seven. moth to a flame
OO7 | MOTH TO A FLAME
Al día siguiente, Theodore y Vanessa se prepararon para ir a la escuela, Alfred les había ofrecido faltar por el día de hoy, pero el sentido de dignidad de la rubia era demasiado fuerte.
—¿Señorita Vanessa? —la voz del ama de llaves resonó desde el otro lado de su puerta—. Tengo algo para usted.
La chica se levantó con pereza, restregándose los ojos sin cuidado alguno. Luego, abrió la puerta de su habitación.
Lo primero que la chica logró ver fue como la mujer sostenía una gran bolsa con el apellido Beaufort escrita en ella. Una mueca se apoderó de su rostro.
—Es de parte del joven James.
—¿Qué es?
—No lo sé, señorita, pero parece ser algo especial —respondió con una leve sonrisa, para después retirarse.
Vanessa cerró la puerta de su habitación y se dirigió rápidamente hacia su cama. La chica no lo dudo y comenzó a bajar el cierre de la bolsa. Una vez que estuvo abierta, no pudo evitar que sus ojos brillaran con emoción. Dentro se encontraba el vestido que se había probado durante su viaje a Londres con James.
—No lo puedo creer... —murmuró, sacando el venido y sosteniéndolo frente a ella. Recordaba a la perfección todo lo que había pasado aquel día.
Dentro de la bolsa había una escrita una carta a mano.
"Nessa,
Pensé que este vestido te pertenecía desde el momento en que te lo probaste. Espero que te haga sentir tan especial como te ves cuando lo llevas puesto.
Con cariño, James."
Sin embargo, decidió dejar sus pensamientos para después cuando se dio cuenta de que estaba llegando tarde a la escuela.
Vanessa dejó la nota sobre la cama, frunciendo el ceño. Aunque apreciaba el gesto, no podía evitar sentir que James intentaba comprar su perdón.
Después de un desayuno rápido, los hermsnos Wagner tomaron sus cosas y se subieron a su vehículo para emprender camino hacia Maxton Hall.
En el camino, Theodore intentó levantarle el ánimo de su hermana.
—¿Estás lista para otro día en el campo de batalla? —bromeó, aunque había un matiz de seriedad en su voz.
Vanessa suspiró, ajustando su mochila en el asiento del auto.
—Supongo que sí. No es como si tuviéramos otra opción, ¿verdad? —respondió, con una sonrisa forzada.
Al llegar a Maxton Hall no pudieron evitar notar la forma en la que todos los miraban, susurrando cosas que no lograban entender.
—¿Hicimos algo? —Theodore preguntó, confundido.
—Tu no —murmuró Vanessa, rodando los ojos. No podía creer que ya toda la escuela se había enterado de lo que sucedió con James.
—Ignóralos. La gente siempre tiene algo de qué hablar —le aconsejó el castaño.
Una vez que ingresaron en Maxton Hall, los hermanos Wagner lograron entender la razón de los susurros: en el medio de la escalera principal se encontraba colgando un gran poster que tenía como personajes principales a James y Vanessa. También había versiones diminutas de este mismo por toda la escuela.
—Mierda —Theodore murmuró.
—Si esta es su forma de pedirme perdón, espero que sepa que no va a funcionar —Vanessa espetó.
—Interesante, señorita Wagner —el director Lexington habló, acercándose a la aludida. A sus espaldas venia el profesor Graham—. No creí que el señor Beaufort y usted se encargarían del diseño. Nadie puede decir que no se esforzaron. ¿Qué le parece, señor Sutton?
—Si —respondió torpemente—. Buen trabajo. De verdad.
—Gracias —dijo vagamente, para luego comenzar a caminar lejos de ellos. Theodore hizo una mueca, pero después de unos segundos imitó su acción.
—De verdad necesitas decirme que sucedió. No es normal que actúes así —habló el castaño una vez que estuvo al lado de su hermana.
—No...
—Hola, Vanessa —la presencia de Kieran la interrumpió—. Quería decirte que los pósteres son muy buenos. Pero me habría gustado saber que los harías tú. Pase todo el fin de semana...
—Lo siento, Kieran —murmuró —. Pero yo no sabía nada de esto. Todo fue idea de James.
En ese momento, y como si hubiese sido obra del destino, sus ojos se encontraron con los del aludido. La chica apartó la vista, dispuesta a seguir con su camino. Sin embargo, James parecía tener otros planes, ya que se dirigió hacia ella con rapidez.
—¿Tienes un momento? —pregunta con suavidad. Vanessa se sorprendió ante aquello. No esperaba que tomara la iniciativa después de lo sucedido. De hecho, pensó que la iba a ignorar por completo.
—No, no tengo tiempo —la rubia negó.
—Tenemos que hablar —continuó James mirando de reojo a Theodore, quien estaba removiéndose con incomodidad en su lugar—. A solas.
—Gracias a...
—Theo, tú no te vas a ningún lado —Vanessa lo detuvo, para luego girarse nuevamente hacia el rubio—. Nosotros no tenemos que hacer nada de nada, James.
—Nessa, por favor —suplicó.
Al notar la honestidad en las palabras de su amigo, Theodore le dio un suave empujón a su hermana. Esta le dio una mala mirada.
—Tal vez deberías de darle una oportunidad —murmuró, para luego marcharse del lugar, dejándolos a solas.
Vanessa soltó un suspiro de indignación ante su actuar. No podía creer que la abandonara con el estúpido de James.
—Fui un idiota el sábado —comenzó.
—James —la chica trató de detenerlo, aunque fue ignorada.
—No es tu culpa. Mi padre y yo...
—No tienes que darme explicaciones. Tal vez solo deberíamos volver a lo de antes —musito. La mueca que se formó en su rostro solo demostraba que estaba mintiendo—. De esa forma era todo mucho más fácil.
Al escucharla, James se apresuró a negar repetidas veces con su cabeza. Odiaba la simple idea de imaginarlo. Había estado demasiado tiempo alejado de Vanessa, y no estaba dispuesto a que eso se repitiera.
—No quiero que las cosas vuelvan a ser como antes. No quiero volver a estar lejos de ti.
La chica se mantuvo en silencio. Por primera vez en su vida alguien la había dejado sin palabras.
—Lo siento —murmuró —. En serio lo siento, Nessa.
James Beaufort había dicho "lo siento". De verdad lo había dicho. Jamás lo había escuchado decir aquellas palabras.
—No debí permitir que mi padre hablara sobre ti de esa forma.
Vanessa se mordió el labio inferior con indecisión. Ella era una persona orgullosa, que no toleraba que le hicieran daño, pero siempre se volvía débil cuando se trataba de James. Había sido así desde pequeña.
—James...
—Yo no soy mi padre, Nessa. Déjame demostrártelo.
La aludida se quedó en silencio, pensando en sus palabras. Después de todo, ¿qué es lo peor que podría pasar si decide perdonarlo?
—No soy ciega, James. Note la forma en la que tu cuerpo se tensó cuando tu padre apareció —Vanessa murmuró, cuidando sus palabras. El chico evitó su mirada—. No sé qué problema hay entre ustedes, y tampoco te forzare a que me lo digas, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo... Tal vez te entienda más de lo que tu crees.
—No hay ningún problema entre nosotros —respondió luego de unos segundos en silencio—. Es solo que sabía que no le iba a gustar la idea de vernos juntos. Después de todo, nuestros padres se odian.
—Que nuestros padres se odien no significa que nosotros también tenemos que hacerlo —Vanessa dijo con una sonrisa. Los ojos de James se iluminaron al escucharla—. Y en caso de que necesites escucharlo, si, te perdono.
—Eso es...
—Pero me debes un helado —se apresuró a agregar—. Bastantes, de hecho.
James dejó salir una carcajada. No sabía cómo expresar lo aliviado que se encontraba ahora que sus problemas se habían arreglado.
—Está bien.
—¿Tenemos un trato? —Vanessa preguntó, tendiéndole su mano.
—Tenemos un trato —aseguró el rubio. Una sonrisa adornando sus labios—. Por cierto, Cyril dará una fiesta esta noche.
—Lo sé —respondió con inocencia. James rodó los ojos con diversión.
—¿Quieres ir conmigo?
Vanessa se llevó una mano a la barbilla, fingiendo estar pensando en su respuesta.
—La idea no me desagrada —admitió.
—Entonces es una cita.
—¿Qué? —preguntó la chica con nerviosismo.
—Que tenemos una cita, Vanessa Wagner.
🍷🏛🥀
Las siguientes clases continuaron con normalidad, Vanessa intentó concentrarse en sus tareas y no en los rumores que zumbaban a su alrededor.
Cuando las clases terminaron, Vanessa y Theodore se encontraron en su lugar habitual del patio, esperando pacientemente a que Alfred llegara a por ellos.
—¿Qué tal tu mañana? —preguntó Theodore, ofreciéndole una manzana de su almuerzo.
—Normal, si ignoras todas las miradas y susurros —respondió Vanessa con ironía, aceptando la manzana—. ¿Y tú?
—Parecido. Pero escuché algo interesante —dijo el castaño, con un brillo en los ojos—. ¿Recuerdas lo que sucedió entre Valerie y Claire?
—Valerie se metió con el novio de Claire, ¿no? —preguntó, no estando del todo segura.
—Aja. Parece que Claire no solo la confrontó en la fiesta, sino que también les envió un correo electrónico a todos en su lista de contactos detallando todo lo que Valerie ha hecho. Es una locura —dijo Theodore, sacudiendo la cabeza.
—Vaya. No me gustaría estar en su lugar —comentó Vanessa, disfrutando del chisme como una distracción.
—Se lo merece.
—Sí, se lo merece —la rubia estuvo de acuerdo—. ¿Cómo te va con Ruby?
—Hoy nos sentamos juntos en anatomía —respondió con una sonrisa—. De todas formas, decidí no hablar mucho para no molestar. Se ve que es bastante aplicada.
—Lo es... Tal vez tengas otra oportunidad para hablar con ella en la fiesta de Cyril.
—¿Ira?
—Supongo —contestó, elevando sus hombros—. Todos estarán ahí.
—Buen punto —Theodore murmuró —. No quiero ser entrometido, pero...
—Oh, por favor. Todos saben que te encanta meter la nariz en donde no te llaman —Vanessa se burló, provocando una risa en su hermano.
—Entonces no tengo que esconder mi curiosidad sobre saber que paso entre tú y James.
La chica dudo por unos segundos en sí debería de contarlo que había sucedido. Después de todo, ahora estaban bien.
—¿Recuerdas que fui a Londres con James durante el fin de semana? —preguntó, recibiendo un asentimiento por parte del menor—. Nos divertimos mucho probándonos los vestuarios para el poster. Sentí que nada había cambiado entre nosotros, al menos hasta que llegaron sus padres.
Theodore hizo una mueca, sabiendo hacia donde se dirigía la conversación. Nada bueno podía salir si el padre de James estaba involucrado.
—Mortimer comenzó a decir cosas horribles sobre mí, como que solo estaba con James para sabotear a su empresa, que era igual a nuestro padre, y muchas otras tonterías más —explicó, restándole importancia.
—¿Y James no hizo nada?
—No —Vanessa respondió, soltando un suspiro. Aun le molestaba pensar en eso.
—Vaya imbécil.
—Tu fuiste el que dijo que debería de darle otra oportunidad —le recordó.
—¿Y le diste otra oportunidad? —Theodore preguntó, observando a su hermana con una ceja alzada. La chica asintió—. Entonces me alegro por ustedes.
—Gracias —contestó, dudosa.
—Pero si te vuelve a hacer llorar le romperé la cara.
—¡Theodore! —Vanessa exclamó entre risas, sorprendida ante el comentario de el menor.
—¿Qué? Solo estoy cuidando de mi hermanita.
—Se cuidarme sola.
—Lo sé, pero sigues siendo mi hermanita.
La rubia rodó los ojos con diversión, para luego acercarse a su hermano y envolver su cuerpo en un abrazo. A veces podía ser un completo imbécil, pero era su persona favorita en todo el mundo.
—Idiota.
🍷🏛🥀
Vanessa se paró frente al espejo de cuerpo entero en su habitación, inspeccionando su reflejo con una mezcla de emoción y nerviosismo. Había pasado horas decidiendo qué ponerse para la fiesta de Cyril, y finalmente había optado por un vestido azul pegado al cuerpo que resaltaba su figura de manera halagadora.
Con cuidado, ajustó los pliegues del vestido y se aseguró de que cada detalle estuviera en su lugar. Luego, pasó a su cabello, peinándolo suavemente y creando un look desenfadado pero atractivo. Al final, se aplicó un toque de maquillaje sutil, resaltando sus rasgos naturales sin exagerar.
Cuando estuvo lista, tomó una última mirada al espejo y se sintió satisfecha con el resultado. Estaba demasiado nerviosa, y no sabía la razón de esto. Sin embargo, la emoción por la noche que tenía por delante comenzaba a reemplazar los nervios.
Justo en ese momento, sonó el timbre de la puerta, anunciando la llegada de James. Vanessa se apresuró a bajar las escaleras.
Al abrir la puerta, se encontró con James, quien la esperaba con una sonrisa. Detrás de él, Percy aguardaba pacientemente junto a su lujoso automóvil negro.
—Hola —dijo el rubio—. Te ves hermosa.
Vanessa sonrió, sintiéndose halagada por el cumplido.
—Gracias, Beaufort. Tú tampoco estás nada mal —respondió, soltando una risita juguetona—. Ya deberíamos de irnos, la fiesta de Cyril debe de estar demasiado aburrida sin nosotros.
James asintió con diversión, estando de acuerdo con aquello. Las fiestas de su amigo no eran malas, pero solían apagarse rápido sin su presencia.
—¿Theodore ira? —preguntó con curiosidad, encaminándose hacia su vehículo.
—Ya se fue. Tuvo que salir antes para poder pasar por Ruby.
—¿Ruby Bell? —cuestionó, sorprendido. Una rivalidad se había formado entre ellos desde que la había intentado sobornar para guardar el secreto de su hermana.
—Aja. Al parecer le gustan las chicas con carácter fuerte.
—No me sorprende —James murmuró, para luego tenderle su mano a Vanessa, quien la acepto sin dudar—. ¿Vamos?
—Vamos.
🍷🏛🥀
A penas Percy aparcó en la calle sin salida en la que estaba la casa de Cyril, Vanessa y James se bajaron de inmediato. La música sonaba tan alta que se podía oír a través de las puertas cerradas.
Cuando la pareja finalmente abrió la puerta, pudieron ver como el lugar estaba repleto de gente, había muchos de sus compañeros de Maxton Hall, así como también había gente que nunca antes habían visto en sus vidas.
—¡Vanessa, James! —exclamó Cyril, acercándose a ellos con una bebida en la mano—. Me alegra que hayan venido. ¿Quieren algo de beber?
—Claro, ¿qué tienes? —preguntó James, echando un vistazo a las opciones.
—De todo un poco —respondió Cyril, guiándolos hacia la mesa de bebidas—. Aunque tengo las cosas más fuertes guardadas para nosotros.
Vanessa optó por tomar vodka, mientras que James eligió un gin-tonic.
—¿Han visto a Theo? —preguntó Vanessa a un grupo de chicos, para luego mirar a su alrededor en busca de su hermano.
—Lo vi cerca de la piscina, hablando con algunos del equipo de lacrosse —respondió uno de los chicos.
—Gracias —se limitó a decir.
Había tenido la intención de saludarlo, pero no quería acercarse al área de la piscina.
Tan solo unos minutos después, Vanessa y James se encontraron rodeados de sus amigos, quienes los animaban a unirse a un juego de beer pong. Las risas y los vítores llenaban el aire, y la energía en la habitación era electrizante.
—¿Lista para esto? —preguntó James, levantando una ceja desafiante mientras tomaba una pelota de ping pong.
—Más que lista —respondió Vanessa con una sonrisa confiada—. Espero que no te importe perder.
James se rió y le guiñó un ojo.
—Veremos quién pierde.
Ambos se colocaron en lados opuestos de la mesa, sus miradas fijas y determinadas. Vanessa tomó la primera pelota y la lanzó con precisión, haciéndola rebotar y aterrizar perfectamente en uno de los vasos del lado de James. La multitud estalló en vítores.
—¡Punto para Vanessa! —gritó uno de los espectadores, mientras James tomaba el vaso y bebía su contenido.
—Buen tiro, pero apenas estamos comenzando —dijo James, tomando su turno.
La pelota de James rebotó una vez en la mesa antes de caer en uno de los vasos de Vanessa. Los vítores resonaron de nuevo mientras ella tomaba el vaso y bebía, manteniendo los ojos en James con una sonrisa juguetona.
—Empate —dijo Vanessa, secándose la boca con el dorso de la mano—. Tu turno.
El juego continuó con lanzamientos precisos, bromas y risas. Cada vez que uno de ellos anotaba, los vítores se hacían más fuertes y la competencia se volvía más intensa. La química entre Vanessa y James era palpable, y cada desafío era una oportunidad para demostrar su habilidad y mantener la diversión.
—¿Estás seguro de que quieres seguir? —preguntó Vanessa después de otro tiro exitoso—. Podríamos detenernos antes de que te humille más.
James rió, negando con la cabeza.
—Ni lo sueñes. Estoy apenas calentando.
Seguido de eso, tomó la pelota y se concentró, lanzándola con una curva perfecta que aterrizó en uno de los vasos de Vanessa. Los gritos fueron ensordecedores mientras ella bebía, admirando su destreza.
—Buen tiro —admitió Vanessa, levantando la mano para chocar con la de James.
El juego continuó, y finalmente, después de varios tiros más, Vanessa logró anotar el último punto, sellando su victoria. La multitud estalló en aplausos y vítores mientras James se inclinaba con una sonrisa de admiración.
—Tienes talento —dijo James, inclinándose ligeramente hacia Vanessa—. Aunque no me gusta perder, debo admitir que fue un buen juego.
—Es bueno saber que admites tu derrota —bromeo, inclinándose sobre la mesa—. Ahora, ¿qué tal si celebramos?
Antes de que James pudiera responder, Alistair apareció con una bandeja de bebidas, sonriendo de oreja a oreja.
—¡Bien hecho, equipo! —exclamó el de rulos—. Aquí tienen, una ronda por la campeona y por todos los que participaron.
Sin siquiera dudarlo, tomaron sus bebidas y brindaron.
Mientras se alejaban de la mesa de beer pong, James se acercó un poco más a Vanessa, inclinándose para susurrarle al oído.
—Aún no puedo creer que me ganaste —dijo con una sonrisa.
Vanessa rió suavemente, sintiendo la cercanía y el calor de James.
—Bueno, siempre hay una próxima vez, ¿no?
James asintió, su mirada fija en la de ella.
—Sí, definitivamente.
🍷🏛🥀
La fiesta seguía cuando Vanessa decidió ir al baño. James se quedó solo en un sofá, tomando un respiro. El chico observaba a los demás invitados reír y bailar. Mientras pensaba en lo bien que la había pasado jugando beer pong con Vanessa, no pudo evitar sonreír.
Sin embargo, su tranquilidad fue interrumpida cuando Elaine se acercó con una sonrisa coqueta. Se sentó junto a él, inclinándose ligeramente hacia adelante para captar su atención.
—Hola, James —saludo, invadiendo su espacio personal—. Te ves algo solitario aquí. ¿Te gustaría algo de compañía?
James apenas levantó la vista. Su expresión era fría y desinteresada.
—Estoy bien, gracias.
—Bueno, una fiesta es mucho más divertida cuando tienes a alguien con quien compartirla, ¿no crees?
—No, en realidad —respondió el rubio de manera cortante. Mantuvo su mirada fija en la multitud, claramente desinteresado en la conversación.
Elaine hizo una mueca al notar su falta de interés, sin embargo trató de acercarse aún más.
—Eres realmente bueno en el beer pong. ¿Siempre has tenido tan buena puntería?
—Sí —se limito a decir James.
Antes de que Elaine pudiera continuar, James vio a Vanessa salir del baño. Su rostro se iluminó y, sin pensarlo dos veces, se levantó rápidamente del sofá, ignorando completamente a la chica junto a él.
—Tengo que irme —murmuró, alejándose sin esperar una respuesta.
Elaine lo observó con incredulidad mientras él se dirigía directamente hacia Vanessa. Al verlos, un sentimiento de celos la invadió. ¿Qué tenía la heredera de los Wagner que ella no?
James alcanzó a Vanessa justo cuando ella estaba a punto de regresar a la fiesta.
—¡Nessa! —llamó, con una mezcla de urgencia y alegría en su voz.
La aludida se giró, sorprendida por la repentina aparición de chico.
—¿Qué sucede?
James le ofreció una sonrisa, su rostro relajado por primera vez en toda la noche.
—¿Te gustaría bailar?
—¿Bailar? ¿Conmigo? ¿Estás seguro de que no prefieres pisarle los pies a otra persona? —bromeó.
—De hecho, tú eres mi primera opción para el destrozo de pies.
Vanessa levantó una ceja con una sonrisa sarcástica.
—Bueno, si me haces daño, te prometo que me vengaré pisándote aún más fuerte.
James rió, para luego tomar su mano con delicadeza y guiarla hacia la pista de baile.
Mientras la melodía de "Moth to a Flame" de The Weeknd llenaba el aire, James y Vanessa se movían en perfecta armonía en medio de la pista de baile. La música tenía un ritmo sensual, envolvente.
El brillo de las luces de colores se reflejaba en sus ojos, acentuando la intensidad del momento. James mantenía una mano firme en la cintura de Vanessa, mientras que con la otra sostenía suavemente la suya.
A medida que se movían al compás de la música, sus cuerpos se acercaban más, casi rozándose. La proximidad era palpable, cargada de una química que ninguno de los dos podía ignorar. Cada movimiento, cada gesto, parecía aumentar la tensión entre ellos, convirtiendo la pista de baile en un lugar íntimo y privado, a pesar de estar rodeados de personas.
Los ojos de James se encontraron con los de Vanessa, y en ese instante, el mundo pareció detenerse. Había algo en la forma en que la miraba, una mezcla de deseo y complicidad, que enviaba escalofríos por la espalda de Vanessa.
La chica se mordió el labio inferior de forma inocente, sintiendo el latido acelerado de su corazón mientras se dejaba llevar por la música y por la proximidad de James.
Mientras ambos reían por la diversión y alegría que estaban sintiendo, la música cambio repentinamente a una canción lenta.
—¿Aun recuerdas nuestro baile de primaria? —Vanessa cuestionó, sintiendo como las comisuras de sus labios se elevaban en una sonrisa.
—Claro que sí.
Sin la necesidad de decir algo más, James rodeó la cintura de Vanessa con sus brazos mientras que esta hacia lo mismo con los hombros del contrario. Sus cuerpos se balanceaban en perfecta armonía al compás de la música.
—Gracias por el vestido. Aunque no era necesario —la rubia murmuró. James negó, quitándole importancia.
—Te veías hermosa con él, no podías no tenerlo —aseguró. Vanessa rodeó los ojos con diversión ante su halago.
James hizo girar a la chica en su lugar hasta que quedó de espaldas a él. Una vez en esa posición, rodeó su cintura con un abrazo mientras escondía su cabeza en su cuello. Vanessa respondió con una sonrisa, entrelazando sus dedos con los suyos.
Las miradas de ambos se encontraban ocasionalmente, cargadas de un significado que ninguna palabra podía expresar. En ese momento, no había necesidad de palabras; la música hablaba por ellos.
Mientras se sumergían en el baile, se perdieron en el encanto de la melodía, permitiéndose olvidar por un momento el mundo que los rodeaba. El suave roce de sus cuerpos y el ritmo constante de la música los envolvían en una atmósfera de intimidad compartida, donde el tiempo parecía detenerse.
A medida que la canción llegaba a su final, James y Vanessa se encontraron tan cerca que podían sentir el calor del uno al otro. El mundo exterior desapareció por completo.
—James...
Sin embargo, antes de que la chica pudiera finalizar su oración, sintió como un liquido helado descendía por su vestido. Cuando elevó la vista para ver de qué se trataba, logro ver a Elaine.
—Lo siento. Hay mucha gente —habló con ironía. James notó enseguida que lo que había hecho fue intencional.
—Ya me había comenzado a dar calor de todas formas —Vanessa dijo de la misma manera.
—Vámonos de aquí —murmuró, dándole una mala mirada a la hermana de Alistair.
Vanessa tomó la mano de James mientras este se abría paso entre la multitud para así evitar perderse. Cuando llegaron a la zona exterior, el chico dijo:
—Buscare mi chaqueta.
—Esta bien.
De forma inmediata, la vista de la rubia se dirigió hacia la gran piscina que se encontraba en el medio del patio.
—¿Desde cuándo te vas de mis fiestas antes de las cuatro? —preguntó ofendido Cyril.
—¿Desde cuándo te importa? —James dijo, inexpresivamente.
—Vamos, Vanessa. No seas aguafiestas —el chico se quejó, acercándose a la aludida. Cuando estuvo frente a ella, la envolvió en un abrazo—. Todos somos amigos, ¿no?
La chica era incapaz de entender las palabras que salían de su boca. Toda su atención estaba puesta en la piscina, de la cual estaba cada vez más cerca.
—Cyril, te lo advierto... —amenazó con la respiración agitada, pero ya es tarde.
Cyril corrió en dirección hacia la piscina con Vanessa entre sus brazos, y cuando estuvo a una distancia prudente, la lanzo. La sensación de pánico la invadió mientras el agua fría la envolvía por completo.
De repente ya no se encontraba en casa de los Vega, sino en un mar agitado. Ya no tenía diecisiete años, sino siete.
No podía respirar.
Al ver que la chica no salía a la superficie, James, con una expresión de pánico en el rostro, no dudó ni un segundo y se lanzó al agua en busca de Vanessa. Los demás lo miraban con incredulidad.
Bajo la superficie, James buscaba frenéticamente a Vanessa, sintiendo el corazón latir con fuerza en su pecho. Cuando finalmente la vio, atrapada en un estado de confusión y miedo, nadó hacia ella con velocidad y la tomó en sus brazos.
Mientras tanto, Theodore había llegado a la escena. Al ver a Cyril riendo junto a la piscina con sus amigos, la ira se apoderó de él. Sin dudarlo, se abrió paso entre la multitud y avanzó hacia el con determinación. Sin pensarlo dos veces y con un puño cerrado, golpeó al joven anfitrión con fuerza, enviándolo al suelo con un golpe sordo. Los invitados se apartaron en shock mientras Theodore se mantenía firme, mirando a Cyril con una mezcla de enojo y desprecio.
—¿Qué mierda te sucede, Cyril? —el castaño espetó con molestia.
—¡Oh, vamos, no te pongas así! Fue solo una broma, ¿de acuerdo? —el contrario se limitó a responder.
Sin embargo, antes de que la discusión se volviera más violenta, James salió del agua con Vanessa entre sus brazos. De inmediato, toda la atención se dirigió hacia ellos, incluso había un par de persona grabando la situación.
—Detente —Lydia dijo, bajando el celular de la chica junto a ella.
Vanessa se aferró a James, sintiendo como su corazón latía con fuerza contra su pecho. A pesar del calor sofocante de la noche, una sensación de frío la invadió cuando recordó las veces anteriores que se había enfrentado al agua. Las imágenes del día en la playa, el sonido ensordecedor de las olas rompiendo y la sensación de ahogo cuando el agua la envolvía la atormentaban, como si estuvieran grabadas a fuego en su mente.
Aunque había pasado años desde ese día, el miedo seguía ahí, como una sombra oscura acechando en su subconsciente. Cada vez que se acercaba al agua, sentía cómo la ansiedad se apoderaba de ella, paralizándola y dejándola incapaz de moverse.
—Estas bien, tranquila. Estas a salvo —el rubio dijo al notar su estado.
Cyril hizo el intento de acercarse a la chica, pero basto una sola mirada de James para evitar que lo hiciera. Nunca lo había visto así de molesto.
—Quiero ir a casa. Por favor, llevame a casa —la rubia logró murmuró.
—Claro, Nessa —James no tardo en decir—. Te llevaré a casa.
JES'S NOTE !
cuando yo vi la escena de baile en la serie quede TIESA 🤌🏻 es probablemente una de mis tres escenas favoritas. además, cuando vi a damian (james) bailar quede más enamorada de él de lo que ya estaba, PORQUE BAILA HERMOSO, literalmente era esta 😍 mientras lo veía. es el único hombre que no me da el ick al bailar :)
de todas formas, aprecien los momentos felices que hay entre ambos, porque dentro de poco solamente habrán lágrimas 🥺
GRACIAS POR LEERME <3
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