thomas. Sentía una mezcla de rabia y desesperación, deseando poder proteger a su hermana y a sí mismo de aquel hombre.

Mientras Theodore se encontraba perdido en sus pensamientos, la puerta de su habitación se abrió ligeramente y Vanessa asomó la cabeza.

—Theo, ¿puedo entrar?

—Claro, entra.

Vanessa sonrió y lentamente cerró la puerta tras ella y se acercó a su hermano, sentándose a su lado en la cama. Ambos se quedaron en silencio por un momento, compartiendo la carga de sus pensamientos sin necesidad de hablar.

Mientras tanto, Thomas permanecía en el salón, bebiendo un whisky y mirando las llamas danzantes en la chimenea. Sus pensamientos eran un torbellino de frustración y remordimiento, pero su orgullo y su dolor lo mantenían atrapado en un ciclo de comportamiento destructivo. En el fondo, sabía que su relación con sus hijos se estaba desmoronando, pero no sabía cómo romper las cadenas de su propia ira y desesperación.

La mansión, a pesar de su esplendor, era un lugar de sombras y secretos. Pero a pesar de eso, los hermanos Wagner sentían una esperanza que ni siquiera la ira de su padre podía extinguir por completo.




































🍷🏛🥀




































Hacía apenas unos minutos que Alfred había dejado a los hermanos Wagner en Maxton Hall. Ahora, Vanessa se encontraba deambulando sola por los pasillos de la escuela, ya que Theodore la había abandonado para inscribirse en el equipo de lacrosse.

La chica tenia pensando tener una caminata tranquila hacia su salón, sin embargo, supo de inmediato que eso no iba a ser posible cuando reconoció la figura de James Beaufort caminando hacia ella. El chico la observaba con una mirada desafiante, parecía dispuesto a cualquier cosa para proteger el secreto de su hermana. Vanessa, por otro lado, emanaba una confianza igualmente desafiante, demostrando que no se dejaría amedrentar fácilmente.

Antes de que alguno de los dos pudiera decir algo, James jaló a Vanessa por la muñeca, empujándola dentro de uno de los tantos salones que se encontraban vacíos.

—Renegociemos.

—Si vuelves a poner dinero en mi mano hare que te lo comas —la rubia amenazo.

—¿Qué quieres de mi familia? —James preguntó, negándose a rendirse. Si había algo que odiaba de la chica, era su actitud. Todos decían que eran como dos gotas de agua, pero él se oponía por completo ante esa idea.

—Ahora me conformaría con una orden de restricción.

— ¿Te crees muy graciosa?

—Theodore y Alfred dicen que tengo futuro como comediante —respondió con diversión, haciendo que el chico frente a ella rodara los ojos con fastidio.

—Todos tienen un precio, Nessa. ¿Cuál es el tuyo?

La aludida no respondió, simplemente se limitó a cruzar los brazos sobre su pecho con una mirada de superioridad. Por otro lado, James se le quedo mirando lo que había parecido una eternidad, como si estudiara cada uno de los centímetros de su rostro e intentara descubrir cuáles eran las intenciones de la chica.

Vanessa no pudo evitar tragar en seco cuando se dio cuenta como el chico había bajado la vista a sus labios, después a su barbilla y el cuello, y más abajo.

—Mis ojos están aquí arriba —tentó. James sonrió con diversión, para luego comenzar a quitarse el chaleco de su uniforme con tranquilidad. La chica frunció el ceño con confusión ante su acción—. ¿Qué estas haciendo?

—No te culpo si quieres tener una aventura con el chico más guapo de toda la escuela.

Al escucharlo, Vanessa se permitió dejar salir una carcajada irónica. No entendía como es que podía haber tanta vanidad y egocentrismo en un solo cuerpo.

—Te estás dando mucho mérito, Beaufort.

—¿En serio? —preguntó, comenzando a desabrocharse los botones de su camisa. Vanessa lo observó con una ceja alzada—. Porque hasta donde yo recuerdo, no decías lo mismo hace dos años.

—Creo que tu perspectiva de la realidad está bastante distorsionada, Beaufort —la rubia lo interrumpió—. ¿Esta es la primera vez que te prostituyes?

—Bueno, no ibas a aceptar el dinero. Ya sé que tienes mucho.

Vanessa sonrió con diversión, para luego dar un paso al frente. Estaban demasiado cerca. Ahora podía sentir como su respiración se mezclaba con la de James.

—Juro por dios que si no te largas de aquí me voy a encargar de dejar a la familia Beaufort sin legado.

La sonrisa juguetona que adornaba el rostro del rubio desapareció en cuanto escucho sus palabras. Se había dado cuenta de que hablaba en serio, así que no sabía qué hacer para asegurarse de que no dijera nada sobre el secreto de su hermana.

—¿Sabes? No soy yo quien te deberia de preocupar —Vanessa murmuró.

—¿De qué hablas?

—No soy la unica persona que vio a Lydia con el profesor Sutton —explicó con desinterés. James se enderezó en su lugar, demostrando que estaba prestandole atención. 

—¿Quién más lo hizo?

—Ruby. Ruby Bell.

James hizo el intento de decir algo, sin embargo, se vio interrumpida cuando la puerta del salón en el que se encontraban se abrió de dos en dos, dejando ver a Theodore Wagner, quien tenía una mueca de sorpresa en su rostro.

—¿De verdad quiero saber que están haciendo a solas en este salón? —el castaño pregunto con lentitud. La diversión se podía distinguir en su tono de voz.

—Cállate —su hermana murmuró, alejándose lo más rápido que pudo de James.

—Solo estaba preguntando —se defendió. Vanessa rodó los ojos con fastidio, para luego caminar hacia la puerta— Nos vemos en el partido, James.

A forma de despedida, el rubio elevó su cabeza al aire.

Cuando ambos hermanos se encontraron lo suficientemente lejos, Theodore observó a su hermana con una sonrisa traviesa en los labios mientras se acercaba a ella.

—¿Qué tenemos aquí? ¿La señorita Wagner en una situación comprometedora? —bromeó, imitando la voz de un periodista. Vanessa levantó una ceja, fingiendo indignación ante la broma de su hermano.

— Oh, por favor, Theodore. No empieces con eso —se quejó—. Solo estábamos hablando.

—¿Y no se te ocurrió que tal vez podrían haber elegido un lugar menos... Romántico para eso?

—Oh, claro. Porque claramente eligió el aula de literatura del tercer piso para impresionarme con su conocimiento de Shakespeare —Vanessa ironizó, haciendo que una carcajada saliera de los labios de su mellizo.

—¿Y lo hizo? ¿Te impresionó con su conocimiento enciclopédico de Romeo y Julieta?

—Por supuesto que sí. De hecho, planeamos reescribir la obra con un final feliz. ¿Quieres unirte?

—¿Quién sabe? Tal vez podría hacer una aparición estelar como el Príncipe Escalus.

Vanessa negó, dándole un suave empujón a su hermano. Este se llevó una mano al pecho, finiendo estar dolido.

—¿Qué te dijo el entrenador? —la rubia preguntó, recordando que su hermano tenía una conversación pendiente con el hombre.

—Que estoy dentro del equipo —Theodore respondió, sonriendo levemente.

—¿Tan rápido?

—Antes de irnos yo era uno de sus jugadores estrellas, así que no tiene dudas sobre mis habilidades, pero quiere ver como es mi desempeño en cancha —explicó vagamente—. De hecho, me pidió que jugara en el partido de hoy.

—¿Eso significa que voy a tener que quedarme a verte jugar? —la chica se quejó, soltando un suspiro.

—No estas obligada, pero si yo fuera tú me quedaría a ver como destruimos a East View en la cancha.

—Con eso me convenciste.



































🍷🏛🥀




































Vanessa estaba sentada en las gradas, observando con impaciencia como los jugadores del equipo de lacrosse se posicionaban en la cancha. No era una gran fan del deporte, pero se iba a encargar de que su hermano recibiera todo su apoyo.

—Bienvenidos al segundo encuentro entre Maxton Hall y East View —el presentador habló, haciendo que todos le prestaran atención—. Tras el último partido contra East View, la única pregunta es si el equipo de Maxton Hall podrá continuar con su racha de victorias.

Cuando aquel hombre terminó su discurso, el silbato del árbitro le dio inicio al partido. James no lo dudo y se lanzó al campo con determinación. Su agilidad y destreza eran evidentes mientras se abría paso entre los jugadores rivales, esquivando hábilmente cada intento de bloqueo.

El rubio logró interceptar el balón, corriendo con una velocidad impresionante hacia la portería rival. Con un lanzamiento preciso, el balón atravesó la red con un estruendoso gol, desatando la euforia entre los espectadores.

Vanessa observó con diversión como James bailaba en el centro de la cancha tras haber anotado un punto a favor de Maxton Hall. Era un presumido, pero aun así era divertido de ver.

El partido continuó, y Vanessa se levantaba de su asiento para gritar cada vez que su hermano anotaba un gol. Theodore siempre había destacado en el área deportiva, pero a diferencia de su antigua escuela, ahora parecía disfrutar de ello.

La chica Wagner dejó de prestarle atención al partido en cuanto vio como Maxton Hall no dejaba de anotar punto tras punto. Se había vuelto algo monótono.

Sin embargo, se vio a concentrarse nuevamente en cuanto escucho gritos y murmuros llenos de terror y sorpresa provenientes de la multitud. Cuando elevo la mirada, logró darse cuenta de que Alistair estaba golpeando con toda su fuerza a su oponente en el costado.

A pesar de que el silbato ya había sonado incesantes veces, el chico no se detuvo. Se necesitaron a varios jugadores para separar a los combatientes.

Al poco tiempo después, el árbitro expulsó a Alistair del terreno de juego.

Éste se encamino al borde del campo, quitándose el casco y la protección de la boca sin delicadeza.

Vanessa frunció el ceño ante su actitud, y decidió encaminarse hacia su amigo. Una vez que estuvo a su lado dijo:

—¿Qué fue todo eso? —preguntó con curiosidad. Sabía que el chico no sería capaz de golpear a alguien sin razón alguna.

—Ese imbécil casi le rompió el cuello a Kesh la ultima vez. Se lo merecía —explicó con enfado. Vanessa asintió, entendiendo su actuar—. Quise darle un par más a McCormack pero la arbitra fue muy rápida.

La rubia sonrió con diversión, dándole un suave empujón a su amigo, quien se lo devolvió de la misma forma.

—¿Vienes a ver a James?

—A Theo —corrigió. Alistair hizo una mueca, más no dijo nada al respecto—. El entrenador decidió meterlo a la cancha como modo de prueba.

—Si quisiera podría quitarle el titular a James —el de rulos aseguró, observando como el menor de los Wagner se movía con agilidad dentro de la cancha—. Pero no le digas que dije eso.

—Claro que no, destruiría su ego.

Alistair iba a hacer una broma sobre aquello, sin embargo se vio interrumpido cuando un chico desconocido se posicionó a un lado de Vanessa.

—Hola —el desconocido saludo. La chica lo observó con una mueca, no sabía quién era, pero su uniforme era del equipo contrario.

—Hola —murmuró. Alistair se dio la vuelta, comenzando a caminar lejos del lugar. No quería ver cómo le coqueteaban a su mejor amiga frente a él, solo para que al final ella lo rechazara.

—Soy Isaac —el chico se presentó, sonriendo de forma coqueta—. Te vi desde el otro lado de las gradas y no pude evitar preguntarme qué hace una chica tan hermosa como tú en un lugar como este.

La rubia arqueó una ceja, sorprendida por el actuar del chico.

—Oh, solo estaba observando cómo ustedes intentan desesperadamente ganarle a nuestro equipo. No parece que estén teniendo mucho éxito, ¿no? —dijo con ironía. El chico rió, apreciando la respuesta ingeniosa de Vanessa.

—Bueno, siempre hay una primera vez para todo, ¿no? Pero dime, ¿qué tal si te distraigo un poco para que puedan alcanzarnos?

—Lo siento, cariño, pero mi corazón ya le pertenece a otro equipo. Y créeme, no se rinden tan fácilmente.

—Bueno, supongo que tendré que intentarlo de nuevo en otro momento —Isaac dijo, dedicándole un guiño juguetón—. Pero por ahora, seguiré admirando desde lejos.

En ese momento, la mirada de James se desvió hacia el borde del campo, en donde logro ver a Vanessa hablando animadamente con otro chico, el cual parecía coquetear con ella.

No sabía que era lo que le había pasado, pero sin darse cuenta, se había detenido en seco en medio de la cancha. Sus manos se aflojaron en el palo de lacrosse mientras observaba la escena con una mezcla de confusión y molestia. ¿Quién era ese chico y por qué Vanessa parecía tan interesada en él?

La pelota que estaba sosteniendo cayó al suelo mientras James luchaba por concentrarse en el juego. Su mente estaba dividida entre el campo y las rejas, incapaz de apartar la mirada de Vanessa y su nuevo acompañante.

Sin embargo, el grito de su entrenador lo hizo volver al juego. Al cabo de diez minutos, el partido ya había terminado, dándole la victoria a Maxton Hall.

Vanessa espero con impaciencia a que su hermano terminara de celebrar su triunfo con sus nuevos compañeros de equipo para poder felicitarlo.

Pese a que la chica esperaba tener tranquilidad durante lo que quedaba de día, James parecía tener planes distintos, ya que se encontraba caminando hacia ella a toda velocidad.

—¿Qué quería ese idiota contigo?

—Hola a ti también, Beaufort —Vanessa respondió con ironía.

—¿Qué quería? —repitió, haciendo que la rubia rodara los ojos.

—¿Por qué? ¿Estas celoso?

—Claro que no. Solamente no puedo creer que hayas coqueteado con alguien del equipo contrario.

Vanessa lo miró con una ceja alzada, apenas conteniendo una sonrisa burlona ante la expresión celosa de James.

—Oh, James, ¿te preocupas por mí? ¿O simplemente estás molesto de que alguien más quiera unirse al club de "admiradores de Vanessa Wagner"?

—No me hagas reír, Nessa. —el chico la interrumpió. El enfado brillaba en sus ojos—. Deberías tener más cuidado con quién te relacionas.

—¿Preocupado por mi reputación, Beaufort? Qué considerado —murmuró, llevando una de sus manos hasta el pecho del rubio, en donde dejo un pequeño golpe—. Pero no te preocupes, no necesito que me cuides. Puedo manejar a los coqueteos rivales yo sola.

—No parecía.

Los gritos de los chicos del equipo de lacrosse se escucharon cerca de ellos, por lo que rápidamente tomaron distancia. Fue cuestión de segundos para que el resto del equipo llegara hacia ellos, elevando a James en el aire para poder festejar junto a su capitán.

Ante esto, Vanessa se dio la vuelta, decidida a esperar a su hermano en el auto. Por otro lado, el rubio no podía mantener su mirada alejada de la chica. Acababan de ganar su segundo partido en contra de East View, pero por alguna razón, sus pensamientos se encontraban llenos de Vanessa Wagner.



















































































JES'S NOTE !

me da risa saber que james y vanessa tienen la misma personalidad (literal son como una sola persona), pero que aun asi se odian a muerte 🤌🏻 btw, dentro de poco van a saber la razón de esto

espero que este capítulo les haya gustado!

gracias por leerme <3

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