four. power over me
OO4 | POWER OVER ME
La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación de un cálido resplandor matutino. Vanessa se despertó lentamente, sus pensamientos aún se encontraban nublados por los recuerdos de la noche anterior. Se giró y vio a Theodore durmiendo en un colchón improvisado en el suelo junto a su cama, donde se había quedado para asegurarse de que estuviera bien.
Con cuidado de no despertarlo, Vanessa se levantó y se dirigió al baño. Se lavó la cara, tratando de despejar la mente y el dolor emocional que aún sentía. Observó su reflejo en el espejo, tenía los ojos enrojecidos y un pequeño moreton adornaba la esquina de sus labios, por lo que se dedico a cubrirlo con maquillaje.
Después de colocarse su uniforme, volvió a la habitación y se arrodilló junto a su hermano, tocando suavemente su hombro para despertarlo.
—Theo, despierta. Tenemos que prepararnos.
Theodore se removió y abrió los ojos lentamente, parpadeando contra la luz del sol. Se incorporó con esfuerzo, su rostro mostrando signos de los golpes que había recibido la noche anterior.
—¿Qué hora es?
—Es temprano aún, pero no quiero que él nos vea así.
El chico asintió, entendiendo la necesidad de presentarse lo más normales posible ante su padre. Se levantó y se dirigió al baño para lavarse y cambiarse. Mientras tanto, Vanessa fue a la cocina a preparar algo de desayuno, queriendo que al menos una parte de su mañana fuera normal y reconfortante.
Unos minutos más tarde, Theodore se unió a ella en la cocina. Vanessa estaba preparando tostadas y café, tratando de mantener las manos ocupadas para evitar pensar demasiado en lo que había sucedido.
—¿Estás bien? —el menor preguntó, tomando asiento en la mesa.
—Sí, ya estoy acostumbrada —murmuró, dejando una taza de café frente a él. Theodore sonrió en agradecimiento—. Solo necesito mantenerme ocupada. ¿Y tú?
—He tenido mejores días, pero estaré bien.
Vanessa asintió, sirviendo las tostadas en un plato y llevándolas a la mesa. Se sentaron juntos, comiendo en silencio durante unos minutos, ambos sumidos en sus propios pensamientos.
—Hoy comienza nuestro castigo —la rubia dijo, rompiendo el silencio. Theodore la observó con una ceja alzada.
—Sabes muy bien que esto no es un castigo para ti. Desde que volvimos has querido ser parte del comité de la escuela.
—Supongo que eso es algo que tengo que agradecerle al director —dijo, dándole una mordida a su tostada—. Por cierto, ¿qué hay con Ruby Bell?
—Nada.
—Te vi mirarla mientras le gritaba a James. Tenías la boca tan abierta que estaba segura de que en algún momento se te iba a caer la baba —musito, haciendo que el calor subiera al rostro de Theodore—. Es una chica linda, pero tiene un gran carácter.
—Planeo hablarle hoy —confesó. Vanessa lo observó con diversión.
—Te va a patear el trasero.
—Estoy dispuesto a soportarlo.
La rubia negó, divertida. Cuando su hermano se fascinaba con una chica, no había forma de hacer que cambiara de opinión.
🍷🏛🥀
Al cabo de un par de horas, los hermanos Wagner ya se encontraban en Maxton Hall. Vanessa y Theodore habían comenzado a readaptarse al ritmo de la escuela.
Vanessa, vestida con su impecable uniforme, caminaba con determinación por los pasillos de la escuela. Había decidido dejar atrás las preocupaciones familiares al menos por unas horas y enfocarse en sus estudios y amigos. Theodore, por su parte, parecía menos abatido, su herida en el labio era apenas visible gracias a los cuidados de su hermana.
Ahora, los mellizos se encontraban caminando hacia el salón en donde se realizaba el comité. Una vez que llegaron al lugar, todas las miradas se posaron en ellos. Ruby Bell, la líder del comité, los observó con sorpresa. No esperaba verlos ahí.
—Lamentamos la tardanza —Vanessa murmuró.
—Han llegado justo a tiempo —Ruby negó, ofreciéndoles una sonrisa.
—¿De que hablaban? —Theodore preguntó mientras tomaba asiento.
—Sobre el tema para la gala.
Ruby observó a un chico de lentes de reojo, y este al notarlo se colocó de pie con rapidez. Vanessa nunca antes lo había visto, pero aparentaba ser un chico tierno.
—La última vez hablamos mucho sobre la elegancia y la sencillez. Pero el tema "Blanco y Negro" promete mucho más —el chico explicó con emoción—. Luz y sombra. Verdad y mentira. El bien y el mal.
Los mellizos Wagner compartieron una mirada al escuchar su idea. Al ser hijos de un diseñador de modas, no podían evitar imaginar lo monótono que seria todo.
—Anoche trabaje hasta las 3:00 AM y este es mi diseño para el poster.
Luego de decir aquello, el chico se corrió hacia un lado, dejando ver su trabajo. Era bueno, más no era magnifico.
—Vaya...
—Gracias por tu trabajo —Ruby musito. Por su tono de voz, Vanessa se pudo dar cuenta de que no estaba del todo convencida.
—¿En serio? —la voz de James sonó desde la entrada, haciendo que todas las miradas se dirigieran a él —. ¿El tema de la gala será "Blanco y Negro"?
—¿Tienes algún problema, Beaufort? —Lin espetó.
—Es tu funeral, no el mío —el rubio respondió, encaminándose hasta una silla que se encontraba al lado de Vanessa—. Pensé que querías que Lexington escribiera tu carta de recomendación.
—Si llegas tarde, al menos mantén la boca cerrada —Ruby dijo con desdén.
—Lexington quiere que me comprometa con tu trabajo. Los desnudistas debieron entusiasmarlo —bromeó.
—No necesitamos prostitutas —el chico de lentes lo interrumpio.
—Sin embargo, aún se habla de eso —Vanessa agregó, siendo apoyada rápidamente por su hermano.
—¿Alguien más tiene alguna opinión sobre el poster? —Ruby preguntó. Como respuesta obtuvo un silencio rotundo.
—Sugiero una fiesta victoriana. Para ello sería perfecto el Weston Hall. Podríamos conseguir cubiertos y vajillas de la época, cuencos para el ponche, servilletas con puntillas, y demás. Negras en el mejor de los casos —James habló, detallando su idea—. Las fuentes de luz elementales serían, como entonces, velas: eso crearía una atmósfera espectral. Naturalmente, deberíamos tener cuidado de no quemar la escuela, pero podríamos lograrlo con los requisitos apropiados para evitar incendios. El código de indumentaria sería el correspondiente a esa época, decadente y refinado. Y los victorianos jugaban a un montón de juegos en Halloween. Podríamos incluirlos durante el transcurso de la fiesta.
Después de que James haya terminado, siguen unos minutos de silencio.
—No discutimos temas. Ya lo tenemos —musito Ruby.
—¿Qué? ¿Ese? —dijo con incredulidad.
—Imaginen vestidos victorianos, trajes —dijo una de las chicas del fondo—. Luz de velas.
—No podemos cambiar todo —la morena negó, haciéndola rodar los ojos—. Ya pedimos la decoración, tenemos el menú. Se imprimirá en tres días.
—Perdón. Pensé que el objetivo era planear la mejor fiesta posible —James habló con sarcasmo.
—Aunque odie decirlo, James tiene razón —Vanessa murmuró, llevándose un par de miradas—. Si queremos que esta gala sea un éxito, deberíamos elegir la idea de una fiesta victoriana.
—¿Trajiste el diseño del poster? —preguntó Lin.
A forma de respuesta, el rubio se colocó de pie, para luego dirigirse al lienzo, sacar el poster de Kieran y comenzar a dibujar.
Mientras todo esto sucedía, Vanessa se encontró a si misma sonriendo al verlo. Siempre había sido fan de su arte, sin embargo, llevaba demasiado tiempo sin verlo. Por otro lado, esta acción no pasó desapercibida por Theodore. Nunca entendió del todo porque se distanciaron de un día para otro, pero si estaba seguro de que ambos llegaron a sentir algo más que una amistad hace un par de años.
A los pocos minutos, James finalizó su dibujo. Cuando se dio la vuelta para que los demás pudieron apreciarlo, todos quedaron sorprendidos.
—¿Qué se supone que es? —Ruby preguntó, fingiendo desinterés.
—Un vestido victoriano. Será el código de vestimenta. Podemos hacer un collage alrededor, para que no sea tan "Hitchcock" —explicó vagamente—. Tu silencio es sospechoso, Ruby Bell.
Al ver como el lugar se quedaba en completo silencio, Vanessa se colocó de pie, caminando hacia el centro de la habitación.
—Bien. ¿Quién vota por la idea victoriana?
A penas esas palabras salieron de los labios de la rubia, todos los presentes elevaron su mano, incluyendo a Lin.
—¿Quieres contar los votos en contra?
🍷🏛🥀
Cuando las clases terminaron, Vanessa se apresuró en guardar sus cosas para irse lo más rápido posible de la escuela.
—Disculpa, ¿tienes un minuto? —una voz sonó a su espalda, haciendo que se diera la vuelta. Cuando lo hizo, logró ver a Ruby Bell sosteniendo sus libros con fuerza contra su pecho.
—Claro. ¿Qué sucede?
—Como ya sabrás, el tema de la gala es el estilo victoriano —explicó tímidamente—. Y como líder del comité estoy encargada de crear el poster.
Vanessa hizo una mueca al escucharla. Sabía que le iba a pedir ayuda en algo, pero aun no podía descifrar en que.
—Y como imaginaras, yo no poseo de ningún vestido victoriano... Entonces, me preguntaba si tu familia tenía algo de ese estilo en su colección.
—Mi familia no es una opción, Ruby —la rubia negó—. Pero podría hablar con James. Su familia tiene muchas cosas valiosas.
—¿De verdad harías eso? —preguntó. Para Vanessa fue imposible no sonreír al escuchar la ilusión en su voz.
— Claro. Al igual que tú, quiero que la gala salga perfecta.
—Muchas gracias, Vanessa —Ruby se apresuró a exclamar—. De verdad lo agradecería.
—No es nada —le resto importancia—. Ahora me tengo que ir, pero en cuanto hable con él te lo haré saber.
—Esta bien. Hasta luego.
A forma de despedida, Vanessa le sonrió en grande, para luego comenzar a caminar lejos del lugar.
Al contrario de lo que ella pensó, no le tomó mucho tiempo encontrar a James, ya que en cuanto salió del salón logró ver su distintiva cabella rubia caminando por los pasillos de Maxton Hall. Sin perder el tiempo, se encaminó hacia él con rapidez.
—¡Beaufort! —exclamó, haciendo que el aludido se detuviera abruptamente.
—Genial. Ahora tu eres la que me busca —dijo con burla, haciendo que la rubia rodara los ojos con diversión.
—No te hagas ilusiones, rubio —murmuró —. De hecho, quería pedirte un favor.
—Soy todo oídos.
—¿De casualidad tu familia no tendrá algo victoriano en su colección?
—Creo que sí. Muchas cosas hermosas. Muy valiosas —respondió vagamente.
—El comité quiere sacar un par de fotos.
—Me parece una buena idea —James habló con una sonrisa. Vanessa bufo con frustración al saber a dónde se dirigía la conversación.
—¿De verdad me vas a hacer decirlo? —se quejó. El chico frente a ella asintió con inocencia—. Bien... ¿Crees que podrías pedirles a tus padres que me dejen dar un vistazo?
—Gracias a los problemas que hubo entre tu padre y el mío, dudo que eso sea posible —el rubio murmuró. Sin embargo, al notar la expresión en el rostro de la chica, soltó un suspiro de cansancio—. Pero haré el intento.
Al escucharlo, Vanessa sonrió en grande.
—Gracias, Beaufort.
—No es nada, Wagner.
James dio un par de pasos más para así poder quedar frente a frente con la rubia.
—Te ves bien hoy —confesó. Vanessa sintió como el calor subía a sus mejillas, pero se obligó a si misma a actuar con normalidad.
—¿Solo hoy?
—¿De verdad me vas a hacer decirlo? —cuestionó. La chica elevó sus hombros con inocencia, tal y como había hecho el hace un par de minutos.
—Tal vez.
—Bien, si tanto deseas escucharlo... Todos los días te ves bien, Nessa.
Satisfecha con su respuesta, Vanessa se dio la vuelta, haciendo que James frunciera el ceño con confusión.
—Ya lo sabía, pero gracias por tu honestidad —bromeó.
Aquel comentario hizo que el rubio sonriera con diversión mientras la veía irse. No sabía en qué momento habían dejado de discutir por absolutamente todo, pero le agradaba. Ahora, lentamente, todo volvía a ser como antes.
🍷🏛🥀
La noche anterior había sido bastante tranquila en casa de los Wagner, y esto se debía principalmente a que Thomas no había llegado a casa por estar atendiendo unos asuntos en su empresa.
Ahora, Vanessa se encontraba caminando hacia su segunda clase del día. Cuando llego ahí, se dio cuenta de que todos los lugares estaban ocupados, a excepción del asiento junto a James. Al principio lo dudo, pero al cabo de unos segundos comenzó a caminar hacia él.
Sin embargo, ninguno pudo decir ninguna palabra al respecto, ya que el sonido de unos tacones chocando contra el suelo hizo eco por todo el lugar. Cuando los alumnos se dieron vuelta para saber de qué se trataba, lograron ver a una mujer de tez morena caminando hacia ellos.
—Hola a todos. Mi nombre es Philippa Winfield —la desconocida se presentó—. Pero pueden llamarme Pippa.
—Te llamaré como quieras —Cyril murmuró, haciendo que Vanessa rodara los ojos con desagrado.
—Cuando me prepare para ingresar a Oxford, me resultó útil discutir preguntas con los demás. Y eso es lo que haremos en este curso —la profesora Winfield explicó brevemente, mientras dejaba un par de hojas en el asiento de Ruby—. ¿Puedes pasar estas hojas hacia atrás? Gracias.
La morena sonrió, para luego darse la vuelta y entregarles el material a sus demás compañeros.
Cyril comenzó a reírse de algo con su compañero de asiento, y esto no pasó desapercibido por la profesora, ya que dijo:
—¿Podrías leernos la primera pregunta en voz alta?
—"Si explicas las razones de tus acciones, ¿significa que tus acciones son racionales?"
—Los sentimientos también motivan —Lin habló, desviando la atención hacia ella—. ¿Cuántas decisiones emocionales tomamos todos los días?
—Es raro hacer una distinción estricta entre emociones y razones —Alistair continuó—. Como si la cabeza y el corazón fuesen exclueyntes.
—Si actuó según principios que creo que son racionales, pero sufro por ello, ¿mis acciones son racionales? —Lydia murmuró.
—Aquí podemos ver lo distintos que son los principios de las personas —Ruby contradijo su respuesta—. Nunca consideraría racional una acción que me hace sufrir a mi o a otros.
—Hay principios de aplicación universal. Se llaman axiomas —la voz de James hizo eco en el lugar—. Si te ofrecen dos empleos, en uno pagan más, pero serias más feliz en el otro. Lo racional seria aceptar el empleo mejor pagado.
—Eso si te motiva el dinero, no me sorprende viniendo de ti.
—Primero, no me conoces —el rubio se defendió. La profesora entreabrió los labios, queriendo decir algo, sin embargo fue interrumpida—. Segundo, nadie se interesará en ti si no tienes dinero.
—Si te dijeron eso desde que naciste, por supuesto que dirás que no importa nada más. Es bastante patético —Ruby lo atacó.
—La discusión es buena, pero por favor, sin ataques personales —la mujer pidió.
—Bájate de tu torre de superioridad moral.
—Yo no soy quien va por la vida pensando que es superior y tratando a los demás como basura.
—Tratas de controlar a los pobres. ¿Cómo te va con eso? —James se defendió.
Vanessa dejó salir un suspiro cansado al oírlos discutir. Ruby no parecía sr una chica a la que le gustase el conflicto, pero por alguna razón, el chico Beaufort lograba sacar la peor parte de ella. Y para ser honestos, no la culpaba.
—Siento pena por ti —la morena murmuró, mirándolo con desagrado.
—Chicos... —la profesora habló.
—¿Quieres pasar toda tu vida representando una fortuna a la que no contribuiste con nada? Con tanto dinero, no necesitas ideas propias. Tu herencia, tus bromitas. Solo muestran lo vacío que estas —Ruby espetó. Vanessa intento intervenir, sin embargo la chica no se detuvo—. Y por eso nadie, incluyendo a Vanessa, se interesará en ti, sino en tu dinero.
James se estremece como si le hubieran abofeteado. En la sala reina un silencio sepulcral. Lo único que se oía era la pesada respiración del chico Beaufort.
Al poco tiempo después, James se levanta tan bruscamente que empuja la silla y ésta cae al suelo con fuerza.
—Eres una imbécil, Ruby Bell —Vanessa dijo con desdén, para luego tomar sus cosas y seguir los pasos de James.
Le llevo tiempo alcanzarlo, ya que el chico caminaba demasiado rápido, sin embargo, cuando estuvo a una distancia prudente de él, exclamo:
—¡Espera!
Al escuchar su voz, James se detuvo, pero no se dio la vuelta. Vanessa pudo ver la tensión en sus hombros y la manera en que respiraba profundamente, tratando de calmarse.
—¿Qué quieres, Vanessa? —preguntó. La aludida sintió como un escalofrió le recorría la espalda al notar que no la había llamado por su apodo. Eso solo podía significar que estaba realmente molesto.
—Solo quiero asegurarme de que estás bien —murmuró, sintiéndose repentinamente nerviosa—. Lo que Ruby dijo fue cruel e innecesario. No sabe de lo que habla.
James dejó escapar una risa amarga.
—¿Y por qué te importa? No somos exactamente amigos.
—No tenemos que ser amigos para que me importe.
James finalmente se giró para poder observarla, sus ojos oscuros llenos de una mezcla de furia y dolor.
—¿Por qué de repente te importa tanto, Vanessa? —atacó—. Si recuerdo bien, tú fuiste la que se alejó de mí.
La rubia se quedó en silencio, no sabiendo que responder. No estaba preparada para una confrontación.
De todas formas, no podía decirle que se alejó de el por temor a lo que su padre podía hacer. Sumándole que su forma de ver a James había cambiado, ya no lo veía solo como solo un amigo. El hecho de saber que nunca podrían ser nada y que era imposible que el chico Beaufort se fijara en ella solo hizo que todo empeorara. Después de todo, James era un mujeriego y ella solo era su mejor amiga.
—Ahora estoy aquí, ¿no es así? —se limitó a responder.
Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de James, aliviando un poco la tensión.
—¿Quieres ir a una fiesta? —cuestionó después de unos segundos de estar en silencio, acortando la distancia entre ellos—. Necesito distraerme.
—Y el alcohol es tu mejor remedio.
—Me conoces demasiado bien —James ironizó, rodeando los hombros de la chica con su brazo, para luego comenzar a caminar.
A pesar de que ninguno nunca lo iba a admitir en voz alta, aquella acción hizo que sus corazones pegaran un salto.
Ambos eran la debilidad del otro. Y eso era algo que nadie podía negar.
🍷🏛🥀
—¿Cómo me describirían en tres palabras? —Alistair preguntó por encima de la música de la fiesta. El chico estaba sentado en el sofá, inclinado sobre su móvil.
James acaba de preparar tres gin-tonics y vuelve con los vasos al sofá. Sin levantar la vista, Alistair y Vanessa extienden el brazo y cogen uno de ellos.
—¿Qué tal un «cachondo de armas tomar»? —el rubio cuestionó, haciendo que sus amigos rieran.
—Sería lo correcto. Pero con modestia es probable que llegue más lejos —el de rulos respondió, mientras que James tomaba asiento a su lado.
—¿Tienen que ser exactamente tres palabras? —Vanessa preguntó. Niega con la cabeza—. Entonces... «chico agradable, lacrosse, deportista y en busca de contactos excitantes, blablablá».
—Lo de blablablá está claro.
La rubia se acercó ligeramente a él y cuando vio su perfil soltó una carcajada. James confundido, imito su acción, aunque a los pocos segundos también se encontraba riendo.
—¿Qué? —Alistair preguntó con confusión.
—Tú no mides metro ochenta y cinco, mentiroso.
—Sí.
—Yo mido metro ochenta y cuatro, y tú eres media cabeza más bajo que yo —James se burló—. Quita diez centímetros y entonces puede que estés en la medida justa.
—Dejen de ser tan aguafiestas —se quejó, dándole un codazo a ambos.
—Vale, vale.
Vanessa tomó un gran sorbo de su vaso y lo dejó sobre la mesa. Luego cogió el portátil de la mesilla baja, lo abrió y comenzó a buscar perfiles que parecieran más o menos razonables.
—Dios... —la chica murmuró.
Sus amigos la observaron con confusión, para luego inclinarse sobre ella y poder ver la pantalla del portátil.
—Buscaba inspiración para escribir tu perfil, pero ahora desearía no haber hecho clic en este enlace —Vanessa dijo con lentitud. Una mueca de desagrado se había apoderado de su rostro—. ¿A quién se le ocurre escribir en su descripción «lo ideal para mí sería montármelo con mi hermano gemelo, pero como soy hijo único tendré que contentarme contigo»?
Los chicos compartieron una mirada, para luego echarse a reír. El alcohol ya había hecho su trabajo.
—Ya estoy cansado. Sólo voy a escribir: «18, lacrosse, abierto a todo».
—No, hombre, no —James dijo moviendo la cabeza negativamente—. Al poner «abierto a todo» estas permitiendo que te pidan cosas raras.
—Por cierto, Elaine me ha preguntado por ti —Alistair habló, cambiando repentinamente de tema. El rubio lo observó con una ceja alzada, mientras que involuntariamente, Vanessa colocaba toda su atención en la conversación—. Está preocupada por tu joven y frágil corazón, y quería saber si todavía piensas a menudo en ella.
—Preocupadísima —James respondió con ironía.
—Sigo sin poder creer que te acostaras con mi hermana —el de rulos dejo salir un suspiro asqueado.
Vanessa tuvo que obligarse a sí misma a no ahogarse con el gin-tonic al escucharlo. Siempre supo del pequeño enamoramiento que Elaine tenía con James, pero jamás pensó que fuera reciproco.
—Iré a buscar otra bebida —la rubia informó, colocándose rápidamente de pie.
—Pero tu vaso aún está lleno —Alistair dijo con confusión.
—No soy una fanática del gin-tonic —se limitó a responder.
James intentó decir algo, aunque ya era demasiado tarde, porque Vanessa había desaparecido de su campo de visión.
La rubia se dirigió directamente al baño, buscando estar sola por unos momentos. La noticia sobre James y Elaine la había golpeado como un tarro de agua fría, dejándola sumida en una confusión abrumadora.
¿Por qué le dolía tanto esta revelación? ¿Por qué sentía esa punzada de celos y traición? Sabía que no tenía derecho a sentirse así. Después de todo, James no era su novio, ni siquiera sabía si eran amigos.
Tras un período de intenso debate interno, Vanessa llegó a la conclusión de que, a pesar de sus esfuerzos por reprimirlo, antiguos sentimientos habían resurgido.
Y no sabía cómo sentirse al respecto.
JES'S NOTE !
vanessa ya admitió que sus sentimientos por james habían vuelto, ahora solo queda que james también lo haga 🤫 (tengan paciencia porque los dos son unos orgullosos)
DE A POCO MIS NIÑOS ESTAN VOLVIENDO A SER AMIGOS 🙏🏼 oficialmente ya pasaron la etapa del friends to enemies
por cierto, el siguiente capítulo va a profundizar más en la vida de los Wagner, para que así ustedes puedan conocer un poco más sobre el pasado de Vanessa y porque su forma de reaccionar a ciertas cosas
GRACIAS POR LEERME <3 luv u
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