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three. the stripdance

OO3 |THE STRIPDANCE

Vanessa se encontraba en su habitación, preparándose meticulosamente para la esperada fiesta en Maxton Hall. La fiesta de inicio de semestre era uno de los eventos más importantes del año, y Vanessa estaba decidida a dejar una buena impresión.

Primero, se dirigió a su vestidor, donde una gran variedad de vestidos colgaban perfectamente alineados. Después de considerar varias opciones, decidió por un elegante vestido negro de terciopelo que se ajustaba a su figura y tenía un sutil brillo bajo la luz. Lo colgó cuidadosamente en la puerta del armario y se dirigió al baño.

Encendió la ducha y dejó que el vapor llenara el baño antes de entrar. El agua caliente relajó sus músculos y despejó su mente, preparándola para la noche por venir. Se lavó el cabello con un champú perfumado y se aseguró de exfoliar y hidratar su piel, dejándola suave y radiante.

Después de secarse, envolvió su cuerpo en una toalla de felpa y se sentó frente a su tocador. Encendió las luces alrededor del espejo y comenzó con su rutina de maquillaje. Aplicó una base ligera que realzaba su tono de piel natural, seguida de un poco de rubor para darle un toque de color a sus mejillas. Optó por un maquillaje de ojos ahumado, que hacía que sus ojos azules resaltaran de manera deslumbrante. Completó el look con un delineador líquido y varias capas de rímel. Para los labios, eligió un tono rojo profundo que le daba un aire de sofisticación y audacia.

Satisfecha con su maquillaje, Vanessa se dirigió a su tocador para peinarse. Decidió dejar su cabello suelto, con suaves ondas que caían sobre sus hombros. Después de aplicar un poco de spray fijador, volvió al vestidor para ponerse el vestido. El terciopelo se deslizó suavemente sobre su piel, abrazando sus curvas de manera perfecta.

Antes de salir de su habitación, Vanessa se roció con su perfume favorito, una mezcla floral y almizclada que siempre la hacía sentir segura y elegante. Se puso unos tacones negros de aguja que complementaban su vestido y eligió un par de pendientes de diamantes que brillaban con cada movimiento.

Finalmente, se dio una última mirada en el espejo. Vanessa sonrió, satisfecha con el resultado de su preparación.

Al salir de su habitación, se encontró con Theodore en el pasillo. Su hermano, vestido con un traje impecable, la miró de arriba abajo y sonrió.

—Algo me dice que voy a tener que estar contigo toda la noche para evitar que se te acerquen los hombres necesitados —el castaño bromeó —. Te ves hermosa, Ness.

—Gracias, Theo —Vanessa dijo en respuesta, sonriendo levemente—. Tú tampoco te ves nada mal.

—Sera mejor que nos vayamos —habló el menor, tendiéndole el brazo a su hermana para que esta lo tomara—. No queremos llegar tarde y perdernos la mejor parte.

Vanessa asintió, estando de acuerdo. A los pocos segundos después, los mellizos Wagner ya se encontraban caminando hacia la entrada de su mansión.

Una vez afuera, lograron ver a Alfred apoyado contra el vehículo. Al verlos, el hombre sonrió y rápidamente abrió la puerta para ellos.

Cuando todos ya se encontraban dentro del auto, Alfred encendió el motor, para después comenzar a conducir lejos del hogar de los Wagner y dirigirse a Maxton Hall, en donde la diversión los esperaba pacientemente.





































🍷🏛🥀






































Cuando los mellizos Wagner llegaron a la fiesta, notaron que la música pulsaba en el aire y las luces parpadeaban con un ritmo vibrante. La decoración es alegre, y en el bufé hay ponche sin alcohol y entremeses en pequeños tarros de cristal con lazos de colores.

Además, era inevitable notar que los invitados no parecían tener claro el código de indumentaria de la fiesta. Algunos iban demasiado arreglados y otros, demasiado informales.

—Algo me dice que vamos a necesitar alcohol —Theodore musito, observando a las personas a su alrededor. Vanessa asintió, soltando un suspiro.

Todos los invitados estaban de pie, negándose a ir a la pista de baile. Y honestamente, no se les podía culpar, ya que la música era realmente horrible.

—Iré a buscar a los chicos —el castaño informó —. ¿Vienes conmigo?

—Te esperare aquí —la rubia negó con tranquilidad—. Voy a buscar a alguna de las chicas.

—Bien. Volveré enseguida.

Y sin decir nada más, Vanessa observó como la figura de su hermano desaparecía entre la multitud.

Por otro lado, James, con su habitual aire de confianza, se encontraba observando a la chica desde la esquina de la sala. Era imposible que Vanessa no destacara entre la multitud, el vestido ajustado que estaba usando resaltaba su figura, y la hacía ver realmente hermosa.

Finalmente, el rubio no pudo resistir más y se acercó a ella, aprovechando un momento en el que Vanessa se encontraba sola junto a la mesa de bebidas.

—Siempre sabes cómo robar la atención en una fiesta.

Al escuchar una voz proveniente de su espalda, Vanessa se dio la vuelta, encontrándose con los ojos penetrantes de James.

—¿Celoso, Beaufort? Pensé que los chicos como tú no se molestaban en estas cosas.

—Quizás es porque no puedo evitarlo cuando se trata de ti.

Vanessa sintió un cosquilleo en su espalda ante sus palabras, pero no iba a dejarse intimidar tan fácilmente. Levantó una ceja y lo miró con desdén fingido.

—Oh, ¿de verdad? —ironizó, cruzando los brazos sobre su pecho—. ¿Y qué es lo que te molesta tanto? ¿Qué otros chicos me presten atención?

James soltó una risa seca, dando un paso aún más cerca, invadiendo su espacio personal. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, Alistair apareció en el campo de visión de ambos, siendo seguido por todos sus amigos.

Theodore frunció el ceño al notar que la tensión entre ellos era palpable, la música y la multitud a su alrededor parecían desvanecerse en un segundo plano. Por un instante, parecía que el mundo entero se detenía, dejándolos a ellos dos en su propio universo cargado de deseo y desafío.

—Va, venga. Tampoco está tan mal. —Alistair habló, ignorando la situación en la que sus amigos se encontraban.

—Eres el único al que le apetece venir a estas fiestas —señala Kesh, rodando los ojos con fastidio.

—Porque son divertidas —replica el de rulos encogiéndose de hombros.

—Esto va a mejorar dentro de unos minutos —dijo James mientras tomaba un buen trago de whisky.

Vanessa notó como Theodore, Alistair y el chico Beaufort intercambiaban miradas cómplices. No le tomó demasiado tiempo darse cuenta de que algo habían hecho.

—¿Han planeado algo? —preguntó, recibiendo un encogimiento de hombros por parte de los chicos.

Sin embargo, y para su mala suerte, Vanessa conocía demasiado bien a su hermano, por lo que sabía que él estaba tramando algo. Sus ojos brillan conspirativos, y su inquietud lo delata por completo.

—No me lo puedo creer. ¿Han planeado algo sin mí? —la rubia exclamó, fingiendo estar ofendida—. Tu eres mi hermano. Lo considero como una traición a mi persona.

—¿Traición? —Theodore preguntó, sonriendo con diversión ante la situación.

—Alta traición. Una vulneración contra la sagrada fraternidad que nos une desde la infancia.

—Tienes que verle el lado bueno, Nessa —James habló —. Tenemos preparada una sorpresa estupenda.

—Espero que tengan razón, porque esta fiesta parece cumpleaños infantil.

Ante su comentario, el rubio se permitió dejar salir una carcajada. James le tendió la petaca a la chica, quien la recibió sin mucho cuidado, para luego llevársela a los labios y darle un gran sorbo. Esta acción causo extrañeza en sus amigos, ya que era la primera vez en meses que los veían actuar de manera amistosa.

Sin embargo, decidieron no decir nada, y disfrutar de aquello mientras durara.





































🍷🏛🥀






































Las horas habían pasado y James se encontró a si mismo automáticamente buscando a Vanessa con la mirada entre la multitud. El chico se apoyó con los brazos en la barandilla de la balaustrada y se inclinó un poco hacia delante, tratando de encontrarla con la mirada.

A los pocos segundos la encontró, y logro ver como buscaba algo en el escote de su vestido negro y sacar un objeto. Era su móvil. Vanessa tecleo y luego lo volvió a guardar. En ese momento un tipo con traje se acercó a ella. Cuando James reconoció de quien se trataba, agarro con más fuerza la barandilla de madera.

Graham Sutton.

—¿Podemos...? —el hombre balbuceo, sintiéndose repentinamente nervioso—. ¿Podemos hablar por un momento?

Vanessa asintió con desinterés. No era de su incumbencia lo que había visto hace un par de días atrás, y estaba más que segura que no se lo iba a contar a nadie.

—Lo que viste el otro día fue totalmente inaceptable. Pero no es lo que piensas —el profesor Sutton trato de explicar—. Lydia y yo no nos conocimos como profesor y alumna. Nos conocíamos de antes...

—Eso no es asunto...

—No volverá a pasar —se apresuró a asegurar, interrumpiendo la frase de la rubia—. Quiero que sepas que lamento mucho haberte puesto en esta situación.

James, quien aún se encontraba observando su conversación, no pudo evitar maldecir en su interior por estar ahí arriba y no abajo junto al bufé, en donde podría oír de qué hablan esos dos. 

—¿Qué estás haciendo? —Alistair preguntó, observando a su amigo con una ceja alzada.

—Nada —respondió, guardando su teléfono con rapidez.

—No tienes por qué avergonzarte, James —el de rulos bromeó, colocando de forma amistosa una de sus manos en el hombro del rubio—. En el fondo, todos sabían que aún no habías superado a Vanessa.

—Eso es verdad —Kesh estuvo de acuerdo.

—Ya la superé.

—Ya, como tú digas —Cyril ironizó, elevando sus hombros con desinterés.

Rodando los ojos con molestia, James volvió a observar el lugar en el que Vanessa se encontraba minutos atrás, solo que ahora no había señales de la rubia, en su lugar, se encontraba Ruby Bell entablando una conversación con el profesor Sutton. No se veía agradable.

De forma mecánica, llevó la mano al bolsillo interior de su chaqueta y sacó el móvil. Lo desbloqueo con los pulgares y deslizo la pantalla hacia la izquierda para abrir la cámara.

El rincón en el que se encontraban Ruby y el señor Sutton estaba oscuro. Él le ha puesto la mano sobre el hombro y tiene la boca bastante cerca de la cara de ella, probablemente debido al alto volumen de la música.

Lo que se ve en la vida real es totalmente inofensivo. Pero en la pantalla de su móvil, desde un ángulo bien escogido y con una edición decente, la situación podría interpretarse de forma muy distinta.

Aún no había tenido la oportunidad de hablar con aquella chica, pero tendría que hacerlo muy pronto. Lo que Vanessa le había dicho no podía salir de su mente. Ahora no solo había una persona que sabía sobre el oscuro secreto de su hermana, si no que eran dos. 

—Por más que me gustaría seguir hablando sobre esto, me acaban de informar que nuestros invitados ya están aquí —Alistair informó, sintiendo como en su rostro se dibujaba una sonrisa.

—Que empiece el espectáculo.

En ese momento, la luz se atenúa hasta que la sala queda en penumbra. Entre la gente circula un murmullo de asombro. La canción que está sonando tiene bajos profundos y un ritmo lento, que seguramente no era apropiado para una fiesta de bienvenida.

Vanessa se abrió paso entre la multitud y una sonrisa divertida apareció en sus labios cuando dos mujeres y dos hombres iniciaron un baile lascivo. De repente el ambiente de la sala se convierte en otro totalmente distinto al de dos minutos antes. Deja de ser divertido y refinado para volverse sucio y grosero.

No había que ser inteligente para darse cuenta de que aquello era lo que James y sus amigos habían planeado.

Las mujeres se dirigieron directamente hacia el director Lexington, quien se veía completamente perplejo ante la situación. En un abrir y cerrar de ojos, el hombre ya se encontraba sentado en una de las sillas mientras las mujeres le realizaban un baile sensual.

Los hombres, por otro, se dirigieron a Ruby, quien se soltó de su agarre con brusquedad. Al notar que la chica no estaba interesa en participar, los bailarines comenzaron a buscar a otra participante. Muchas chicas levantaron la mano, ofreciéndose como objetos de prueba. Sin embargo, los hombres divisaron a Vanessa entre la multitud, y sin dudarlo, se acercaron a ella.

Vanessa sonrió, aceptando la mano que uno de los bailarines le estaba ofreciendo. El hombre debía de tener poco más de veinte años, el cabello rubio claro, peinado hacia atrás, y los ojos de un azul cristalino. No podía evitar pesar en que se parecía bastante al chico Beaufort.

El bailarín sentó a Vanessa en una silla, para luego comenzar a bailar. El hombre se desprende lentamente de la chaqueta y empieza a soltarse la jardinera negra. Cuando ya está suelta del todo, la lanza hacia atrás, haciendo que un par de mujeres chillaran encantadas.

Para ser honestos, Vanessa estaba disfrutando bastante del espectáculo. Había que admitir que los hombres eran guapos.

—¡Venga, desnúdalo! —la rubia escuchó como le gritaban.

Sin embargo, antes de que pudiera colocar sus manos sobre el pecho del bailarín, Theodore la detuvo. La rubia observo a su hermano, solo para darse cuenta de que este tenía una sonrisa divertida en su rostro.

—Tal vez deberían ir a por Ruby Bell —el castaño susurro en dirección al hombre, para luego comenzar a caminar lejos de ahí. Vanessa lo siguió, riendo levemente.

—Eso fue divertido.

—Pude darme cuenta por la mirada que tenías cuando ese hombre se desnudó —Theodore bromeo, haciendo que Vanessa elevara sus hombros.

—No me puedes negar que tenían buenos atributos.

—No lo hago —negó—. Pero no puedo permitir que tengas una aventura con alguien cuando solo llevamos dos días en Maxton Hall.

La rubia rodo los ojos con diversión. Antes de que pudiera decir algo al respecto, el profesor Sutton apareció en el campo de visión de los hermanos Wagner.

—Lexington quiere hablar contigo —habló, mirando fijamente a Vanessa—. Con ambos.





































🍷🏛🥀





































La tensión en el despacho del director de Maxton Hall era palpable. Los cuatro estudiantes se sentaban en sillas frente al imponente escritorio de madera oscura del director Thompson, que los observaba con una mezcla de decepción y severidad. James, Ruby, Theodore y Vanessa intercambiaban miradas nerviosas, sabiendo que estaban en serios problemas.

—Estoy inmensamente decepcionado por lo que ha ocurrido —el director Lexington comenzó. James observo su reloj con desdén—. Deje la petulencia, señor Beaufort. Lo vieron a usted y al señor Wagner pagándole a la DJ.

—Ups —se limitó a decir el rubio. Ruby rodo los ojos, molesta con toda la situación.

—Quedan suspendidos del equipo de lacrosse —explico. Ante sus palabras, el rostro de James palideció por completo, mientras que Theodore se limitaba a soltar un suspiro—. Y no escribiré su carta de recomendación —dijo, ahora mirando a Ruby Bell.

—Sigo sin entender porque yo estoy aquí —Vanessa dijo luego de carraspear su garganta, acomodándose en su asiento.

—Porque siempre que ocurre un problema con el señor Beaufort, usted esta involucrada. Y dudo que este caso sea una excepción.

—Pero...

—Esperaba que tuviera el evento bajo control, como directora del comité —exclamo, dirigiendo su atención hacia la morena. La chica Wagner hizo una mueca al notar que había sido interrumpida—. Gracias a la broma del señor Beaufort y del señor Wagner no puedo dar fe de su capacidad de organización.

—Entiendo que debo mejorar y lo tomo muy en serio. Puede contar conmigo para la gala de recaudación —Ruby aseguro—. Tendrá otra oportunidad para evaluar mis habilidades de organización.

El silencio se apodero de la habitación por un tiempo, tiempo en el que Vanessa no pudo evitar pensar en lo genial que era aquella chica. La acababa de conocer, pero estaba impresionada de lo insistente que era.

—Una catástrofe como esta no puede repetirse.

—No se repetirá lo de esta noche. No mientras yo este a cargo —agrego luego de compartir una breve mirada con James.

—Si ese es el caso, estos tres jóvenes pueden aprovechar su tiempo libre en el comité para compensar su error —el director Lexington manifestó, apoyándose contra su escritorio—. Y ya que acaban de manchar la reputación de esta institución, la repararan con una gala perfecta, hasta el ultimo detalle.

Theodore observó a su hermana de reojo, quien se encontraba sonriendo levemente. Sabía que ella quería ser integrante del comité, así que esto no era un castigo para ella.

—Y veremos lo de su recomendación, señorita Bell.

—¿Podemos irnos ahora? —Theodore cuestionó.

— Si, pueden retirarse —el hombre afirmo—. Confió en que aprenderán de sus errores.

Los cuatro jóvenes asintieron sin mucho interés, para luego caminar hacia la salida de la oficina del señor Lexington.

—Espero que estén felices —Ruby Bell hablo, dándose la vuelta con brusquedad para observar al trio de amigos.

—Es bastante divertido la verdad —James respondió, observándola con superioridad—. Como si alguien como tu pudiera darme órdenes.

Los hermanos Wagner compartieron una rápida mirada en cuanto notaron como la tensión aumentaba en el lugar. Ambos parecían detestarse el uno al otro.

—Porque eres un Beaufort, ¿no es asi?

—Si. Exacto.

—Hare un gran trabajo en el comité y no arruinaras mi oportunidad en Oxford —Ruby espeto.

Vanessa observo de reojo a su mellizo, viendo como este parecía estar babeando por la morena, por lo que no pudo evitar reír por lo bajo.

—Nos vemos mañana, Ruby —la rubia exclamo antes de que la aludida desapareciera de su campo de vista.

Su acción pareció sorprenderla, sin embargo eso no evito que la chica le diera una sonrisa a forma de despedida.

Tal vez no todos los hijos de los ricos eran unos idiotas.





































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En cuanto los mellizos Wagner llegaron a su nuevo hogar, pudieron darse cuenta de que el ambiente estaba increíblemente denso, impregnado de una tensión palpable. Vanessa y Theodore sabían que tendrían que enfrentar a su padre, porque seguramente el director Lexington ya había hablado con él.

Thomas estaba sentado en su oficina, su rostro rígido y sus ojos oscurecidos por la ira. Había recibido una llamada del director Lexington, quien le informó sobre la broma que sus hijos habían hecho. Vanessa y Theodore entraron lentamente en la habitación, sintiendo el peso de su mirada sobre ellos.

—¿Así que creen que pueden avergonzar a esta familia sin consecuencias? ¿Que sus acciones irresponsables no importan?

Vanessa y Theodore intercambiaron una mirada rápida, sintiéndose acorralados. Thomas se levantó de su escritorio, sus movimientos lentos y deliberados, como un depredador acechando a su presa.

—¡Respondan, maldita sea!

—Papá, lo sentimos mucho —Vanessa balbuceo, intentando calmar al hombre—. Estamos muy arrepentidos de lo que hicimos.

—Sí, estamos dispuestos a aprender de esto —Theodore asintió, estando de acuerdo con su hermana.

Thomas avanzó hacia ellos, su rostro retorcido por la ira. De repente, levantó una mano y abofeteó a Theodore con una fuerza brutal. El chico cayó al suelo, aturdido por el golpe.

—¡Papá! —Vanessa exclamo.

—¡Tú cállate! —espeto, para luego darse la vuelta y observar al menor de sus hijos—. ¿Crees que puedes comportarte como un imbécil y salirte con la tuya?

Vanessa no lo dudo y se lanzó hacia su hermano, intentando ayudarlo a levantarse. Pero Thomas la agarró por el brazo, ejerciendo fuerza sobre ella.

—¿Y tú, Vanessa? ¿Crees que eres mejor que él? ¿Crees que puedes burlarte de mí?

—Papá, por favor, suéltame...

Thomas la empujó con violencia, haciendo que tropezara y cayera al suelo. Sin dejarla recomponerse, se acercó a ella, tomándola por los hombros para colocarla de pie. El enojo brillando en sus ojos.

—¡Eres una decepción! ¡Ambos lo son! Les he dado todo, y esto es lo que recibo a cambio.

—No teníamos intención de hacerte daño...

—¡No me respondas! —Thomas grito, elevando su mano en el aire. La rubia cerro los ojos con fuerza ante ello—. ¡No tienes idea de lo que es el respeto!

Thomas la abofeteó con fuerza, haciéndola caer de nuevo. El sonido del golpe resonó en la habitación, dejando un silencio incómodo y aterrador.

—¡Papá, por favor, para! —Theodore suplico, colocándose entre el hombre y su melliza.

Thomas se detuvo, respirando con dificultad, sus ojos llenos de ira y desprecio. Luego, sin decir una palabra más, se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a Vanessa y Theodore temblando y doloridos.

—Theo, lo siento tanto...

—No es tu culpa, Ness. No es tu culpa...

Luego de un par de minutos, se refugiaron en la habitación de Vanessa, buscando consuelo en la compañía mutua.

En medio del dolor y el miedo, encontraron consuelo en su mutuo apoyo, sabiendo que, pase lo que pase, siempre se tendrían el uno al otro.






























































































JES'S NOTE !

YO SOY LA HATER NÚMERO UNO DE THOMAS WAGNER 🖕🏻  mis niños merecen tener a un papá que los ame y no a un hombre como él, pero a mi me gusta hacer a mis personajes sufrir...

PD: james es un celosito aunque no lo quiera admitir

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